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Capítulo 4

—No ha ingresado nadie a ninguno de los hospitales con el miembro cortado —fue lo primero que le informó Taehyung cuando lo vio salir del edificio de los dormitorios.

—Bien. —Fue la escueta respuesta de Jimin mientras se abría la puerta de la camioneta—. Voy a la brigada.

Taehyung asintió.

Jimin ya se disponía a irse cuando una chica se acercó a ellos.

—¿Puedo hablar con usted? —La chica se dirigió a Jimin—. Es sobre Joshefine... la chica asesinada...

—¿Era tú amiga? —preguntó Jimin bajándose de la camioneta.

—Sí. —Hubo un ligero titubeó en su respuesta, casi imperceptible, pero no para él.

—Te escucho —dijo Jimin sin dejar de mirarla.

—Ella..., Joshefine..., fue víctima de una violación hace unos meses atrás.

—Creo que este no es el lugar apropiado para hablar —dijo Jimin— deberás acompañarme a la brigada para tomarte declaración...

—¡No! —Lo interrumpió la chica totalmente pálida—. Sólo... sólo quería que lo supieran.

—¿No quieres que se atrape al culpable? —preguntó Jimin.

—Tal vez Joshefine se suicidó... Tal vez no haya un asesino... — balbuceó la chica—. No quiero verme involucrada.

—Primero; tú amiga fue asesinada. Segundo; ya estas involucrada. —dijo Jimin mirándola fríamente.

La chica retrocedió unos pasos.

—Llamaré a mis padres primero.

—Espero que tomen la decisión correcta. No quiero verme obligado a hacerte declarar.

La chica asintió y se dio la vuelta perdiéndose entre los estudiantes que rodeaban el edificio.

—Jimin, creo que la has asustado —le dijo Taehyung— esto no cuenta como una declaración. No podrás hacer nada si no quiere hacerlo.

Jimin gruñó y se subió nuevamente a la camioneta. Taehyung tenía razón. Pero de alguna forma haría que declarará. Era lo único que tenía sobre estos asesinatos. Encendió el motor y salió de la universidad.

Sentado frente a su escritorio, con los informes forences del primer caso en la mano, empezó a leerlos.

«Muerte por asfixia. Causa estrangulamiento. Cuerpo sin otras señales de violencia. Restos de pelo canino en el pañuelo»

Jimin terminó de leer el resto de los datos que no aportaban mucho más. ¿Pelos caninos? ¿La víctima tenía un perro? ¿O el asesino era quién lo tenía?

Jimin levantó el teléfono y marcó el número de prisión. Necesitaba salir de dudas. Cuando tuvo la respuesta, finalizó la llamada.

La víctima no tenía perro. Tampoco gato ni ningún tipo de mascota. Los hijos del matrimonio eran alérgicos a los pelos. Era la primera prueba que dejaba libre de sospechas al marido. Pero no era suficiente. Si los dos crímenes estaban ligados, el hombre quedaría libre. No podía haber cometido el segundo asesinato estando tras las rejas.

Encendió su ordenador. Los pañuelos seguían dándole vueltas en la cabeza. ¿Pero qué tenía que buscar? ¿Color? ¿Flores?. Tecleó color en primera instancia.

«Significado del color azul: el color azul representa la tristeza o la decepción. Los colores según algunos científicos se conectan directamente con las emociones...»

Ahora Jimin buscó el significado de la caléndula. Eran las flores estampadas en el pañuelo y no creía que fuera al azar.

«Caléndula : Flor que representa el dolor, la tristeza y la pena.
Durante mucho tiempo, y a pesar de su color cálido y alegre, la flor de la caléndula ha simbolizado la pena y el dolor que se siente con la pérdida de un ser querido.»

Jimin procesó en segundos la información obtenida. Necesitaba pensar.

Busco el significado del color rojo. Este color está asociado a significados en su mayoría con connotaciones negativas, ira,
vergüenza, peligro, amenaza, agotamiento físico.

La víctima número uno, había perdido a su hijo, según la declaración de su esposo, y no había podido sobreponerse a la pérdida . El color del pañuelo y sus flores eran un  reflejo de las emociones de aquella mujer. ¿Pero porqué?¿Porqué había sido elegida? ¿A qué tipo de asesino se estaba enfrentando?

La segunda víctima, si su amiga estaba en lo correcto había sufrido una violación. Era la primera sospecha que surgió en su cerebro al ver el pene cercenado en sus manos. No sabía su causa de muerte. ¿Pero qué perseguía el asesino con esto? ¿Qué ganaba con arrebatarles la vida?

Por el momento lo único que sabía a ciencia cierta era que tenía un perro. O interactuaba con ellos. Necesitaba urgente el informe del segundo asesinato. Iría por ellos él mismo, no podía esperar sentado allí. Se levantó y salió decidido de su oficina.

En las dependencias de análisis forenses se dirigió de inmediato a buscar a Lorena. Una vieja conocida de sus tiempos de colegio que ahora era médico forense. La encontró en un descanso de su trabajo, tomando un café.

—Detective —dijo cuando lo vio acercarse— lo que sea tendrá que esperar. Acabo de tener un espacio para tomar un café.

—Hola, Lorena —dijo Jimin sentándose frente a ella— necesito tu ayuda.

—¿No puedes esperar a qué termine mi café? —preguntó ella suspirando—. Estamos sobrecargados de trabajo. ¿Qué le está pasando a está ciudad? Hay más muertes que nacimientos —se quejó.

—Lorena, de verdad necesito de tu ayuda.

—Empieza a hablar —dijo suspirando. Jimin era como un perro tras un hueso cuando tenía algo entre ceja y ceja.

—Hubo dos asesinatos, en menos de veinticuatro horas. Creo que estamos frente a un asesino serial.

—Lo que faltaba —bufó la forense.

—Necesito que agilices los resultados de la autopsia de la segunda víctima.

—¡Jimin! Apenas ingresó unas cuantas horas atrás. No podemos apurarlo. Se nos puede pasar algo por alto —le dijo Lorena con molestia.

—Por favor —le suplicó Jimin.

—No me dejarás en paz, ¿verdad? - dijo ella arrugando la frente.

Jimin sonrió sutilmente por respuesta.

—Veré que puedo hacer. Ponte un traje y ven conmigo. No creerías que sólo ibas a esperar. Llenaras los informes. —Lorena tomó de un trago el resto del café y se paró—. Vamos.

Jimin la siguió hasta la sala de autopsias y se vistió con el traje de plástico para seguirla al interior. No había nadie más que ellos en la sala.

—Me debes un buen regalo por esto, detective.

—Cuenta con ello —respondió Jimin y se acercó al cadáver que yacía desnudo en la fría mesa de acero.

La vestimenta estaba en bolsas en una mesa adyacente.

—Los guantes —Lorena le pasó un par y agarró un bisturí.

Estuvieron alrededor de dos horas trabajando. Cuando Jimin salió de las dependencias llevaba en sus manos el informe forense. Ahora estaba seguro. Había un asesino serial.

En el pañuelo había un par de pelos de perro. ¿El asesino lo habría planificado o no se dio cuenta? Jimin suspiró. Más de la mitad de la población en cuidad escarla tenía de mascota un perro. Estaba dónde mismo. En el puto punto de inicio.

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