Prologo
La tarde esta bañada por el rojo siniestro del cielo. La sangre mancha el suelo por el que camino, todos los condenados corren sin siquiera notarme.
La tierra nunca se siento como casa hasta ahora, el dolor y sufrimiento se respiran en el toxico aire.
–Si te quedas aquí arderas con ellos.
Ignoro el comentario del demonio parado a mi lado, no vuelve a insistir en que me vaya.
Ambos sabemos que solo pueden pasar dos cosas; el fuego puede matarnos, y estaremos por fin en paz con nuestra muerte o sencillamente el fuego no nos hará nada.
Vivir o morir, nos da igual. Yo no tengo motivos concretos para seguir y Asmodeus perdió algo que amaba.
Somos dos pobres pecadores que solo están a la espera de su castigo no divino. Dios murió, Lucifer también, estamos viviendo los caprichos de un ángel enamorado.
Azrael, estúpido ángel con delirios de grandeza, está haciendo lo imposible para recuperar a su estúpida psicópata humana.
Porque ella es eso, solo una humana, aunque él diga algo diferente.
Se su historia juntos, yo estuve ahí. Se lo malditamente loca que esta esa chica, perdió sus recuerdos pero eso no le impidió abandonarme ahora cuando la destrucción comenzó.
Tomo la mano de Asmodeus, el voltea a verme sabiendo que no me moveré de ahí, que yo ya acepte mi destino.
Si moriré, quiero morir a su lado. Él es todo lo que siempre he tenido y tendré, alguien como yo no puede aspirar a un trono en la cuidad celestial, ni a una mínima de respeto en el purgatorio.
– ¿Qué clase de loco destruye la luna por celos? – Dice riendo mientras aprieta mi mano.
–Díselo al ángel que ahora se cree un Dios.
–Está enamorado, ¿puedo culparlo?
– ¿Me estas declarando tu amor abiertamente?
Solo rio ante mi pregunta, entre el demonio y yo nunca ha habido espacio para el amor. No somos más que oscuro deseo carnal y sed de sangre.
–Lilith…– Las palabras quedaron atoradas en la garganta del demonio– Yo…
–No necesitas decir nada, se todo sobre ti, ¿lo olvidas?
–Por primera vez, no sé lo que pasara–. Hizo una pausa y pude sentir su desespero– Azrael hizo que todo se fuera al carajo.
–En momentos así desearía que Lucifer hubiera ganado la rebelión.
– ¿Quieres ser una diosa o porque lo dices?
–Sí, siempre he sido solo la maldita puta de uno de los príncipes del infierno. Por una vez, me gustaría ser más.
–Tú no eres mi puta, Lilith.
–Se lo que soy para ti pero en el infierno nunca me respetaron, Dios me maldijo y ahora la tierra se está yendo al carajo.
El demonio guardo silencio ante mis reclamos.
–Encontré un lugar donde vivir como un humano pleno, tenía una vida ¿y ahora?, ahora no tengo nada.
–Nunca hemos tenido mucho.
–Tu sí, yo he vivido bajo la sombra de los pecados de Camille.
–Y yo bajo la sombra del gran rey Lucifer, lo seguí en la rebelión y caí con él.
Guarde silencio. Él tenía razón, cuando el primer ángel caído inicio la guerra contra Dios, Asmodeus fue su mano derecha, lidero sus ejércitos en el cielo.
La derrota lo lanzo al infierno junto con Lucifer y Satán, solo eran ellos tres. Satán murió por su propio pueblo, Lucifer reino los miles de años en el infierno y murió patéticamente a manos del ángel de la muerte.
–Por lo menos deberíamos intentar correr– Dijo cambiando de tema.
–No importa si lo hacemos, la onda del impacto nos alcanzara.
Mire directamente al cielo, los fragmentos de la bola de roca se estaban acercando. No habían pasado ni siquiera un par de minutos desde que un gran rayo de fuego salió disparado desde el castillo oscuro hasta la luna.
Las esquirlas bañadas en fuego cruzaban las densas nubes negras que cubren Paris. A través de los agujeros que han dejado en cielo puedo ver claramente la que antes era la luna. Fragmentos aun cayendo y algunos que se pierden en el espacio.
Todos ven lo mismo que yo, el resto de humanos corren en pánico debido al fragmento más grande que se aproxima directamente a Francia.
Nadie podrá escapar, no importa si están de otro lado del mundo, ese pedazo de piedra matara a aquellos que no murieron con las trompetas.
Puedo ver como la gran roca traspasa las nubes e impacta lentamente en la tierra. El fuego es inmediato, puedo ver por escasos segundos como aquellos que huyen frente a mis ojos son incinerados al instante.
Sujeto con más fuerza la mano del demonio y me recuerdo todo lo que he vivido a su lado, desde el inicio hasta mi maldición. Cierro mis ojos liberando las dos diminutas lagrimas que estaban en ellos, me preparo para el fuego y suelto el aire de mis pulmones.
El ardor es instantáneo, intento gritar pero el momento es demasiado efímero como para moverse un milímetro. Dentro de aquel fuego veo a Camille, y una corona negra hecha de lo que creo que son huesos. Veo alas manchadas por sangre negra, y una libreta maltratada en la mano de la maldita humana.
El dolor no desaparece, solo sigue ardiendo en mi piel. Abro los ojos, y como lo imagine, el fuego no me mato pero si me hizo un gran daño.
Me resulta increíble que mis ojos no se hayan derretido, pero la mayor parte de mi piel sí, mi carne está expuesta totalmente, algunos huesos como los de mis rodillas sobresalen de mi carne quemada.
Asmodeus me toma e sus brazos sin emitir palabra, solo camina con lo que queda de mi cuerpo, no me importa a donde me lleva solo cierro los ojos buscado un poco de paz.
El dolor esta, el aire toxico tocando mi carne se siente como pequeñas navajas destrozando lo que queda de mí.
Aquellos gritos de paico han cesado por completo, no queda ruido, no queda vida. El grupo de sobrevivientes murió con la explosión y en el cielo oscuro de Paris ya no está la luna roja.
¿Qué estás haciendo Azrael? ¿Ella en verdad vale tanto?
–Tranquila, todo estará bien.
Las palabras del actual rey del infierno quedan flotando en mi mente, me ha dicho tantas veces esas palabras que ya ni siquiera son la sombra de la esperanza.
A veces solo me gustaría regresar al tiempo donde solo éramos él y yo, cuando el reinar una parte del infierno lo era todo.
Las imágenes se repiten en mi cabeza como la profecía siniestra del futuro, y los recuerdos atormentan mi culpa y falla.
¿Qué me depara aquí? Si Dios murió significa que no tengo pecado que pagar pero, yo no puedo regresar el tiempo y recuperar mi vida a lado de Asmodeus.
Como lo dijo él, Azrael hizo que todo se fuera al carajo por Camille. Ellos nos destrozaron a ambos, fueron los bendecidos, los mimados mientras que nosotros éramos castigados sin motivo.
Esta vez no, la historia no se repetirá. Ellos ya fueron todo, ahora es nuestro turno.
El apocalipsis seguirá, aquellos que sobrevivan serán gobernados por el nuevo Dios. Esto ya no es solo destrucción hacia la humanidad, esto es guerra, guerra entre reyes y dioses, entre pecadores mayores y traidores angelicales.
Sin cielo, sin infierno, sin tierra. Humanos, ángeles o demonios se arrodillaran al final ante aquel que posee la corona de Dios, y ese ser seré yo y solo yo, cueste lo que cueste.
…
Si, muchas cosas aún no tienen mucho sentido pero no se preocupen, todo lo irán entendiendo conforme avance la historia.
Espero que les guste esta historia, y recuerden para entenderla deben leer el primer libro.
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