
Capítulo 26
Salieron de las instalaciones de Labs Wolf en silencio. Pero nada más llegar a la camioneta Nam-joon en vez de dirigirse a su automóvil se subió al lado del copiloto de Jimin.
- ¡Mierda, Jimin!¡La jodiste!
Jimin ni siquiera le preguntó a que se refería. Lo sabía. Pero había sido un arrebato qué no pudo refrenar.
- Si éste hombre... Si Jeon Wilks tiene algo que ver ahora estará prevenido. ¡Tu y tu maldito orgullo! ¡Debiste morderte la lengua!
- Ya sé que cometí un error. Pero no aguanté qué nos viera la cara de imbéciles. ¿Acaso tu le creíste algo?
- Ya no se que pensar... - Nam-joon suspiró tranquilizándose- supongo que algo de lo que dijo es verdad, no iba a inventarse todo así de repente...
- Supongo. Pero mintió con lo del suicidio. Su sobrino está vivito y coleando... ¿Lo sabrá?¿Lo estará protegiendo?
- ¡Mierda, Jimin! No lo sé. Por más que lo observé no note nada raro. Se veía realmente sorprendido cuando le hablaste de su sobrino...
- Yo creo que era una muy buena actuación... - Jimin se calló un instante -... El padre muerto, la madre muerta... No hay amigos. El único nexo es Jeon Wilks y no va a cooperar.- se volvió hacia Nam-joon - necesito que investigues Labs Wolf y a Jeon Wilks. Eso si, nadie puede saberlo...
- Y seguimos mintiendo. ¿Hasta cuándo, Jimin?
- ¿Quieres otra víctima? ¿Tus putas normas pesan más que una vida? - su voz estaba cargada de ira contenida.
- Lo haré. Pero será lo último. - Nam-joon se bajó de la camioneta ofendido y molesto y se fue a su automóvil con la espalda y hombros rígidos. Se fue sin siquiera mirar en dirección a Jimin.
Por eso no creaba lazos. El funcionaba mejor solo. Las normas podían romperse si era necesario, pero Nam-joon era de la vieja escuela y las seguía a rajatabla. Sabía que lo había ayudado por sus sentimientos paternalistas. Sabía también qué sus intenciones no eran joderlo sino mantenerlo a salvo y en lo posible con vida. Golpeó el manubrio frustrado nuevamente. Le hablaría más tarde, cuando estuviera menos molesto.
Se dirigió directamente a su casa. Mientras Nam-joon no le enviara el resultado de sus indagaciones, estaba de brazos cruzados.
No tenía caso pesquisar el papel que le entregó a Joshefine, la víctima número dos, ya que dio por hecho que se trataba de un número telefónico y, lo más probable era que fuera de otro teléfono desechable.
Entró a su casa y decidió llamar a su hermana para saber de ella.
- Hola, Jim. ¿Y esta sorpresa?
- Hola nena. Te extrañaba. ¿Eso es malo?
Escuchó la risita suave de Stella.
- No tonto, yo también te extraño. ¿Éstas bien? Te noto la voz cansada.
- Estoy bien nena. Pero cuéntame de ti, ¿qué has hecho?
Stella se dedicó a contarle sus cosas durante unos diez minutos. Jimin sonreía al escucharla. Llamarla había sido una buena idea.
-...¿Jim?
- Dime, nena.
- Ausgust... Ausgust me pidió matrimonio.
- Supongo que estás feliz, nena. Felicidades.
- Sus padres harán una cena para anunciarlo. ¿Vendrás? Eres mi única familia...
- Claro, nena. Tienes que avisarme con anticipación para organizarme.
Escuchó un gritito de felicidad por el celular.
- ¡Te amo, Jim! Eres el mejor hermano.- gritó Stella.
- Eso es trampa nena - Jimin sonrió - soy el único hermano que tienes.
- Pero eres el mejor.
- Gracias, nena. Tu también eres la mejor. Cuídate, ¿de acuerdo?
- Si. Te amo mucho.
- Yo también, nena.
Se tiró en el sillón tras terminar la llamada. Cerró los ojos. En realidad no sabía cómo sentirse con la noticia de Stella. Era feliz por ella porque sabía que estaba muy enamorada de Ausgust. ¿Pero Ausgust le correspondía en igual medida?
No le había pasado inadvertido como lo miraba durante la imprevista visita que le había hecho. ¿Habría esperado algo diferente de él? ¿Le habría pedido matrimonio a su hermana si el le hubiera dado alguna esperanza?¿Ausgust aún se sentía atraído sexualmente por él? Si ese era el caso, ése matrimonio sería un fracaso. Stella no se merecía eso. Se merecía un hombre que la amara con locura. Un hombre que no albergara dudas. Un hombre que no deseara a su hermano. Tendría que hablar con Ausgust. No permitiría qué se casara con Stella si no la amaba al cien por ciento. Antes prefería decirle la verdad aunque la perdiera para siempre.
Los vellos de la nuca se le erizaron. Él estaba ahí. Se incorporó de un salto y lo vio.
- Hola, cachorro. Tiempo de que retomemos la conversación que quedó pendiente.
- ¿Hace cuánto estas aquí? - farfulló Jimin con todo el cuerpo en tensión.
- El tiempo suficiente... Por cierto felicidades... ¿O debo darte el pésame?
La confusión debe haberse evidenciado en su rostro. Él sonrió burlón.
- Por el matrimonio de Stella. No sé si es una buena o una mala noticia para ti, cachorro... Aunque por como estabas en ese sillón...
- ¿Lo estás disfrutando, verdad? Pero no te daré lo que buscas - dijo Jimin con una calma aparente.
- ¿Y que se supone que buscó? - él enarcó una ceja y sonrió con la boca torcida. Sus ojos negros brillaban.
El maldito se estaba divirtiendo.
- Ya qué eres tan inteligente... Averigualo por tu cuenta, Jeon Jungkook.- Jimin sonrió perversamente.
La sonrisa no le duró mucho. Él ni siquiera parpadeó. Nada raro si lo que su tío había dicho sobre su condición emocional era verdad. Luego sonrió.
- Buen trabajo, cachorro. Sabía que no me había equivocado al elegirte. Mi pregunta es: ¿De que te sirve saberlo?
Jimin parpadeó confundido. Ni siquiera lo negó. Jungkook se acercó y el empezó a retroceder hasta que sus pantorrillas chocaron con el borde del sillón. Se miraron, midiendo sus miradas en silencio. Jungkook le puso el dedo sobre el pecho y Jimin cayó sobre el sillón. Jungkook se inclinó hasta dejar su rostro a centímetros y sonrió mostrando sus dientes blancos e inmaculados. Incluso pudo sentir su respiración abanicándole el rostro.
- Cuando vas a comprender, cachorro, que no habrías dado conmigo si yo no hubiera querido. Mi nombre es irrelevante porque nunca podrás atraparme. Tenía dos opciones : Tú o Glenda... Fuiste un peón para un fin mayor. Algo que tu mente ni siquiera podría imaginar y menos procesar. Soy un monstruo y más vale que siempre lo tengas presente.
Jimin no supo que responder. Su cerebro estaba a punto de hacer cortocircuito.
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