Capítulo 16
Llegó a la brigada y Nam-joon lo llevó inmediatamente a su oficina.
—Habla. —dijo con la mandíbula tensa.
Nam-joon raramente se enojaba, pero cuando lo hacía daba miedo.
Jimin se apoyó en el escritorio antes de sentarse lentamente. Se había vuelto a vendar después de ducharse y se había colocado una faja acolchada. Tenía un moretón qué abarcaba casi la mitad de su abdomen y costado. Su espalda no estaba mejor cuando le dio un vistazo en el espejo. De malas ganas, se había tomado los analgésicos que él le había dejado, pero era eso o aguantarse el dolor.
—¿No me vas a decir «te lo dije»? —le dijo Jimin en un intento de suavizar su expresión.
—Habla —Nam-joon lo miró serio y tomó asiento tras su escritorio.
Jimin suspiró. Su intento había fracasado. No estaba seguro de que debía contarle. De lo que sí estaba seguro, es que no le contaría todo. Nam-joon con tal de protegerlo era capaz de hablar con el jefe para que lo sacaran del caso. Y eso no lo iba a permitir. El asesino se había vuelto algo personal.
—Todo iba bien —empezó Jimin viendo como su compañero enarcaba una ceja escéptico— logre ingresar a la zona oscura sin problemas y me metí a uno de los bares para sondear el ambiente antes de hacer preguntas. Entablé conversación con la mesera que me atendió, pero un tipo se acercó y bueno a raíz de que yo le había estado haciendo algunas preguntas pensaron que estaba ahí por lo del tráfico de órganos. En fin, me sacaron fuera para interrogarme y, como no lograron nada, terminaron golpeándome. Al final en un descuido de ellos huí hacia el bosque agarré mi moto y volví a casa...
—Con tu novio —lo interrumpió Nam-joon y le dirigió una mirada indescifrable.
—No.
—No voy a inmiscuirme en tu vida privada, si tienes novio o novia no me interesa...
—Era el asesino, Nam. Hablaste con el asesino.
Nam-joon abrió los ojos y se levantó apoyando sus manos en el escritorio.
—¿El asesino?
Jimin asintió con la cabeza.
—Cuando llegué, me vende y caí inconsciente en la cama... él debe haber ingresado después. En el estado que estaba ni siquiera recuerdo haber cerrado la puerta y menos poner la alarma.
—¡Diablos! ¿Cómo pude ser tan estúpido? Incluso me dejó verte...
—Es inteligente y muy convincente, créeme, no tenías forma de saberlo.
—¡Mierda! Jugó conmigo como si fuera un novato. —Jimin lo miró largamente. Él también lo estaba haciendo. Mintiéndole en su propia cara. Ocultándole información. —¿Por lo menos valió la pena la paliza? ¿Descubriste algo nuevo?
—Sí. Él no vive en la zona oscura. Vive en el bosque plagado de lobos salvajes. Nadie de la zona se atreve a internarse ahí, por eso no me siguieron. Deben creer que fui masacrado por la jauría. También descubrí que tiene un lobo de mascota y dicho lobo ha estado merodeando en la zona oscura y ha matado a algunos hombres. Además ahora conocemos su rostro.
—El muy maldito ni siquiera tiene miedo de mostrarse — farfulló Nam-joon. Jimin sabía que se sentía humillado por el asesino. Lo había engañado y él había caído.
—Mmm..., eso es extraño. Ningún asesino muestra su rostro como si nada. —dijo más para él que para Nam-joon.
—¿Te dijo algo? ¿Te amenazó?
—No. Se limitó a observarme un momento y luego se marchó — mintió.
—¿No sientes miedo? ¡Pudo haberte matado!
—Pero no lo hizo. Esta jugando. Cree sinceramente que no vamos a atraparlo. Quiere joder con nuestras emociones, con nuestra mente. Hacernos vulnerables, temerle.
—Está desquiciado, Jimin. Eso lo hace peligroso para ti.
—No va a lograrlo. Su soberbia será la pistola que detonará en su cabeza.
—Dios te oiga y el diablo se quede sordo —replicó Nam-joon meneando la cabeza. —Te tengo malas noticias —le dijo volviendo a sentarse— como perdí tu rastro me vi en la obligación de hablar con el jefe.
—¡Nam! ¡Debiste haber esperado! —gritó Jimin.
—No. Tu sabes que cada minuto que se pierde puede significar la muerte. No quiero eso en mi conciencia.
—¿Cuánto le dijiste? —preguntó tratando de calmarse.
—Sólo que habías incursionado en la zona oscura... —Nam-joon hizo una pausa— No le dije que el asesino te había llamado y debiera haberlo hecho.
Estaban tan concentrados qué no vieron a Taehyung parado en la puerta.
—¿El a... asesino...? ¿Te llamó?
Los dos detectives se giraron al mismo tiempo.
—Entra y cierra la puerta —le ordenó Nam-joon.
—Jimin... —Taehyung lo miró titubeando.
Jimin resopló e inspiró hondo. No tenía planeado qué Taehyung se involucrara.
—Sí, Taehyung. Me llamó hace un par de días. —Le dirigió una muda súplica a Nam-joon para que no le dijera el resto. Nam-joon meneó la cabeza y asintió.
—¿El jefe lo sabe? —preguntó Taehyung mirando de uno a otro.
—No. Y tú tampoco se lo dirás. Ahora no es oportuno. ¿Guardaras el secreto? —Jimin lo observó esperando su respuesta.
—Claro que sí, ¿pero no es peligroso para ti? —Había preocupación en su voz.
—Sí, pero todos nosotros sabemos el peligro qué conlleva nuestro trabajo.
Taehyung asintió.
—No diré nada. Puedes confiar en mí, lo sabes, ¿verdad?
—Lo sé, Taehyung. Por algo te tomé a mi cargo. Ahora mejor voy a hablar con el jefe antes de que me llame —Jimin se levantó y una expresión de dolor tiñó sus facciones. Vio a Taehyung mirándolo con los ojos abiertos.
—Qué Nam-joon te cuente —dijo mirando a éste antes de salir.
Nam-joon lo iba a matar, si no lo hacía antes el asesino, por todo lo que le estaba ocultando.
*Créditos a los creadores de los fanart.
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