El lujoso Porsche 911 se detuvo frente ambas viviendas, mire la hora en el tablero, en tan solo unos minutos comenzaría la víspera de navidad y el reloj del pueblo sonaría por todo el lugar avisando la llegada de la media noche. Mire a mi piloto que cubría su rostro con una pañoleta negra que solo dejaba expuesto sus ojos azules, era imposible visitar este lugar sin estar en constante peligro de que nos reconocieran, además el ostentoso auto llamaba demasiada la atención inclusive en la oscuridad, aun cuando solo regresábamos una vez al mes, algunos vecinos comenzaban a sospechar ¿qué hacia el misterioso auto que solo se quedaba a observar y después desaparecía?

La casa de los Anderson que se encontraba adornada de distintas luces de navidad parecía estar llena de vida y su enorme ventanal daba una visión panorámica de lo que estaba pasando dentro, estaban teniendo una reunión con los Miller, reían y posiblemente cuchicheaban sobre algo insignificante, era lo más felices que los había visto en meses. 

—No crea que sea el mejor momento para cruzar la línea.—Dijo mi piloto. La famosa linea que habíamos trazado, un límite imaginario que dividía lo que era y lo que soy ahora, yo por el contrario pensaba que este era el mejor momento, estaban todos ahí.

—Tú sabes que si no es ahora, será probablemente nunca.—Dije decidida, mi mano fue a la perilla de la puerta, mi piloto se acercó y me detuvo.

—Aún no. Si realmente estás tan decidida, tenemos que esperar a que venga.—Me recargué en el asiento, impaciente. No veía la necesidad de involucrar más personas en esta gran obra llena de mentiras y mi acompañante parecía no verlo. Mire por fuera de la ventana observando el espectáculo que estaban montando en casa de los Anderson, se veían tan llenos de vida, por mis adentros sabia que mi llegada caería como un balde de agua helada pero que las respuestas que necesitaban por fin llegaría a sus manos.—¿Los extrañas?—Escuche a mi lado.

—De que sirve extrañarlos...—Dije tratando de ocultar mis verdaderos sentimiento, mire de nuevo a mi piloto y aun con la pañoleta puesta pude notar que estaba sonriendo, le encantaba cuando mostraba una pisca de emoción, le parecía divertido.—... si eso no significa que podamos estar juntos. 

Me gire de nuevo y espere a que el reloj avanzara, la luna estaba tan brillante y hasta parecía que nos apuntaba con su reflejo, como si quisiera que todo el mundo supiera que estábamos a tan solo unos pasos de distancia. Tome mi celular con la intención de poner algo de música para relajar el ambiente pero el ritmo de unos golpes en el vidrio me distrajeron, reconocía ese código. 

A mi lado, un chico alto y de cabellos oscuros con un rostro que conocía pero que hace tiempo no veía, se encontraba cubierto con una enorme sudadera navideña con una absurda frase que en otras situaciones me haría reír, baje la ventana y él se puso al nivel del marco, me dedico una mirada nostálgica, yo tan solo asentí como modo de saludo, aun cuando teníamos historia su interés no era yo sino la persona a mi lado, estiro su brazo y dijo con una sonrisa en su rostro mientras la miraba.

—Espero no tener que presentarme de nuevo, Jules. 

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¡Por fin el prólogo! 

Espero que les haya dejado muchas preguntas y confusiones. 

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