|| CAPÍTULO DIECISIETE ||
CAPÍTULO DIECISIETE
APOLO
En el apartamento, Rain limpia mis nudillos en el sofá mientras Gregory se destapa una cerveza y se toma un trago largo antes de exhalar con alivio.
—Uf, necesitaba eso. —Greg se sienta en el sillón a un lado—. ¿Quieren una?
Rain sacude la cabeza y yo ni respondo, no sé que decir, mi cuerpo aún se recupera del golpe de ira y adrenalina que tuve. Mi mente está entumecida y nublada porque me desconozco por completo. Es como si la persona que se destruyó los nudillos atacando a otro ser humano no hubiera sido yo. Toda mi vida he sido un defensor de la paz, de que la violencia nunca resuelve nada, ni siquiera había tenido ni una discusión acalorada. Y hoy he ido en contra de todo lo que he creído y lo que he sido. Aún recuerdo los regaños que le metía a mis hermanos cuando querían resolver cosas con los puños. Siempre me creí más maduro, incluso mejor por no recurrir a eso como ellos y ahora mírame aquí con los nudillos ensangrentados.
Ah, si el abuelo se entera...
Lo menos que quiero es decepcionar a las personas que me importan. Rain termina y suelta mis manos para ponerse de pie.
—Deberías usar una bolsa de hielo, ayudará con la inflamación —recomienda, y va al lavaplatos para limpiarse las manos. La pesadez de todo lo que pasó con Vance aún danza en el aire.
—Bueno, hace falta un poco de chisme para mejorar este ambiente decadente. —Empieza Greg y estira en el sofá—. Hoy hablé con Érica.
Rain estira la cara en sorpresa, secándose las manos.
—¿De verdad? Ese sí que es un milagro.
Arrugo las cejas.
—¿Tú sabías? —Miro a Rain, esperando una respuesta.
—Claro que sí, eran una pareja súper conocida en la universidad —comenta Rain, y se apoya a un lado de la isla de la cocina—. Ya sabes, a Gregory lo conoce todo el mundo, y él la presumía por todos lados.
Eso me extraña porque él nunca ha hecho eso con Kelly. Gregory hace una mueca.
—Aunque yo estaba lleno de emoción, ella aún me odia con pasión y mucha razón. —Su rostro se ilumina—. Oh, eso rimó, ¿no? Soy todo un poeta.
Rain bufa y yo sacudo la cabeza.
—Además, —me cuenta Rain—. Ellos eran muy couple goals, todo el mundo amaba la pareja, algo así como rey y reina del baile de secundaria.
—Quisiera decir que mi querida lluvia está exagerando —Gregory sonríe—, pero no. Sí, éramos todo un boom. ¿Qué puedo decir? Cuando tanta belleza se junta, es inevitable.
—Y ni eso evitó que fueras un idiota, ¿no? —Sueno más cruel de lo que quiero, sin embargo, Greg entrecierra los ojos, juguetón.
—No tienes que recordarme mi tragedia, bien, hablemos de otra persona. —Greg señala a Rain—. A ver, llovizna, ¿le has contado a Apolo de todos los intensos que te persiguen?
Rain voltea los ojos.
—Estoy segura de que Xan ya lo ha actualizado porque siempre se está quejando de que le invaden el café, buscando verme.
—Una chica popular, ¿no? —La molesto—. Es un privilegio que estés aquí con nosotros esta noche.
—Donde la ves toda angelical, es peligrosa. No dejes que esos ojos cálidos y sonrisa brillante te engañen —agrega Greg.
—Tranquilo, su popularidad explica muchas cosas. ¿Por eso no me respondes los mensajes, Rain? ¿No te da tiempo?
Y así el humor se va a la mierda.
Un silencio incómodo lo invade todo. Rain no sabe que decir y yo ni sé para que abrí la boca. Al parecer, aún estoy molesto. Greg y yo compartimos una mirada y él parece entenderlo todo.
—Iré... —Él se bebe lo que le queda de cerveza, se levanta y deja la botella en la mesita al lado del sillón—. Iré al baño.
Mi amigo nos deja solos y Rain sigue apoyada de lado contra la isla de la cocina, sus brazos cruzados sobre su pecho, de nuevo sin mirarme. Y recuerdo el beso, y todo lo que pasó en el pasillo, no es el mejor momento, pero han pasado días sin que ella me responda los mensajes. Necesito saber que piensa, si he hecho algo mal.
—Rain.
—¿Apolo? —Me sonríe.
—Lamento todo esto, no suelo... ser así.
—¿Impulsivo? ¿Violento?
Me avergüenza escuchar esos adjetivos porque sé que describen mi comportamiento esta noche.
—Supongo.
Rain suspira, camina y se sienta en el sofá al otro lado donde antes estaba Gregory. Luce cómoda, el color rojo de su suéter le sienta bien. Ella se pone el cabello detrás de las orejas con los dedos, en un movimiento delicado, pero calculado como si estuviera agarrando fuerzas para decir algo.
—Apolo, lo que pasó la otra noche—
—¿Fue un error? —Termino por ella, porque mi lado pesimista emerge, nunca he tenido buena suerte con las personas que me gustan. Ella se queda callada y eso lo dice todo porque no ha sido un 'no, no fue un error'. La veo apretar los labios y entrelazar los dedos sobre su regazo.
—Rain, hoy no quiero hablar —digo mirándola a los ojos.
He tenido suficiente esta noche, no quiero hablar ni escuchar un rechazo en caso de que eso sea lo que planea decirme y por su silencio hace unos segundos, es lo más probable.
—¿Quieres que me vaya? —su tono decae. Ella se pone de pie y no sé porque hago lo mismo y me acerco hasta estar a unos centímetros de distancia.
Nuestras miradas se encuentran y acaricio su mejilla con gentileza. Quiero decir algo, pero sé que en el momento en el que abra la boca y tengamos una conversación, la magia se puede romper y se irá. Así que me arriesgo y me inclino, mis labios rozan los suyos y pauso, esperando su respuesta. Ella se agarra de mi cuello y me besa, con suavidad y pasión, justo como el otro día. Cuando se separa, su respiración se ha acelerado un poco.
—Apolo, yo—
—Shhh. —La beso de nuevo porque, aunque esta noche ha sido un desastre, esto se siente bien, y despeja todas las cosas que invaden mi cabeza desde la pelea.
Nos besamos hasta que nuestros labios palpitan y somos un desastre de respiraciones aceleradas y calidez. Me separo por aire y ella me agarra la cara, mirándome a los ojos con una intensidad abrumadora.
—Solo una noche.
—¿Qué?
—¿Vamos a tu habitación?
Eso me toma por sorpresa, pero asiento y le cojo la mano para guiarla. Al pasar el pasillo, un poco de lucidez llega a mi cerebro intoxicado por esos besos, y comienzo a pensarlo todo. Dentro de la habitación, Rain vuelve a besarme y sus manos se deslizan dentro de mi camisa. Y me odio por ser tan intenso, porque mi mente se ha quedado pegada en esas tres palabras: solo una noche.
¿Qué quiere decir? ¿Qué eso es todo lo que ella quiere? ¿Una follada de una noche?
Caminamos a la cama y cuando caemos, aterrizo encima de ella, quien se ríe un poco quedando debajo de mí. Todo su rostro se estira en alegría mientras me sostengo con ambas manos a los lados de su cara para no aplastarla por completo. Me le quedo viendo, hipnotizado.
—Rain.
—¿Sí? —Ella acaricia el mechón de cabello que me roza la frente.
—¿Solo una noche?
Su sonrisa desvanece.
—Sí.
—¿Sí qué?
—Esto... tú y yo... puede ser algo de una sola noche.
—¿Crees que eso es lo que quiero?
—No, supuse que... ya sabes, estarías de acuerdo, nada de complicaciones.
Me quito de encima y me siento en la cama, mi vista fija en la pared. Rain aparece a mi lado, pero no dice nada.
—Yo no follo por follar, Rain, puedo juguetear, tocar o que sé yo, pero tener sexo con alguien es especial para mí. Y tú me gustas mucho, y me muero por hacerlo contigo, pero... no quiero nada de una noche. Soy el tipo de persona que lo da todo y lo quiere todo.
Rain aparta la mirada.
—Lo sé.
—Entonces, ¿por qué...? —pregunto lo que he querido saber desde hace días. —¿Por qué no respondes mis mensajes? ¿por qué me has evitado? ¿Es por qué quieres algo sin complicaciones?
Rain abre la boca y aparta la mirada por unos segundos. Así que hablo de nuevo:
—Rain, puedes ser honesta. No me voy a romper porque seas clara con lo que quieres.
Miento, porque ella me gusta, mucho, así que quizás me rompa un poco si dice que no quiere nada conmigo, pero eso no quiere decir que me he ilusionado tanto que no puedo ver las señales claras: algo está mal. Compartimos un momento muy íntimo la otra noche, lleno de química y deseo. Lo menos que esperaba después de eso, era que me evitara abiertamente.
—Ese es el problema, Apolo. —Arrugo mis cejas—. No... he sido honesta contigo. No quería continuar viéndote y que esto... entre nosotros avanzara sin decirte la verdad.
Algo está muy mal. Lo tensa que está, como ha unido sus manos en su regazo y muerde su labio ansiosamente de vez en cuando me indica que lo que sea que vaya a decir, va a doler y no me va a gustar en lo absoluto. Así que tomo una respiración profunda y la escucho.
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Nota de la autora: ¡Bienvenidos a sábados de A través de la lluvia! Ya sé que esté capítulo está corto, pero el que viene es bien INTENSO y no quería cortar por la mitad ni agregar más y dejarlos guindando. Quiero que se lo lean completo el próximo sábado.
¿Cómo vamos con Apolito?
Aquí vamos con los memes :D
Muakatela,
Ariana G.
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