Capítulo 7. El hospital
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YYY
Capítulo 7. El hospital
Bakugo Katsuki provenía de una familia disfuncional y rota, fue lanzado a un mundo que estuvo por engullirlo vivo, pero en las llamaradas infernales que amenazaron con calcinarlo hasta sus cimientos; el chico aprendió las cosas que tenía que hacer para volverse fuerte. Una vida llena de golpes duros, que lo forjaron en lo que era hoy en día. Bakugo aprovechó su talento para ascender y poder largarse para siempre de aquellas cosas que lo mantuvieron anclado por años. Alejarse de esas personas y esos rumbos que no le traían recuerdos agradables. Por lo que en la extraña filosofía que él había tatuado a fuego en su piel; el cuidar de las "virtudes", el ayudar a otros era símbolo de debilidad, por lo que le dijo Kaminari; para él era algo interesante pero no menos patético. Pasar sobre quien fuera para conseguir sus objetivos era lo que lo definía. Katsuki pensaba que si bien él era una mierda, su talento lo volvía alguien en esta vida, ganándole un lugar en este mundo. Por eso, no pudo perdonar el hecho de que un niño hermoso le derrotara en muchas cosas con una facilidad que parecía querer burlarse de él. Como si todo lo que tuvo que abrirse paso en la vida, no tuviera sentido al lado de ese mocoso.
Por lo que escuchaba, el chico Midoriya era buena persona y trabajador. Igualmente, en el paseo por el lugar insistió en ir a ver el pequeño hospital que tenían ahí, porque escuchó rumores de que el manquito de mierda pasaba mucho tiempo en ese sitio.
Su vecina era consciente de sus intenciones, se notaba que fingió no saber quién era y sobre lo ocurrido entre él y Midoriya. Lo que le decía, que la tipa no quería meterse directamente pero probablemente, tenía cierta curiosidad morbosa. Fuera como fuera, tendría cuidado sobre que le decía o que no.
Por fin llegaron a un hospital de esos pequeños con lo básico que había en las ciudades chicas, todo blanco y en los bordes, había un color lavanda y las clásicas puertas de cristal. Katsuki estaba acostumbrado a los doctores y hospitales, sin embargo, los odiaba.
─ Si das la vuelta, lo más probable es que des con pediatría y ahí, desde el jardín podrás ver a Midoriya.
Habló Mina con una extraña sonrisa amable y real, o sea que las sospechas del rubio eran ciertas, esta tipa le mintió y sabía desde el principio cual era el verdadero motivo de aquella salida. Bakugo le envió una mirada significativa, como si con solo mirarla de esa forma, pudiese escrudiñar lo más profundo de su alma.
Ashido lanzó una risa real y no burlona ante la confusión ajena. La situación le parecía divertida.
─ Yo sé que quieres derrotarlo, y piensas que la venganza es el único camino pero me parece que posiblemente si te acercas, conseguirás ver más matices.
El rubio hizo una mueca de asco y fastidio ante la respuesta ajena.
─ Mira rosadita, no estoy de humor para tu mierda motivacional.
Sin darle tiempo a nada más, se fue hacia donde su vecina le había indicado, quien se quedó observando su espalda.
─ Tal vez, si lo conoces descubras más cosas de Midoriya y puedas dejar ir tu complejo de superioridad.
Sabiendo que no era escuchada, se quedó a esperar al necio hombre que ciertamente, se aferraba a sus "creencias" porque era lo que le daba una falsa sensación de poder, estabilidad y control en su vida.
YYY
El rubio no hizo eco de las palabras dichas por nadie hoy, siguió hasta llegar a la ventana que le indicó Mina, para toparse con la figura que más odiaba en estos momentos: Midoriya Izuku jugaba con los niños de pediatría, quienes parecían encantados mientras cantaba para ellos, lo tenían rodeado. En la sala de pediatría había juguetes, y muchos niños pero ahí estaba el peli verde con una sonrisa que dio brillo a sus ojos verdes, y resaltó sus pecas. Había una enorme diferencia entre el que parecía incluso feroz en la pista y este que parecía un ángel hecho de azúcar y bondad.
Katsuki lo veía ahí, interactuando con los niños, sonriendo enormemente. No tenía un puto brazo ¡Un jodido brazo! Y sin embargo, tenía a todo el maldito mundo adorando el suelo por donde caminaba. Death se abrió paso y se ganó el respeto a través de demostrar su fuerza. Izuku solo con una sonrisa amable tenia gente que le seria devota de por vida ¡Un maldito mocoso que debería de vivir en la miseria por el dolor de la perdida, se la vivía sonriendo y siendo el maldito motivo de las sonrisas de otros! Era un puto asco.
Un puto asco que Bakugo se volvió a sentir derrotado por este mocoso, como si él tuviese una fórmula secreta para lograr cosas que para él eran ridículas. Apretando los dientes, Death Explosion juró seguir hasta el fin del mundo al maldito inválido si con eso lograba comprender porque el niño le causaba esa sensación de frustración.
*Ya verás manquito de mierda, te hundiré. Borrare de tu puto rostro esa sonrisa, la cual me encargaré de asesinar. Porque te ves ridículo, pareces retrasado comportándote como si la vida no fuera una basura, te abriré los ojos a la realidad*
Bakugo Katsuki no comprendió que Izuku solo tenía una filosofía de vida diferente a la suya, gracias a la cual había podido vivir con cierta tranquilidad. El rubio no lo comprendía todavía, pero esa "desesperación por abrirle los ojos" no era otra cosa que envidia de que el peli verde gozaba además de un gran talento, de una vida dichosa.
Por lo que, esa obsesión hacia el chico acababa de crecer, y poder derrotarlo era sin duda alguna, la única meta en la mente del loco cenizo.
YYY
¿Qué tal si Katsuki conoce a una fan extraña? Lo sabremos en el próximo capítulo 8. Un autógrafo
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