Jimin ya se encontraba en su casa con Marcus, Jungkook y Eyolf, su familia. Marcus ya dormía con Eyolf al lado de su cama. Él y Jungkook esperaban a Nam-joon en la salita con café recién hecho.

- Pensé que te habías olvidado de ése brevaje nocivo - dijo Jungkook mirando a la cafetera como si fuera el enemigo.

- De vez en cuando, no me va a matar. - le dijo Jimin riéndose de lo extremista que era.

Jimin se libró de la cátedra de Jungkook sobre el café, al sonar el motor de un auto deteniéndose fuera de la casa. Jimin fue inmediatamente a la puerta para recibir a Nam-joon.

- Pasa, Jungkook ya está en la sala - le informó Jimin.

Nam-joon asintió y se sacó el abrigo dejándolo en el perchero para luego dirigir sus pasos hacia la salita.

Jungkook estaba parado junto a la ventana. Miró a Nam-joon sin sonreír ni hablar. Su mirada fija intranquilizó al detective. Se sentía bajo una lupa, siendo escaneado y analizado al mismo tiempo. Se quedó quieto mirándolo también .

Cuando Jimin entró los encontró mirándose fijamente. Suspiró largamente.

- No empecemos de nuevo con lo mismo. Se lo digo a los dos. Si queremos que el plan funcione pongan un poco de su parte. No son niños por Dios santo.- se sentó en el sillón ignorándolos.

Jungkook inmediatamente lo hizo a su lado. Nam-joon enarcó una ceja y se sentó frente a ellos.

- ¿Café? - le ofreció Jimin.

Nam-joon asintió, pero seguía mirando a Jungkook. Jimin le pasó una taza humeante. Nam lo tomaba sin azúcar.

- ¿Sabes lo nocivo qué es el café? - le preguntó Jungkook.

- Jungkook... - empezó a decir Jimin.

- ¿Porqué esa manía de envenenarse con ése brebaje? - continuó Jungkook.

- Mira, hombre - Nam-joon sonrió irónico - el café y los detectives son como un matrimonio, ¿logras entenderlo?

- No. Se supone que en el matrimonio ninguno causa la muerte del otro - masculló Jungkook.

Nam-joon soltó una carcajada.

- Sólo si ambos se aman, si supieras la cantidad de matrimonios donde uno de los cónyuges asesina al otro...

- Eso no es un matrimonio - le refutó Jungkook.

- ¿Entonces que se supone que es? - preguntó Nam-joon burlón tomando un sorbo de café lentamente y exagerando el placer de beberlo.

- Un contrato. Sólo firmas en un papel, sin contenido.

A Nam-joon se le desencajó la mandíbula.

Jimin sonreía. Era imposible torcerle el brazo a Jungkook. El primer round lo había ganado Jungkook. Jimin esperaba que no siguieran, sino sería una larga noche.

- ¿Y qué bebes tú? - preguntó Nam-joon.

- Agua. No necesitamos otra cosa. Hasta los animales son más sabios. Nunca comen o toman lo que pueda dañarlos.

- Ok, ok, buen punto. Pero no por eso dejaré el café.

- Nunca he dicho que lo hagas. No me importa. No es relevante para mí.

Jimin seguía sonriendo. Y también sintió ternura por Jungkook. Dejó la taza de café y la cambio por un vaso de agua.

- ¿No vas a tomar café? - le preguntó Nam-joon incrédulo. Jimin no empezaba el día sin una taza de él.

- Debo cuidarme. Ahora tengo a Marcus. - dijo Jimin y miró a Jungkook sonriéndole.

Ver su cara de felicidad al oírlo lo hizo desear estar a solas con él.

- Realmente eres otro. - dijo Nam-joon meneando la cabeza y tomándose de un sorbo el resto de café. - Empecemos de una vez. ¿Cuál es el plan?

Jimin se puso serio.

- Jungkook le envío una nota a su tío citándolo para una entrevista. Obviamente Jeon Wilks tratará de atraparlo, pero nosotros estaremos tras él. La idea es que consigas un micrófono espía para colocarle. Su tío nunca sospechará de eso, de todas formas debe ser imperceptible para evitar complicaciones. Cuando Jeon Wilks le diga el lugar, nosotros pondremos cámaras para grabar y tener pruebas, y llegaremos antes que él para escondernos y ver lo que sucede.

- Todo bien, ¿pero cómo mierda lo explicaremos? Las pruebas serán desestimadas porque no hay una orden del jefe para esta redada y nos darán de baja por insubordinación y quizás hasta el jefe pierda su cargo. ¿Pensaste en eso?

- Hemos pensando en todo - intervino Jungkook - Jimin hablará con su jefe diciéndole que le llegó un dato de que yo me reuniré con Wilks. Así será todo legal. Imposible que se niegue a atrapar a dos peces gordos de una sola vez - Jungkook sonrió truinfal.

Nam-joon lo miraba atónito.

- ¿Estás de acuerdo, Nam? - le preguntó Jimin impaciente.

- Sí. Esperemos que no haya sorpresas en el camino...

- Para evitar problemas, nadie, aparte de nosotros puede saber nada. No hablaremos más del asunto y menos en su lugar de trabajo - Jungkook lo miró retador - Aún no descubren quién es el que está filtrando información en la brigada.

Nam-joon lo miró de arriba a abajo.

- ¿Es una orden? - preguntó belicoso.

Jungkook iba a responder que si, pero Jimin intuyéndolo habló primero.

- No, Nam. Jungkook es poco diplomático y a veces no sabe expresarse adecuadamente. Es sólo que el espía es el único cabo suelto qué puede estropearlo todo.

Nam-joon meneó la cabeza un poco más tranquilo.

- No tenían que decírmelo. Yo lo sé.

- Sí, yo también lo sé - reafirmó Jimin con afán conciliador.

Nam-joon se levantó.

- Bueno ya que estamos claros, me marchó. Recuerda que se supone que te estoy resguardando. Haré unas rondas para que las cámaras me vean y luego me iré.

- Gracias, Nam.

- ¿Mañana vienes a la brigada?

- No. Le pedí el día al jefe. Quiero visitar la tumba de Stella. - su voz se apagó.

- Lo siento - Nam-joon le apretó el hombro y luego miró a Jungkook - cuídalos.

- Siempre - fue la escueta respuesta de Jungkook. El daría su vida por Jimin y. Marcus si fuera necesario. - Gracias.

Nam-joon sonrió. Y luego se fue. Sabía que lo que Jungkook había dicho era cierto. Jimin estaba seguro a su lado. Tal vez se había equivocado. Tal vez Jungkook merecía una segunda oportunidad. Lamentablemente le había arrebatado la vida a dos personas, y eso no se podía borrar por más que lo quisiera.

Por ahora, lo único que importaba era la seguridad de su compañero. Si Jimin confiaba en Jungkook, él también lo haría. Claro que después tendría que apresarlo. La ley era una sola e igual para todos.