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Capítulo 35. Te noto interesado.

Bakugo Katsuki no sabía que dios era el que lo odiaba pero ciertamente alguno lo hacía. Si bien era cierto que era estúpido para todos el hecho de que acosara a Midoriya Izuku también lo era que no podía evitarlo ¡Sus pasos o salidas en moto invariablemente terminaban llevándolo a ese sitio! Entonces, pese a su renuncia a caer, terminaba ahí. Luego, pese a que se insistía en que era aún más estúpido el hecho de querer ver a ese "manquito" tampoco podía evitarlo. Era algo que simplemente hacía. En ese punto se había rendido y dejaba de jugarle al desentendido con respecto a que deseaba verlo. Aunque si el chico en cuestión lo viese, ahí si fingiría demencia. Pero nunca había corrido tan mala suerte. O bueno eso pensaba hasta que estaba ahí, en medio de esa cafetería de quinta con un café negro bien cargado y sin azúcar, delante de un hombre que le recordaba constantemente la existencia del chico motociclista que quería derrotar.

El Midoriya mayor lucia, ciertamente más tosco que su adorable hijito, eso no dejaba de hacerlo sentir algo ansioso. Era como si una parte de su maldito inconsciente loco le indicase de que si hacían demasiados cambios, más o menos así lucirían cuando tuviese una cita con Izuku bajo circunstancias similares. Era de nuevo, un maldito y jodido estúpido; no pudo evitar realizar la asociación.

Además que el hombre para su apariencia, bebía una taza de chocolate caliente con malvaviscos. Era obvio que, como padre e hijo ambos compartirían por lo menos ciertos gustos. Posiblemente ambos Midoriya no fuesen muy fans del café negro cargado.

─ ¿Ya terminaste la inspección?

Fue la pregunta que lanzó descarado el mayor, logrando desubicar bastante a Bakugo por unos segundos hasta que sonrió altanero.

─ Para lucir como todo un hombre varonil, tiene gustos muy dulces.

─ Lo mismo se podría decir para ti, ¿o no?

─ ¿Por qué lo dice?

─ O creí que era obvio, lo dije por el evidente interés que sientes por mi hijo; ¿o no?

El rubio cenizo tambaleó momentáneamente antes de fruncir el ceño.

─ ¡No es cierto!

─ Estabas espiándolo afuera de mi casa esta mañana.

Katsuki se acercó más a la persona delante de él.

─ ¡No diga locuras, vejete!

El hombre sonrió.

─Entonces ¿No estas ni un poco interesado en mi hijo?

─ Lo único que quiero de su hijo, es verlo aplastado.

─ Ya veo. Supongo que no te interesa saber nada sobre él, ¿cierto?

─ Es parte de poder joderlo el saber sobre él. Conocer al enemigo es básico.

─ Bueno ¿Sabías de su club de fans?

Death se quedó de piedra ante aquello. Su mirada se volvió obscura.

─ ¿Qué?

─ Es lógico que alguien famoso, talentoso y bello; como mi hijo, tenga un club de fans, ¿No lo crees? Tú debes tener uno.

Si bien era apenas lógico aquel dato, Bakugo sintió hervir su sangre y una horrible sensación en la boca del estómago.

─ Me importa una mierda, es obvio que incluso un niño bonito manquito de mierda tenga un club de fans, supongo que también debería estar ahí como presidente el doctor mierda.

─ ¿Cuál doctor? ¿Mirio?

─ No, la mala imitación de pingüino emperador.

El hombre abrió grandes sus ojos.

─ ¿Conoces al doctor Takami Keito?

El chico tatuado hizo una mueca de claro desagrado.

─ Lo diré de esta forma: si ese maldito vuélveme a tocarme las pelotas, le cortare el pene.

Ante esa mención, el hombre mayor comenzó a carcajearse con esa risa tan varonil que poseía. A lo que Death no comprendía, creyó que el padre de Izuku adoraría al doctor de pacotilla.

─ A mí tampoco me agrada.

─ ¿en serio?

─ Si, de verdad no me agrada ni un poco. Ya le dije a Izuku que espero nunca se enrede con él, porque ese tipo no le conviene.

Katsuki suavizó su semblante, sonrió ladino.

─ ¿Por qué lo cree así?

─ Es todo un adulador que no sabe tratar a mi hijo como a otro ser humano normal. Lo trata como si fuera de cristal, un debilucho. Yo crie a ese niño para ser lindo pero más fuerte que ninguno. No saberse dejar aplastar. Mas en su condición, mi niño jamás ha permitido que eso sea un impedimento para ser quien es. Ese doctor solo sabe incomodarlo, con sus excesivos cuidados. Le recuerda su condición física y como lo ven los demás. Odio que se vean, porque verlo termina con mi hijo triste.

─ Ese manquito de mierda es de todo menos un enclenque ¡El muy maldito no solo pateó mi trasero en la carrera, se atrevió a golpearme! Debería darle una lección a ese estúpido para que aprenda a respetarlo, así como conmigo.

Tras esa declaración, el padre de Izuku miró sorprendido al hombre rubio, lo hizo atentamente; no podía terminar de creer lo que tenía delante de él, pues ese de ahí, era un hombre que veía a Izuku sin ese deje de protección que todos lo hacían; sin lastima, sin compasión. Lo veía como un rival digno y fuerte. Ese de ahí, era el hombre que definitivamente quería para su hijo.

YYY

¿Qué tal si Izuku y Katsuki se acercan otro poco? Lo sabremos en el próximo capítulo 36. Mi padre te estima