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Capítulo Uno.-

¿Cuándo fue la última vez que habló con sus padres? Jungkook no recuerda cuántos meses han pasado ya desde la última conversación, sí es que a eso se le podía llamar conversación. No habían cruzado más de cinco palabras antes de que su padre le preguntase sí ya había dejado de ser un desviado, no necesitó más que escucharlo para colgar antes de soltar un suspiro de puro cansancio.

Después de tanto tiempo, más que dolor, Jungkook sólo sentía aburrimiento de las palabras de su padre y el silencio permisivo de su madre. Supone que se terminó por acostumbrar al rechazo, al saber que no podía volver a casa a menos de que quisiese ser echado a gritos por ser una deshonra para la familia. Lo había asumido o, una vez más, eso había creído.

.- ¿Por qué no estás sonriendo? ¡Hemos obtenido el número uno en Hot100, Kook! – la voz de Jimin le distrae, notando que todos a su alrededor se abrazan y sonríen con evidente felicidad. Una que él no siente por completo – Hace menos de cinco horas estabas llorando como un niño por la felicidad, ¿qué sucedió?

Sucedió que no tenía a quién llamar para contarle tan importante asunto.

Sus padres no le contestarían la llamada de buena forma, su hermano estaba a miles de kilómetros en un horario totalmente diferente y su mejor amigo estaba en el ejército, incomunicado. A excepción de los seis hombres en esa habitación junto a él, Jungkook no tiene a nadie más con quién hablar y eso apabulla un poco su corazón.

.- ¿Cariño? – ahora la voz de Taehyung le trae de regreso, ¿en qué momento se elevó de nuevo entre sus pensamiento?

Los ojos del mayor reflejan preocupación, esa que Jungkook ha descubierto varias veces ya en los gestos o acciones de su novio. ¿En qué momento las cosas comenzaron a ser de esa forma? O... ¿acaso habían sido así desde siempre? Una preocupación insistente por hacerlo feliz, por minimizar los daños ante cualquier cosa que en su mundo pudiera angustiarle.

Jungkook sabe que él no es fácil de tratar siempre, que sus silencios a veces intimidan a los demás debido a qué no comprenden cómo se siente o lo qué piensa, pero pocas veces repara en cómo efectivamente los demás dejan de vivir su vida para cerciorarse que Jungkook vive la suya sin angustia. Como en ese momento, en que no sólo es la mirada de Taehyung la que está fija en él, sino también la del resto de los mayores.

.- ¿Pasa... algo? – se anima a preguntar, sus ojos fijándose en los de Taehyung para evitar así las miradas de los demás, la preocupación implícita en ellas.

Taehyung le dedica una sonrisa como respuesta, tomando asiento a su lado para acariciar sus cabellos negros con sus largos dedos: .- Te quedaste ausente de pronto, mi amor. Sólo me preguntaba en qué pensabas.

Jungkook no responde de inmediato, buscando en el fondo de su mente las palabras que expliquen de alguna forma cómo se siente. Sin embargo, es incapaz de hacerlo bajo la mirada de los demás sobre ellos, no quiere hablar de sus padres ni de cómo ha comenzado a acrecentarse en él aquella sensación de soledad, en cambio, se acurruca contra el cuerpo cálido del mayor, su rostro escondiéndose en la curvatura de su cuello.

.- Que me gustaría salir a celebrar.

Taehyung a penas y escucha el susurro del menor, su rostro inclinándose a centímetros del suyo: .- Supongo que los chicos estarán de acuerdo, podemos...

.- Nosotros... solos.

...

Ambos caminan en silencio, disfrutando del calor que se traspasa entre ellos incluso con los gruesos abrigos que eligieron para salir esa noche. La mano de Taehyung se siente cálida mientras sostiene la suya con sus dedos entrelazados, es un gesto que se ha vuelto natural entre los dos con el paso del tiempo, Jungkook casi puede jurar que prefiere dejar de besar al mayor con tal de que nunca suelte su mano.

.- ¿A dónde quiere ir a cenar, bebé?

Taehyung le dedica una sonrisa que no alcanza a vislumbrar producto del negro tapabocas que cubre la mitad de su rostro, pero Jungkook sabe que sonríe porque también lo hacen sus ojos, finas líneas que son la ventana de cómo se siente el mayor a su lado. Quisiera poder transmitirle la misma seguridad, ser tan siquiera un poco de lo expresivo que es Tae con él, sin embargo, Jungkook es más silencioso y tímido sobre sus muestras de afecto, temeroso de sobrecargar al mayor con todo el amor que habita en su pecho.

.- No lo sé, Tae. ¿Qué te gustaría cenar a ti?

Taehyung desvía la mirada hacia el frente, observando pensativo los diferentes anuncios que van pasando a medida que avanzan hacia las calles más concurridas. Sabe con claridad que no pueden entrar en un lugar con mucho público, no cuando han salido sin ningún personal de seguridad o alguno de los managers que vigilan cómo se comportan ante el mundo entero. Pidió a los miembros que confiasen en su buen juicio para no llamar la atención sobre ellos y realmente quería cumplir su palabra.

Quiere también tener un momento agradable con su novio sin tener que estar pensando en cómo cuidar cada uno de sus movimientos. Resulta injusto para él que sólo puedan ser de esa forma por fuera del país, pero que en su propia ciudad deban limitarse a rozar sus piernas debajo de las mesas para no sufrir de estrés por alguna fotografía indebida o algún comentario luego en redes sociales sobre cómo eran de cercanos.

Sí fuese por él... rayos, Taehyung lo hubiese gritado hace tanto a los cuatro vientos.

La mano que sostiene en la suya le recuerda por qué no lo hace, por qué no insiste con contar la verdad y arriesgarse al escrutinio del mundo entero, pero teniendo la seguridad de no volver a esconderse de nada ni de nadie. Sabe ahora que haría lo que fuese por Jungkook, incluso navegar en la absoluta oscuridad de un amor que parece condenado a vivir entre paredes y sin la luz del sol.

Lo sabe tan bien que cuando llegan a la esquina de la vacía calle, con las luces y las voces yendo y viniendo de un lado al otro, su mano suelta la del menor de forma automática. Es incapaz de mirar sus ojos al hacerlo, sintiendo un peso en su pecho cuando su mano se siente vacía y se obliga a sí mismo a andar calle arriba para buscar un restaurante en el que puedan lucir como dos simples amigos de paseo nocturno.

No nota el gesto triste que atraviesa las facciones de Jungkook por unos segundos, como su mano se cierra en el aire buscando en vano la suya porque es su lugar seguro, ese hogar que ha construido con el tiempo y el amor que se han profesado en el silencio de sus sábanas. Lo necesita, lo sabe, pero es incapaz de decirlo en voz alta.

Jungkook siente que nunca podrá hacerlo, que ese secreto morirá atravesado a su garganta.

Así que sigue sus pasos un poco más atrás, detallando el contorno de su figura bajo el contraste de las potentes luces. Taehyung ha sido siempre tan apuesto ante su mirada, que le resulta increíble que un hombre como Tae se fijase en alguien cómo él, Jungkook sabe que sigue comportándose como un niño, caprichoso e incomprensible gran parte del tiempo y tan incompatible con aquella mirada seria que ahora descansa en los ojos de mayor.

.- Creo que este es un buen lugar, ¿qué opinas? – Taehyung le consulta cuando se detiene en un restaurante de comida tradicional que promete una terraza con zonas privadas y vistas del boulevard del río – Me suena a algo muy romántico, amor. ¿No te gustaría?

Jungkook no responde con palabras, en cambio, es el primero en entrar al lugar, encantado con la decoración de época que adorna las paredes del pasillo y la sala principal. Taehyung le sigue los pasos en silencio, dejando que elija dónde van a sentarse. Terminan efectivamente siguiendo a una mesera muy amable en dirección a la terraza que permanece vacía, el frío aire de la ciudad se cuela por todo el espacio abierto y provoca que Jungkook tiemble poco.

.- Llámenme cuando se sientan listos para ordenar.

Ninguno de los dos presta mayor atención a la mujer que se retira, concentrados en la vista frente a la mesa que han acomodado para ambos y en la que se apeñuscan juntos, con la necesidad de sentirse cerca incluso sin poder tomarse de la mano o besarse. Ya deberían de estar acostumbrados a esa sensación, pero la realidad es que no deja de ser emocionante sentirse tan juntos.

Cada uno permanece en sus pensamientos, Taehyung quiere inclinarse en su dirección y atrapar sus labios en un beso lento, pero teme que Jungkook se aleje por miedo como ha sucedido en otras ocasiones. La idea de ser vistos siempre flotando entre ellos casi como un tercer acompañante en su salida. En cambio, Jungkook no puede evitar preguntarse por el fututo, por cómo serán sus citas en diez años y sí permanecerán fingiendo ser amigos para no tener que responder preguntas incómodas que enmascaran el mismo odio que ya sienten por él sus padres.

.- Tae...

.- Dime, amor – responde a su llamado, su mejilla apoyándose en la palma de su mano mientras observa el perfil bonito de su novio - ¿Ya decidiste que pedir?

Jungkook sacude la cabeza, queriendo poder decirle todo lo que justo en ese momento pasa por su mente, todas las preguntas de un futuro incierto y entre ellas, la que más peso tiene: ¿Taehyung está dispuesto a vivir siempre en la oscuridad?

.- Vamos a estar juntos siempre, ¿verdad? – murmura al fin, esperando que eso condense en algo todos los miedos que de pronto le atosigan – Incluso sí... sí nunca podemos decirlo.

Hay un dolor punzante en Taehyung ante sus palabras, aquella posibilidad aguijoneándole el pecho, aún así, él haría lo que fuese por Jeon Jungkook. Lo que sea.

.- Claro que sí, mi amor. Siempre. 

...


He tenido que quitar parte del capítulo para que Wattpad se animase a publicarlo, lo lamento. Por cierto, estoy en proceso de tener separador, así que estaré editando esto luego para agregarlo. 

Gracias por la paciencia. 

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