2. Víbora
~Constelación Hydra~
"Las estrellas son las cicatrices del universo"-Ricky Maye
(++)
Por fin había encontrado un autobús que se dirigiera a la central en el pueblo. Casi parecido a un mall. Se asemejaba un poco, pero en lugar de tener tiendas Gucci, Prada, y todas en las que tienes que empeñar un ojo de la cara para pagar, este tan solo contaba con tiendas de segunda mano.
Mi favorita era Coldown. Principalmente vendían costuras hechas a mano. Alguno que otro jean, y pantalones cortos acompañados de camisetas sin mangas. Todo en conjunto.
Las vecinas Scott, siempre estaban en ese lugar tratando de gastar las sobras del dinero que le dejaba su padre a la víbora de su madre. Casi parecida al mito de Hydra, ella tan solo contaba con una neurona y siete cabezas, con las que se encargaba de atormentar la vida de todos los inquilinos del barrio.
Todas las mañanas regaba un polvo en el jardín, que olía demasiado atroz, era casi como las drogas, o peor. Solo lo hacia para que los vecinos llamaran a la policía, a causa de la toxicidad que el polvo traía consigo, y así que el oficial Palmer la visitara. Estaba enamorada de él desde hace mas de dos años, y la única persona que no se daba por enterada era su propio esposo.
Siempre tan partidaria de la infidelidad. Un tanto retorcida.
Al entrar a la tienda, lo primero que veo son los zapatos de mis sueños. Me conformo con poco, y esas botas negras con ataches serian mías.
¿Cuántas veces he dicho lo asqueroso que es este pueblo?, pues lo repito. Justo en medio me encuentro con Jane Collway. Una perra completa.
Lo peor de este barrio es que todo era tan pequeño, que te enterabas de todo. Los chismes rondaban por allí y por allá. Y claramente también necesitaban escuchar los desamores de la gente.
Jane había sido una total desconsiderada conmigo.
Cuando empezamos el instituto, éramos grandes amigas. Fue un latazo a primer encuentro. Al enterarnos de que estaríamos en el mismo salón nos emocionamos mucho. Justo dos días después llegó un chico nuevo. Le había tomado la pinta desde el primer instante. Alto, ojos verdes, castaño. Estereotipo perfecto.
La muy indiscreta se encargaba de hacerse mi mejor amiga. Yo tan inexperta en el amor y necesitada de consejos, no pude recurrir a mayor persona, sino a ella. Me dijo que me ayudaría y le creí. Todo lo que me explicaba era lo contrario a lo que debía hacer para conquistar a un chico. Hasta ahí llegué con ella. Nos separamos y nunca mas volvimos a hablar, hasta dos meses después donde, milagrosamente se había convertido en la novia del chico que me gustaba. Yo tan solo me paré justo en frente de ella para decirle lo zorra que estaba siendo, pero tan solo me humilló, y puso al chico en mi contra.
Esa era la razón por la que era una chorrada encontrarla. ¿Por qué tenia que cruzarse en mi camino? La aborrecía por eso. Tanto por lo que hizo, como por lo falsa que era. Llevaba plasticidad por todo lo que se llamaba cuerpo. Deformado y con Botox por todos lados. Para ella era hermosa. Supongo que tener autoestima estaba bien. Pero si tu novio te deja por parecerte a una barbie plástica, no estarás muy hermosa que digamos. Aunque ¿Quién era yo para juzgarla?
—Mira nada mas a quien tenemos aquí...pero si has engordado, cariño—Me dice la muy desquiciada. Es todo un dolor de cabeza escuchar sus idioteces. Con lo que se equivoca al tratar de bajar mi autoestima. Pobre, tendría que darse cuenta de que conmigo se necesita una táctica diferente a la usual.
—Pero si es la plástica. ¿Cómo lo sé?, bueno en realidad porque tienes dos tallas más hasta en lo que no se ve—Mi juego si funcionaria. De eso estaba segura. Es algo común aquí. Todas se preocupan por su aspecto físico. Y si quieres que te maten tan solo diles lo gordas que están.
—Chiquita, te morirías por tener mi cuerpo—Era mi venganza. Quería darle justo en el punto para que se destruyera, por perra.
—Créeme que no le deseo tu cuerpo ni al peor de mis enemigos. No creo debido tenerlo si todos se asustan y hasta tu novio te cambia por la vecina gorda de al lado, que en realidad es natural, y resalta mejores vibras—¡Ups!, al parecer no le gustó mi comentario, porque salió hecha una furia y consigo se llevó su trasero deformado.
No me molestaban las personas que tenían un montón de cirugías. Tan solo me molestaba ella.
Después de tan ensordecedor encuentro decido llevar las botas que me han encantado, uno que otro par de jeans, y una camiseta blanca con una frase mamona.
"Se te sale lo perra de vez en cuando. Arrasa con todo que tú puedes"
Al pagar todo, decido salir y comprarme un donut, es mi debilidad, y mi tentación en todo momento.
Pague 1 lleve 2. La mejor frase que puedes encontrar en cualquier lugar.
Mas donas para mí. ¡yei!
Una bomba saber que tendré mucho dulce en mis venas. Tal vez me de diabetes, pero me da lo mismo.
(++)
Al regresar a casa, encuentro una abuela tendida en el sofá, durmiendo como una morsa. Y como es de esperarse mi padre no está en casa
Faltan unas horas para tomar el avión hacia California, y cada vez estoy mas ansiosa por saber que me espera.
Al subir a mi habitación, decido que es hora de escribir un poco.
Me gusta plasmar mis ideas retorcidas en el papel, así siento que recordaré lo que pasaba por mi mente en cada momento de mi vida.
9/11/2020
No había mas que decir, que no fuese la presión que sentía cada vez que ella aparecía. Mis recuerdos más oscuros tenían mayor sentido, y mi tristeza cada vez se argumentaba más.
Todos somos facetas débiles de nuestro pasado. Mis pensamientos son juzgados por mi memoria, y cada entraña por donde pasa esa sangre que me mantiene en pie, se desmorona cada vez que recuerdo lo que has hecho.
Te has largado y estoy enojada con la vida. No puedes culparme. No eres mas que una usurpadora que tan solo piensa en si misma.
Los días en este vecindario cada vez se volvían más indeseados. Esa falsedad con la que caminaban las vecinas, que se creían alguna modelo de esas marcas reconocidas a nivel internacional. Ellas no eran mas que mujeres vestidas con trapos usados por alguna riquilla de manhattan.
Mi padre tan ensimismado en su memoria, que algunas veces sentía que no recordaba que yo era su hija.
Ese sentimiento desgarrador que no provocaba sino mayor remordimiento.
Nunca terminaría de revelar mi pasado. Nadie lo sabe completo, y hay cosas que jamás saldrán de mis labios. Y eso es tu culpa madre. Tú eres mi mayor desgracia, y siempre lo serás.
Se sentía genial desahogarse con una hoja que no sabe lo que sientes.
Ya mi padre había llegado y era hora de partir a una ciudad donde nada será igual, y donde todo se complicará, de eso estoy segura.
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