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¿Funeral? pt.2

El silencio de nuestros pasos se mantuvieron en anonimato, algunos chismosos murmuraron a los lados, la mayoría ya había abandonado el lugar, así que para él fue extraño cuando una mano se posó en su hombro y apretó suavemente, brindándole fuerzas.

Sus ojos sin vida voltearon hacia mi y lo saludamos en silencio. Intentaba sonreírle, pero algo me decía que era mala idea, y Hades, que siempre estaba serio, portaba una expresión suave y compasiva.

Mudo, Jensen enfocó la mirada hacia Hades, el pequeño levantó el puño para golpearle sin fuerza, derrumbándose en sus brazos antes de que pudiéramos procesarlo.

La reacción Hades fue de sorpresa, pude percibir su incomodidad; no sabiendo que hacer pidió ayuda moviendo sus labios hacia mí y sonreí con complicidad, alzándome de hombros y dejándolos solos mientras que me acerqué a la tumba.

Sentí la mirada de algunos alrededor, pero no me inmuté y saqué de mi cesta de picnic un mantel rosita a cuadros, sentándome en el frente a la tumba.

Hice un puchero y conté en mi mente a los presentes, silbando mientras abrí la cesta y empecé acomodar lo demás, sacando un set de vasos plásticos y varias cajas de leche fría que serví en ellos.

—¿Nos están mirando? —pregunté a Hades con media sonrisa.

Él resopló, dándole palmaditas en el hombro a Jensen, tratando de consolarlo sin caer ante su odio del contacto físico y afectivo.

—¿Qué estupidez piensas hacer?

—Minimo que nos corran del cementerio, pero estaremos bien —Le guiñé un ojo, dejando el último vaso sobre la bandeja.

Me afinqué de las rodillas, tomando la bandeja y levantándome con ella, dando un vistazo rápido al cuarto de multitud que permanecía del funeral.

Un par me echaban miradas curiosas y otros murmuraban preguntándose quien era ese loco, a lo que respondí con una gran sonrisa, riéndome en mis adentros.

—Eras un idiota, Cade... —susurré—. Así que esta idiotez es lo menos que puedo dedicarte...

Haciéndole una señal a Hades este se apartó con Jensen y lo mantuvo al margen de los sucesos; los invitados me veían escépticos al pasar, mirando los vasos con leche que empecé a repartirles como si estuvieran envenenados. "Tomé", "Gracias", "Un momento", voy diciendo uno a uno; hasta que solo quedó mi vaso y tenía la completa atención de todos.

Miré al niño que es idéntico a Cade, con los ojos cristalizados, examinándome con curiosidad para sonreírle; recordando, saqué de mi bolsillo su paquete de oreos y para entregárselas, sacudiéndole el cabello y alejándome de la mirada que me daban sus hermanos mayores.

—¡Buenas, mucho gusto! Mi nombre es Nico, no nos conocemos y yo tampoco a ustedes, pero si están aquí es porque fueron mínimamente importante para el gran cabron a quien sepultamos bajo tierra, y eso es suficiente para que me permitan hablar un poco antes de que llamen a la policía, o yo qué sé...

Resté importancia, circulando el vaso de leche con indiferencia.

—Será rápido, primero... Señores padres, no sé si lo lamentan, pero pudieron olvidar su imagen publica y pasar algo de tiempo con su hijo.

La miradas de molestia de ellos recayó en mí.

—¿Disculpa? ¿Quién mierda eres? —preguntó quien creo es el padre.

—Me presenté al inicio, gracias. Seguimos con estos preciosos hermanos —Caminé hacia ellos—. No sé cómo es vivir con alguien tan llamativo como Cade, debió ser estresante muchas veces, pero vamos, el mamón los amaba en el fondo y lo saben, no hubiera querido menos que verlos felices —Me agaché a la altura del menor—. Sobretodo a ti pequeño, nunca lo olvides —Me alcé a los mayores—. Ninguno.

El padre me ignoró para mirar al enanito quien seguía en brazos de Hades.

—Jensen, ¿Podrías decirle por favor que cierre la boca al idiota de tu amigo? —gruñó molesto.

Jens solo le miró para esconder la cabeza en Hades abrazándole más, el hombre me miró de nuevo.

—Cierra la boca, tú no lo conoces —atacó.

Escuché un silbido y vi de reojo a Hades conteniendo un poco la risa, pasando un brazo sobre los hombros de Jensen de forma protectora.

Chasqueé la lengua, riendo en voz baja, abiertamente ante aquel hombre.

—Discúlpeme, señor Hope, pero no tiene la moral para decir algo. No apoyó a su hijo mayor cuando se rehusó a ser su marioneta y tomó a Cade en su lugar. Cuando lo diagnosticaron le preocupó más su empresa que la misma salud de él, ¿Alguna vez lo visitó? ¿Alguna vez le preguntó cómo se sentía?

Segundos de silencio se hicieron presentes

—Eso creí, al oír a Cade aquella noche hablar sobre la empresa que dejaba no había más que tristeza, sarcasmo; solo le enseñó lo que el dinero puede hacer, le importaba más perder un heredero que su propio hijo. No es por presumir, pero creo que hablé más con él de lo que hizo usted, ¿Y me dice que si lo conozco? En fin, la hipocresía, ¿Quién soy para juzgar? —Sonreí burlón.

El padre me miró molesto para luego recaer en Jensen.

—Váyanse los tres del funeral de mi hijo —ordenó con molestia.

—Yo encantado, pero temo que debo negarme, todavía me queda... —Pasé la mirada por los demás y me detuve en un par, me acerqué a largas sancadas—. ¿Tú eres Vic's?

La chica asintió confundida. Dejé la burla y sonreí con cariño. Dejando mi vaso en manos del tipo de al lado para pasar mis brazos y abrazarla con algo de fuerza.

—Que no lamentes nada, que te quiso mucho y que lo perdones por las decisiones que tomó —susurré bajo para que solo ella me escuchara.

La chica me abrazó con fuerza, para después separarse mirarme y besar mi mejilla. Asentí con una mirada agradecida y pasé del lado para llegar a cierto rubio que mantenía la mirada baja, metido en su mundo.

—¿Sammy?

La rubia alzó la vista, sus ojos estaban hinchados por llorar, me miró para asentir. Levanté una mano y la pasé por su cabello, deslizandola hasta su hombro.

—¿Qué pasa con esa cara? Eres la rubia favorita de Cade, ningún otro tiene ese privilegio —me acerqué un poco a su rostro, susurrando—. Tal vez creas que eres un mal amigo por no enterarte, pero... Él me dijo esa noche: «quiero ver a un Sammy feliz»; y créeme, ahora se odiaría por verte así...

El chico soltó un ligero chillido siendo abrazado por otra rubia.

—A veces, para proteger a quienes queremos, hacemos estupideces creyendo de que hacemos lo correcto, y mentimos de cómo nos sentimos, solo para no verlos lastimados... —

Susurré, acariciándole el hombro

—Cade era ese tipo de chico; no es que no confiaba en tí, al contrario, eres de quienes más contaba, pero no quería verte triste mucho menos preocupado, tenía miedo y se guardó el dolor para él para verte vivir sus últimos momentos con una sonrisa —Dí un leve apretón, buscando sus ojos—. Te quería, Sammy, ¿vale?

El chico me dió una última mirada para asentir. Devolviéndole el asentimiento, me alejé del muchacho, dejándolo en la intimidad de los brazos de quién parecía ser su hermana.

Pasé por el lado y recuperé mi vaso de leche para volver al centro, frente a la tumba. Le di una mirada a Jensen para negar, reconociendo que el mejor para hablarle sería el mismo Hades. De este modo devolví la mirada a los invitados.

—Bueno, ya no veo al señor padre, creo que ya debe venir la policía, así que diré esto último, rápido: Cade Hope era un idiota con el ego más inflado que conocí en mi vida.

Y es que conozco...

—Sin embargo, solo tuve que conocerlo un poco, hablar unas cuantas noches e intercambiar mensajes para ver cuan increíble ser humano era, alguien que amaba a su familia y sus amigos cercanos, y que, con sus defectos, no buscó cambiar lo que era, sino vivir por lo que era, no enmendar sus errores, pero si recuperar el tiempo perdido y disculparse por ellos. Eso, amigos, no es tan fácil; así que este día traje leche, porque dijo que me esperaría con galletitas en el infierno y yo la aportaría.

Alcé mi vaso, indicando con la otra que me siguieran los buenos, un tanto excepticos lo hicieron.

—Ante este funeral rosita, un brindis por Cade: nuestro idiota egocéntrico, un torpe amigo, el mejor hermano, y un gran compañero de peas playeras, ¡Salud!

—¡Salud! —Más que una exclamación suena a una pregunta.

Reí en mis adentros y tomé de mi vaso de leche, no dándome tiempo de esperar a los demás para recoger los vasos, porque escuché no muy lejos la sirena de una patrulla.

Corrí al frente de la tumba y dejé el único cartón de leche que quedaba sobre la piedra, al igual que el mantel, amarrando con un lazo improvisado en la lápida. Asentí, ahora si tenía estilo, tomé la cesta y jalando a Hades y Jensen de los brazos, huimos del cementerio.

—¿A donde me llevan? —preguntó el pequeño entre suspiros.

Miré a Hades ladeando una sonrisa y este entornó sus ojos, negando mientras arrastraba de la muñeca a Jensen.

—No hay que ser idiota para darse cuenta que ahora mismo no es bueno dejarte solo —dijo Hades.

—Traducción: no solo vinimos al funeral, queríamos ver que estuvieras bien —completé.

—De acuerdo, pero pueden ir más lento, les recuerdo que tengo piernas cortas.

—Perdona, pero no ¿Hades? —di señal.

—Que molestia... ¿Por qué tenías que hacer enojar al viejo ese?

Y sin preámbulo, hizo fuerza y se montó a Jensen en el hombro, cual saco de papas.

Nos alejamos lo suficiente, hasta que fuimos llamados por el pequeño.

—Hades si no me bajas en este momento vomitaré sobre ti —amenazo.

Los dos nos miramos espantados y nos detuvimos. Haciéndome hacia atrás para darle espacio y que bajara al pobre.

—Deviste decir algo —gruñó Hades, recuperando el aliento.

—¿Te sientes bien? —pregunté.

—Dame un segundo para decidirlo —dijo mientras se acomodaba su traje—. Estoy bien.

Ambos soltamos un suspiro de alivio y asentimos. Hades negó malhumorado y yo me acerqué a Jensen.

—¿Ya comiste? Tuvimos que embarcar rápido, así que no hemos desayunado y debo tomarme un medicamento. Acompáñanos.

—Pues ya me secuestraron así que ya que —Suspiró aceptando.

El aire se sentía un poco deprimente. Hades siempre permanecía en su mundo al menos que le sacara plática, pero no encontraba que decir en un momento como ese, con Jensen tan apagado y después de regresar del funeral de Cade.

Al final no pude más, tras pasar la comida con un vaso de agua, carraspeé llamando su atención. Jensen apenas y se inmutó.

—Escucha... —Dejé el vaso en la mesa y suspiré—. Una vez alguien dijo: los hermanos no siempre son amigos, pero los amigos siempre serán hermanos... A veces son muy complicados de entender, pelean, cometen errores y pueden insultarse a diario, pero... en el fondo sabes que el otro no es tan malo y terminan arreglándose... —Levanté la mirada, serio e inexpresivo—. Ahora él ya no está y no sirve de mucho, pero si necesitar hablar o solo desahogarte, estaremos aquí hasta mañana.

El chico asintió con la mirada triste.

Nos quedamos un rato más en silencio hasta que el pequeño se fue.

Volví a casa después de la brillante entrada de los chicos, pero mi mente solo seguía dando vueltas, pensando todo como siempre.

Jake se quedó una vez más con Dee, el niño necesitaba en esos momentos más que nada un hombro para llorar, alguien que lo acompañara y calmara.

Me senté en mi cama viendo la estupida bolsa conmemorativa, una taza, una playera y un termo con su foto, negué frustrado.

—Jensen —me llamó mi Pa entrando a la habitación.

—Estoy bien —murmuré cansado.

Pa se sentó a mi lado para abrazarme.

—Sabemos que a sido un día difícil para ti, no sabíamos si querías esto pero tampoco queríamos que pasara desapercibido —mencionó besando mi frente.

Papá entró con un pequeño mofin con una vela encendida.

—Feliz cumpleaños cariño —dijo papá lo que no había querido escuchar en todo el día.

Asentí para recargarme en el hombro de mi Pa, papá se sentó a mi lado para poner el panque frente a mi.

—Pide un deseo —sonrió.

Sople la vela deseando algo que no se iba a cumplir.

La noche de mi décimo séptimo cumpleaños soplé una vela deseando algo imposible, aquel día que había esperado desde hace meses había enterado a mi mejor amigo.

Y esa misma noche decidí que no podía estar ahí cuando los videos fueran entregados, no podía...

Así que hice lo que mejor podía hacer, escaparme con las personas que conocían bien al idiota.

Me levanté antes de que mis padres despertaran dejando una carta, tome la caja con los videos envueltos, tenía que terminar mi trabajo antes.

Deje los videos en la paquetería pagando con la tarjeta que me había dado Cade, cuando terminé me dirigí al aeropuerto para llegar de sorpresa... más bien a la fuerza, al llegar los chicos estaban peleando como siempre.

—Mira —señaló con su mentón el menor.

El chico giró para verme sonriendo.

—Oh, que bueno verte, ¿vienes a despedirte? —preguntó Nico.

—Bueno en realidad quiero saber si me puedo ir con ustedes... no ocupo mucho espacio y por la comida ni se preocupen, solo no quiero estar cuando los videos sean entregados...

Nico me miró para empezar a regir de golpe, llamando la atención de todo el mundo, mientras tanto Hades solo se sostenía la cabeza para negar.

—¿La verdad? Encantados —dijo aún muerto de risa.

—Creo que si no venías en cinco minutos más, nos arrastraba de vuelta a secuestrarte —mencionó Nico sosteniéndose la sien y negar con media sonrisa.

—¡No tenías ni que preguntarlo! ya Leia te tienen un lugar en su casa —me atrajo hacia él para abrazarme por los hombros— En momentos así es mejor no quedarse solo... —susurró con un dejo de nostalgia—. No íbamos a dejarte así, pequeño Jens.

—Gracias, la verdad que bueno que dijeron que si porque ya tengo mi boleto y hubiera sido raro si me decían que no —sonreí— Por cierto me dan miedo los aviones —mire a Hades— perdón si te llego a morder o destrozo tu mano en el viaje —advertí nervioso.

Nico volvió a reír y Hades de nuevo a negar.

—Solo no me abraces de nuevo...

—No prometo nada —asegure levantando los hombros.

El chico gruñó y se adelantó al embarque.

—Odia el contacto físico en exceso —Se repuso de las carcajadas, enseriandose—. ¿Tus padres saben? No te arrastraré a nada ilegal, pero no quiero problemas, tú entiendes.

—Deje una nota así que si —contesté— gracias Nico.

Le di un abrazo fugaz y me guié para alcanzar a Hades.

Necesitaba esto más que nada...

¿Qué dicen viajecito con los inmortales?

Gracias a Keniteitsuki por darnos estos nenes y hacer posible esta amistad 🥺

A seguirle: 6

Estén atentos en la semanita les llegará una sorpresa 🌚

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