Capítulo 66
Jungkook se levantó de su lado y se sentó en una silla. Jimin podía ver que estaba haciendo un enorme esfuerzo por decir lo que tenía en mente. Finalmente habló.
- Se que te dije que eres mío, qué me perteneces, pero hoy me di cuenta del egoísmo qué encerraba mi determinación.
- ¿Porqué estás diciendo eso? - una especie de miedo lo inundó.
- No me interrumpas, cachorro. Déjame terminar de hablar... - se pasó las manos por el pelo - Fue verte con Ausgust, me hizo ver todo a lo que tendrás que renunciar para estar conmigo. Ése hombre es todo lo que yo nunca seré, un hombre del qué podrás sentirte orgulloso y no mantenerlo en las sombras como sucederá conmigo. Además, pude ver que te ama. Aún lo hace cachorro. Y no puedo no decírtelo, por mucho apego que te tenga.
Jimin lo miró, ¿Jungkook sería capaz de dejarlo ir? ¿De verlo hacer su vida con otro hombre? La respuesta le llegó de inmediato, sí. Y eso era la mejor revelación. Jungkook lo amaba tanto que era capaz de alejarse por su felicidad. Pero estaba equivocado. Su felicidad era sólo él. Nadie más.
- ¿Eso crees? ¿Qué sería feliz con él?
Jungkook tensó la mandíbula y se mordió el labio, luego asintió.
Jimin se largó a reír. No podía parar. Jungkook lo miraba atónito.
- ¿Porqué te ríes? - gruñó Jungkook.
Jimin saltó de la cama y se sentó a horcajadas en sus piernas, todavía riendo. Le tomó la cara con ambas manos y lo obligó a mirarlo.
- ¿Quieres saber mi respuesta?
Jungkook apretó más la mandíbula asintiendo.
- No podría estar con August aunque fuera la elección más sensata, ¿y sabes porqué?
Jungkook no habló, peros sus ojos no dejaban de verlo. Había esperanza y miedo en su mirada. Jimin le acarició la mejilla con la yema de sus dedos.
- Porque te amo a ti. Solo a ti. Tú eres perfecto para mi. No te cambiaría por nadie ni nada en este mundo. Tal vez estoy loco, pero soy feliz contigo. Y estoy orgulloso de quien eres, nadie me había amado tanto como tú, me haces sentir que puedo con todo, que puedo enfrentar lo que sea, ¿y sabes por qué? Porque se que estas ahí para mí. ¿Quieres más?...
Jungkook sonrió. Sus ojos brillaron como luceros negros, y lo abrazó, apretándolo fuertemente. Jimin creía que su corazón explotaría de tan fuertes latidos. Latidos que causaba ese hombre. Su hombre.
- ¿Cómo pudiste pensar que yo te dejaría escapar? ¿Eh? Para que lo vaya sabiendo, señor Jeon Jungkook, usted se queda a mi lado aunque tenga que encadenarlo a mi tobillo. ¿Quedó claro? Ah, y tampoco permitiré que alguien se acerque a lo que considero mío. ¿Entendido?
Jungkook ladeó la cabeza y sonrió con timidez. ¡Diablos! ese hombre con ojitos de bambi lo tenía contra las cuerdas.
- ¡Di algo por Dios! Si no pensaré que eres tú quien quiere deshacer de m...
Jimin no terminó de hablar, los labios de Jungkook se lo impidieron, sonrió feliz contra su boca. Sediento de ese beso, abrió sus labios para que él accediera y lo besara como le placiera. Tierno y suave o brusco y dominante, de todas formas lo hacía estremecerse. El quería a Jungkook en todas sus facetas.
La pasión estalló como un torrente retenido qué los inundaba de deseo. Jungkook lo despojo de su ropa. Poleron y camiseta volaron al suelo. Jimin, igual de ansioso, hizo lo mismo. Las manos de ambos buscaron el contacto de la piel del otro, sofocados por tanta urgencia de contacto.
Las bocas ya no estaban unidas se deslizaron por donde podían saboreando la piel caliente. Un pezón fue rodeado por los labios de Jungkook y Jimin gimió ronco mientras le pellizcaba el otro con la yema de los dedos. Sin reprimirse, Jimin restregó su miembro contra el de Jungkook mientras sus dedos se crispaban en el respaldo de la silla. Volvió a hacerlo y Jungkook posó sus manos en sus glúteos y lo acercó hacía él, hacía su miembro duro y enjaulado por sus pantalones. La fricción les arrancaba gemidos roncos y respiraciones jadeantes.
Volvieron a buscar sus bocas, a enlazar sus lenguas, a morderse y acariciarse, mientras Jimin cabalgaba el miembro de él cada vez más rápido, cada roce más profundo, a punto de explotar. No había tiempo para algo más, les urgía complacerse, sentirse uno, cabalgar la ola del orgasmo hasta quedar con los huesos blandos, y la deliciosa calma de hacerlo con la persona amada
Jimin gritó , no se contuvo al sentir como el placer de su descarga le enviaba ramalazos de placer por cada parte de su cuerpo. Jungkook buscó su boca y lo besó profundamente, sus manos alrededor de sus caderas se tensaron y su orgasmo lo sacudió. Jimin podía sentir su respiración jadeante dentro de su boca. Se abrazaron terminado el beso y se quedaron en la misma posición un largo rato. Las palabras no eran necesarias sus cuerpos se lo habían dicho todo. Y tampoco importaba el desastre en sus pantalones, era más importante sentir sus corazones latiendo como uno.
Terminaron finalmente en el baño, besándose y lavando la esencia de su pasión de sus cuerpos. Todo era perfecto. Todo estaba en su lugar. Jimin se dejó mimar. Jungkook lo consentía. No necesitaban nada más.
Ya vestidos fueron a almorzar, rieron mirándose a los ojos como dos críos. Jungkook no había dejado de sonreír. Eso lo hizo sentir que por fin su hogar, su familia se había consolidado. Algo por que vivir y luchar. Jimin sonrió feliz.
El resto de la tarde se acurrucaron en el sofá viendo películas viejas hasta que llegara la hora de ir por Marcus. Mientras tanto aprovechaban su último día sin las complicaciones que se vendrían.
Marcus les alegró el resto de las horas con su parloteo incesacente y sus juegos con Eyolf y Jungkook. Jungkook era un niño cuando se trataba del niño.
Jimin los miraba desde la cocina con los ojos acuosos. Tenía miedo que esta felicidad le fuera arrebatada. Tenía miedo de perder a Jungkook. Tenía miedo de lo que se avecinaba.
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