Tener responsabilidades hace que te olvides de muchas cosas y a la vez pasan más de la cuenta.

Yo tuve que quedarme en una casa encerrada cinco años y de casa en cada en mi familia por no tener un lugar fijo al que llame hogar. Mi esposo trabajaba, se compró una moto pero jamás me compró algo o a los niños, sabiendo que sus juguetes eran rotos que otros niños desechaban o calderos de la cocina.

¿En qué momento pasé de estar soltera y en una casa cómodamente a esto? Creía que si me casaba con él sería feliz pero me duele trabajar duro dentro de casa y no verlo al irse o al regresar. Cómo muchos de mi familia me peleaba por causa de este hombre, todo por apoyarlo pero no me daba cuenta de lo que me decían, el no sirve. ¿Cómo van a decir eso cuando el provee cómoda a la casa? Si. Pero también cuando entra por esa puerta no quiere pensar en nada más que su celular y las redes sociales. Acostado en el sofá, sucio, prefiere todo menos cuidar de sus hijo con la excusa del cansancio. Yo le entendía o era muy burra para darme cuenta. Justificando la situación del país, el precio de las cosas y yo era ignorante al no poner ni un pie fuera de las cuatro paredes, me creía cualquier cuento.

No tenía celular así que no podía hablar con mi mamá, aunque para que si ella quería esto para mí. Un año entero sin celular. Mi esposo decidió compraraeuno y darme el que tenía, siempre me dió lo que tenía y obtenía lo bueno. Yo me conformaba porque quería que sus cargas se aliviarán de alguna forma y al final era su dinero. Yo nunca le exigía cómprame nada y el tampoco podía (eso decía). Está bien.

Conocí la lectura de historias que me entretenían, hacían reír y emocionarme queriendo leer más. Pero tenía responsabilidades así que no tuve tiempo.

Estaba muy deprimida y en silencio. Todo dolía, cuerpo y alma, también mi espíritu. Me cuestioné mi vida y mi esfuerzo no parecía suficiente.

Fue la primera vez que intenté quitarme la vida.