Capítulo 49
La frialdad de Jungkook quedó atrás. Jimin lo sentía en los huesos. El beso fogoso fue transformándose poco a poco en pura miel. Estaba en un cielo donde el dolor de la pérdida de su hermana quedaba en pausa. No era consciente de nada más que del calor de su boca, de su aliento, de su humedad. Él se estaba entregando, confiando nuevamente y Jimin se sintió remecido hasta lo más hondo de su ser. No le iba a fallar otra vez. Podía creer que no tenía emociones, pero Jimin tenía serias dudas al respecto. Ya no se ponía tieso y tenso, claro que algo aún quedaba, su respiración agitada y un leve temblor en sus manos acunando su rostro y aún así, no lo alejó. Era un buen comienzo, tenía la plena seguridad de que lo superaría, qué se acostumbraría a su cercanía, al calor que podía darle.
Cuando el beso terminó, Jungkook sonrió sobre su boca y respiró hondo su mismo oxígeno, frotó suavemente sus pulgares por sus mejillas y apoyó su frente en la de Jimin.
- ¿Estás bien? ¿No saldrás corriendo? - dijo Jimin poniendo sus manos sobre las de él, recordando el primer beso y su reacción.
- Esta vez no. He estado trabajando en eso...
- Entonces... ¿Sabías que volvería a ti? - Jimin sonrió.
- No. Fue antes... Bueno, no puedo echarme a correr cada vez que nos besemos... Puedo controlar mi mente, ya no soy un niño...- lo dijo con tanta seriedad qué él supo que era un tema que había asumido recientemente.
Jimin largó una carcajada. Obviamente se había dado cuenta de que no era un niño. Tuvo la evidencia ante sus ojos.
- Jungkook no tienes que controlarla, esa es la chispa de una relación.
- Si no lo hago, puedo colapsar. Todo es nuevo para mi... Eres la primera persona que invade mi espacio personal.
Jimin le besó la nariz. Lo sabía. Jungkook le había contado que su madre había desistido de hacerlo. El no. Le daría tiempo a acostumbrarse, a saber que el contacto podía ser bueno.
- Me siento honrado. Eres único.
- ¿Y si te aburres? - preguntó Jungkook.
- Nunca. El premio de esa espera, lo vale.
- ¿Tanto te gusto?- preguntó Jungkook incrédulo, con sus ojos de bambi inocente.
- Sí. Y no es sólo algo físico. Me gusta como te transformas cuando estás conmigo. Me haces sentir cosas que había dado por perdidas, me vuelve loco tu cerebro analítico y la respuesta inocente y cándida de tu cuerpo. No voy a renunciar a ti. Ya no puedo.
- Eres cursi - Jungkook sonrió burlón - el detective furibundo y rudo, blandito y dulce como un mochi.
- ¿Quieres que sea rudo? - Jimin elevó una ceja puedo serlo...
- No. Me gustan los mochis. El rudo soy yo.
Jimin se largó a reír. Se sentía... ¡Diablos se sentía bien!
- Estoy bien con eso, claro que no esperes que me comporte como una nena. Soy hombre igual que tú...
Ahora fue Jungkook quien soltó una carcajada.
- Te aseguro que lo sé.- se separó para tomarlo de improviso nuevamente en brazos- vamos a la cama, te enfriaras.
- Tú puedes entibiarme - Jimin lo miró y meneó alternativamente las cejas.
- Puedo decirle a Eyolf que duerma contigo - lo miró burlón - su pelaje es muy caliente.
- ¿Eyolf? ¿Él está aquí?
- Porsupuesto. Ha sido mi compañía por años.
- Creo que no le agrado - Jungkook lo depositó en la cama.
- Está celoso. Es muy territorial conmigo. Dale tiempo, él aún no confía en ti.
- Nunca pensé que tendría de rival a un lobo.
- No son rivales. Son dos apegos muy diferentes.
"Apego " esa palabra de nuevo.
- Espero que Eyolf lo entienda. No creo salir vivo si me enfrentó a él.
- Cachorro... Él lo sabe. Ya te habría matado si no lo supiera.
- Super tranquilizador - bufó Jimin.
Jungkook rió. Esa risa lo entibiaba. Le hacía querer oírla de por vida. Jungkook lo arropó y le acomodó las almohadas, tomó el pocillo de frutas picadas y se la pasó.
- Come. Luego las pastillas. - le ordenó Jungkook.
- ¿Te iras ahora? - preguntó Jimin, renuente a separarse. Lo quería a su lado.
- ¿Quieres que me quedé? - preguntó Jungkook como si fuera algo inverosímil.
Jimin entendió su miedo. Ahí todavía.
- Siempre.
Jungkook botó el aire qué estaba reteniendo y se pasó las manos tímidas por su pelo negro y un poco largo.
- Está bien. Traeré un sillón...
- ¡Epa! - Jimin entrecerró los ojos - ¡Aquí! - golpeó el lado de la cama vacío.
Lo vio abrir los ojos y tragar saliva.
Jimin sonrió nuevamente.
- Prometo comportarme. Tal vez un beso más... - le cerró un ojo.
- Eso me temía. De verdad te gusto. Soy una pobre víctima - resopló y luego meneó la cabeza.
- Mucho. Mírate, todo sexy y musculoso... Lástima que no pueda hacer más - lo miró coqueto.
- Me siento como un trozo de carne. No se si me gusta...
- Créeme, te gustará.
- Y eso es lo que me asusta, que terminé gustándome demasiado.
Jimin se largó a reír y Jungkook salió de la habitación regresando poco después con una camiseta vieja y unos pantalones holgados de algodón, pero no venía sólo. Eyolf entró y se sentó a los pies de la cama retándolo con la mirada.
Jimin miró a Jungkook.
- ¿Es en serio? ¿Él va a dormir aquí también?
Jungkook levantó las mantas y se acomodó a su lado todo tieso y sin tocarlo. Jimin se olvidó del duelo de miradas que mantenía con Eyolf.
- ¿Nunca has compartido la cama?
- Sí.
Jimin lo miró estupefacto.
- Hombre o mujer - preguntó con algo de celos. Se había hecho la idea que era el primero en todo con Jungkook.
- Ninguno. - le señaló a Eyolf y sonrió.
- ¡Mierda! - exclamó Jimin - Esté lobo me lleva la delantera.
Jungkook sonrió más relajado.
- Pero el no me ha besado. Ahí ganas tú.
Jimin no resistió las ganas y le beso el cuello.
- Menos mal, sería raro.
Jungkook abrió la boca y la cerró. Jimin se largó a reír y luego le sacó la lengua al lobo.
- Acostúmbrate, Eyolf. Tu amo ahora tiene dueño.
- No soy su amo... Nuestra conexión es difícil de explicar. Le debo la vida, así como él me debe la suya.
Jimin notó que no mentía. Había respeto en como hablaba de él. Era como si el lobo y Jungkook fueran uno. No había jerarquía entre ellos... Mañana le preguntaría. Quería saber que había pasado con él después de desaparecer y porqué lo había hecho. Pero por hoy no quería pensar en nada más feliz de tenerlo acostado a su lado.
Eyolf se aburrió del duelo unilateral, rodeó la cama y se acostó en el suelo pero al lado de Jungkook. Jimin suspiró aliviado. Tener al lobo cerca todavía lo intranquilizaba.
- ¿Puedo acercarme?
Jungkook asintió y estiró su brazo por debajo de su cuello, cuidando de no pasar a llevar su herida. Jimin recostó su cabeza entre su hombro y pecho. Sintió más que vio la mirada de Jungkook sobre sí. Levantó la barbilla para mirarlo.
- ¿Qué?
- Dijiste algo de un beso...
Jimin sonrió y se acercó a su rostro sonriendo.
- Pensé que no lo dirías nunca.
Jungkook le acarició el pelo y lo acercó a su boca. Jimin ya no habló más. Estaba demasiado ocupado saboreando los labios de su hombre.
*Crédito al dueño del fanart.
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