Jeon Wilks, mi tío, no sólo tenía una obsesión insana conmigo... También la tenía con los lobos salvajes.

El lobo es el símbolo del poder de la naturaleza. Que tanto protege como destruye. Los lobos piensan, suenan, hacen planes, se comunican unos a otros de forma inteligente y se parecen más a nosotros que cualquier otro ser vivo. Son animales inteligentes, de sentidos muy desarrollados, especialmente la capacidad olfativa...Pero paso por alto una cosa. Su lealtad y gran capacidad de dar amor.

Descubrí que su experimento también los involucraba. Habían muerto una quincena de lobos en su laboratorio. Eyolf fue el último que le habían traído, especialmente para mí. Tenía tratos con algunos habitantes de la zona oscura qué los cazaban para él. Ahora le proporcionan humanos para tráfico de órganos.

Eyolf era un lobo negro, grande y fuerte, extremadamente salvaje. Mi tío nunca pudo someterlo. Lo mantenía sedado la mayor parte del tiempo. Nos mantenía a ambos en el mismo cuarto. Yo lo observaba. Se ganó mi respeto y admiración. Tan salvaje, tan indómito, tan digno. Supe que jamás se sometería y lucharía por sobrevivir... Eso nos unió.

Pasamos juntos por el horror de ser intervenidos, por el dolor inhumano del suero invadiendo nuestro torrente sanguíneo. Había días en que apenas éramos capaces de respirar. Y vino la segunda etapa. Empezó a hacerme transfusiones con la sangre de Eyolf. Casi muero. Pero no fue todo...

Transplantó la mitad del hígado de Eyolf en mí, y parte del mío en Eyolf. Agonizamos por días. Y la mirada de Wilks se hacía más eufórica al ver que día tras día seguíamos respirando.

Aún no sabía cuál era el fin de todo lo que estaba haciendo.

Yo empecé a sufrir algunos cambios físicos. Mi olfato había mejorado, mi audición y mi fuerza también. Y lo más increíble, podía comunicarme con Eyolf. Podía sentirlo y sentir lo que él sentía.

Recuerdo que lo primero que sentí, yo que nunca había sentido, fue el odio, Eyolf lo odiaba con todo su ser. Una emoción poderosa qué casi me mata. No sabía procesarla. Caí en coma. Eyolf me mantuvo vivo. Manejo con inteligencia mi incapacidad emocional hasta que logré asimilarla. El era parte de mí, como yo de él.

Cuando desperté mi tío me acribilló a preguntas. Yo guarde silencio sobre todo lo que había descubierto. Pero sabía que no se detendría. Por accidente, más bien por un descuido suyo, leí su próximo paso : intervenir nuestros cerebros para lograr nuestra obediencia absoluta.

Al fin lo vi claro. Seríamos sus títeres si descubría los alcances que había logrado su experimento conmigo y Eyolf. Debíamos huir.

Esa noche, nos encerró como siempre que se iba. Rompí la cerradura e incendié el laboratorio. Huí con Eyolf hacia el bosque. A su guarida. Me mantuve por meses con lo qué el cazaba. Salía sólo de noche por temor a que la gente de la zona oscura me viera y dieran aviso a mi tío. Mi cuerpo siguió evolucionando. Mi musculatura se hizo fuerte y también noté atisbos de una parte animal que se iba apoderando de mi mente. Si seguía así perdería mi raciocinio y me convertiría en una bestia despiadada. Eyolf nuevamente me mantuvo cuerdo. Fue ahí que descubrí el búnker. Tenía que hacer algo para detener lo que fuera qué me estaba sucediendo. Empecé a salir de noche y a robar en los laboratorios clandestinos de zona oscura. Improvisé uno aquí, para analizar mis muestras de sangre. Mis células habían mutado y seguían haciéndolo. Tenía que detenerlo, antes de convertirme en una bestia salvaje y sin raciocinio . Por suerte antes de huir había tomado una muestra de lo que mi tío nos inyectaba a mi y a Eyolf. Trabaje con eso de base, con el tiempo en contra... Y lo logré.

Por un año entero tuve que inyectarme el nuevo suero que creé ... Ahora ya no lo necesito. Siempre habrá en mí una parte animal. Siempre estaré conectado a Eyolf.

Mi tío creyó que morí en el incendio... Ahora ya sabe que no fue así. El sabía de los pañuelos y los colores que usábamos con mamá, por eso busqué mis primeras víctimas, para llamar su atención, para atraerlo. No quería matar por matar, por eso las elegí cuidadosamente, pero no logré mi objetivo y tampoco quería más víctimas, fue cuando te vi. Eras perfecto para mis planes, tú serías quien le confirmaría qué seguía vivo. Conociéndolo, sabía que me querría de vuelta. No había logrado ningún otro que sobreviviera a su experimento. Nosotros, yo y Eyolf lo queríamos muerto. Que pagará lo que nos había hecho.

Eyolf perdió su familia, su manada, sus cachorros.

Cuando regresó al bosque su hembra tenía un nuevo alfa, su manada tenía un nuevo líder. No tenía nada. Estaba tan solo como yo. Ahora éramos familia. Su lealtad, su amor, su protección, la volcó completamente en mi persona. Gracias a él yo sobreví todos estos años.

Los lobos son especialmente fieles. Un macho y una hembra se reproduciran juntos el resto de su vidas. Así, una manada está formada por una pareja dominante y una serie de crías que el padre y la madre protegen ferozmente.

Cuando te elegí, te veía como un medio para lograr un fin. Eso fue cambiando a medida que fui conociéndote, estabas tan solo. Como yo. Después se sumó Marcus y me prende de ése niño. Empecé a verlos como mi manada. Sentía una compulsión feroz de protegerlos. Nunca dejaré que nadie les haga daño... Aunque tenga que matar para lograrlo. Cuando hablo de apego, me refiero a eso. Te elegí como mío. Eso no quiere decir que te quiero sometido y débil. Te quiero como mi compañero, fuerte, inteligente, capaz de todo por defender a Marcus. Nuestro cachorro.

Jungkook se detuvo para mirarlo.

- ¿Comprendes ahora?¿Estas dispuesto a aceptar una vida a mi lado sabiendo lo que sabes de mí ahora?

Jimin no apartó la mirada. Había errado en todo lo referente a Jungkook.

Se levantó de la silla y se acercó. Se arrodilló a su lado y tomó sus manos.

- ¿Cómo puedo negarme? Nadie, escucha bien, nadie me ha dado lo que tú me das. Eres más humano que muchos, más leal que muchos, siento que no te merezco...

- Eso lo decido yo. Y ya decidí.

Jimin, se sintió tocado profundamente. Jungkook valía el riesgo. Lo quería a su lado.

- Yo también. Yo te elijo Jeon Jungkook.

Luego lo atrajo hacia sí y lo besó para demostrarle que no habría arrepentimiento de su elección nunca más. Que juntos tendrían una familia. Su manada donde Eyolf estaba incluido.

Por primera vez el lobo no gruñó mientras se perdían en sus bocas. Parecía entenderlo y aceptarlo al fin.