Capítulo 11. El dueño del famoso taller
Hola de nuevo, espero que estén bien.
Los invito a comentar siendo respetuosos.
YYY
Capítulo 11. El dueño del famoso taller
Había un hombre maduro con el ceño levemente fruncido mirando intercaladamente entre Izuku y Katsuki, delante de ellos. Este último lo analizó: Era alto, su cabello era rubio llamativo, sus ojos azules tan claros y se le veía flaco, casi llegando a demacrado. Lucía como un hombre maduro y sabio. Sus manos eran grandes entre las franelas, y callosas, como quien trabajaba en un taller mecánico toda su vida.
El hombre observó sin disimulo a Bakugo, literalmente le miró de arriba abajo con una mirada que daba a entender que estaba criticándolo en su mente. Esas miradas las odiaba a muerte el rubio menor.
─ ¿Quiere algo, vejete?
Ante su pregunta, tanto Izuku como el "asalariado básico", le miraron con horror.
─ ¡¿Cómo se atreve a decirle así?!
Sentenció el trabajador, totalmente ofendido.
─ ¡Juro que voy a sacarte a rastras!
Gritó Izuku totalmente ofuscado quien ya había avanzado hacia Death, pero antes de que continuara con su camino homicida, el hombre mayor le puso una mano en su hombro para frenarlo.
─ Ya tranquilo, yo me encargo...
─ Pero...
─ Nada de peros, tú ve a trabajar. Lo mismo va para ti.
Lo primero se lo dijo al más bajito de los presentes, lo siguiente a su trabajador. Ambos de mala gana se fueron. Izuku no dejaba de mirar con preocupación en dirección hacia ellos, pero el mayor con una mirada y una sonrisa amable, le pareció transmitir tranquilidad.
Ya solos, el mayor miró fijamente al rubio que le observaba sin arrepentimiento alguno.
─ Supongo que tengo el gusto de conocer al joven que le buscó pelea a Izuku luego de la carrera de hace unos días.
Entonces Bakugo se alzó de hombros. Como restándole importancia.
─ ¿Usted también viene aquí para joderme por tratar mal al puto manquito?
El hombre abrió grandes sus ojos como si estuviera en una especie de trance y luego cuando por fin pareció reaccionar, comenzó a reírse. Su risa era varonil. Bakugo estaba furioso y desconcertado de que el tipo este se estuviera riendo de él en sus narices.
─ ¡¿Qué es lo tan malditamente divertido?!
─Es la primera vez en mucho que tiempo que conozco a alguien como usted.
El rubio alzó su ceja por aquello era un verdadero misterio. El hombre estaba en drogas.
─ A Izuku siempre pareciera que quieren tratarlo con pinzas, como ese chico Kaminari-kun que lo sobreprotege u otros lo tratan de hacer menos, jamás conocí a alguien que lo trate exactamente igual a como trata a todos los demás. Es refrescante.
Entonces Bakugo se le quedó observando. Era raro que ahora ese sujeto le mirara con una especie extraña de cariño. Ese hombre solo lo había visto maltratar y menos preciar a todo ser viviente y parecía que ahora le quería por eso. Que tipo más demente.
─ Dígame ¿Qué hace aquí?
Preguntó el mayor y Katsuki se alzó de hombros.
─ No es tu incumbencia, anciano.
Se escuchó un ruido y ambos dirigieron sus miradas a donde provenía el sonido, viendo como Izuku cargaba una enorme pieza de parte de un motor, pero se le cayó una llave que tenía en el overol, iba inclinarse a levantarla pero un trabajador iba a intentarlo cuando el varón delante de Katsuki elevó su voz (sin llegar a gritar).
─ Mi hijo puede solo.
Aclaró; cuando lo que dijo se escuchó como eco en todo el lugar, Izuku le miró de reojo para sonreírle con amor al hombre mayor quien parecía satisfecho por aquella reacción. Entonces el chico Midoriya aun sin su brazo izquierdo, solo con un movimiento puso la pieza en su único hombro para tener su única mano libre y poder alzar la llave en el bolsillo del overol. Con esto, siguió su camino a trabajar.
El más adulto de los ahí presentes sonrió orgulloso. Mientras a Bakugo Katsuki se le quedaban los ojos tiesos de tan grandes que los hizo.
¡El vejete rarito era el padre del manquito! ¡¿Cómo putas se iba a dar cuenta?! ¡Ese hombre no se parecía ni un poco a Midoriya Izuku! Seguramente este loco iba a prohibirle acercársele a su hijito, pues se podrían ir a la real mierda ambos, nadie le dice al gran Death que hacer.
─ Bien ¿quiere conocer bien el taller?
─ ¿Puedes darte esos permisos en tu maldito trabajo?
Porque probablemente el dueño iba a despedirlo por perder el tiempo con Death y descuidando su trabajo.
─ Bueno, ser el dueño tiene sus ventajas.
Sonrió amablemente el mayor dejando anonadado a Bakugo Katsuki quien de nuevo se sintió helado.
─ Espera un segundo anciano ¿No se supone que el dueño de este taller es el famoso creador de motocicletas... Midoriya...?
─ Midoriya Yagi, para servirle. Aunque eso de "famoso" es un tanto exagerado.
Con su expresión sin demostrar su enorme consternación y admiración, le apartó con un manotazo la mano que el mayor tenía a modo de saludo, extendida (el más grande ni se inmutó ante esto, hasta pareció darle gracia). Pese a ese lapsus por dentro estaba hecho un completo y total lio.
El mayor de los Midoriya casi hizo que el piso debajo del rubio rebelde se moviese ¡él era un gran admirador de su trabajo y con solo ver las piezas de arte que amaba era lo suficiente para casi matarlo de la alegría! Pero el destino era cruel porque alguien tan genial era el padre de la criatura a la que quería destruir.
No cabía duda que la vida era una hija de puta.
YYY
¿Qué tal si vemos que ha hecho Mirio mientras tanto? Lo sabremos en el próximo capítulo 12. El turno del hospital.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro