Capítulo 22. Se cuidarme
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Los invito a comentar siendo respetuosos.
YYY
Capítulo 22. Se cuidarme
El padre de Izuku le ayudó a ver un camino porque el hombre siempre adoró las motocicletas, al grado de que quiso saber todo sobre ellas. Conducirlas, y armarlas era lo mejor de la vida. Esa sensación de poder tan abrumadora que se sentía al momento de montarse en una era algo indescriptible, por lo que desde que Izuku era un niño, estuvo en contacto con ellas. Ayudó en el taller de su padre desde muy chico, paseaba en esos pasillos tanto, que los conocía incluso mejor que su propio departamento. Amaba en serio las motos, eran parte de él. A los 13 años; por fin se metió de forma oficial a concursos de motociclismo, y se decidió a ser un gran piloto. El único hijo Midoriya, si bien no era tan genial como su padre armando motocicletas, era el mejor conduciendo.
Lamentablemente, un año después de aquello; cuando el pecoso tenía solo 14 años, fue que ese suceso sucedió: El accidente automovilístico que le hizo perder un brazo y a su madre. Estuvo tan mal, fue una época obscura donde todo se convirtió en dolor, tanto era su sufrimiento que deseo estar muerto en más de una ocasión y lamentó no haber muerto ese día. Sus amigos demostraron ser los mejores, estuvieron ahí para él, de forma más que incondicional en aquel duro primer año donde solo se dedicó a auto lamentarse. Su padre fue quien más estuvo a su lado; quien dio todo de sí para volver a subirlo a la motocicleta, porque el señor comprendió que si Izuku recuperaba al menos algo de lo que sentía perdido, tal vez dejase de estar tan hundido. Fue un arduo trabajo de ambas partes pero, 5 años después del fatídico día, Midoriya Izuku estuvo de nuevo arriba de una motocicleta. Desde ahí, el chico se fue recuperando lentamente en contraste con su veloz progreso en el motociclismo. El cual todavía fungía como el catalizador de sus problemas.
Izuku se juró no volver a causar pena, ser una carga ni una molestia para otros. Nadie volvería a lamentarlo o tratarlo como alguien débil. Su padre le dijo que debería vivir con esas actitudes pero, que debería sentirse orgulloso de no ser aquello que esa gente afirmaba.
Por eso, las actitudes de Mirio, siendo sobreprotector, le hervían la sangre.
─ ¡Ya relájate, Mirio-kun!
Gritó furioso, forcejando por que el aludido lo soltase.
─No hasta que estemos lejos de ese hombre.
Mas el mayor no se amedrentó ni nada ante aquella actitud, y en su lugar, apretó su agarre.
─ ¡Mirio suéltame!
Volvió a insistir el más bajito, quien no se rendía.
─ ¡No voy a permitir que te lastime, Izuku-kun!
─ ¡Soy perfectamente capaz de cuidarme solo!
─ Pero…
─ ¡No necesito este espectáculo innecesario! ¡Kaminari-kun y tú tienen esa horrible costumbre de tratarme como si ser un lisiado me volviera un incompetente! ¡Me recuerdan TODO el tiempo mi situación! ¡Me lastima mas esta actitud de parte tuya que algo que él me pueda hacer!
Luego de semejante declaración Togata sintió esa ya conocida opresión en el pecho, aquella que siempre se hacía presente cuando Izuku estaba mal. Esa que solo sentía cuando la herida era real y profunda; tan letal que el doctor se preguntaba cómo era que no hubiera muerto a lo largo de los años. Esa que le hacia un nuevo desgarre a su alma.
─ El único que parece que no puede dar una cuando se trata de demostrarte que es un buen amigo y que está ahí para ti, soy yo. Nunca he servido como tu mejor amigo, porque jamás doy el ancho. Te fallé hace diez años. Ahora, intentó cuidarte para que no te sientas solo y pareciera que solamente se decepcionarte y herirte. Lo lamento tanto, Izuku-kun.
Izuku se sintió tan culpable, de nuevo explotó contra su amigo, quien parecía solo estar ahí para tener que aguantar sus estallidos horribles; era el peor de los amigos pero antes de poder decir algo su mejor amigo salió corriendo hecho un mar de lágrimas y no pudo detenerlo. Intentó alcanzarlo pero Mirio era más veloz que él.
Midoriya Izuku tuvo la certeza de que, si bien era verdad que podía cuidarse solo y eso no cambiaría; también era consciente de que la muralla llena de sonrisas, que a veces era inestable, pronto lo alejaría de sus amigos. Sin embargo, seguía sin ser capaz de derrumbarla. Le causaba problemas pero en ella se sentía seguro y fuerte. Impenetrable.
Posiblemente, lo único que debía hacer por ahora, seria calmarse y hablar con Togata luego. Aunque de nuevo, sintió que no merecía ni su perdón o amistad.
YYY
¿Qué pasara? Lo sabremos en el próximo capítulo 23. “Vejete”
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