15-prt. 1
—Muy bien jóvenes aventureros, acá se separan nuestros caminos, supongo que algún día nos volveremos a ver.— dijo la bibliotecaria.
Aquella muchacha, tan misteriosa aun para ambos, se despidió de sus viajantes favoritos, abrió una puerta, y salto dentro.
El camino que siguió fue silencioso, no había mucho de que hablar, no estaban muy emocionados de irse de la comunidad, pero ambos debían avanzar, por lo menos un poco mas.
—Bueno, la última vez, Arabella nos mando una carta de una aldea cercana, quizás sepan de ella.— comentó Hisirdoux rompiendo el silencio.
—¿Tu la extrañas?— pregunto ignorando la información del pelinegro.
Hisirdoux la vio con intriga.
—Siempre, pero puedo vivir con ello.— respondió dudando hasta de su palabras.
Circe bufo, no le agradaba la idea de extrañar a las personas, mucho menos vivir con eso.
Cuando estaban llegando a la entrada de la aldea mas próxima, ambos viajeros sintieron que no estaban solos. A pesar de ellos continuaron, con un poco mas de cautela.
A metros del gran portal que daba la bienvenida a un nuevo sitió, fueron emboscado por un hombre encapuchado, no mayor que ambos, y tres caballeros reales. Inmovilizandolos con magia. Una combinación un tanto extraña.
—Están bajo arresto. — dijo aquel joven sacándose la capucha y dejando al descubierto su rostro.—Ey, hola Hisirdoux.— saludo alegre cambiando su semblante serio a una más amigable y tierno.
Acomodo su cabello hacia atrás, dotándolo de un aire de rebeldía y atractivo, algo que iba fuera de la epoca. Provocando que el pelinegro lo reconociera en el acto, produciendo cierta indignación.
—¿Tomás? ¿Qué estas haciendo? ¿Qué es todo esto?— pregunto indignado.
Aquel mago misterioso para Circe se abrió paso hasta llegar al pelinegro que no podía dejar de verlo con rabia.
—Cierto, esto nunca te lo conté.— rascó su sien.—Bueno, soy un mago de la realeza, y ustedes dos están siendo buscados.
Les entregó un cartel de búsqueda con la cara de ambos, de cuando eran mas jóvenes. Circe estaba consternada, para empezar ese dibujo era de cuando aun era muy joven, lo que le hacia pensar de donde sacó tanta información sobre ella.
—¿Qué hicimos? Si recién después de años volvimos a tocar suelo humano.— preguntó consternada y un tanto irritada Circe.— ¿Además de se conocen?
—Primero ustedes no hicieron nada, fue su amiga, la bruja, con su belleza encantada.— puso frente a ellos un cartel de se busca con la cara de Arabella, un trabajo mucho mas logrado según Circe.—Segundo, si nos conocemos, solo que omití esta parte de mi vida.
—¡No la omitiste!—grito Hisirdoux desde el otro lado.—Me mentiste, desgraciado.
—Douxie, querido, tienes razón, cambie la realidad.— se defendió.
Chasqueo sus dedos y la magia que los ataba se disipó.
—Eso es mentir.— se cruzo de brazo Circe.
Sin decir mas nada caminaron por la aldea, hasta llegar a la corte, Tomas, un noble mago de cabello castaño un poco claro, y extraños ojos azules, saco de su capa una varita, y con esta abrió una puerta.
—Las damas primero.— hizo una reverencia.
Circe lo miro de mala ganas avanzado.
—No se que vi en ti, eres un sínico mentiroso.— murmuro Hisirdoux pasando al lado de Tomás.
El mago castaño torció su sonrisa ante las amargas palabras, y rodó los ojos cuando el pelinegro paso.
—Vamos, Douxie querido, es parte de mi trabajo.— decía mientras iba detrás de ellos.
Caminaron por un largo y lustroso pasillo, bastante decorado, dejando en claro que se trataba de la realeza.
—¿Nosotros que tenemos que ver con lo que hizo Arabella?— preguntó Circe.
—Si están acá es porque saben donde esta ella. Si la traen para que rompa ese encanto, se les perdonara la vida a ustedes y a ella.— respondió.—Si, muy estúpido el noble que se dejó encantar por ella, no para de llorar clamando su nombre.
Ambos amigos se vieron, quizás era una buena idea el trato, así tendrían mas oportunidad de encontrarse con ella. Aceptaron, esperando que la búsqueda sea fácil, o que tuvieran alguna rastro de ella.
—Lo único es que deben traerla antes de las cuarenta y ocho horas.— agrego Tomás viéndose las manos.—En lo posible antes de la medianoche.
Circe tuvo que sostener a Hisirdoux para evitar que este se abalanzara sobre el mago, quien solo se limito a verlo ofendido. Antes de que los dejaran libres, el pelinegro camino hasta él, sus ojos ámbar brillaban ante el enojo que sentía, si algo no le gustaba era que le oculten cosas o que no sean por completo sincero con él.
—Pensé que tu y yo, esto, seria distinto pero veo que no. Nunca habrá nada, tenlo por hecho.— espeto muy molesto.
Salieron del salón real sin hablar nada, Circe no entendía muy bien lo que había sucedido allí dentro ni que era para el hechicero aquel mago, sin embargo termino por disipar las dudas que tenia sobre lo que hacia durante los quince días que se iba junto con la bibliotecaria.
—¿Él fue quien te dio la idea del collar?— pregunto un tanto curiosa.
—Si, fue su estúpida idea. Solo si hubiera sabido antes de que me estaba usando, nada de esto pasaría.— respondió con cierta culpabilidad por el problema en que se había metido.
Circe se pego a su lado, pasando un brazo por su cintura como única forma de consuelo que ella conocía.
—Parece ser un tonto pero no creo que haya estado mal intencionado, digo, no creo que te haya usado para acercarse a Arabella, y si es así yo me encargo de que sufra sus consecuencias.— sentencio de manera graciosa.
De nuevo en la aldea, se quedaron sin ideas de donde podría estar Arabella, tampoco tenían mucho tiempo para malgastar, dos situaciones que les estaba jugando bastante en contra. Fueron a cada sitio, dieron vuelta cada roca, se aventuraron en cada parque existente, hasta que al final se decidieron por preguntar a las personas que pasaban por allí. Un par de estas parecían ser gente común, hasta que por buena suerte dieron con otra bruja; esta les puso los pies sobre la tierra, y les indico una casa de alojamiento para viajantes a las afueras de la aldea, lugsr que era bástate concurrido por seres mágicos.
Dando pasos apresurados, costearon todos los obstáculos, personas, animales, y en menos de una hora estaban fuera de la aldea. El alojamiento se veía a simple vista a pesar de toda la maleza que la rodeaba, no era una estructura fácil de esconder, era alta, rustica, a la vez que pintoresca, de suaves tonos pastel, una mansión de campo de ensueño.
Nerviosos tocaron la puerta, ambos, a la par. Fueron bien recibido por una mujer exuberante, que era nada mas que la dueña del lugar, solo una mujer mas, sin magia, solo tenia mucho amor por esta. Miriam los hizo entrar, no les dio tiempo a que ellos preguntaran por la rubia que buscaban, los sentó en un cuarto de espera, y tras una modesta puerta la dueña desapareció.
—Que suerte tiene jóvenes, un cuarto se a desocupado, tiene baño, ropa limpia, y si así gustan té con galletas, todo casero.— canturreo alegre la dueña.
Ambos amigos se vieron, compartieron una mirada de alegría, volver a dormir en una cama no era algo que hacían hace bastante tiempo.
—¡Té y galletas serán!.— exclamaron al unísono.
La mujer les indico por donde ir, les dejo la llave del cuarto, toallas limpias, unos caramelos, y les pellizco las mejillas.
—Señora, Mirian.— llamo antes que la mujer se retirada.—Estamos buscando a una bruja, rubia, ojos marrones, viste de color rosa ¿Le suena?
—Si, si, Arabella. Ohhh que niña mas linda.— cantó alegre.—Esta justo acá al lado.
La mujer se fue, Circe e Hisirdoux se metieron en el cuarto. Caminaron por este, de una punta a la otra, se los notaba nervioso, como si ver a Arabella fuera toda una hazaña para sus nervios y sentimientos.
—No, no puedo ir yo.— dijo nervioso.—Ve tu, no se como podría reaccionar si la veo.
—Esta bien miedoso ¿Qué podría ser peor? Que la ataques a besos.— se burlo.—Me bañare, luego iré.
Luego de un largo ritual, en donde se quedo dentro de una bañera rústica repleta de agua tibia, meditando acerca de como encarar a Arabella, que pasaría con ella si la viera, como le contaría lo que vio en medio de una posesión. Circe salió del baño, se seco su cabello, la cual se esponjó de inmediato, se vistió con la ropa que la dueña le obsequio, y muy decidida fue al cuarto del al lado para por fin reencontrarse con la bruja que solo podía ponerla nerviosa.
Compartió una última mirada con Hisirdoux, y salio del pequeño cuarto que compartían.
Frente a la puerta del otro cuarto, Circe quedo por completo congelada. Fingir que podía superara los sentimientos no correspondidos era algo que algo que venia pregonando desde hace mucho. Sacudió la cabeza, tratando de disipar los nervios, de manera inconsciente llamo a la otra persona.
Para su sorpresa no la atendió a quien esperaba, haciendo que largara una largo suspiro de alivio. Fue una chica diferente quien la atendió, que creyó haber visto tiempo atrás. Cabello castaño, ojos verdes, un poco mas baja que ella, y llevaba consigo una energía mágica que le era familiar, lo que le cause que se encrespara la piel.
—Tu no eres Arabella.— concluyo de manera torpe.—Pero supongo que ya nos vimos antes ¿No?
Ambas se quedaron vieron, como si se hubiesen visto de algun lado, pero ninguna podía recordar de donde.
—No lo soy.— respondió entrecerrando los ojos.—Soy su compañera, Margaret.
—Lo siento ¿Sabes donde esta ella?— preguntó avergonzada, aun tratando de encajar piezas.
—Detras tuyo esta.— río la castaña.
Circe miró sobre su hombro, llevandose una gran sorpresa.
—Gracias peggy, yo me encargo.— sorprendió Arabella.
La castaña se despidió de ambas, y Circe salto a los brazos de Arabella en cuanto se quedaron solas.
—Mira lo grandes que estas.— dijo soltando el abrazo, viéndola de arriba a abajo.—Al final te decidiste por aprender un poco sobre tu magia, bien.
El aire que las separaba a ambas se había endulzado, como si algo se debieran, pero Circe lo corto contándole de manera resumida la realidad de porque la buscaban. Entraron al cuarto que compartían con Hisirdoux, y este solo se limito a verla.
Se habían quedado sin palabras, no sabían como dar el próximo paso.
—Hola Douxie.— saludo tímida.—Tantos años.
El pelinegro camino a ella, y simplemente la abrazo.
★★★
Hola ¿Como les va? Hoy marte de sorpresa.
Respondo a la pregunta de ¿De donde se conocen Arabella y Peggy de fanfictioner67 (por si no se acuerdan de que hablo releer el capítulos dos de la historia de Arabella, es una tarea) Ahora sabemos quien es Tomás. Amo resolver incógnitas.
Como siempre digo, y sin mas que agregra, gracias por el apoyo brindado, nos vemos el jueves, y disfruten su sabado.
Besitos, besitos, chau chau.
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