CAPITULO 11✨✨
CANDÁS Y LEN🎸📚✨
El viernes llegó con una ligera brisa que acariciaba las calles de la ciudad. Candás se encontró caminando hacia el lugar que Len le había sugerido, una pequeña cafetería ubicada en una esquina tranquila del centro. Era un lugar acogedor con grandes ventanales y un ambiente relajado, ideal para su encuentro.
Len ya estaba allí cuando Candás llegó. Se encontraba en una mesa cerca de la ventana, mirando hacia la entrada con una expresión que denotaba tanto nervios como expectativa. Al ver a Candás, se levantó para saludarla, su rostro iluminado por una sonrisa genuina.
-¡Hola, Candás! -exclamó Len, con una calidez en la voz que hizo que Candás se sintiera un poco más relajada-. Me alegra que hayas podido venir.
Candás sonrió con modestia y se sentó en la silla frente a él. La cafetería estaba decorada con estilo vintage, y el suave aroma a café recién hecho llenaba el aire.
-Hola, Len. -respondió ella, tratando de sonar casual-. No estoy segura de qué esperar, pero aquí estamos.
Len se rió suavemente y asintió hacia el menú.
-Lo bueno es que este lugar tiene una excelente selección de té y café. ¿Qué te gustaría tomar?
Candás miró el menú y, al elegir una opción, dijo:
-Creo que tomaré un té chai. ¿Y tú?
-Un café negro para mí, por favor -respondió Len, llamando al camarero para hacer el pedido.
Mientras esperaban sus bebidas, la conversación comenzó a fluir con facilidad. Len y Candás hablaban de música, de sus bandas favoritas, y de cómo sus gustos se habían formado a lo largo de los años. Len estaba fascinado con la forma en que Candás hablaba apasionadamente sobre su arte, mientras que Candás se sorprendía de cuánto compartían en común.
-Nunca he conocido a alguien que entienda tanto de música -dijo Len-. Tu forma de hablar de ello es realmente inspiradora. Tampoco pensé que te gustarán otros tipos que no fuera el rock.
Candás sonrió, sintiendo una calidez en el pecho al escuchar su cumplido.
-Gracias. La música siempre ha sido una forma de escapar para mí, un refugio. A veces es difícil explicarlo, pero parece que tú lo entiendes.
Len asintió, mirándola con interés.
-Lo entiendo más de lo que crees. A veces, cuando escucho una buena canción, siento que todo el mundo se detiene por un momento. Es como si la música pudiera hacer que todo sea mejor, aunque solo sea por un rato.
Candás lo miró, notando la sinceridad en sus ojos. La conversación se tornó más personal, y ambos comenzaron a compartir detalles de sus vidas que rara vez revelaban a otros.
-¿Siempre has vivido en esta ciudad? -preguntó Candás, interesada en conocer más sobre él.
-No, en realidad, soy de un pequeño pueblo. Me mudé aquí para estudiar en NovaTech y ver qué más había en el mundo -explicó Len-. Al principio, fue un gran cambio, pero creo que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado.
Candás le dio un sorbo a su té, pensativa.
-Supongo que todos tenemos nuestras razones para tomar decisiones importantes. Yo también me mudé lejos de mi hogar, aunque no por las mismas razones. A veces, es difícil dejar atrás lo que conoces.
Len la observó, notando la sombra de tristeza en sus ojos.
-¿Por qué te mudaste? Si no es muy personal preguntar.
Candás se encogió de hombros, evitando profundizar demasiado.
-Solo necesitaba un cambio. Y, bueno, encontré en el rock algo que me ayudaba a sobrellevar las cosas.
La conversación continuó en esa línea, con ambos compartiendo y aprendiendo el uno del otro. El tiempo pasó rápidamente, y pronto, Candás se dio cuenta de que estaba disfrutando mucho más de lo que había anticipado. Len tenía una forma de hacer que se sintiera a gusto, como si pudiera abrirse sin miedo a ser juzgada.
Después de un rato, Len se inclinó hacia adelante con una expresión de intención clara.
-Oye, estaba pensando... ¿te gustaría ir al lugar que te hable para que puedas ensayar? Es en la plaza donde está el cerezo apartado de la multitud. Me encantaría ver como compones, como lo aplicas con tu guitarra; claro eso si gustas-, Len se rasco la parte trasera de su cabeza, en un acto de timidez.
Candás lo miró, sorprendida por la invitación. Aunque había una parte de ella que estaba cautivada por la idea, también sentía una pequeña voz en su interior que le recordaba que debía mantener cierta distancia. Sin embargo, la honestidad en la propuesta de Len y la posibilidad de compartir una parte más íntima de sí misma hicieron que aceptara.
-Está bien. -dijo finalmente-. Me encantaría mostrarte algo de lo que hago.
Len sonrió con alivio y entusiasmo, y la charla continuó hasta que ambos se dieron cuenta de que era hora de partir. Mientras se dirigían hacia la salida, esperando a que Len pagase, Candás sintió una extraña mezcla de emoción y incertidumbre. Len la observaba con admiración desde la barra.
-Gracias por el momento, Len. Ha sido... agradable-le dijo cuando este se acercó.
Len la miró con una sonrisa sincera.
-De nada, Candás. Yo también he disfrutado mucho compartir contigo.
Candás asintió, sintiendo que, a pesar de sus reservas, algo positivo estaba surgiendo. A medida que caminaban, Candás reflexionó sobre lo que había experimentado.
¿Está bien dejarse llevar un poco? se preguntó mientras caminaba al lado de Len. No estoy acostumbrada a abrirme tan fácilmente, pero tal vez sea justo lo que necesito, pensó.
La duda seguía presente, pero también había una chispa de esperanza. Tal vez, solo tal vez, permitirle a alguien acercarse un poco más podría ser el primer paso hacia algo positivo en su vida. El futuro seguía siendo incierto, pero el presente estaba lleno de nuevas posibilidades.
NOTA DE LA AUTORA:
Ahora si que me emocioneeeeeeee💗💗💗💗
¡Ay por Dios! El tan tímido y ella ta serena. Amooo
Dejen acá su opinión. Los leo🤍✨
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