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Capítulo 40

Sólo habló con su jefe de la entrevista qué tuvo con Héctor Guerra, y él quedó tan estupefacto como Jimin.

Ahora no sólo era el tío del asesino, sino que estaba totalmente implicado en el caso del tráfico de órganos qué investigaba Taehyung.

Eso le daba un cariz totalmente diferente a la investigación. Jeon Wilks era un criminal peligroso y muy difícil de atrapar. Era un hombre tan seguro de su poder qué había cometido sus delitos bajo las mismas narices de toda Ciudad Escarlata y obviamente sus redes de corrupción abarcaban gente poderosa que lo apoyaba... Incluso en la brigada tenía ojos. Se lo dijo al jefe para que todo lo que le había informado se mantuviera en estricta confidencialidad por dos razones: no sabía aún quién era el infiltrado dentro de la brigada y, porque aún no había pruebas concretas qué culparan a Jeon Wilks.

El jefe estuvo de acuerdo también le dio carta blanca para que hiciera lo que tuviera que hacer para conseguir dichas pruebas. Por el momento lo único que tenía era la entrevista grabada de Héctor Guerra y Jeon Wilks podía echarla abajo de un plumazo.

Héctor tenía preocupado a Jimin. Temía que en cualquier momento apareciera muerto dentro de la prisión. Estaba casi un noventa y nueve por ciento seguro que a estas alturas Jeon Wilks ya se había enterado de su visita. Ése hombre no merecía terminar de esa forma. Era completamente injusto.

Nadie podía hacer nada. Excepto Jungkook. Ya no tenía problemas de conciencia por recurrir a él. Confiaba en Jungkook más que en todos sus compañeros. Tenía que recurrir a su ayuda nuevamente.

Nam-joon se había dado cuenta que algo se traía entre manos, pero a pesar de confiar en él, no correría ningún riesgo. Notó su sorpresa cuando evadió sus preguntas y finalmente desistió. Lo único que le dijo fue, que si necesitaba ayuda, no olvidara qué contaba con él. Jimin se lo agradeció sintiendo cierta culpabilidad, pero mientras no supiera quien era el infiltrado tenía que andar con pies de plomo.

Taehyung también lo acribilló a preguntas cuando le informó que el caso del tráfico de órganos ahora quedada en sus manos. Taehyung se sintió frustrado y molesto. Se desmoronó aduciendo qué no había sido capaz de encontrar culpables ni pistas... Jimin lo tranquilizó diciéndole que no era así, que había realizado bien su trabajo, pero que el jefe lo quería a él por las nulas pesquisas para atrapar al asesino serial y como no habían nuevas víctimas había dejado la investigación en pausa.

Finalmente Taehyung lo aceptó entregándole todo la información que había recopilado y como estaba a cargo de Jimin, éste le encargó qué buscará a todas las personas desaparecidas durante los últimos dos años. Taehyung se sintió más conforme ya qué seguiría en el caso, claro que no a cargo, sino que bajo la supervisión de él. Era un lío de igual forma porque no podía ponerlo al tanto de todo lo que había averiguado.

Héctor le narró los espeluznantes experimentos qué se llevaban a cabo en Labs Wolf. Jeon Wilks estaba utilizando humanos y animales para sus investigaciones, no pudo ver que tipo de animales aunque por sus gruñidos pensó que eran perros salvajes. El hombre estaba probando una especie de suero, había muchos tubos de ensayo con sangre y líquidos y también un compartimento de frío donde habían órganos humanos que en su mayoría eran hígados. Había cadáveres abiertos en la zona del abdomen. Aterrado salió de ahí sin indagar más. Héctor no sabía bien el fin que perseguía Jeon Wilks, el lo descubrió por accidente, pues los experimentos se llevaban a cabo en una zona restringida de las instalaciones donde sólo ingresaba personal autorizado. Después de su hallazgo fue despedido sin ninguna explicación, simplemente llegó a trabajar al día siguiente y no lo dejaron entrar. Había sido descubierto por las cámaras ocultas del laboratorio. El ni siquiera tenía la intención de hacer público lo que había visto, ni siquiera lo entendía, pero al ser despedido pensó que lo que había visto no podía ser legal y decidió hablar. Ya no pertenecía a Labs Wolf y no le debía lealtad por contrato. Nunca pensó que su decisión le traería tan malas consecuencias. Nunca imagino el poder que tenía Jeon Wilks. Nunca imaginó en que se había metido. Ahora entendía que era tan insignificante que Jeon Wilks ni siquiera se preocupó por deshacerse de él como testigo.

¿Quién le creería a un empleado despedido por robar en el lugar que trabajaba?

Era la palabra de Jeon Wilks, un científico prominente, premiado y querido, un orgullo para Ciudad Escarlata. Y él un ciudadano común y corriente que se había atrevido a traicionar la confianza de quien le daba trabajo. ¿A quién le creerían? Comprendió demasiado tarde que la justicia no era tan recta como el lo creía.

Jimin necesitaba demostrarle que si había personas que luchaban por la justicia, por atrapar a quienes pensaban que podían cometer crímenes y quedar impunes, que la justicia en la que él creía no hacía distinción de clases sociales... Y para eso necesitaba a Jungkook.

Marcus ya se había dormido cuando lo llamó. Silbó largamente con la esperanza de verlo aparecer. Sentía una mezcla de ansiedad y expectación, salpicada de incertidumbre y dudas. Quería verlo, pero a la vez tenía miedo. Miedo a que al verlo no pudiera contener sus reacciones. Debía reconocer que lo había extrañado.

Sintió sus vellos erizarse, pero ahora se le sumó el disparatado latir de su corazón. Jungkook estaba tras él. Más nervioso qué nunca, se giró lentamente y sus ojos quedaron anclados en esas orbes negras y brillantes.

Jungkook sonrió de lado y sus dientes brillaron en la penumbra de la habitación. Una calidez recorrió el cuerpo de Jimin, habría sonreído, pero tenía miedo. Miedo a lo que este hombre le hacía sentir.

- Me llamaste, cachorro.

Su voz sonaba tan bien... Cachorro sonaba bien...

Jungkook se acercó y acarició su mejilla con el pulgar.

- He tomado una decisión, cachorro. Desde ahora eres mío. - Lo dijo con total convicción, sin temor ni dudas. Y porsupuesto sin ningún tipo de consentimiento. En otro momento Jimin habría rebatido su declaración. Ahora estaba totalmente de acuerdo. Quería ser suyo. Quería pertenecerle. Aunque no sabía que era exactamente lo que Jungkook quería decir con su declaración.

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