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|| CAPÍTULO CINCO ||

RAIN ADAMS

Hice lo que tenía que hacer. Punto.

—Rain.

No puedo huir para siempre.

—Rain.

Nunca he sido cobarde.

—¡Rain!

El golpe contra la mesa me hace dar un brinco y volver a la realidad. Mi madre está al pie de la mesa, su cabello castaño recogido en un moño desordenado y me observa con las cejas levantadas. La luz del atardecer se refleja en la ventana detrás de ella y por un momento casi vuelvo a distraerme.

—¿Lo has leído?

Bajo la mirada al manuscrito frente a mí titulado 'Ardo por ti' y hago una mueca. Una cosa es leer literatura erótica, y otra es leerla cuando es escrita por tu madre. Me ha pasado lo de siempre. No he podido leer nada sin imaginármela como la protagonista, así que intenté con todas las ganas imaginarme que era un libro que había comprado por ahí para poder avanzar.

—Leí la mitad.

—Y, ¿qué te parece?

Su rostro muestra la expectativa y a pesar de mis conflictos al leerlo, si es bastante bueno.

—Me gustó, aunque alargaría un poco más la tensión sexual entre los protagonistas. —Mamá toma notas—. No sé, quizás unos dos o tres capítulos más antes de que tengan sexo.

Mamá asiente, ella y yo siempre hemos sido abiertas a discusiones sobre sexo. Al principio, fue incómodo, pero ya después nos acostumbramos. Además, mi querida madre Cassey Adams ha construido una carrera en la literatura erótica desde hace más de diez años, es muy talentosa y sus libros se han vendido como pan caliente, empezó auto publicando hasta que una editorial pequeña le echó el ojo y le dio todo su apoyo. Tiene más de 30 libros publicados y creo que de ahí nace la razón de porque es tan mente abierta al tema, una dura del erotismo no se va a cortar con sus hijos a la hora de hablar de sexo. Mamá me da la razón.

—Tenía esa sensación, ¿algo más?

—Esa parte de la trama donde llega la ex y es una perra, ¿no te parece un poco trillado?

—¿Tú crees?

—Cien por ciento.

—De acuerdo.

Le doy otros puntos de gramática y escenas que ni al caso y ella anota. Mamá se toma muy en serio mis consejos. Y creo que esto ha creado una conexión entre nosotros, yo valoro mucho su trabajo y no me canso de decirle lo buena que es, ¿quién no piensa así?

—¿Qué suciedad has escrito esta vez? —Vance, mi hermano mayor, entra a la sala y coge el manuscrito con una mano. Mamá suspira.

Papá no se interesa mucho en lo que mamá hace, pero por lo menos no está en contra de eso. Vance se la pasa menospreciándola, diciendo que le avergüenza, es que no sé en que siglo vive ese idiota, tiene 23 años por Dios y puedo decir que yo teniendo 20 soy mucho más madura que él. En fin, Vance vive para meterse en problemas y aunque ya no vive con nosotros, sino que se ha independizado, aún limpio sus regueros. Así que me pongo de pie y le arranco el manuscrito de la mano. Y con la mano libre, le limpio una basura imaginaria de la parte frontal de la camisa. Él aparta mi mano.

—¿Qué haces?

—Tienes un poco de machismo y falta de crecimiento cerebral en la camisa.

—Ja, ja, tan graciosa como siempre, Rain.

Jim aparece detrás de él con el informe de su preparatoria y los audífonos en sus oídos. Su cabello rubio cae liso sobre sus orejas. Mi hermano menor vive en su propio mundo y gracias a Dios, no se deja influenciar por Vance. Él se saca los audífonos, camina y le da un beso en el pelo a mamá.

—¿Qué tal tu día? —mamá le sonríe.

—Bien, volví a sacarme una A en química. —Jim cuenta antes de quitarse su bolso escolar y ponerlo en un gancho en la esquina de la sala—. El señor James cree que entraré en el top de los mejores promedios.

—Guao, —le paso por un lado a Vance, a quien le saco el dedo disimuladamente y me acerco a Jim—. ¿A quién has salido tan inteligente?

Jim me sonríe.

—A mi maravillosa hermana.

Nos reímos un rato antes de cenar y al terminar, acompaño a Vance a la puerta cuando se va.

—Dile a papá que pasé a visitar, —dice Vance y se gira hacia mí, heredó los ojos oscuros de mamá y también su altura—. ¿Todo bien contigo?

—Estaré bien cuando dejes de molestar a mamá, —digo honestamente. Vance se pasa la lengua por sus dientes frontales y se acerca a mí para susurrar.

—Y yo cuando dejes de meterte en mis asuntos, Rain. —Él pasa su dedo por el contorno de mi cara y yo agarro su mano para detenerlo.

—No sé de que estás hablando.

Él bufa y libera su mano.

—Sí que lo sabes. —Asegura y trago grueso—. Espero que seas inteligente para quedarte tranquila. —Él me da un beso en la frente—. Nunca te haría daño, —dice al separarse y acariciar mi mejilla—, pero no diría lo mismo de aquellos a tu alrededor.

Y con eso se va, y yo siento que puedo respirar de nuevo. Vance es más peligroso de lo que me gustaría admitir. Y desde que se mudó, está fuera de control, por lo menos dentro de casa, mis padres podían controlarlo un poco, ¿cómo pudo independizarse monetariamente? Gracias a las redes sociales, mi hermano mayor es un 'influencer' pero nadie conoce sus verdaderos colores. Con su cara bonita y músculos tiene un fandom bastante intenso que no sabe la clase de persona que es a puerta cerrada.

Subo a mi habitación, y en el momento en el que entro, recuerdo lo que he hecho y dejo salir una larga respiración. No me gusta huir de las cosas, no soy ese tipo de persona, y eso es todo lo que he hecho desde que salvé a ese chico Hidalgo: huir.

Pero ya no más.

Creí que, si pasaba desapercibida, él se olvidaría de mí, y dejaría de buscarme. Sin embargo, ese post en su Instagram había sido lo contrario. Él no parece ser el tipo de chico que dejar ir las cosas fácilmente. No me estoy haciendo la misteriosa ni nada, tengo mis razones para mantenerme en el anonimato. Tomo mi teléfono, me lanzo a la cama y me quedo viendo su post de nuevo.

—Apolo... —murmuro su nombre en medio de la oscuridad.

¿Apolo no es el nombre de un Dios griego?

No sé que me llevó a responder su post, fue como si pudiera sentir la desesperación en él. Y aunque comenté su post en Instagram anoche, él no me escribió al privado hasta esta mañana.

Lo he dejado en visto y él no me ha vuelto a escribir. Aprecio que respete mi espacio sin apresurarse a bombardearme con mensajes. Bien, él solo quiere agradecerme y lo entiendo, si estuviera en su posición yo también quisiera lo mismo. Además, Gregory me tiene harta.

—Rain, no soy bueno con los secretos, lo sabes. —Me había dicho ayer en la facultad—. No me gusta decirle mentiras.

—No estás mintiendo.

—Estoy OMITIENDO información, —recalcó—. ¿Sabes cuantas veces le he escuchado hablar sobre ti? Quiere agradecerte, es todo, solo déjalo hacerlo.

—Es complicado, Gregory.

—Y ahí vas con tu misterio, deberían llamarte Rain Misterio Adams.

—Y a ti Gregory Intenso Edwards.

Él ríe falsamente.

—Es tu decisión y la respetaré, lo sabes, Rain, pero él es un buen chico, considéralo.

<<Bien, Gregory, tú ganas>>. Es solo aceptar su agradecimiento y ya está, no pasa nada. Levanto mi celular y copio su número del mensaje de Instagram sin agendarlo porque solo lo usaré una vez. Considero un mensaje, pero cambio de opinión, una llamada será más concisa y él podrá decirme lo que quiere decir. Sin embargo, me quedo viendo su número por unos segundos antes de presionar para llamarlo.

El recuerdo de la fría lluvia de aquella noche sigue claro en mi mente, sus inmensas gotas resonando al chocar con el paraguas sobre mí, el sonido de mis zapatos al pisar los charcos de agua y finalmente: él. Mi corazón se detuvo porque llegué a pensar que había llegado demasiado tarde, que él estaba muerto hasta que él emitió un pequeño quejido que apenas pude escuchar. Y comencé a hablarle mientras torpemente llamaba a emergencias.

Me tomó por sorpresa cuando él extendió su mano hacia mí y se agarró de la orilla de mi camisa para jalarme hacia él. Chillé porque mis rodillas rozaron el frío y mojado pavimento al quedar en medio de sus piernas. Él envolvió sus manos a mi alrededor y me abrazó, su rostro contra mi pecho. Y aunque la posición se sentía intima y personal, no me sentía incómoda. Aún si, bromeé porque es lo que hago cuando estoy nerviosa:

—Bien, solo te dejo porque te ves fatal, y estás helado —murmuré derrotada—. Y te informo que no dejo que los chicos me abracen en la primera cita, considérate afortunado.

Mi dedo sigue paralizado sobre la pantalla de mi teléfono, <<¿qué pasa, Rain? Es solo una llamada>>. Él me dará las gracias y será todo. La sensación de sus brazos a mi alrededor vuelve a mí y sacudo la cabeza. Esa noche no pude verlo bien con todos esos golpes y morados, pero no puedo negar que si he revisado sus redes sociales y es muy lindo. Meneo la cabeza de nuevo y presiono para llamarlo.

Repica una... dos... tres... veces y me muerdo el labio. Quizás, no contesta números desconocidos, ¿debí avisarle por mensaje primero? No me gustan las situaciones con variables, donde no tengo el control.

—¿Aló?

Su voz es un recuerdo directo a esa noche cuando susurró calor contra mi pecho.

—Hola, —digo como si nada, —Soy—

—Rain.

Escucharlo decir mi nombre me hace sentir extraña de alguna forma.

—Si, vi tu mensaje en Instagram.

Silencio por unos segundos y luego un suspiro.

—Por fin te encontré.

Por fin dejé que me encontraras.

—Si, me alegra saber que estás bien.

—Yo... quería agradecerte por salvarme aquella noche, no sé que hubiera sido de mí si no me hubieras ayudado. —No me esperaba que su voz fuera así de dulce. —De verdad, muchas gracias.

—No te preocupes. —No sé que más decir y espero que eso sea suficiente para él. Aunque en el fondo, quiero... ¿saber más de él?

—Me gustaría invitarte a comer como agradecimiento o no sé si tienes algo que te guste hacer. —hay duda en su tono, como si estuviera nervioso—. Claro, no como una cita o algo así, solo... ya sabes, para agradecerte en persona. —Definitivamente, suena muy nervioso y eso me hace sonreír porque me parece adorable.

—Claro, podemos vernos... en la cafetería de tu facultad. —Bien, ese es un lugar lleno de gente, será algo breve seguro.

—Me gustaría llevarte a un lugar más... bonito, me salvaste la vida, Rain. No quiero pagarte con un café instantáneo y pan de tres días.

—No menosprecies el café instantáneo, Apolo. —digo su nombre y me sorprende la facilidad con la que le estoy hablando, —además, el pan es cuestionable, pero sus donas son deliciosas y frescas.

—Bueno, es tu decisión, donde tú quieras, por mí está bien.

Arqueo una ceja.

—¿Siempre eres tan complaciente?

Hay una pausa.

—Eso creo.

Suspiro.

—De acuerdo, puedes escoger el lugar.

—¿Puede ser mañana? —¿Este chico no sabe esconder la emoción en su voz? No estoy acostumbrada a alguien tan transparente.

—Si, después de mis clases, te aviso a lo que salga. —No sé porque estoy sonriendo mientras lo digo, ¿su emoción es contagiosa?

—De acuerdo, gracias por comentar el post, Rain. Tenía tantas ganas de hablar contigo y de agradecerte personalmente.

—Tranquilo, nos vemos mañana, Apolo.

—Está bien, —él se queda callado unos segundos, —esperemos que no llueva.

Él suelta una risa ronca corta que me da cosquillas en el estómago y me toma unos segundos reaccionar:

—De verdad, esperemos que no llueva.

—O no tendré excusas para abrazarte esta vez.

Lo dijo de una manera tan sutil y sé que está bromeando, pero... ¿está coqueteando conmigo? No, Rain, basta, es una broma.

—Buenas noches, Apolo.

—Buenas noches, Rain.

Finalizo la llamada, pero me quedo ahí sentada en mi cama. Sé que no debería haber aceptado, debería haber intentado cerrar todo con esa llamada, pero no pude. Además, solo será una comida, verlo una vez no representará un problema. Él necesita esto, y no me cuesta nada aceptar su agradecimiento.

Me dejo caer hacia atrás en la cama y observo mi techo. Entonces, ¿por qué me siento así? Si, él es atractivo, y nos conocimos de una forma que será difícil de olvidar para ambos y no de buena manera. Sin embargo, eso no quiere decir que me vaya a sentir atraída a él, ¿cierto? Porque eso sí sería un problema inmenso para todos.

O no tendré excusas para abrazarte esta vez.

Me levanto hasta quedar sentada en mi cama de nuevo. Y me bofeteo mentalmente, no me voy a hacer toda una película en la cabeza por esto, es algo simple, no tengo razón para complicarlo así que no lo haré.

Comer con Apolo será una cosa de una vez y no voy a sentir nada, punto. 



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