004
JIMIN
Limpiar la casa casi siempre no ha sido de mi gusto propio, usualmente es Chujin quien me ayuda con esto, pero esta vez quise entretenerme un rato, nuestra habitación era ahora lo último que limpiaría en el día, no era una bonita forma de pasar mi aniversario de bodas, pero por lo menos podía estar mucho más tranquilo y sin que mi mente divagase en pensamientos que podían llegar a hacerme sentir deprimido.
Camine en dirección a la habitación que comparto con mi esposo, suelto un suspiro, esta sería la última de las habitaciones, abro la puerta y lo primero que ven mis ojos son aquella cama matrimonial, camino para poder acercarme, tengo que revisar los muebles primero, a veces a Chujin se le olvida tirar basura y la esconde, según él no tiene tiempo para cosas tan básicas como esas, su trabajo le presiona demasiado, puedo comprender que es así, pero de todas formas eso me hace sentir como si no le importase siquiera un poco hacer cosas pequeñas, me hace sentir triste ese hecho.
Su escritorio se encuentra allí, debería decir que es de ambos, pero yo solamente lo uso cuando necesito hacer cosas pequeñas, como firmar algo, necesitaba ver en los cajones, me acerque al escritorio que estaba cerca de la ventana, y entonces cuando fui detrás, abrí uno de los primeros cajones que estaban del lado derecho, mis ojos no pudieron evitar mirar dentro, buscaba basura, y la encontré, había una envoltura de caramelo, estaba a punto de quitarla cuando mis ojos lograron divisar algo que no debía de ver.
Allí dentro había una carpeta, las letras decían claramente 'Tramite'. Fruncí El ceño, ¿él estaba haciendo un trámite? Pero ¿de qué? Quizás podía ser inclusive algo viejo, algo que ni siquiera él había desechado, pero no estaba muy seguro de ello, miré de nuevo y dirigí mis manos a aquella carpeta sacándola del cajón.
Esa palabra escrita pulcramente seguía allí, no era un espejismo, y de todas formas, no entendía a lo que se refería, no teníamos nada de tramites por realizar, además estaba el hecho de que Chujin siempre me hablaba de lo que iba a hacer tanto en el presente como a futuro, ahora tener esto en mis manos me estaba poniendo en dudas, relamí mis labios antes de soltar un resoplido, quizás estaba pensando demasiado las cosas, me estaba volviendo un paranoico, estaba a punto de dejarlo de nuevo en el cajón, pero mi mirada seguía sobre aquella carpeta que ahora estaba en mis manos. No quería dejarla.
Mis dedos pican por la curiosidad que me invade, y decidido, abro la carpeta, quizás no sea una gran idea, pero debía de intentar quitarme la duda de encima, estoy demasiado curioso por saber lo que está aquí dentro.
Comencé a leer, estaba el nombre de Chujin, pero también estaba el mío, y fue allí cuando poco a poco fui frunciendo el ceño, conforme más leía, sentía que mi corazón iba acelerando el pulso, todo ese documento decía de cómo se verían repartidos los ingresos del inmueble, de las cosas, todo, y cuando vi la palabra 'divorcio' fue cuando contuve mi respiración.
¿Él quiere que nos divorciemos? Pero, ¿por qué? No llevábamos siquiera más de cinco años estando juntos, ¿por qué quiere esto? ¿Por qué?
Mis manos temblaron, deje la carpeta sobre el escritorio, no, esto no podía estar pasando, no ahora, esto debía de tratarse de una mala broma, ¿en verdad él quiere esto? No, ¿por qué hoy? ¿Por qué lo tuve que encontrar hoy?
Tome asiento en la silla que se encontraba a mi lado, me sentía mal, pero esto me daba muchas respuestas, las respuestas que quizás no me hubiese gustado tener, Chujin hace tiempo que se ha vuelto distante, pero no creí que esto fuese la razón, solté un suspiro, me duele el pecho, pero estoy tratando de asimilarlo un poco.
Miro el teléfono que se encuentra allí, Chujin siempre lo usa para marcar a su jefe cuando tiene todavía trabajo en casa, sin más, estiro mi brazo para tomar la bocina, y estiro mi mano libre para comenzar a teclear de forma pausada los números correspondientes al número telefónico de mi esposo, escucho los latidos de mi corazón, estoy nervioso, asustado, pero sobretodo me encuentro triste, no puedo creer que haya descubierto todo esto.
Uno, dos... y al tercer pitido, contesta.
—¿Sí? —no digo nada, entreabro mis labios, su voz no me alivia en lo absoluto—, ¿Jimin?
—¿Cuándo planeabas decírmelo? —suelto aquella pregunta.
—¿Qué? ¿Decirte qué? —niego con la cabeza, me quiero molestar por la única razón de que n sabe de lo que le estoy hablando, pero tampoco es como si me hubiera dado a explicar—. ¿Jimin?
—Del divorcio —suelto en voz baja.
Y allí esta, la pausa que me temí esperar, mis ojos pican, me duele saber que él guarda silencio, sabe de lo que hablo, sabe lo ha hecho, y eso causa que mi corazón se quiebre.
—Chujin —digo casi en un susurro—, ¿cuándo planeabas decírmelo?
—Unas semanas después de nuestro aniversario —suelto un sollozo—, no llores.
—No me pidas esa ridiculez —le dije, la tristeza inundaba mi corazón por completo—, cuatro años, cuatro malditos años fue lo que me hiciste esperar para obtener una estúpida sortija y ahora haces esto.
Otra pausa molesta en la que solamente podía escuchar su respiración.
—Dos años de matrimonio, y te hartas de mí, ¡debiste haber guardado esa estúpida argolla de compromiso!
—Sabes que mi padre me pedía casarme.
—Pudiste habérselo pedido a alguien más... —sorbo mi nariz, me duele mucho todo esto—, me usaste.
—No, cariño, yo...
—¡Sólo admítelo!
—No, no te use, en verdad te amo, pero...
—Te aburriste, ¿verdad? —sonrió sin gracia, puedo ver su rostro tan claro en mi mente, puedo verlo sentado apretando la bocina del teléfono, puedo verlo, su rostro indiferente, sus ojos pidiéndome una disculpa, una que sabe jamás va a obtener—. Feliz aniversario, me encanto tu regalo —digo y antes de que siquiera me responda, cuelgo la bocina con fuerza.
Llevo mis brazos a mi cuerpo, rodeándome, me abrazo a mí mismo para darme el consuelo que necesito, que sé nadie más podrá dármelo ahora, mi corazón está roto, y no quiero llorar, no puedo hacerlo, no quiero llorar por él, pero el sentimiento es tan gran que ni siquiera puedo retener las lágrimas, dejo caer las primeras gotas de mis lágrimas tibias por mis mejillas, no quiero saber nada, ni siquiera de él, no me importa si acaso él quiere volver a llamarme, no le responderé, si esto es lo que quiere, entonces lo dejaré ir, pero eso no quitará que mi corazón se sienta totalmente destruido por sus actos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro