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La tormenta de nieve

—¡Mira Valerian, un snom!

Zigo se agachó y acarició al pequeño Pokémon, ignorando que estaba helado.

—Si Zigo, un snom, aquí en pueblo Auriga hay muchos—ella lo miró con ojos amables.

El Zoroark humano se levantó de un salto y se despidió del snom.

—¿Donde queda la casa de Mel y Morris? Ya quiero cenar... A demás, ya es de noche y hay muchas nubes, me da mal rollo...

—Pues... Me mandó la ubicación, pero no me carga... Creo que no tengo cobertura—le dio unos golpecitos a su teléfono, como si así se le fuera a arreglar lo escacharrado.

—¡Vamos a llegar tarde! ¡Quiero comer!

Valerian y Zigo caminaron por algunas calles. Calles remotas por las que nunca habían ido, pensando que quizá encontrarían la casa de los líderes.

Al final no encontraron otro edificio parecido al gimnasio de hielo y roca, pero con menos presupuesto.

—¿Eso es un gimnasio?—preguntó Zigo mirado el edificio—el cielo pareció ennegrecerse más.

—Si, es el gimnasio de tipo eléctrico de segunda división. Mira ahí está el tipo en un dibujo—señaló el dibujo de un rayo en la fachada—. Nuestro amigo Dreo también es líder de segunda.

—¿Por qué está tan escondido?—un copo de nieve cayó sobre la nariz de Zigo.

—No sé. Y la verdad, tampoco se quién es el líder, de segunda solo conozco a Dreo y a Sófora—se encogió de hombros y se dio la vuelta—. Vamos a la plaza, quizá allí encontremos a Mel o a Morris.

Caminaron de vuelta a la plaza, y por el camino la nieve comenzó a caer con fuerza.

—¡Nieve! ¡Valerian hagamos un muñeco de nieve!

—Zigo, hay nieve por todo el pueblo, no vamos a pararnos aquí a hacer un muñeco.

—¡Pero!...

—No.

—Mierda, está bien. No lo haremos.

Valerian se hizo una visera con las manos, para proteger sus ojos de la nieve.

—Zigo, ¡tenemos que buscar un refugio!

—¿Dónde?

—¡Allí, a ese centro Pokémon!

Los dos corrieron al centro Pokémon y al entrar agradecieron inmensamente que estuviera puesta la calefacción.

Zigo se tiró al suelo nada más entrar.

—¡Fuera hacia frío!—dijo.

—Si chavalito, es el inicio de una tormenta de nieve, normal que haga frío y más en este pueblo—dijo el hombre de la cafetería.

—¡¿Tormenta de nieve?!

—Si, Zigo, oíste bien—le dijo Valerian.

—MIERDA

—¡Lenguaje!

—Perdón, pero es que quería ir con Mel y Morris. A demás los hermanos de Morris me caen muy bien, quería verlos.

—Te caen bien porque son unos bichillos como tú—dijo divertida Valerian. Echó una ojeada al centro Pokémon y vio una de muchas mesas libres, pero a diferencia de las demás, esta estaba al lado de un radiador y de la barra del bar—Sentémonos ahí.

Los dos fueron a sentarse.

—Así que ibais a cenar con nuestros líderes—dijo el hombre de bar—¿Queréis algo de comer o beber? No tiene pinta que la tormenta amaine pronto.

—¿Tienes caramelos raros?—preguntó Zigo con los ojos muy abiertos—Valerian, ¿si tiene me dejas comer?

—Uno o dos.

—Un momento, ¿Vosotros sois Valerian y Zigo?

Los dos asintieron.

—¡Chicos, tenemos aquí a la casi campeona!—dijo dirigiéndose a la enfermera y al de la tienda—¿Recordáis cuando vimos su combate contra Lionel en la pantalla?

—¡Claro! Todavía me acuerdo de las ilusiones del Zoroark, pusieron en un aprieto a Lionel—dijo el de la tienda.

—¡Ooh, increíble! ¿Sois vosotros de verdad? Una pena que no consiguiérais ganar a Lionel—buscó entre las cosas de su bolso y sacó una tarjeta de liga—¿Me la firmas?

Valerian se acercó y observó que era su primera tarjeta de liga, en la que aparecía sola y con el uniforme de los combates.

—Oh, mi primera tarjeta—dijo sorprendida mientras la firmaba.

—Si... Verás, me gusta cada vez que es el Desafío de los Gimnasios seguir el recorrido de un entrenador desconocido para ver cómo progresa—la enfermera admiró la tarjeta de liga recién firmada—¡Gracias! La guardaré como oro en paño.

—No es nada.

—Cuando viniste aquí por primera vez me emocioné tanto que no te pedí la tarjeta más nueva del momento, pero... ¿Me darías ahora tu tarjeta más reciente? Si no es mucha molestia, claro.

—No es problema—rebuscó en su bolsa y encontró varias tarjetas de liga. Sacó una y la firmó también, luego se la entregó.

La enfermera miró la tarjeta, en ella aparecían Zigo y ella haciendo el tonto.

—¡Muchas gracias!

Valerian sonrió.

—¡Valerian, mira!

La mencionada se volteó y vio que Zigo tenía sobre la mesa una cantidad enorme de caramelos raros y una gelatina en forma de applin al lado de un té.

—¿Y esto?

—Yo los invito—dijo el hombre del bar.

—¡Gracias!—Valerian se sentó en su lugar probó la gelatina—¡Hmmm es de manzana!

Zigo ya se había comido la mitad de los caramelos, así que Valerian le dio un zape flojo para que se estuviera quieto se contuviese.

•••

Las horas pasaban, al inicio entre conversación, pero conforme en tiempo avanzaba la conversación se iba apagando.

La nieve no parecía tener intención de detenerse y para colmo tampoco había cobertura.

Zigo estaba desesperado. Se había pasado las últimas dos horas jugando con una ilusión de un eevee, pero que al fin y al cabo estaba controlada por él y fue aburriéndose poco a poco.

En aquel momento estaba hecho bolita en su silla mientras intentaba dormir.

Valerian miró su teléfono. Daban las once de la noche. Miró la televisión del centro Pokémon. Solo había estática.

Se recostó sobre la mesa y cerró los ojos.

Se quedó dormida.

En su sueño vio nieve, mucha nieve. También había alguien con ella, pero no era Zigo.

Y de pronto sangre.

Se despertó de golpe porque alguien había abierto la puerta del centro Pokémon.

Tenía los ojos pegados, así que no podía ver bien quien era.

Tenía puesto un anorak amarillo y azul eléctrico, con la capucha subida, una bufanda gris cubriendo su boca y nariz, unos pantalones cargo grises y unas botas negras y blancas.

Cerró la puerta y se apoyó en una mesa.

—¡Hey! ¿Estás bien? ¿Qué hacías fuera en la tormenta?—preguntó Zigo dando un salto.

Valerian se talló los ojos y miró a la persona.

—Estoy bien—dijo una voz masculina pero joven quitándose nieve de encima—. Solo estaba perdido.

—Amigo, ¿quieres una bebida caliente?—preguntó el del bar.

—Si... Estaría bien...

Valerian tenía curiosidad, pues esa voz se le hacía bastante familiar.

—¿Nos conocemos?—preguntó la chica castaña rosada mirando al chico, quién aún estaba de espaldas a ella.

Él se quedó en silencio, mientras se quitaba la capucha, dejando ver cabello castaño y rubio.

Sacó su teléfono y comprobó que no había cobertura. Chasqueó la lengua y lo guardó.

Zigo siguió comiendo caramelos.

Valerian alzó una ceja.

—Oye Zigo—susurró—, me suena ese chico.

—¿Si? Igual lo conoces—el Zoroark lo miró—¡Compa! ¿Cómo te llamas?

El chico los ignoró.

—...

—...

—Que antipático.

El chico rubio y castaño volvió a sacar su teléfono y trató de marcar, pero no tenía cobertura, entonces no sirvió de nada.

—¡Chico!—habló Zigo de nuevo—¡¿Cómo te llamas?! Mi entrenadora dice que igual te conoce.

Suspiró.

—Dudo que me conozcáis.

El del bar le sirvió un café.

Valerian pudo ver de espaldas como se quitaba la bufanda que le cubría el rostro y daba un sorbo del café.

—Tengo una idea—dijo el Pokémon.

Zigo se levantó y se puso frente a él.

—Soy muy enojón, así que si no quieres que te golpee, mira a Valerian,  seguro la conoces.

—¿A caso quieres iniciar un combate, chico? Anda, déjame en paz—dio otro sorbo.

—¡Destrozaría a tu equipo con mis garras de Zoroark sin siquiera inmutarme!—rió mientras adquiría su aspecto original y luego de vuelta el aspecto humano.

El chico dejó el café en la mesa.

—Asi que Valerian...

—¡Todos la conocen! ¡La casi campeona!

Valerian mantuvo su mirada fija en el chico.

—No la conozco.

Zigo se puso tras él y con su inmensa fuerza lo volteó para que Valerian pudiera verlo.

—¡Ahora! ¡Intenta reconocerlo!

Al verlo, Valerian sintió una sensación increíblemente familiar.

—¡Te conozco!

—¡Vale, ok! Soy el líder de gimnasio de este pueblo, igual me conoces de eso—dijo el chico mirando con sus ojos azul eléctrico a Zigo—Suéltame.

Zigo lo soltó y el chico cayó al suelo.

—No eres Morris, ni Mel.

—Igual es el líder de segunda división de tipo eléctrico—dijo Valerian levantándose y acercándose a él—Pero no te conozco de ahí.

Ella le estiró la mano para ayudarlo a levantarse.

Él no la miró, pero aceptó su mano.

Resultó ser más alto que ella, concretamente una cabeza más alto. Ella lo seguía mirando, como intentando descifrar en su rostro de donde lo conocía.

—¡Los empleados del centro pokémon!—chilló Zigo—Vosotros sois del pueblo, ¿Cómo se llama el líder de tipo eléctrico?

Hubo murmullos.

—No lo recuerdo, no sigo mucho la segunda división—dijo la enfermera.

—Yo tampoco—dijo el del bar.

Todos miraron al de la tienda.

—El caso es que lo tengo en la punta de la lengua...—dijo—Se que empezaba con T...

—¿Tomás?

—¿Timoteo?

—No, ninguno de ellos.

—¿Y por qué no nos lo dice el propio líder?—dijo Zigo mirando amenazante al chico.

El de la tienda estaba pensando.

El chico miró a todos lados.

—¿Qué más os da? Cuando regrese la cobertura me podéis buscar en internet.

—Quiero saberlo ahora. Es que te me haces muy familiar...—Valerian clavó sus ojos en el chico y pudo ver el nerviosismo en sus ojos azules.

—Quizá solo tengo una cara muy familiar—dijo mirándola.

—Theodore Falls... Ah no, ese era el de tipo normal...—el de la tienda seguía pensando.

—No lo creo. Creo que te conozco desde hace tiempo—dijo Valerian mirando al líder.

—Igual no, igual te estás confundiendo—miró el cuello de Valerian, cubierto por su collar y sintió una punzada de culpabilidad.

—¿Ted?... Te... Te... ¡Casi lo tengo!

Valerian se percató de que estaba mirando su collar, e involuntariamente se llevó la mano al cuello.

El chico desvió la vista.

Aquellos recuerdos lo estaban atacando de nuevo.

—¡Tenma, Tenma Rei!

El chico suspiró y cerró los ojos al oír su nombre.

—¿Tenma?—dijo Zigo en voz alta.

Tenma miró a Valerian, la cual estaba con cara de asombro.

Los ojos del chico comenzaron a cristalizarse al recordar.

—¿Eres tú? ¿De verdad? ¿De nuevo?—preguntó Valerian asombrada y aún sin creerlo.

Una lágrima cayó por la mejilla de Tenma y abrazó a Valerian.

—Nunca creí que te vería hablar de nuevo...—dijo mientras la abrazaba con fuerza.

Ella le devolvió el abrazo también fuerte y aún algo sorprendida.

—¡Creía que seguías en Villa Helada!—dijo ella.

Zigo estaba sorprendido ante la escena, al igual que todos los demás.

—¿Si lo conocías?—preguntó Zigo señalándolo.

Valerian asintió y Tenma se separó de ella.

—Eramos amigos—dijo con la voz quebrada. Se aclaró la garganta.

—Los mejores amigos.

—Estás igual que entonces, los mimos ojos lavanda y el mismo cabello rosado... Solo que más corto—dijo Tenma regresando a su aspecto más calmado e incluso algo serio.

—Y tú muy diferente, ¿Te has dejado cabello largo? ¿Cuantos años tienes ya, dieciséis?

—Diecisiete, y tú debes tener unos catorce.

—Ni más ni menos.

—Juro que... Creí que nunca podrías hablar de nuevo.

Valerian sonrió.

Hizo unos gestos.

—Oh.

—¿Qué significa eso?

—Está muy emocionada de verte, tanto que no tiene palabras para expresarlo—tradujo Zigo.

—Lengua de signos...

—Si, cuando se emociona mucho o está triste se le van las palabras. Aún está en recuperación. De hecho, es raro que hoy haya hablado tanto.

Zigo se acercó y miró a Tenma.

—Así que tú eres su Pokémon... Espero que puedas protegerla como yo no pude...

•••

Ya era bien entrada la noche, pues daban las dos de la mañana.

Todos debieron quedarse a dormir en el centro Pokémon, pues la tormenta no amainaba.

Tenma se había despertado de golpe por otra pesadilla.

Llevaba años lidiando con aquellos sueños que le hacían rememorar aquel día, que pudo resultar fatídico.

Miró a Valerian, que yacía dormida bajo una manta en una cama improvisada, abrazada a Zigo.

Tenma se giró para no mirarla y se acomodó en su propia cama improvisada.

Cerró los ojos y vio de nuevo aquel suceso. Nunca había logrado superarlo del todo.

Con el tiempo consiguió dormir de nuevo, pero con más pesadillas.

•••

La tormenta se había detenido.

Ya era de mañana y todos dormían, todos menos Zigo, quién se habían asomado a una de las ventanas del centro Pokémon y vio que estaba todo cubierto de nieve.

—¡VALERIAN, HAGAMOS UN MUÑECO DE NIEVE!

Todos se despertaron de golpe.

—Zigo, calma. Primero tenemos que ver si...—sacó su teléfono—¡Bien, hay cobertura! Llamaré a un taxi volador para regresar a casa...

—Espera, Valerian—Tenma se acercó a ella. Estaba todo despeinado aunque había tratado de arreglar su cabello ondulado sus manos.

—¿Hm?

—¿Me das tu número? Para seguir en contacto...

—Claro.

Tenma sacó su teléfono y se pasaron el número.

Luego, ella llamó a un taxi.

Mientras, Zigo estaba haciendo un muñeco de nieve fuera.

Al rato, llegó el taxi y mientras Valerian y Zigo se elevaban en el vehículo, Tenma Rei se quedó mirando como subía el taxi.

Se sentía melancólico, había abierto antiguas heridas del corazón, pero tenía cierto sentimiento de alivio.

🛡️🍵
__________

Nieve: *existiendo*

Zigo: MUÑECO DE NIEVE
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•••
__________

Tenma: *ve a Valerian*

Valerian: *habla cualquier cosa*

Tenma: 😢
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•••
__________

Enfermera Joy: OMG ES VALERIAN

Valerian: hOla
__________

🛡️🍵

HOLAAAS

Ya tenía rato con ganas de presentar a Tenma Rei, un antiguo amigo de Valerian de cuando vivía en Villa Helada.

Y no, Kua, no me basé en ese personaje que tanto hablas de ese juego. Me saqué el nombre Tenma de un personaje de Haikyuu (no Kenma, ese es otro de la misma serie) xd

Cualquier parecido es pura coincidencia.

¿Tienen curiosidad por saber que le pasó a Valerian?

Seguro que sí, porque les dejé con intriga todo el cap.

Pues nada, ¿Hay algo que quieran ver para un One-shot? Déjenme sus ideas y/o pedidos para el siguiente, o siguientes, capítulos.

Ahora sin más...

⭐¡Astro la vista!⭐

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