¿Quién es Sam Dallas?
Desperté sintiendo lo que no esperaba sentirme... mal.
Por muchos años todo siempre fue fácil para mi, siempre gocé de una excelente salud, nunca me rompí nada y contadas fueron las veces que me enfermé, por lo que me dijeran de un día a otro que te me voy a morir no es fácil de procesar.
Tenía un dolor que me recorría todo el cuerpo, un poco de asco pero agradecía no haber vomitado.
Mi hermano llegó como cada mañana a despertarme porque no había despertador humano que me despertara.
—¿Iras a la escuela? —me preguntó Liam.
—No me siento muy bien —contesté tirado en la cama.
—Te llevaré al hospital —dijo acercándose al closet para sacar mi ropa porque como todo buen hombre dormía en calzoncillos.
—No, no lo harás —ordene— solo es algo de náuseas y me duele el cuerpo.
—No, no solo es eso tienes Cáncer —me gritó— no un puto resfriado que se quita con un jarabe.
Lo miré asombrado, era la primera vez que alzaba la voz.
—Que bueno que empieces a sacar huevitos que te faltaban pero dado que es mi puto cuerpo yo decido a donde va —establecí— si quieres llamar al doctor está bien pero no saldré de esta cama.
Él suspiró irritado y se fue para alistarse, aún le faltaba poder para ordenarme.
Dean entró un momento después.
—Dice Li que no iras a la escuela —dijo entrando por sus cosas pues se había descompuesto su computadora y había hecho su tarea en la mía.
—No, creo que algo de la cena me cayó mal —mentí.
—Tal vez no debiste comerte ese décimo taco —supuso.
—Probablemente —recordé.
—O ese pastel de chocolate —agregó— y acompañarlo con un litro de refresco.
—Ya entendí Dee soy un gordo —acepté, amaba comer y para mi suerte mi metabolismo era bastante rápido.
El menor solo sonrió y se acercó para despedirse.
—Si Jake te molestas te defiendes —aconseje.
—Claro —dijo aunque ambos sabíamos que no lo haría— te veré después de clases.
Mi pobre e inocente hermano salió, una de las tantas razones por la que no le decía era porque era demasiado frágil y no quería hacerlo pasar por este proceso.
Así que me quedé en cama, sintiendo casi nada comparado a lo que vendría.
—Desayuna Jensen —regañó mi Pa al verme jugar con la comida.
—Aja —dije mirando esa asquerosa pasta.
No se que se traían mis padres al obligarme a comer esa asquerosa avena todas las mañanas, admito desde pequeño el comer siempre fue un tema complicado para mi pues la mayoría de la comida no me gustaba.
Mi hermano a mi lado se tragaba cualquier cosa que le pusieran delante y esa avena no era la excepción.
—Si no te la comes tú me la como yo —aseguró Jake.
—Adelante —dije dándole mi plato.
—¡Jensen! —me regañó Papá quien empacaba la comida de mi hermano.
—Comeré algo camino a la escuela si —conteste tomando mis cosas para salir.
Camine hasta el autobús que estaba a unas cuantas cuadras de la casa, con los audífonos puestos y el volumen al máximo espere a mi autobús privado... bueno en realidad era el autobús escolar pero al ser el primero en la ruta era todo mío por los siguientes quince minutos.
Me quedé dormido hasta que un golpe en la cabeza me despertó, una mochila me había atacado, estaba por confrontar al dueño de la mochila hasta que lo vi parado frente a mi.
<Hola Bebé> comunicó Percy sonriendo.
—Idiota —le respondí.
El castaño se sentó a mi lado recuperando su mochila.
<Te busque ayer en la salida y no estabas> comentó mientras identificaba a sus clientes.
—Me sentí mal así que me fui a casa —mentí.
No se la creyó y es que era pésimo mintiendo, para mi suerte Bernard Hills llegó en mi salvación.
—Percy —saludó a mi amigo— sabes hace mucho que no te veo, creo que es momento de reforzar amistades no crees.
Percy puso los ojos en blanco y sacó la mercancía que hacía pasar en bolsitas de gomitas.
—Gracias amigo —sonrió tendiéndole el dinero por debajo.
<Son treinta más> pidió mi ayuda.
—Treinta más —le dije a Bernard.
—¡Viejo me estás matando! —exclamó.
—Paga o deja las drogas —conteste, esperaba eligiera la segunda opción.
Bernard solo suspiró, pagó y se fue.
Miré a Percy molesto por su pequeño negocio, y es que el pendejo de mi amigo tenía un largo linaje de familia de doctores y con un diagnóstico de TDAH era fácil conseguir medicamentos que para él tomarlos "lo calmaba" para otras personas solo las activaba.
<Dejare el negocio pronto, lo prometo> me calmó.
—Bien pero no me metas en tus negocios —me queje.
Percy saco algo de dinero y me lo aventó, a lo que respondí levantando el dedo medio.
Percival Cage era mi mejor amigo desde los seis años, y es un desmadre en todo el sentido de la palabra.
Percy era mudo pero eso nunca lo detuvo para cumplir con todas sus metas, incluyendo su negocio ilegal.
Al llegar Percy tenía junta con el director por el presunto vandalismo que había cometido, que claro no había sido él si no Cade pero nadie nunca lo culpaba.
Me acerqué a mi casillero para meter mis cosas cuando escuché una voz chillona.
—Jensi —me llamó Vics.
—Victoria —respondí sonriendo.
La rubia me miró poniendo los ojos en blanco, odiaba su nombre.
—Vuélveme a llamar Victoria y te castro cabron —amenazo.
—De acuerdo —conteste arqueando la ceja—
¿A qué se debe tu encantador humor hoy?
—La razón por la que nadie en este lugar es feliz —respondió.
—Cade —concluí.
—El idiota quedó en traerme lo estuve esperando pero nunca llegó —comentó molesta.
—Tal vez se le hizo tarde —justifique.
Ella me detuvo y colocó su mano en mi frente.
—¿Te sientes bien? —preguntó confundida— tú, Jensen Blue defendiendo a Cade Hope, seguro te golpeaste la cabeza.
Puse los ojos en blanco y suspiré, estaba por fregar todo.
—No he desayunado así que probablemente —contesté.
Ella soltó una pequeña risa deslindándome de cualquier sospecha.
—Ayer fui a tu casa y no estabas —comentó sacando una barrita para dármela.
Tome la barrita porque aunque no tuviera hambre mi último comida había sido ese estupido emparedado del día anterior, por lo que si no comía estaría de malas todo el día.
—Tenía cosas que hacer —contesté comiendo la barrita.
—¿Qué cosas? —preguntó.
—Cosas Vic's, cosas —respondí alterado— a demás, ¿Por qué fuiste a mi casa?
—Ya sabes quería hablar —contestó no muy segura.
—¿Hablar?, ¿Hablar de que? —pregunté confundido.
—¡Cosas Jen, cosas! —exclamó para adelantarse al salón.
Nunca entendería a las mujeres.
Sabía que lo único bueno del cáncer era el poder usar drogas sin tener que escuchar los dramas de mi hermano sobre lo malo que era.
La marihuana era un gusto que podía darme sin limitaciones.
Cuando la puerta se abrió esperaba ver a mi hermano dando una de sus "rondas" casuales pero no, era la rubia entrando.
—Y justo cuando creí que no podías caer tan bajo te encuentro drogandote en tu habitación—suspiró abrumado.
—Mis papás no están y mi hermano no dirá nada —sonreí— pero dime ricitos de oro que te hizo no ir a la escuela y venir a mi.
—En primera soy lacio idiota —aclaró molesto — Y venía por el proyecto ya que te importo un carajo.
—No soy yo quien la lleva reprobando —me burlé.
La rubia como la agresiva que es me lanzo lo primero que encontró fallando el tiro, lo suyo no eran los deportes.
—¡Patético! —exclamé.
La rubia o como me obligaban a llamarlo, Sam, era mi mejor amigo desde que tengo memoria.
Sam solo bufo y se tiro en la cama conmigo.
—¿No irás? —preguntó confundido.
—El mundo no se acaba si no voy un día —le recordé.
—¿Y qué hay de la presentación?, no esperaras que la haga yo solito —se quejó.
—Confío en ti —asegure— ahora largo que llegarás tarde.
Él se levantó y tomó el proyecto en el que habíamos trabajado por semanas... que yo había hecho porque esta bien pendejo.
—¿Qué les digo si me preguntan por ti? —preguntó abrumado.
—Diles... que tengo cáncer —respondí sonriendo.
La rubia me miró molesto, levantó el dedo medio y se fue.
No me preocupaba habérselo dicho, sinceramente se podía estar quemando un auto a su lado y no se daría cuenta.
Sammy era así, algo tonto y distraído, había heredado la cabellera rubia al igual que sus tres hermanas.
Sus padres no estaban la mayoría del tiempo por lo que era común tenerlo en mi casa todo el tiempo.
Mientras él salía mi hermano entró, iba a decir algo pero se limitó abrir las ventanas y tratar de no molestarse.
—Hablé con el doctor —anunció.
—Ya te dijo que no me voy a morir... aún —dije.
Liam solo puso los ojos en blanco y prosiguió.
—Dijo que está bien pero que te pondrán un puerto para el medicamento así que iremos mañana por la tarde —contestó— y que la marihuana aún no es opción para ti así que deja de fumar esa mierda.
—Nunca —aseguré sonriendo.
En cuanto salió me puse a investigar sobre el puerto, no dejaría que me pusieran un tubo en el pecho.
Todo el día había pasado demasiado lento y moría por llegar a mi casa para dormir un poco pero mis planes se fueron a la mierda cuando recibí su mensaje.
Odiaba trabajar para él, pero mi futuro carro no se pagaría solo.
Hola personitas espero les esté gustando la historia.
Los símbolos <"> se refieren a la comunicación en lenguaje de señas 🤟🏼
¡Gracias por leer!
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