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CAPITULO 16✨✨

La música de arriba es de Len para Candás. Disfrútenla.

- Gone, gone, gone Phillip Phillips -

~~~~~~✨ Cloudy and Rockstar📚🎸✨

Candás había faltado a dos conciertos consecutivos había dicho Violet. La preocupación de Len era cada vez mayor, y había intentado contactarla sin éxito. Cuando el silencio se prolongó, decidió que debía averiguar qué estaba pasando. Con una mezcla de determinación y preocupación, se dirigió a su departamento.

Al llegar, tocó el timbre con firmeza. Pasaron unos minutos antes de que la puerta se abriera lentamente. Candás apareció en el umbral, con una expresión que combinaba cansancio y desdén.

-Hola, Len -dijo, sin la calidez habitual en su voz.

Len la miró con inquietud. Notó que su mirada era distante, y la familiaridad de sus apodos cariñosos no fue correspondida. Candás estaba claramente evitando el contacto visual.

-Cans, he estado preocupado. No has respondido mis mensajes, y me preocupé por ti y....

Candás cruzó los brazos y dio un paso atrás, observandolo, pero sin la calidez que normalmente le brindaba. Su comportamiento distante lo hizo sentir incómodo y ansioso.

-Lenard, no quiero seguir saliendo contigo. Ya estoy conociendo a alguien más -dijo con una frialdad que parecía deliberada.

La reacción de Len fue inmediata. Aunque la noticia le dolió, algo en su interior le decía que había algo más detrás de la aparente indiferencia de Candás. Sin pensarlo dos veces, entró en el departamento sin ser invitado y se dirigió al sofá, dejándose caer en él con una determinación resoluta.

—No me voy a ir hasta que me digas la verdad, Candás. Sé que algo no está bien. ¿Alguien más? ¿Es en serio? ¿No tienes algo mejor? —dijo Lenard, haciendo una pausa para mirarla con intensidad—. Háblame, Cans. Nadie deja a alguien con el amor en las manos, como si no valiera nada.

Candás se quedó paralizada por un momento, sorprendida por la intrusión. La expresión de Len era una mezcla de preocupación y frustración. Intentó recuperar la compostura.

-Len, si no te vas, llamaré a la policía. No tienes derecho a estar aquí así.

Len, con la mirada fija en ella, encendió el televisor. Su actitud era firme pero no agresiva.

-Con gusto esperaré a la policía, créeme cuando te digo que no me sacarán, hasta que me digas lo que está pasando. No voy a irme hasta que me cuentes la verdad.

Candás lo miró con una mezcla de tristeza y resignación. Finalmente, la presión de su insistencia la llevó a la desesperación. Dio un paso hacia el sofá, sintiéndose derrotada.

-Está bien. -su voz temblaba-. Necesito decirte lo ya....

Len se levantó del sofá y se acercó a ella con una actitud de paciencia, mientras Candás se sentaba con dificultad en una silla. El ambiente se tornó tenso, y Candás respiró profundamente antes de comenzar.

-La verdad es que no hay nadie más, Len, sería imposible. Lo que pasa es que... estoy enferma. Tengo sarcoma de Ewing. Hace pocos meses los médicos me han dicho que los tratamientos no están funcionando, y me queda poco tiempo.

La revelación cayó como un balde de agua fría. Len se quedó sin palabras, la noticia le golpeó con una intensidad devastadora. La voz de Candás se quebraba mientras hablaba, y sus ojos estaban llenos de lágrimas. La imagen de una vida que podría terminar pronto se hizo dolorosamente real para él.

-¿Cuánto tiempo te queda? -preguntó Len, con la voz rota por la angustia.

Candás cerró los ojos, sintiendo el peso de su verdad.

-No lo sé exactamente-, mintió-. Los médicos no me han dado un tiempo exacto, pero es solo cuestión de semanas, tal vez unos pocos meses.

Len se acercó a ella y se arrodilló a su lado, tomándole las manos con ternura. Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas.

-Lo siento tanto, pequeña. No tenía idea de lo que estabas pasando. -su voz estaba llena de dolor y preocupación-. No quiero que pases esto sola. Te prometo que voy a estar aquí para ti. Te apoyaré en todo lo que necesites.

Candás sintió un alivio inmenso al escuchar sus palabras. A pesar del dolor, había una pequeña chispa de esperanza en medio de su desesperación. Se abrazaron, y Len se quedó con ella, compartiendo el peso de la realidad que ambos enfrentaban.

-Gracias, Len. -dijo Candás, su voz apenas un susurro-. No sabía cómo decirte esto, y temía perderte. Pero ahora que lo sabes, me siento un poco más aliviada.

Len la miró a los ojos, con una determinación inquebrantable.

-No vamos a dejar que estos días sean en vano. Vamos a hacer que cuenten. Juntos.
Estaré siempre para ti y haré cualquier cosa por ti.

Mientras se abrazaban, el silencio en la habitación estaba lleno de una mezcla de tristeza y resolución. Candás había encontrado un apoyo incondicional en Len, y él estaba decidido a acompañarla hasta el final, sin importar lo que viniera.

NOTA DE LA AUTORA:

Ahora sí que chillo, creo que está ha sido la mejor manera para revelar todo.✨

Muy triste la verdad, pero desde un inicio estaba claro lo de la enfermedad de Candás; así que no me culpen.🌝✨

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