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La vida sin mi

Tres días de castigo los cuales no me habían caído nada mal, había estado cansando con dolor de cabeza y sin ganas de nada, sin embargo me había costado cinco días en volver a la escuela, cinco días que había pasado en cama durmiendo.

—No quiero —dije frente a la escuela— no pueden obligarme.

—¿A ir a la escuela Jensen? —señaló papá irónico.

—Estarás bien hijo —me calmó Pa.

Negué molesto, baje del auto ante su amenaza de llevarme al hospital, al entrar a la escuela Devon me miró molesto pero no haría nada, eso si traía un lindo parche de férula en la nariz así que solo le di una sonrisa para caminar hasta Percy que me esperaba sonriendo.

—<Gracias por volver> —sonrió para rodearme con su brazo.

—No me dieron opciones —me quejé.

—<¿Qué tal tu muñeca?> —preguntó preocupado.

—Me duele solo un poco —asentí.

Me abrazó más para irnos al salón, un par de clases aburridas en las que Vic's y Percy trataron de animarme, pero solo llegué hasta la tercera hora mientras estábamos en clase.

—¿Alguien puede decirme la respuesta? —preguntó el profesor Black— ¿Jens?

Mire al profesor para negar cansado.

—Vamos tu puedes —ánimo sonriendo.

Todos me miraron a la expectativa.

—No malefíciencia, beneficencia, justicia y autonomía —contesté desganado.

Él hombre sonrió satisfecho.

—Así es, los principios de la Bioetica —mencionó— puedes darnos un ejemplo —pidió.

—No lo sé... —murmure.

Pero si lo sabía, los principios que debían cuidar a mi amigo... corrompidos por el deseo de sus padres, lo que alargó su muerte haciéndolo sufrir.

—Jensen... Jensen estas bien —escuché la distorsionada voz del profesor.

No me había dado cuenta que había empezado a tener un ataque; sentí las manos de mi amigo sobre mi, trate de enfocarlo pero no podía, todo me daba vueltas dejándome casi ciego y ese nudo en mi garganta amenazaba con ahogarme.

Esa vez él no estaría aquí para calmarme...

Un ataque de ansiedad puede llegar a durar hasta una hora... el mío duró cincuenta.

Ya solo quedábamos el profesor y Percy en el salón, habían evacuado a todos, algunos saliendo riendo, otros simplemente mirándome con pena.

—Tranquilo —escuchaba al profesor, mi amigo a mi lado me sostenía mientras acariciaba mi cabello que apenas estaba creciendo.

—¡Jensen! —escuché la voz de mi Papá— tranquilo cariño, ya estoy aquí.

—Pa... Papá —lo llamé con dificultad.

—Jensen soy el doctor Gran —dijo el hombre— vas a estar bien chico pero necesito que intentes respirar y relajarte.

Lo intente, pero solo logre espantarme más, no sé ni como pero logre encontrar su mano.

—Ay... ayuda —rogué exhausto.

—Se está poniendo cianótico Grant ¡Has algo! —le gritó mi padre.

—Lo voy a sedar de acuerdo —lo tranquilizó, a ese punto sólo quería que parara.

Un par de segundos y sentí la aguja, unos segundos más y ya no sentía nada, había sido el ataque más fuerte que había tenido y no sería el último...

No había vuelto a la escuela desde ese día, no tenía fuerzas para ir, para salir de mi casa y mucho menos para seguir...

—Jens tienes que salir de la cama mi amor —dijo Papá sentado a mi lado.

Negué cansado, solo quería dormir.

—Llevas dos semanas sin salir, apenas y has comido, necesitas comer bien —insistió Pa mientras acariciaba mi cabello.

Bufé tratando de dormir, Pa besó mi frente... no la estábamos pasando bien.

—Te trairemos algo de comer cariño, y podemos hablar después —mencionó Pa desilusionado.

Ellos salieron pero no volvieron si no Percy y Vic's.

—Hola nene, ¿Cómo estás? —preguntó nerviosa acercándose a mi.

No respondí, ella se sentó a mi lado para acariciar mi mejilla, mi amigo llevaba un emparedado y un jugo.

—<Venga chico te traje tu favorito> —sonrió sentándose del otro lado.

—Estoy cansado —murmuré mirándole.

—Te hace falta energía, un poco de sol ¿Por qué no salimos un momento? —sonrió la rubia, esa mirada suya solo me hacía recordarle más.

—Hace frío —evadí cerrando los ojos.

Mi amigo me levantó para recargarme en él y abrazarme.

—<Mejor> —sonrió, la verdad era que si.

—Venga —dijo ella abriendo mi jugo— un par de sorbos y mordidas.

La chica acercó el sándwich a mi pero me negué, ella insistió y estaba segura que si le colmaba la paciencia me abriría la boca y me lo metería a fuerza como lo había hecho ya, me giré para ocultar mi cabeza en el hombro de mi amigo.

—Vamos nene se que estás triste pero Cade no te querría ver así —trato de animarme.

—Tu que sabes —bufé irónico.

Ella bajó la cabeza herida para luego mirarme, un poco de él en ella.

—Sé que no me llevaba bien con mi primo, pero sé muy bien que no te querría ver así —aseguró— no le gustaba ver a quien quería mal, él ya no está Jensen, es hora de que lo dejes ir.

—Es tan fácil para ti decirlo porque no lo conocías de verdad —murmure, dentro de mi sabía que estaba mal, no quería lastimarla pero estaba cansado de que hablaran por él.

Le encantaba verme mal si no, no se hubiera pasado la vida jodiendome.

—No, pero tú si tuviste la oportunidad, tú más que nadie debió saber cuánto quería vivir —me recordó— si no lo haces por ti hazlo por él.

No puedo...

Una lágrima salió de la rubia, se acercó para besar mi frente y salir, no podía verme así.

Me quedé un momento con mi mejor amigo, el chico trato de alimentarme pero me negué, él suspiró.

—<Siempre me has dicho que ser mudo no me puede detener, y esto Jens tampoco a ti, eres fuerte te lo prometo puedes hacerlo> —dijo más como una súplica.

—No puedo, estoy chiquito —gruñí ocultándome en su pecho.

El chico levantó su mano para que le mirara y pudiera ver lo que me tenía que decir.

—<Vamos amigo, no puedes hacernos esto, a tus padres, hermano a nosotros pero mucho menos a ti> —insistió— <necesito a mi mejor amigo> —rogó.

Negué cansado para regresar a mi posición, aunque se quedó un rato conmigo termino por irse.

Conforme iban pasando los días mis ganas de quedarme en cama también, el frío de diciembre no ayudaba y desde mi ventana podía ver la nieve caer.

Mi hermano se mantenía alejado pues no quería molestarme o peor aún decir algo que me lastimara, pero hasta él tenía su límite.

—¡Jensen es navidad! —me despertó— vamos no quieres ver que nos trajo Santa.

Abrí mis ojos para verle, el chico sonreía aún con su pijama navideña puesta, había pasado la noche buena durmiendo, aunque no hacíamos una gran fiesta recordaba que habían intentado que cenara con ellos pero no había querido.

Estaba cansado, había tenido dolores de cabeza terrible, sin contar que había días que sentía que el corazón se me saldría del pecho.

—Déjame dormir Jake —murmure.

—No, cada año nos levantamos temprano para ver los regalos que nos trajo Santa y este no será la excepción —regañó subiendo a la cama para jalarme.

—¡Son estupidos obsequios que nuestros papás compraron para nosotros! —le grité.

Mi hermano suspiró desgastado, me miró serio como solo él podía.

—Sabes Dee perdió a su hermano, y yo no quiero perder el mío —bufo— así que es tiempo de que salgas de esa cama.

Jake me quito las cobijas de encima.

—Vamos Jens... necesito a mi hermano en esto—dijo extendiendo la mano— sólo quiero hacer esto contigo.

Suspiré cansado para verle, tenía los ojos cristalizados y cierta impotencia en ellos.

—No me harás cargarte o si —insinuó arqueando la ceja.

Sonreí cansado para darle la mano él me jalo y me ayudo a parar.

El chico me abrazó con fuerza como rara ves hacia.

—Por favor, no quiero perderte —pidió triste.

Le devolví el abrazo para calmarle.

—Pensé que me odiabas —traté de animarle.

—No puedo odiarte si estas muerto idiota —contestó mirándome.

Negué para golpear su cabeza, mi hermano ya me llevaba al hombro y claramente sería más alto que yo así que debía aprovechar.

Bajamos con cuidado, mis padres se sorprendieron al verme pero actuaron con normalidad.

—¡Yo primero! —exclamó mi hermano.

Mi bolita de odio abrió sus obsequios, mis padres no se medían y es que le habían comprado de todo, videojuegos, juguetes, legos y claro no podían faltar sus miles de cómics que se acabaría en tres días... no tardaría en llamar a su amigo para presumirle, a como están las cosas no dudaría que habían llenado de cosas innecesarias al nene.

Me senté a su lado para verlo, mi padre se acercó para verme y sonreír.

—Este año solo tienes uno cariño —mencionó Pa dándome una cajita.

—El fue el que se portó mal no yo —señale a mi hermano quien sonreía victorioso.

Papá negó divertido para besar mi frente.

—Espero te guste —añadió Papá.

Abrí la caja esperando ver dinero pero eran unas llaves, sabía que eran... para que eran.

—Creo que Santa se lució este año —menciono Pa alegre.

Me habían comprado el auto... algo que había pedido desde los doce, por lo que había ahorrado... una de las razones por las que acepté trabajar con Cade.

Lo había imaginado por años, ese momento cuando me dieran mi coche saldría de inmediato con él, llevando a Percy a comer con Vic's a mi lado con la música a todo lo que daba.

Ese día llegó y en lo primero que había pensado era en ir a casa de Cade a mostrárselo y por un momento me emocioné hasta que recordé que él no estaría ahí... que este regalo solo era para que dejara de pensar en él.

Negué molesto para darle las llaves a papá.

—Devuélvelo, no lo quiero —susurré.

—Jensen... —dijo Pa confundido.

—¡No lo quiero! —le grité.

Me levanté para subir a mi habitación, no tardaron en entrar los dos.

—Jensen...

—No, no pueden darme un auto como si eso resolviera todo...

—Solo queremos que estés bien de acuerdo, creímos que eso podría animarte un poco —dijo papá.

—¡Quieren que me sienta mejor traigan lo devuelta! — pedí gritando.

Mi miraron con ese gran rostro de tristeza que últimamente tenían.

—Eso no se puede cariño lo sabes bien —dijo pa acercándose a mi.

—Entonces has que pare —reproché con mis ojos llenándose de lagrimas.

—¿Qué Jensen? —preguntó papá.

—El dolor... por favor has que pare —pedí llorando.

Mi padre me tomó en brazos para calmarme mientras rogaba que me ayudaran... no quería seguir, no quería seguir sintiendo ese dolor que me ahogaba.

No quería seguir sintiéndome así... porque la vida seguía, pero sentía que seguía sin mi.

Pobre bebé Jens 😔

Continuamos en el 3 🧐❤️

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