Mendiga de su tiempo conmigo y los niños . Tal vez ir a la playa o lo que fuera pero el se pegaba a gastar dinero. Nunca tuvo un día de descanso.

Cuando este hombre no estaba, me sentía bien a pesar de mi depresión.

Cuando él estaba en casa me sentía sumisa, la peor de todas. Rezaba para que no estuviera cerca de mi.

Pensé que todo cambiaría cuando un familiar que vivía lejos decidió ayudarnos sabiendo nuestra mala vida. Tuvimos nuestra primera casa y por fin quería decorarla y ver a los niños en su propio cuarto.

¿Mejorar?

Ja....no.

Comenzó a llegar a casa borracho. Yo recordaba a mi abuelo y tenía miedo que la historia se repitiera.

Se drogaba y me obligaba a estar con él.

Lloré en silencio.

Mis hijos nunca escucharon pero peleamos todo el tiempo y según él yo era la culpable.

Dejé de limpiar, lavar, organizar la casa. Cada día me moría por dentro recordando sus palabras. Todo a mi alrededor se volvió un desastre y lloraba en las noches.

Dios, quiero ser feliz. Llevar a mis niños conmigo sin que él tenga potestad.

No tenía entretenimiento. No tenía una novela, serie, solo los animados que los niños miraban y, no voy a mentir, parecía una niña más.

Recordé la lectura y fue aho cuando pensé: "Quiero leer una historia bonita que me haga llorar". Pero no conocía ninguna así que yo misma escribí la historia que quería leer y así comenzó algo, de lo que no tenía idea que iba a pasarme en el futuro.....esto lo hacía en secreto cada noche.