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¿Pelea?

Mi padre estaba frente a nosotros con aquel ceño fruncido que siempre tenía, no era novedad para él éramos inútiles.

—Sabes que no tienes permitido estar aquí —dijo mi padre con molestia.

—Puedes sacarme de tu casa pero no de la vida de mis hermanos, debiste llamarme cuando se enteraron de que estaba enfermo —le enfrento como siempre.

—Son mis hijos —le gritó.

—Son personas, no son de tu propiedad —respondió.

Papá le miró para soltar una pequeña risa.

—Por favor de que vas, ni siquiera se llevaban bien, se la pasaban peleando todo el tiempo —gruño —él no te quiere...

—Papá —lo llame agitado.

—Ni él a ti Cade —me miró— así que por favor vete de mi casa y déjalo en paz.

Estaba por decir algo cuando ese sentimiento me llegó, alcance a girarme para vomitar en el bote de basura que estaba a mi lado.

Odiaba vomitar, sin embargo este vomito sabía a metal dejándome el sabor por horas.

—Tranquilo —dijo Li sobando mi espalda.

Me acomode en la cama sintiendo un líquido salir de mi nariz, lo toque para darme cuenta que era sangre.

—Mierda —murmuré cansado.

Liam se levantó de la cama para entrar al baño por una toalla para presionarla contra mi nariz tratando de parar el sangrado.

Ya había tenido un par de hemorragias nasales, y sabía que iban a seguir.

Mi hermanito me miró triste para salir corriendo antes de que le viera llorar.

—Ve con el Li —pedí sujetando la toalla.

Él me miró inseguro, Dylan se acercó para relevarlo.

—Anda ve, yo me encargo —lo calmó.

Mi hermano asintió para salir sin mirar a mi padre quien se limitaba a mirarnos.

Cuando mi nariz dejo de sangrar mi hermano me miró para darme una sonrisa triste.

—Me iré si él lo quiere, pero si no es así escúchame bien porque ni con todo el poder que tienes evitarás que me quedé con Cade —aseguró.

—Tu no va a venir amenazarme en mi casa...

—Papá —lo detuve— yo lo busqué porque quiero que este conmigo, puedes hacer eso por mi —pedí— puedes dejar que pase los últimos momentos de vida con mi hermano.

Él me miró serio sin decir nada.

—No —contestó— tú sabes lo que hizo...

—Hizo lo que yo no pude que fue mandarte a la verga —sus ojos se abrieron como platos— lamentó que mi cáncer arruinara tus planes, pero esta es mi puta vida y lo quiero a él en ella —asegure— así que acéptalo o sopórtalo, pero no me jodas más.

Mi papá suspiró y asintió para salir de mi habitación.

Mire a Dylan que no estaba seguro de lo que había pasado, me miró para sonreír y aplaudirme.

—Mereces un altar hermanito —aseguró— me ganaste por mucho.

Sonreí cansado.

—Es porque soy mejor que tú —ataqué.

Él puso los ojos en blanco para después verme, me dolía cada centímetro de mi cuerpo.

—Oye vas a estar bien —me animó.

Negué con la cabeza, era hora de enfrentar la realidad... mis días estaban contados.

—Me estoy muriendo —asegure— lo sabemos, pero ya conseguí que te quedes así que por favor hazlo.

Él asintió mordiéndose el labio suprimiendo el llanto, besó mi frente para acostarse a mi lado y abrazarme, me quedé dormido en segundos.

Cade no iría a la escuela pues había tenido quimio y para ser sinceros yo tampoco tenía ganas de ir, no quería enfrentarme a Percy con tantas preguntas.

—Llegarás tarde —dijo papá entrando a mi habitación.

—No iré —asegure desde mi cama mientras miraba el techo.

—¿Te sientes bien Jens? —preguntó preocupado— ¿Te duele el estómago?, ¿Sientes que podría ser una crisis...

—Papá—lo detuve antes de que se preocupara más de lo necesario— estoy bien, solo no tengo ganas de ir.

Mi papá se acercó a mí para sentarse al borde de la cama, decir que no quería ir a la escuela es como si mi hermano dijera que se va a portar bien... simplemente no sucedía.

—No te sientes listo para ir a la escuela después de terapia —concluyó.

Suspiré para acomodarme en la cama y verle.

—La escuela me estresa y en vista de que no la puedo dejar, quedarme en casita y esperar a que me mantengan hasta los cuarenta creo que un día libre no me caería mal —comenté.

Él asintió, estaba seguro que si quisiera dejar la escuela ellos me apoyarían.

—¿Quieres que me quede contigo? —preguntó mirándome.

—El chiste es no estresarme papá —bromeé.

Él negó divertido para atraerme a él y abrazarme.

—Te amo, lo sabes verdad —dijo lo que constantemente me repetía.

—Lo se, más que a nada en este mundo —repetí— en lo que a mi concierne eso es más que a Jake.

Mi papá me miró sin saber que decir usando la vieja confiable.

—Los amo a los dos por igual —se excusó— de maneras que se expresan diferentes.

—Claro papá —dije lleno de sarcasmo.

Él revolvió mi cabello para terminar besando mi mejilla, sip falta de amor nunca hubo en esta casa.

Apesar de que mi hermano no era muy amoroso de vez en cuando se acercaba a nuestros padres o a mí en busca de cariño.

—Bien entonces te dejo descansar, no olvides tomarte la medicina —sonrío.

La mire inseguro, lo que menos quería era llenarme de medicamentos.

—Puedo no tomarlas —me adelanté.

—Porque no lo intentas, si no te sientes mejor o crees que es demasiado cambiamos de tratamiento —propuso.

Asentí para aceptar, me volví a meter en las cobijas para dormir un rato más, el cual se detuvo al recibir un mensaje de mi principal estrés.

Me vestí para tomar mis cosas y salir de casa para ir con él.

Jens llegó con su metro sesenta emputado con la vida como siempre, mi enanito me miró.

—Pareces mierda —comentó.

—Me siento como mierda —confesé— pero por lo que veo estás en las mismas.

—Un poco —contestó sentándose en el puff donde ya era costumbre verle.

—¿Por qué no fuiste a la escuela? —pregunté extrañado.

—No quería —contestó.

Lo miré por un momento, recordando lo que había hecho ayer.

—¿Cómo te fue con la psicóloga? —me atreví a preguntar.

Él se quedó callado por un momento.

—Al pareces tengo un trastorno de ansiedad generalizado —confesó no muy orgulloso— me dieron medicina que no quiero tomar.

—Pues no la tomes —solucione— yo tengo una mejor solución.

—Fumar maria —me miró sabiendo.

—Te va a calmar —sonreí.

—No me drogare Cade —estableció— es malo.

—¿Peor que los ataques de pánico? —pregunté.

El pequeño me miró indeciso pero termino por negar.

—¿Quieres grabar? o solo me trajiste porque ya me extrañabas— sonrió.

—Necesito un favor que creo te beneficiará —guiñe.

—Tengo miedo —murmuro frunciendo el ceño.

—Tu y yo haremos una fiesta —sonreí.

—Odio las fiestas —gruñó— y el tú y yo en una frase no tiene sentido.

—Bien tú me ayudaras hacer la fiesta y estará a mi nombre, pero te quiero ahí —aseguré.

El se deslizó en el puff mientras gruñía molesto.

—Vamos, quiero una fiesta ya que es probable que no llegue a mi cumpleaños —pedí.

—Cade a como va este puto año lo más probable es que nadie —murmuró.

—Habrá licor —trate de animar.

—Paso, la última vez que me embriagué recibí un putazo del dios de la muerte y tú casi te cojes al niño bonito —me recordó.

Sonreí, aquel día había sido inolvidable.

En cuanto a Nico seguía en contacto con él, el chico daba buenos consejos no lo voy a negar.

—Anda si, será divertido —insistí.

Él me miró, como si lo que hubiera dicho fuera erróneo.

—Será divertido ir a santa Mónica, casi recibo un balazo así fue —murmuró.

—Ve el futuro Jens, no te atasques en el pasado—le recordé.

El chico levantó el dedo de en medio para mostrármelo.

—Ve el futuro Cade —dijo acompañando con el otro dedo.

Negué divertido, una pequeña risa salió de mi que se acompañó con un ataque de tos, últimamente no me había sentido bien, claro aparte del jodido cáncer.

Podía sentir la mirada de Jens, el chico se levantó para pasarme una botella de agua y sentarse al borde de la cama, aquella cama que para mi estaba a la altura pero para él al sentarse podía ver como sus pies no alcanzaban a tocar el piso dejándolos en el aire por unos centímetros.

—No prometo nada, aún sigo castigado —me recordó.

—Invéntate algo —aconseje.

—No conoces a mis padres —suspiró— pero me he vuelto bueno mintiendo.

Ambos nos miramos para negar, el chico era pésimo haciéndolo.

Se tiro en la cama dramáticamente como solo él podía hacer, coloque mis pies sobre él esperando se molestara pero no lo hizo, solo se quedó mirando el techo.

—Deja de pensar —murmure, podía ver el humo salir.

—Si lo hago seré como tú —se giró para verme.

—¿Qué hay de malo en ser yo? —pregunté.

—Tienes tiempo —me miró riendo.

Le lance la almohada riendo, al menos yo si alcanzaba las repisas.

—Di lo que quieras pero cuando ya no esté ahí vas a estar chillando —bufé.

Él me miró para luego bajar la mirada.

—No pienses en eso —dije golpeándolo con la almohada.

—Es tu culpa —gruñó.

—Anda mejor pásame el teléfono tenemos una fiesta que organizar —ordene.

El chico bufo para ir y darme el teléfono.

—Gracias gremlin —sonreí— ahora porque no me preparas un churrito y lo disfrutamos los dos.

—Lo preparó pero no fumaré —aseguró señalándome con su manita.

—Que aburrido —bufé.

Hice un par de llamadas mientras fumaba, mi gremlin encontró Angry Birds en el iPad por lo que lo perdí, el chico se quedó dormido en cuestión de minutos después de emputarse por no ganar.

Despertó un par de horas más tarde realmente asustado.

—Hey tranquilo —le dije, me miró un poco hostil.

Revolví su cabello, no lo diría pero era el secreto para tranquilizar a la bestia.

Se froto los ojos para verme más calmado.

—¿Qué hora es? —pregunté.

—Casi las seis —contestó.

—¡¿Por que no me levantaste?! —exclamó molesto.

—Necesitas dormir —sonreí.

Negó molesto para levantar el teléfono.

—Mierda me van a matar —gruñó.

—Dile a Jeff que te lleve —sonreí.

El chico asintió extendiendo la mano para chocarla, le di un golpe ligero como dictaba nuestro saludo.

—Me avisas cuando llegues —le grité cuando se iba.

—Claro que no —dijo de último.

Lo haría.

Llegué algo tarde con miles de mensajes en mi teléfono, había prometido estar en la comida, abrí la puerta para verlos.

—Al fin llegas muero de hambre —gruñó mi hermano.

—Tu, pero qué raro —dije poniendo los ojos en blanco.

Me senté, ya estaban todos incluyendo al hermanito de Cade.

Revolví el cabello de mi hermano y el del chico para sentarme a su lado.

—No lo molestes si —amenazo mi hermano.

—No soy tu —murmuré, Dee solo sonrió.

Comimos banderillas a petición de mi hermano, después de la regañada que me dieron subí a mi habitación para tirarme en mi cama.

—Vamos a jugar videojuegos —me dijo mi hermano.

—Pues jueguen —murmure.

—Iré por ellos —gruñó.

Mi hermanito salió y el pequeño no tardo en acercarse.

—¿Estuviste con Cade? —preguntó a mi lado.

Asentí, tenía sueño y no sabía porque.

—Tu hermano me agota —bromeé.

—A quien no —murmuró.

Sonreí para sentarme, el chico se sentó a mi lado por lo que lo rodeé con mi brazo, este niño era la cosa más linda del mundo hermano del mayor pendejo... y yo tenía un demonio por hermano.

—¿Cómo estas? —pregunté.

—También como se puede —murmuró— Jens quería darte las gracias.

—¿Y eso? —pregunté confundido.

—El día que golpee a tu hermano tú me consolaste después —expresó— gracias.

—No hay de que Dee —le sonreí.

El chico me abrazo para cerrar sus ojitos, correspondí al abrazo.

—También por estar con Cade, te necesita —murmuro.

Suspiré, y yo a él pensé lo que no diría.

Mi hermano llegó para vernos.

—No, no, no —gruñó— es mi hermano y mi amigo, esto —dijo señalándonos— no pasara.

Era un celoso de lo peor, lo jale terminando siendo abrazado por los dos, intentó escapar pero no pudo aceptando su destino.

Mientras ellos jugaban yo hablaba con Cade de su estupida fiesta.

Lo sabía nada iba salir bien...

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