Capítulo 23
Jimin ni siquiera vio cuando Nam-joon se fue estaba concentrado en revisar los videos que su compañero le había entregado.
Revisó primero los de Hermione, la primera víctima. La mujer salía de su casa todos los días a la misma hora, cerca de las once de la mañana, cruzaba la calle y se internaba en un parque de juegos y siempre se dirigía al mismo lugar y se sentaba en una banca frente a unos columpios qué observaba con la mirada perdida. Su sufrimiento era palpable. Tal vez, elucubró Jimin, llevaba a su hijo a esos columpios y ella se sentaba en aquel banco a vigilarlo. Lo supo en cuanto lo vio. Él apareció un día y se sentó a su lado después de un rato le señaló los columpios y ella asintió sin apartar la mirada de ellos. Y así sucedió varias veces. El se sentaba a su lado sin decir nada y luego se iba. Excepto un día en que ella rompió en llanto y se veía que hablaba y él simplemente escuchaba. Nunca trató de acercarse ni de consolarla físicamente como cualquier persona normal haría en ése caso. Después de ése evento desapareció por varios días. La mujer a partir de ese día cada vez que llegaba lo buscaba con la mirada, era como si se hubiera acostumbrado a su silenciosa compañía y luego se perdía mirando fijamente esos columpios. Después de cuatro días apareció y se sentó a su lado, Hermione le sonrió tristemente y volvió su mirada hacia dónde siempre la dirigía. La diferencia es que está vez él hablo por un rato, y ella asentía y asentía, luego él se levantó le entregó un papel y se fue. Ella se veía eufórica, se diría que casi feliz. ¿Qué diablos le habría dicho? ¿Qué contendría el papel que le entregó?
Anotó eso en una pequeña libreta para preguntarle al esposo. Ahora abrió el archivo con los videos de la segunda víctima, Joshefine.
La misma dinámica. La chica salía a las seis de la mañana a correr por el sendero del parque frente a la universidad. Todos los días el mismo recorrido, sola, no se veía ningún otro corredor, y luego se sentaba cerca de un árbol y miraba el horizonte con la mirada extraviada. Al igual que con la víctima anterior un día apareció un corredor, lo reconoció al instante a pesar de la capucha qué cubría su cabeza. La chica no pareció asustarse de su presencia. Él la saludo con la cabeza y se perdió por otro sendero. Y así empezó a aparecer, siempre saludándola con un gesto de cabeza y supuso qué Joshefine se empezó a acostumbrar a su presencia, como los árboles, él cielo, la brisa, él no la incomodaba. Así fue todo el primer mes. Al segundo mes ella también lo saludaba y seguía su camino siempre al mismo lugar, pero un día él siguió el mismo sendero y cuando ella se detuvo le dijo algo señalándole algo y luego el cielo. Ella asintió y se sentó bajo el mismo arbol de siempre y le dijo algo también . Él asintió y luego inclinó la cabeza y se fue. ¿Qué habrían hablado? Había sido breve, pero algo cambió a partir de ése día. Empezaron a correr juntos, sin hablar y se sentaban juntos bajo el árbol y luego se despedían. Casi a mitad del segundo mes ella habló con él, él solo la escuchaba. Ella tenía una expresión corporal de abatimiento, de angustia. Cuando dejo de hablar el habló y ella asentía una y otra vez. Al igual que con Hermione le pasó un papel y luego se alejó. La expresión de ella mirando el horizonte podría interpretarse como de felicidad. Sonreía mientras apretaba el papel en sus manos. ¿Qué mierda tenían esos papeles?
Apagó el portátil y se tendió en el sillón con los brazos cruzados tras su cabeza, meditando sobre el asunto.
El asesino nunca había hecho contacto físico con las víctimas, se apareció en ambos casos ganándose su confianza sin agobiarlas con su presencia, haciendo que día a día les resultara normal tenerlo cerca. No trato de hablarles más bien se diría que las escuchó desahogarse. Sabía que generalmente era más fácil desahogarse con un desconocido qué con alguien cercano. El asesino también debía saberlo. Fue sutil y educado. Realmente sabía lo que estaba haciendo. Las manipuló y ellas ni cuenta se dieron.
A través de los videos ya no podía pensar en las víctimas como un simple trabajo. Era diferente. Era como si hubiera estado ahí siendo un espectador silencioso de sus últimos meses de vida. Algo así como estar viendo las crónicas de una muerte anunciada. Era como si las hubiera conocido y compartido sus aflicciones. Ya no eran un caso más. Ya no podía ser imparcial.
Suspiró cansado y se restregó los ojos. Se había olvidado de comer. Se acercó a la nevera y vio un trozo de atún en un plato sellado con film plástico. ¿Él asesino estaba haciendo lo mismo con él? ¿Haciendo que se acostumbrara a tenerlo cerca? ¿Trataba de manipularlo?
Meneó la cabeza y sacó el plato. No. No era lo mismo. Él jamás había interactuado activamente con las víctimas como lo hacía con él . Él lo había rescatado, lo había curado, le había preparado la cena... Pero no podía vislumbrar porqué lo hacía, cual era su objetivo. Obviamente no era para mejorar su imagen. No ocultaba quien era ni se mostraba agobiado o con problemas de una identidad disociada. No. El estaba seguro de quien era se aceptaba tal cual era. Tampoco podía decir que se tratara de alimentar su ego. Nunca hacía mención o se vanagloriaba de sis crímenes, si lo pensaba bien era como si todo su interés se centrara en su persona. "Fascinante" así se había referido. Era como si realmente disfrutará desarmando los engranajes de su cabeza, de sus sentimientos, de sus miserias, de su dolor.
Metió el pescado al microondas y luego se enfocó en prepararse una ensalada.
Cuando se dio cuenta de que estaba alimentándose exactamente como él le había dicho se sintió frustrado. Estaba comiendo los alimentos que él había comprado. Y cayó en la cuenta de la manera sutil en que se había metido en su vida. Cada cosa le hacía recordarlo. Al final tenía que reconocer que el monstruo era un consumado maestro de la manipulación. Se estaba convirtiendo en una víctima más. La diferencia es que el nunca sería el cordero ofrendándose al lobo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro