9
Luego de una larga caminata se encontraron con un sendero bifurcado. Ambos se vieron las caras de intriga, el momento de elegir por donde debían ir, llegó más rápido de lo esperado.
—Tiremos una moneda.— propuso Hisirdoux.
—Esta bien, el azar, el azar siempre es una buena idea.— dijo nerviosa Circe.—Cruz es ir por el bosque peligroso.
La moneda voló con mucha sutileza por el aire, cayendo en frío sobre la mano de Hisirdoux. La cruz que definió su camino los hizo temblar por un momento. No sabían mucho de ese bosque, solo que este era engañoso hasta para los mas despierto.
La luz entraba a duras penas por los espesos árboles, aquel escenario natural era oscuro, frío, tenebroso. Se podían oír sus pisadas, o la de algún animal salvaje, o las raíces de los árboles viejos creciendo por debajo de la tierra.
Aquel sitio de pesadilla no tardo mucho en demostrar su nivel de peligrosidad. Una espesa niebla un tanto verdosa se hizo presente frente a ellos. Era inevitable no respirar aquel aire contaminado con lo desconocido.
—Les dije, les dijeron que este bosque era una mala idea.— comento Archie tras ver como la neblina se iba apoderando cada vez mas del espacio.
—¿Qué nos pasara?— pregunto preocupado Hisirdoux.
—No lo se, pero nada bueno.— respondió el gato tapando su hocico.
La neblina les provocaba algo pero estos no estaban seguros de que. Y en tan solo unos minutos lograron separarse sin darse cuenta.
Circe miro a todos lados, no había nadie mas que ella y una presencia difícil de definir. Sin razón alguna, el miedo se apodero de su cuerpo, y aquella presencia se convirtió en un malestar que fue creciendo dentro suyo, que lento fue escurriendo por sus ojos bicolor.
—¿Qué me esta ocurriendo?— se pregunto tocándose la cara humedecida.
Al ver sus manos, un grito de espanto lleno el vacío bosque. Sus dedos estaban humedecidos con lagrimas, no eran cristalinas, eran lagrimas oscuras, como las que suele llorar al usar su magia. Lagrimas producto de la nigromancia. Lazos oscuros empezaron a tomarle el cuerpo, como si de manos se trataran. Estas iban subiendo por su tembloroso cuerpo, hasta que lento se fueron metiendo bajo su piel.
—No escapes a tu naturales.— le susurraba una voz femenina al oído.— Rindete. Tu momento ha llegado.
Hisirdoux que se encontraba en la misma situación que Circe, solo que este iba acompañado de su familiar. Escucho a lo lejos el grito de su amiga. Al seguir su rastro, una silueta femenina se apareció en su camino, su pulso se acelero cuando pudo distinguir quien era. El pelinegro había enmudecido, con una respiración entrecortada, se acerco a ella. Aquella mujer lo miro por encima de los hombros, aun dándole la espalda, le sonrió con vehemencia.
—Arabella.— musitó Hisirdoux dejándose tomar la mano por aquella mujer.
El gato negro hizo todo lo posible para hacer que su familiar vuelva a la realidad, para evitar se arrastrado por la oscuridad de aquel bosque.
—Vamos Hisirdoux, vivamos lo que nos queda juntos.— decía con voz seductiva el bosque.
El espectro con forma de mujer se detuvo frente al pelinegro, beso la mano que sostenía, lento se fue acercándose aun mas. Para Hisirdoux aquellos era tan real, el aroma, la piel, hasta podía sentir una respiración. Quien vendría a ser una representación de Arabella, lo abrazo.
—¡Hisirdoux no!— gritaba con desesperación Archie.—Es una trampa, no es real, Arabella se fue hace mucho.
Archibald trataba de hacer que el pelinegro entrara en razón pero el deseo de Hisirdoux era mas grande que su realidad, algo de lo que se aprovecho el bosque. Sin embargo, aquel lugar no se alimenta de deseos, sino de miedos, temores, pesadillas, secretos que pesan en el alma, de lo que uno escapa.
—Nunca podrás ayudarme, amado mío.— susurro en su oído la silueta con voz triste.—Tampoco la podrás salvar a ella.— señalo a el cuerpo inerte de Circe.
Cuando Hisirdoux volvió a ver lo que tenia en frente, aquella mujer se iba evaporando de sus manos, como si su propia energía mágica la fuera consumiendo.
—No, Arabella, no te vayas, puedo ayudarte.— rogó este.
Hisirdoux cayo de rodillas al suelo, tomándose la cabeza, mientras que de a poco el vapor de la silueta lo iba envolviendo con lentitud. Estaba resignado, el bosque había ganado. Un grito de auxilio lo hizo despertar, la desesperante llamada de ayuda de Circe lo trajo una vez mas a la realidad, y noto como seres del bosque salían corriendo en diferentes direcciones.
—Por Merlín.— dijo aliviado Archie.—Un poco mas, y te comen vivo. Debemos ir por Circe, o se la comerán en venganza.
Siguieron el rastro que iba dejando los gritos de miedo. Cuando al fin pudieron dar con ella, Circe estaba envuelta en una oscuridad que salía del propio centro de su cuerpo. Hisirdoux no lo dudo ni un segundo, con sus manos formo un circulo mágico, el cual emanó una gran luminiscencia que evaporó aquella oscuridad. Corrió tras Circe que cayo a tiempo en sus brazos.
—Por mí madre, no creí que esto funcionaria.— dijo con cierta alegría y alivio al tenerla en sus brazos.
—Tendríamos que haber ido por la montaña.— dijo con pesadez y dificultad Circe tras abrir los ojos.—Este bosque nos quiere matar.
—Por eso debemos continuar, creo que se alimento bastante de nosotros.
A duras penas Circe se levanto, y continuaron el camino, ahora un poco mas consientes de lo que aquel sitio podía hacer.
Luego de horas caminando, un bullicio se hizo presente, rompiendo con el silencioso lugar. Los tres apuraron el paso hasta que se toparon con la entrada a un campamento, una gran comunidad. Cuando quisieron entrar fueron detenidos por un hombre que no los dejaba avanzar.
—Vamos amigo, casi somos devorados, déjanos entrar.— rogo Hisirdoux.—A ella le fue peor que a mi, necesita ayuda.— señalo a Circe que estaba pálida.
Una mujer adulta, de larga cabellera gris se acerco a espaldas del guardián, los vio de arriba a abajo, y les dio una gran sonrisa.
—Bronto, déjalos pasar, si pudieron sobrevivir al bosque se merecen un lugar acá.— ordeno la mujer.—Soy Calíope, la matriarca de la comunidad, pasen. Aremos que revisen a su amiga.
—No me siento bien.— fue lo ultimo que alcanzo a decir Circe.
La pelirroja se tomo del hombro de Hisirdoux, poco a poco fue perdiendo la conciencia. Su agotado cuerpo se había apago por completo al sentir la seguridad de un nuevo lugar.
Una melódica voz hizo que volviera en si. Parpadeo un par de veces, hasta que al fin sus ojos se toparon con los de alguien mas.
—¿La bibliotecaria?
—Hola, si bueno, trabajo en varias bibliotecas. Vine a hacer un recado a la de esta comunidad.— explico ayudando a que Circe se sentara.—¿Esperabas a alguien mas, no?
Circe negó con la cabeza, se guardo al silencio. No tenia muchas energías para hablar. Acepto la taza de té que la bibliotecaria le estaba ofreciendo, y lo bebió como si su vida dependiera de ello.
Afuera, esperando estaba Hisirdoux y Archie, les habían prohibido entrar a la carpa junto con ella. El pelinegro estaba tranquilo, silbando una melodiosa canción, hasta que una persona lo distrajo. Su larga cabellera rubia, el vestido rosa pálido, una risa musical, todo en ella le hizo acelerar el corazón.
—Ve por ella, esta vez si es la real, te lo aseguro.— dijo el gato.
Hisirdoux camino con paso apresurado, hasta llegar a aquella persona que le estaba dando la espalda. De su boca, sin querer, se escapo el nombre de Arabella.
—Arabella.
Un electrificante escalofrió trepo por la espalda de la bruja que aun no se había dado vuelta.
—Hisirdoux.— pudo decir al darse vuelta.
Ambos se abrazaron por todo el tiempo y la distancia que estuvieron separados.
—Me encontraste.— dijo esta apoyando su frente en le de él.
—Lo que nos costo.— rio por un instante.
—Cierto, Circe ¿Dónde este ella? ¿Esta bien?— pregunto preocupada.
Hisirdoux le explico lo que había ocurrido en el bosque, sin decirle como es que casi es devorado por una ilusión con la forma de ella. Con mucha pena, fue hasta la carpa, la mas joven de los tres estaba sola, bebiendo té, y mirando a un punto fijo. Cuando Arabella entro, un calor le recorrió su cuerpo, se había olvidado lo linda que la bruja podía ser. Pero aquel cálido cariño que tenia por ella se esfumo cuando recordó lo ultimo que le dijo la bruja a la hechicera.
—¡Eres una maldita!— grito abalanzándose encima de ella.
—¡Aaahhh, lo siento tanto!— grito la rubia corriendo fuera de la carpa.
—¡Cobarde, regresa!— vocifero saliendo detrás de ella.
El pelinegro sonrió aliviado tras ver a Circe con tanta energía, este temía que lo que haya pasado en el bosque sea algo que luego no se pueda revercionar.
—¿No las detendrás?— pregunto Archie.
—No, necesitan un tiempo para ellas.— respondió con paz en su voz.
★★★
Buenas ¿Saben que día es hoy? Hoy es sábado de reunión, o si.
No tengo mucho que decir, es de eso capítulos donde no moris de milagro.
Que tengan un buen sábado, gracias por el apoyo brindado, y hasta el martes ¡Besos!
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