Solía llorar. Solía tener miedo. Era la persona número uno en esconderse. Siento que algo está cambiando en mi.

Ya mi hijo comienza la escuela y aunque la pequeña está a mi lado tengo más cosas que pensar y planear.

Tú. Venías a mi cabeza. Muchas veces pensaba en ti.

Te había dicho cuánto me gustaba escribir y hace mucho no lo hacía. ¿Sabes que me inspiró a volver a hacerlo? Tú, solamente tú.

Comienzo a crear historias de muchos géneros y todas noche pensaba en ti mientras escribía. Así que cerraba los ojos luego de reir y llorar por pensar en ti y transformarlo en darle vida a personajes que realmente amé. Cada uno de ellos es un pedazo de ti.

***

En la tienda, hice muchas amigas y aunque era un duro trabajo sabía que era conveniente estar allí porque hablaba otro idioma.

Rebelde, liberal y otras palabras más, era la forma de cierta mujer para decirme que había cambiado. Me hacía vuelto fría y distante, me estaba dando aires de grandeza porque trabajaba y tenía mi propio dinero. Sigo callando y pensando en que me lo merezco.

Un hombre ajeno a mis problemas, su falta de atención, que llega a las doce de la noche después de trabajar un sábado y olvidar comprar al menos un pastel de cumpleaños para quien se supone es su esposa. Me obliga a dejar el trabajo y buscar otro, todo con la amenaza de que nadie puede cuidar a los niños mientras yo trabajo. Entonces me veo forzada a dejar mi puesto de cajera y alejarme físicamente de mis nuevas amistades.

Cuando me doy cuenta que si el dice algo y tengo que hacerlo porque no tengo más opción me hace darme cuenta de cuan atada estoy.

Me quité las vendas y ví con otros ojos lo que tenía enfrente.

Decidí que todos me valen una mierda. Mis hijos son los únicos que me dan besos y me abrazan con verdadero amor, ellos son los que tienen mi total atención. Pero sigo fingiendo una sonrisa y buenos momentos por esos dos inocentes, que creen que su familia es de ensueño.

Pronto tenía una oferta de trabajo en la que vendía un producto moderno, costoso y duradero, debía ir a las casas promocionando y vendiendo para ganar dinero, comisiones y por primera vez aprendí como se maneja el negocio de las ventas, aunque tenía un problema, los números.

Un año pasó desde que llegué a este país de oportunidades y pudimos ir a un nuevo apartamento donde solo éramos los cuatro. La señora iría a casa de una de sus hermanas y no la vería seguido. Ahora dependía del tiempo de esta hermana para que en el auto pudiera ir a todos lados. No podía trabajar así que dependía del poco dinero que le daba su hijo, si es que se acordaba.

Yo tenía un rumbo fijado. Conocí lo que era la adicción en las redes sociales y todo el tiempo que perdía. Borré todas, y solo tenía una aplicación que me permitió comunicarme gratis con mi familia al otro lado de mar Caribe.

Tengo poco tiempo de trabajo y apenas tiempo libre pero no pierdo el tiempo en bobadas. Cada noche escribía y una vez más te pensaba.

Resulta que tenerte presente tan tarde en la noche provocaba que tuviera sueños. Unos sueños en los que volvía a verte y podía hablarte de frente, tocarte, mirarte a los ojos.

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Tomabas mi mano y jalabas fuerte. Llegando a chocar mi pecho contra ti y tus brazos me rodean en un cálido abrazo.

—Te extrañe tanto.—escuché en mi oído como susurro. Lloré y te abracé con fuerza. También te extrañé, demasiado.

Abrí los ojos y desperté de ese sueño. Enfrente un nuevo día, y otro, y otro. ¿Sabes lo que se siente estar solo? Mis hijos están bien, siento que todo está en orden respeto a ellos....¿pero yo? A veces flaquean mis piernas y nadie me da la mano, habla palabras de aliento o tan siquiera un abrazo sincero y reconfortante. Así siguen pasando mis días y no dejo de hacer lo que más amo, escribir historias pasadas en lo que siento por ti.

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Aquí termina la primera parte de esta historia. Esperemos a ver qué ocurre en esta próxima etapa de su vida.

Talvez decide romper esa cadena, de no dejar entrar la manipulación y la depresión a su vida. Evitar ser manejada por otro.

Dejemos que pase el tiempo.