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Etapa IV: Amor Real

A los tres años después de que Dahyun fuera ascendida a mesera, la pequeña se esforzó demasiado para aprender cada receta, tiempo de cocción y cada especia, dando fruto a sus habilidades de cocina, la cual fue admirada por su jefe, y le permitió volverse parte del equipo de cocina.

La pareja estaba más que emocionada, y apenas Sana pudo, visitó el restaurante y se sentó en la barra la cual daba vista a la cocina. Dahyun ansiaba que probara las recetas del restaurante con su propio sazón, sin embargo, se llevó una pequeña decepción, ya que cuando recibió la orden de Sana, era una rebanada de pastel y una copa de vino.

Dahyun continúo con su trabajo mientras Sana admiraba cada movimiento que hacía, verla apurada, a veces sudada, era una maravilla. Ese día ni siquiera pudo trabajar, simplemente se dedicó a admirar a Dahyun haciendo lo que amaba y lo que siempre quiso. Le enorgullecia aún más que hubiera podido hacerlo sola.

Al terminar su turno, Sana se murió de ternura al ver a Dahyun con su uniforme y su mandil levemente sucio, no pudo evitar abrazarla y darle muchos besos en el rostro. Cuando estuvieron ya dentro del coche, Dahyun se vio obligada a cuestionar:

—¿No tenías hambre hoy? —La miró con interés—. Realmente estaba emocionada de cocinarte.

—Nunca he ordenado comida como tal, Dahyunnie. —La miró de reojo—. Pido postres porque me da vergüenza estar en el lugar sin consumir nada.

La pequeña estaba confundida, a un restaurante se iba a comer, ¿no? Era imposible que Sana nunca hubiera probado más que rebanadas de pastel. Al llegar al apartamento de Sana, la mayor besó su mejilla y comenzó a desabotonar su camisa y se dirigió a la habitación, Dahyun inmediatamente la siguió.

—¿Todo este tiempo has ordenado solo eso? —Le preguntó mientras se recargaba en el marco de la puerta, Sana asintió.

—Excepto dos veces —Sana intentó recordar mientras se quitaba el reloj—. La primera vez que fui tuve que comer del menú de niños, y la segunda cuando Momo fue ese día que te coqueteó, comí exactamente lo mismo.

—¿Por qué?

—Soy alérgica al pescado —reveló mientras se desabotonaba las mangas, ya que había terminado con su camisa.

—¿Qué? —Dahyun no pudo contener una risa—. ¿Y por qué vas al restaurante que basa su menú en el pescado?

—Mis papás querían comerlo, y no me quedó de otra que acompañarlos. —Le sonrió con gracia, era sorprendente que nunca hubieran hablado de esto—. Esa vez comí un sándwich de pollo.

—El día que fuiste por primera vez alguien pagó uno para mí…

—Sí… —Sana se acercó a entrelazar sus manos y soltó una carcajada—. Esa fui yo.

—No te creo. —Dahyun rió con ella—. ¿Por qué nunca me lo dijiste?

—No lo sé, con el tiempo ni siquiera lo recordaba.

—¿Por qué seguiste yendo?

—Porque me enamoré de ti… —Sana acomodó un mechón de pelo tras la oreja de Dahyun—. Solo iba a mirarte, como una cobarde porque no me atrevía a pedirte salir conmigo.

La única manera en la que Dahyun pudo contestar ante tal revelación, fue alzándose para juntar sus labios. Sana sonrió sobre sus labios y abrazó firmemente su cuerpo mientras Dahyun sostenía sus mejillas.

—¿Solo fuiste por mí…? —Dahyun acarició la barbilla de Sana, quien asintió—. ¿Todo este tiempo?

—No tienes ni idea de lo que haría por ti…

La más baja no pudo resistir la ternura y el amor que sentía, así que volvió a sus labios, y bajó sus manos de sus mejillas a la altura de su estómago para abrazarla por debajo de su camisa que estaba abierta. Sana se dedicó a besarla con dulzura, y sus labios sonaba un suave “click” cada que los movían.

Las manos de Sana se movieron hasta la cintura de Dahyun y la acarició por encima de su ropa, y conforme sentía a Dahyun más dispuesta, se atrevió a alzar levemente su camisa y así acariciar su piel. Su toque sútil y dulce hizo que la piel de la más joven se erizara sin poder evitarlo, era como si de donde tocara Sana se extendieran corrientes eléctricas hacia todo su cuerpo, y eso provocaba que Dahyun suspirara contra sus labios, algo que Sana amaba.

Ahí, mientras Sana se inclinaba para besar el cuello de su novia, recordó la primera vez que la vio. Tan hermosa como ahora, y es que nada de ella había cambiado, tan solo su carácter que se había vuelto con el tiempo más fuerte, pero su físico seguía siendo el mismo.

Hasta el día de hoy, Sana podía mirar a Dahyun el tiempo que fuera sin importar lo que hiciera, y es que ese era su pasatiempo favorito desde que la había conocido. Definitivamente Dahyun era como una obra de arte que merecía ser admirada. Era como una película que adoras y que no puedes dejar de ver, o como una canción que sientes tanto y que te hace levitar cada que la escuchas, que la sensación llega a ser tan indescriptible que no puedes cansarte de ella, y no importa repetirla, nunca llega a desesperarte.

Dahyun era eso para Sana, su gran adicción. Era claro, Sana no necesitaba a Dahyun, pero la quería en su vida, la amaba y deseaba. Adoraba todo de ella; su forma de ver la vida, su esfuerzo al hacer las cosas que le gustaban, sus muecas cuando algo no le gustaba, sus gemidos cuando sí.

Era su inspiración, su motivo para volver a casa y sus ganas de vivir.

Su forma de suspirar hacía que Sana sintiera escalofríos, su piel la hipnotizaba y sus labios la hacían volverse loca. Adoraba marcarla y reclamarla como suya.

—Ah… —Dahyun jadeó al sentir las manos de Sana recorrer su cuerpo desnudo.

Era un privilegio tenerla, al menos así lo sentía Sana. Adoraba su compañía y la forma en la que siempre buscaba entenderla, pero la verdad es que Dahyun no solo le pertenecía a Sana, era recíproco, puesto que la mayor estaba totalmente entregada a la menor.

Podía hacer todo lo que ella pidiera.

—Te amo… —susurró Sana al oído de Dahyun para luego morder el lóbulo de su oreja.

Dahyun inmediatamente buscó sus manos para entrelazarlas y así tener algo a lo qué aferrarse mientras sentía su deseo elevarse.

Algunas horas después, Dahyun recibía suaves caricias en su estómago desnudo bajo la atenta mirada de Sana, y la más joven, de la misma forma llevó una de sus manos a su barbilla para atraerla y así besar sus suaves labios, que estaban levemente hinchados. Fue un beso casto y simple, cariñoso, después Sana juntó sus frentes.

—Mía —Reclamó Sana—. Solo mía.

Dahyun asintió con los ojos cerrados y le regaló un beso más a su novia, seguidamente alzó un poco el brazo con el que la abrazaba y se giró para que su espalda estuviera pegada al pecho de la mayor para acomodarse mejor, así, Sana se amoldó a su cuerpo y besó su hombro dulcemente.

La mayor le preguntó por su día y también le contó el suyo, rieron mientras recordaban algunas cosas, específicamente cuando un día el padre de Dahyun las atrapó besándose en el coche de Sana, quien tan solo de recordar sintió vergüenza. Eso había sido en sus primeros meses de relación, y vaya que le costó a Sana ganarse la confianza del padre de Dahyun.

Justo después de ese recuerdo, ambas hablaron de la vez que Dahyun había avisado que se quedaría por primera vez en el apartamento de Sana, y su padre se escandalizó.

—Imagina qué dirá cuándo vengas a vivir conmigo —Sana supuso—. Yo incluso ya escucho su voz en mi cabeza: “Mi pobre hija” —Fingió una voz masculina intentando imitarlo—. “Deja el nido para perseguir a una delincuente de coche fino”

Dahyun no pudo evitar soltar una carcajada, porque en realidad su padre apodó así a Sana, obviamente después de algunos años el apodo comenzó a darles gracia, y es que en realidad su padre le llamaba “delincuente” a cualquiera que quisiera salir con ella. Cuando empezaron a salir, Dahyun no pudo evitar hacer el recuento de las parejas que había tenido, Sana era la tercera, y le contó el como su padre las apodó a todas.

“Delincuente de cabello verde”, era la chica que Dahyun había elegido en la secundaria. Ni siquiera eran una verdadera pareja, la chica era tan tímida que nunca pudo mirarla a los ojos. Luego estaba la “delincuente de moto peligrosa”, y esa había sido la novia que Dahyun había tenido antes que Sana, con la cual había durado muy poco, ya que aquella chica se había ido de intercambio al extranjero. Ninguna de ellas le había dolido a Dahyun, ya que la única que la había hecho sentir tan enamorada había sido Sana, quizá siempre había sido la indicada para ella y el universo estaba esperando en momento correcto para dejarla entrar a su vida.

—Hablando de vivir juntas… —Dahyun inició y Sana la miró con más atención—. Creo que, bueno, mi nuevo puesto me permitirá ganar más y al fin podremos hacerlo, si tú quieres.

Sana la miró con ojos brillantes por su emoción y la abrazó con fuerza mientras movía sus pies rápidamente. Dahyun rió de ternura por su actitud infantil.

—¿Eso significa que mañana ya vas a traer tus cosas?

—Tampoco tan rápido, cariño —Le regaló caricias en el brazo que la abrazaba—. Tengo que hablar con mis padres primero.

—Iré contigo —Sana prometió—. Y me reiré en persona de la cara de tu padre.

—Si haces eso, menos dejará que viva contigo.

—Bueno, lo haré cuando ya tengas tus maletas fuera.

—Tú no vas a cambiar nunca —Dahyun negó y dejó que Sana la moviera con emoción.

Era sorprendente como aquella chica que había estado satisfaciendola hacía tan solo unos minutos, ahora actuaba como un perrito emocionado cuando llega su dueño del trabajo.

—¿Entonces cuándo nos vamos a casar? —Sana preguntó entusiasmada—. Si fuera por mí, mañana.

—Ahora te estás anticipando demasiado.

—Tomaré eso cómo un muy muy pronto —dijo mientras la llenaba de besitos en el cuello.

Dahyun volvió a negar, pero entrelazó su mano con su novia y se volteó solo para darle un beso en los labios de buenas noches, y cuando estaba por cerrar los ojos recibió una mordida en el hombro que la hizo soltar un chillido.

—Lo siento, no pude evitarlo —Sana se rió bajito y le dio un beso justo donde la había mordido.

Finalmente, después de tanta charla, ambas cayeron dormidas por el cansancio, pero eso no quitaba la emoción de la mayor, quien ya esperaba ansiosa aquellos dos momentos.

Estaba muy concentrada en escribir que olvidé actualizar. Lo sientoooo, pude hacerlo hasta ahora. Espero les gusta, si es así recuerden que amo leer sus comentarios, no se olviden de votar. Los quiero, cuídense ,🫶✨

B. A. F.

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