Gato chico...
Y ahí estamos, compartiendo un café...
Mis manos en tus manos, mi pierna encima de la tuya, miradas que se encuentran, sonrisas en la piel...
De pronto me decís
- ¡Qué loco lo que vivimos hoy!!!
Me reí...
- ¿Y cómo fue que pasó? - pregunté
- Ah!!! ¿No lo sabés? - preguntaste con la sonrisa en tu mirada
- Mmm... no!!!
- Estábamos en el auto. Nos miramos, nos rozamos, nos besamos, nos tocamos...
¿ Lo recuerdas?
- ¡Siii!!! ¿Cómo no recordarlo?
- Fue un suculento aperitivo que despertó nuestro apetito. Somos como los perros cimarrones cuando estamos juntos, mi amor; ¡tenemos hambre ancestral!!!
Fue cuando nos bajamos del auto. Nos seguimos besando, intentaste escapar pero te atrapé... Creo que te dejaste atrapar...(y al decir ésto, me miraste de esa forma que me desarma, entre divertida y acusadora...).
- Me atrapaste y me apretaste mucho - dije - y además me sacaste la blusa...
- Y te gustó
- ¡Muchísimo!!! Y tus manos en mi piel me derritieron...
Mientras recordábamos lo sucedido, el café dejó de humear pero nuestros cuerpos empezaron a hervir...
Y él volvió a hablar
- Olvidamos que había obreros en la casa; llegamos al dormitorio casi desnudos sin poder dejar de besarnos, acariciarnos, lamernos... Como siempre, el mundo desaparece y sólo estamos tú y yo... Vestido sólo con mi piel, caí en la cama y tú no dejaste nada sin besar, sin acariciar, sin... ¡No dejaste nada!!! Levanté mi cabeza para mirarte y ahí los vi... ¡Cuatro obreros observándonos!!!
Mira, te dije, nos están observando. Te diste vuelta, los miraste, y con el desparpajo de un gato chico que no conoce el peligro, sonreíste y dijiste:"Dejalos que miren, que sepan que soy tuya y que sepan que sos mío..." Y seguimos amándonos como si estuviéramos solos... De pronto te diste vuelta, te hice mía de espaldas, y tú de frente a ellos... Gozaste como siempre... gozaste como nunca, mostrando tus pezones duros como piedras y tu humedad, a ese público inesperado que gozaba viéndonos...
Ya olvidados del café, él desprendió presuroso los botones de su camisa, que ella se había puesto. Las manos de él en el cuerpo de ella, las manos de ella en el cuerpo de él. Las lenguas ávidas de sabores, recorrieron cada centímetro de piel... gemidos, susurros, miradas, besos y más gemidos... Él la toma de su cintura y en el momento en que la sienta en él, aparecen los obreros en la cocina... Incrédulos y excitados, hacen un ademán como diciendo: "Continúen como si no estuviéramos acá..."
¡Y vaya si continuaron!!!
Fue tanta la pasión, tanto el descontrol, que rodaron desnudos por el suelo hasta que estallaron... Eran como una catarata, llegando con gran estrépito al lago, donde el agua encuentra su remanso, aquietada, agitada, libre, fresca, radiante... Así estaban ellos, tendidos en el suelo, mostrando su desnudez, traspirados, agitados, sonrientes, abrazados, con los ojos cerrados, tratando de que ese momento maravilloso no terminara nunca...
Al levantar los párpados se encontraron con cuatro pares de miradas emocionadas... los ayudaron a levantarse, los cubrieron...
Los amantes se fueron al baño, se ducharon, se mimaron y fueron al dormitorio...
¡Oh, sorpresa!!!
Los obreros les habían llevado empanadas y algo dulce y un café humeante...
Yo salté contenta porque tenía hambre pero él miró con recelo a los hombres y preguntó:
- ¿Y ésto? ¿Qué significa?
El que parecía el jefe respondió:
- Tranquilo señor... suponemos que tienen hambre pues han gastado mucha energía. Mañana volvemos... pero ustedes hagan como si no estuviéramos...
Se fueron...
- Sos un gato chico, me dijo mi amor, no conocés el peligro.
- Si ser un gato chico me lleva a ser tuya, pues sí, soy tu gato chico... ¡Te amooo!!!
- Mi gato chico... ¡Te adorooo!!!
Repusimos energía y...
- Gato chico... me gusta...
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