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Este capítulo tiene relación directa con el último capítulo de Spooky month
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Kevin estaba aún lastimado en el piso, cansado. Intentó pararse como pudo pero el dolor en su pierna era mucho más grande. Debía llamar una ambulancia?, era muy poco como para pagar toda una consulta médica o a lo mejor si era grave. No lo sabía y tan solo atinó a marcar el primer número que vió.
El Candy Dealer no respondía por lo que mandó un mensaje chusco y procedió a intentar pararse.
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.-por que hoy~♪-caminaba tarareando el Traficante de forma tranquila después de una venta de "gomitas especiales" exitosa- se nota que no me queres~♪se nota que ya no hay amor~♪y ya no queda más que hacer~♪ y ahora me dedicó al alcohol- -su teléfono lo distrajo, Miró y era un mensaje de su "Candy boy"-
"tengo un problema, puedes venir a la dulcería por favor?" "estoy herido"
No tuvo tiempo de reaccionar, simplemente marcó un número desconocido y puso manos a la obra preparado a lo que podía ser, era raro que alguien como Kevin le llamara para algo así, debía ser algo grave.
El más joven se había logrado pararse, tenía mucho dolor por lo que no logró avanzar mucho más del mostrador. Se apoyó. No había pasado tanto tiempo tampoco pero la sensación de cansancio y dolor lo hacía eterno.
Hasta que la puerta de atrás se abrió de golpe casi matándolo del susto. Era el Candy Dealer de inmediato fue hacia él antes de que el joven pudiera pedir explicaciones. Como si nada lo empujó/lo obligó a centarse de nuevo en el suelo para poder revisarlo.
.-o-ow!, c-como entraste? -se quejó el chico apretando los puños, hasta vió como el contrario rasgaba un poco de su propio abrigo-
,-tengo las llaves de atrás, me las dió tu jefe hace mucho...-dijo serio mientras hacia un nudo sobre la herida y apretandolo con fuerza- ya está, solo el músculo se lastimó, tus tendones están bien y fue mala idea quitar el objeto corto pulsante-
Ambos se miraron en un silencio incómodo, hasta que el mayor de ellos se levantó y le ofreció la mano para levantarse, Kevin la tomó con firmeza y fue ayudado a la hora de levantarse como si nada, sujetandolo del brazo y de la cadera.
.-no puedes caminar así, tu pierna debe descansar, así que he traído a un conocido que nos pueda ayudar
Como pudo lo llevó hasta afuera, no tenía fuerzas como para cargarlo de una forma que no tocara el piso. Pero aun así lograron entrar a un auto, uno que era demasiado genérico, si no fuera por el detalle de que no tenía patente ni nada que pudiera identificarlo.
.-a donde vamos patrón? -preguntó la voz rasposa y tranquila del hombre al volante, aun que no podía ver mucho, había una ventanilla cubriendo sus características-
.-yo te digo donde parar -dijo tranquilo el Candy Dealer mientras apagaba su cigarro y lo tiraba por la ventana-
Había pasado más o menos 5 días del beso, los 2 parecían nerviosos con esa situación por lo que habían concordado en fingir que nada pasó y seguir tratándose como siempre. Tampoco había mucha diferencia, solo que ahora cada vez que uno de los 2 quería hacer alguna acción cariñosa el otro respondía con nerviosismo que no dejaba avanzar.
Ambos jugaban a desviar la mirada contraria, pero en los espacios que Kevin tenía para mirar recién pudo fijarse que el contrario traía ropas distintas a las de siempre. Ya no tenía su larga gabardina cubriendo su cuerpo, ahora tenía un saco de color café oscuro (el cual estaba roto, todo para buscar con que apretar la herida), en el pequeño espacio se apreciaba una camisa con estampado militar y en la parte baja iba con pantalones negros oscuros. Seguía viéndose como un Dealer pero siempre había algo, un toque que lo hacia ver elegante.
Gracias a las pocas luces de la ciudad que entraban por la ventana se podía ver su rostro, aquel que ya había contemplado otras veces, pero seguía sin poder definirlo bien del todo, solo tenía pedazos en su cabeza que el daban una idea general.
Un cabello negro como el suyo pero mucho más oscuro, sicatrices por la parte derecha del rostro desde la frente hasta el ojo y una barba descuidada.
De igual forma, cuando el Candy Dealer tenía sus espacios para mirar tan solo podía pensar en lo tierno que era Kevin con ese suéter Rosa que estaba obligado a usar por Protocolo del trabajo. Mentira!, también estaba inquieto por saber que le había pasado, suponía que solo fue un atraco, pero quien robaria a una dulcería?.
De forma sutil el mayor acercó su mano a la contraria y la tomó con suavidad. Preguntándole que había pasado.
.-no me vas a creer... -suspiró el más joven mirando a otro lado-
.-no tienes porque decirme entonces, pero estoy feliz que no haya sido algo grave, si se te hubieran roto los tendones tendrías que ir al hospital -respondió sin más el traficante sin soltar su mano-
.-tu como sabes eso? -cuestionó en buen plan el de la pierna herida-
.-no conoces todo de mi Kevin jejeje -respondió con ese tono melancólico debajo de una suave risa que ya había escuchado en una de sus bromas, como si ocultara algo-
Y verdaderamente lo hacia, alguien a quien apenas había visto su rostro un par de veces tendría mucho guardado o escondido bajo la alfombra. Solo para proteger su pasado que solo en ocasiones salía a flote, como ahora. Quien diría que esos años partiéndose la cabeza en la carrera de enfermería servirían de algo.
.-deten el auto, aqui es -dijo el traficante por fin soltando la mano contraria, preparándose para ayudarlo-
.-va patrón...
Hay que mencionar lo nervioso que estubo Kevin cuando todo estaba en silencio durante su viaje exprés?
Con dificultad logró bajar, y de igual forma el traficante con cuidado lo ayudaba a subir las escaleras hasta llegar al piso que correspondía. Y apenas la puerta fue abierta el más joven fue sentando en el sillón y confundido antes que pudiera decir algo el de ojos púrpura le dijo que esperara mientras hacia una llamada.
.-a q-quien vas a llamar?
.-a tu jefe, voy a ver si puedo reducir tus horas laborales o conseguirte muletas, la cortada fue profunda y aun que no lastimara los tendones es mejor que descanse antes que ocurra algo mas- mucho mejor, puedes aprovecharte del Seguro médico de tu contrato, yo me encargo
.-o-okey... -respondió nervioso por la última parte, no quería que se lo llevarán por fraude fiscal o una de esas cosas-
La noche continuó. El más joven iba guiando de donde estaban las cosas para hacer una pseudo comida con sus pocos conocimientos culinarios. Terminó por preparar unos fideos con mantequilla, no había mucho más que pudiera hacer; ambos comieron en el sofá algo incómodos pero mucho más cariñosos que antes; más juntos y con la cabeza de Kevin apoyada en el hombro ajeno.
Mientras el mayor lavaba los trastes de ambos, el más joven empezaba a dormitar y quedarse dormido apoyado en el sillón.
.-vamos, te llevo a tu cama -le dijo con tranquilidad el traficante-
.-mh?
.-además conseguí que tu jefe te diera algunos días de descanso, la dulcería estará cerrada mientras hago algunos tratos con él, azúcar y eso -guiñó un ojo mientras volvía a ayudarle a apoyarse en su hombro-
.-gracias... -dió un bostezo Kevin a duras penas-
.-no hay de que Candy boy,...
Lo acostó en la cama aun con el uniforme, el peli negro le pidió que se recostara también y este obedeció.
.-tienes algo que hacer?
.-tu sabes que no, pero no se si quieres que yo me quedé-
.-quédate -dijo seguro Kevin, ansioso y nervioso, con ganas de destapar al traficante, ver su rostro una vez más, si ya estaban siendo cariñosos era porque había algo entre ellos-
.-si el amo de casa me lo dice, me quedo entonces
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Tarde en la noche, en la madrugada, Kevin despertó debido a la luz que entraba por sus cortinas, se había olvidado de cerrarlas, era luz de la calle pero seguía siendo molesto.
Procedió a levantarse pero por el dolor de la pierna no pudo levantarse por lo que volvió a tirarse a la cama con decepción, viendo así por fin la cara del Candy Dealer.
La luz de la ventana no hacia más que reflejar todos los detalles que ya había visto antes pero desde una perspectiva distinta...Tenia los ojos cansados, enegrcidos con grandes ojeras y con leves brillos provenientes de una descuidada barba. Sus cicatrices se delineadas en líneas oscuras sobre su piel.
Movió un poco el sombrero para poder ver mejor, acariciando de pasó aquel enegrcido cabello con sus propias manos, era grueso e inflado.
Tuvo la tentación de quitarle los guantes, pero estaría mal. Solo volvió a acostarse y se acomodó de una forma que la luz no le llegara a sus ojos. En el pecho contrario sintiendo los latidos del corazón ajeno, sus ropas olian menos a cigarro, como si estuviera intentando de dejar de fumar tanto.
Si, definitivamente ahora eran algo, solo faltaba decirlo.
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