CAPITULO 10✨✨
CANDÁS Y LEN🎸📚✨
Candás estaba en el espacio que tomaron como camerino improvisado después de otro concierto vibrante. La energía del público todavía resonaba en sus oídos, y el sudor en su piel era testimonio de la intensidad de la actuación. Mientras sus compañeros de banda comenzaban a desarmar el equipo y a relajarse, Candás se tomó un momento para respirar profundamente, sintiendo la satisfacción que solo la música podía brindarle.
En el bar, el bullicio habitual post-concierto ya había comenzado. La gente se dispersaba, hablando y riendo mientras se preparaban para la salida. Len, que había llegado temprano esa noche, había observado el espectáculo desde un rincón, cautivado por la presencia y la habilidad de la banda en el escenario. Había asistido a varios conciertos desde su primera visita, siempre manteniéndose a una distancia respetuosa, observando sin interrumpir.
Esa noche, sin embargo, algo en él se sintió diferente. Llevaba una nota en uno de los bolsillos traseros de su pantalón; solo por si se le pasaba algo. Entonces se armo de valor y decidido a tomar un pequeño riesgo, se acercó al camerino.
Cuando llegó, Candás estaba en medio de una conversación con Violet, quien, al ver a Len acercarse, le dio un leve codazo a Candás y le susurró algo al oído. Candás miró a Len con sorpresa y un toque de incomodidad.
-Hola chicos, que buen concierto-dijo Len, tratando de sonar casual-. ¿Puedo hablar contigo un momento?-señaló a Candás.
Candás lo miró de arriba abajo, aún un poco desconcertada por su presencia inesperada.
-No doy autógrafos-.
-No yo....
-¿Entonces de qué se trata? -preguntó, con una mezcla de curiosidad y cautela.
Len levantó las manos en un gesto de tranquilidad.
-No, no, no. No quiero parecer invasivo ni nada. Solo quería decir que he disfrutado mucho de tus conciertos y que, si tienes un momento, me encantaría charlar un poco contigo.
Candás dudó por un instante, su mente divagando entre la sorpresa y el escepticismo. Sin embargo, antes de que pudiera responder, Violet intervino.
-Vamos, Candás, no te va a hacer daño. Solo van a charlar. -dijo Violet en un susurro que solo Candás podía oír-. No hay nada que perder.
Candás miró a Violet, que le dedicó una sonrisa alentadora, y luego volvió a mirar a Len. Finalmente, asintió con resignación.
-Está bien.
Len sonrió, aliviado de que aceptara. Los dos salieron del camerino y se dirigieron a la barra, donde podían hablar sin la distracción del ruido de la multitud.
-¿Qué te gustaría saber? -preguntó Candás, mientras se acomodaba en un asiento cercano.
Len se sentó frente a ella, tratando de mantener una actitud relajada.
-Nada en particular. Solo pensé que sería interesante conocerte un poco más, fuera del escenario. Me parece que tienes una historia detrás de esa guitarra que no se cuenta solo con la música.
Candás lo miró, un poco sorprendida por su observación.
-¿Y tú qué tal? ¿Qué te trae por aquí con tanta frecuencia?
-Solo quería ver si había algo más detrás de la música. Que se yo olvidarme un poco de la universidad. Como dije, disfruto mucho de sus conciertos. Y también... bueno, me gustaría conocerte, si te parece bien -respondió Len con sinceridad.
Candás se encogió de hombros, tratando de restarle importancia.
-La música es una gran parte de mí, pero también soy bastante normal cuando no estoy en el escenario. ¿Qué más quieres saber?
-Solo lo que quieras compartir -dijo Len, con una sonrisa amistosa-. Por ejemplo, ¿qué sueles hacer cuando no estás tocando?- fue algo directo, a juzgar por los nervios.
Candás se relajó un poco y comenzó a hablar sobre sus pasatiempos y sus intereses, desde la forma en que le gustaba pasar el tiempo libre hasta cómo se sentía al escribir nuevas canciones. La conversación fluía naturalmente, y Len escuchaba atentamente, mostrándose genuinamente interesado en lo que decía.
La charla continuó durante un buen rato entre pequeños sorbos de bebida sin alcohol, hasta que el bar empezó a vaciarse. Len, al notar que era tarde, decidió proponer algo.
-¿Te gustaría salir este viernes por la tarde? Hay un lugar tranquilo en la ciudad donde podrías ensayar, yo solo te observare prometo no molestarte. Bueno es que dijiste que te gusta ensayar en espacios más calmados, así que pensé que podría ser una buena oportunidad para seguir conociéndonos.
Candás lo miró con curiosidad. La invitación no parecía tener segundas intenciones, y aunque la idea de pasar tiempo con él la hacía sentir un poco nerviosa, también le parecía interesante.
-¿Y qué esperarías de esto? -preguntó con una sonrisa escéptica.
-Nada en particular, solo escuchar tu música y charlar -respondió Len-. No tiene que ser nada especial, solo una oportunidad para conocernos mejor.
Candás reflexionó sobre la invitación, sintiendo una mezcla de emoción y inseguridad. Había algo en la idea de abrirse a nuevas experiencias que le resultaba tentador, y Len parecía sincero en su propuesta.
-Está bien -dijo finalmente-. Acepto.
Len sonrió, contento con su respuesta.
-Genial. Entonces, nos vemos el viernes. Estoy seguro de que será una buena experiencia.
Candás asintió, despidiéndose de él con una sonrisa tímida. Mientras él se alejaba, comenzó a reflexionar sobre la decisión que acababa de tomar. La idea de dejarse llevar y permitir algo nuevo en su vida le parecía un desafío, pero también una oportunidad de experimentar algo fuera de su zona de confort.
Mientras se dirigía de regreso a su apartamento, Candás se preguntaba si estaba tomando la decisión correcta al abrirse a esta nueva experiencia, conociendo a alguien fuera de la banda. ¿Estaba bien dejarse llevar un poco? ¿Podría disfrutar del presente sin preocuparse demasiado por el futuro?
La noche se convirtió en un escenario de introspección y dudas, pero también de esperanzas. Candás se prometió a sí misma que, sin importar cómo se desarrollara, intentaría aprovechar el momento. Después de todo, ¿qué tenía que perder al menos por una vez?
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