Éramos un hermoso delito
Mamá tenía un defecto a mi entender, y era que no importa que fuera lo que le contara, como un secreto, ella nunca me aconsejaba sino que más bien se molestaba. Opté por no contarle mis cosas y mucho menos sobre este nuevo sentimiento que estaba naciendo en mi.
***
Pronto todos notaron que escondía algo cuando él se acercaba, mientras jugábamos, o cuando teníamos momentos de charlas de grupo. Él sonreía, y sí que me enamoré de su sonrisa y sus ojos achinados cuando lo hacía. Un año después, jamás imaginé que yo le gustaría. Pues me besó, y yo le correspondí temblando de los nervios. Mi primer beso.
¿Novios? Si. Teníamos citas y conocí a su familia, él también conoció a la mía. Oficialmente éramos los novios más jóvenes del barrio. La envidia de otras niñas y el celo de algunos niños. Pero nosotros éramos tan unidos que no queríamos despedirnos cuando llegaba la hora. Llegaron esos momentos a solas en los que los besos y caricias iban cambiando de a poco. Tenía doce años y el trece, en el momento que confesamos amarnos y tuvimos ese momento.
Mi primera vez.
Mi primera rosa roja.
Realmente estaba enamorada. Dije "te amo" incontables veces y escuché lo mismo de sus labios. Cientos de abrazos cálidos, calma y risas, nunca llanto o dolor. Ser amada por él se sentía bonito. Esas mariposas siempre estaban en mi estómago y temblaba cada vez que me tocaba. Sentía que podía estar a su lado toda la vida porque sentía que era mi otra mitad.
Casi hubieramos sido tres. Luego comencé a soñar en tan solo su mano sobre mi vientre.
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¿Qué aconsejas a nuestra prota?
Estaba enamorada pero...
¿Estará bien quererlo tanto siendo tan niña?
¿Has querido a alguien de la misma forma?
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