Como cada año la escuela nos daba una semana de descanso antes de entrar a los exámenes, semana que mis padres aprovechaban para llevarnos a visitar a la abuela.

—Visitaremos a la abuela, visitaremos a la abuela —bailaba el pequeño mientras movía los hombros rítmicamente acompañado con una canción.

—¡Jake cállate! —exclamé mientras empacaba.

—Tus celos no me afectan —me miró serio.

—Te recuerdo que soy el primogénito por lo que soy al que más quiere —ataqué.

—Claro, síguete repitiendo lo mismo hasta que te lo creas —se burló el menor.

Ni cómo negarlo, dicen que las abuelas no tienen favoritismo pero Dios, esa señora ni se molestaba en disimularlo, no digo que no me quiera pero con mi hermano era tipo "Que quieres hacer mi príncipe hoy" y conmigo se la pasaba acechándome con el plato de comida.

Mi Pa entro para revisar que estuviéramos listos.

—¿Todo bien por aquí? —preguntó.

—Ya nos vamos —gruño mi hermano.

—El vuelo es hasta las seis —le recordó.

—Agh siempre vuelos tan tarde —se quejó.

—Lo mismo digo yo —atacó papá.

Mi hermano y papá empezaron a cantar la canción, mientras bailaban.

—Detenlos —pedí avergonzado.

—Lo haría pero tu padre se ve tan sexy —lo miro.

Le mire asqueado, sabía que harían esa noche.

Pa revolvió mi cabello para pasar su brazo por mi hombro.

—¿Cómo estas? —preguntó— tomar un avión puede ser estresante.

—Más estresante es vivir con Jake pero lo llevo bien —sonreí.

Él asintió Pa miró a su esposo e hijo bailar, a él tampoco le encantaba la idea de ir a ver a su madre por una única razón, mimaba más a papá lo que lo hacía ponerse celoso.

—Puedo ir a ver a Cade —pedí— no tardo solo quiero decirle que no estaré.

—No le puedes enviar un mensaje —dijo inseguro.

—No me contesta —exprese nervioso, no lo había visto desde que vi a Sam marcharse molesto.

Sabía que estaba en su casa pues Liam me lo había dicho pero ninguna señal de él.

—De acuerdo, no tardes —aceptó.

Le di un abrazo fugaz para salir corriendo, eso y que no quería que me regresaran al darse cuenta que no había terminado de empacar.

Llegué a la casa de Cade, me aventuré a tocar la puerta a pesar de los gritos que venían de adentro, su padre fue quien me abrió.

—Jensen —miró sorprendido— lo siento pero no eres bienvenido en esta casa.

—Yo... —dije poniéndome nervioso.

—No te atrevas a decirle eso —regaño la voz de Dylan— es su amigo y en estos momentos el único que puede hacerlo entrar en razón.

Su padre me miró de arriba abajo para dejarme pasar, la cara conocida de Liam me miró acercándose a mi, el chico me abrazo... los nervios de que fueran malas noticias se abalanzaron sobre mi.

—¿Qué pasa? —pregunté.

—Cade no quiere ir a su quimio —explicó— puedes... puedes convencerle —pidió.

Le mire, pero todas las miradas sobre mi.

—Yo... puedo hablar con él —sugerí.

Liam asintió acompañándome a su cuarto, sabía lo terco que era su hermano.

Gritos y más gritos... lo único que escuchaba desde que dije que no iría a la quimioterapia.

La noticia la recibieron como si les dijera que me estaba muriendo... cosa que ya sabían.

Escuche la puerta, seguro habían mandado como refuerzo a Dean.

—Largo —gruñi.

—Típico hombre, te besan y se van —dijo Jens.

Gire para verle, me cubrí con mis cobijas.

—No te dije que vinieras —expresé.

El chico se sentó en la cama para verme.

—Vine asegurarme de que estuvieras vivo, es mi trabajo asesinarte por besarme —explicó.

—Adelante, me harías un favor —acepté.

Él negó para apartar la vista.

—Solo venía a decirte que me iré un par de días a visitar a mi abuela —informó.

—¿Y a mi que me importa? —ataqué molesto.

—Es que no vives sin mí —murmuró.

—¿Ah si? quien es el que está aquí —señale.

Jens sonrió para asentir.

—Tu hermano dice que no quieres ir a tu Quimio —se animó a decir.

—Estoy cansado —bufé.

—Lo se pero es importante que no dejes tu tratamiento...

—¡Estoy cansado de fingir que tengo oportunidad de vivir! —le grité— y tu menos que nadie me puede decir si debo o no dejarlo.

—Yo solo...

—Nada cabron, te dignas a comer sabiendo lo que tienes y no tomas la medicina por vergüenza así que no me puedes decir nada maldito hipócrita —reproche— y no vengas en plan amigo cuando lo único que quieres es verme muerto.

Jensen me miró, había tanto sentimiento en su mirada.

—Eso es lo que crees —gruño— que no me cuesta verte así —confesó empujándome.

Jens se levantó para encerrarse en el baño, pude escuchar un pequeño gemido de llanto.

Unos minutos después me levanté para acercarme al baño, me senté para recargarme en la puerta y dar un par de toquidos.

—Jens —lo llame.

—déjame solo —dijo desde el otro lado de la puerta.

—Estas en mi baño tonto —le recordé— puedes abrirme.

—No —se negó.

—¿Qué pasa no alcanzas la perilla? —me burlé.

El chico golpeó la puerta, creo que la había cagado.

—Lamento haberte hablado así, sé que no eres un cabron como yo —me disculpe— eres importante para mí así que puedes salir por favor.

—Con dos condiciones —no tardó en decir— deja de ser tan estupido y no me vuelvas a besar.

No pude evitar reírme.

—De acuerdo, aunque lo niegues sé que te gustó —murmuré.

Jensi abrió la puerta para mirarme con sus brillantes ojitos.

—Idiota —gruñó.

—Enano —sonreí.

El pequeñín me ayudo a llegar a mi cama, no
mentía realmente estaba cansado.

Me tape con mis cobijas pues tenía frío.

—Me tengo que ir —murmuró— puedes no hacer nada estupido.

—Seguir respirando es estupido —bromeé, al parecer no le dió risa— estaré bien, ahora ve a visitar a tu abuela, no olvides comer y toma tu medicina.

—Oh créeme con la abuela no se me puede olvidar comer —bufo.

Mi enanito extendió el puño para que lo chocara, contesté a su despedida como correspondía.

El chico estaba por irse cuando lo llame.

—Jensi, te voy a extrañar —confesé.

Mi enanito sonrió para asentir.

—Lo sé —sonrió.

Salí de la habitación con un nudo en la garganta ante la mirada de Liam, con esperanza de que le dijera que su hermano seguiría.

—Lo siento —murmure— solo necesita una razón para sentir que no lo hace en vano.

Liam asintió, para Dylan lo que dije pareció darle una idea.

Li me acompaño hasta la salida para no tener que enfrentar a su padre, me fui a mi casa algo cansado.

Llegamos al aeropuerto horas antes como siempre pero el tiempo fue rápido... odiaba los aviones, no me emocionaba viajar a quien sabe cuántos metros en una máquina de metal que podía caer en cualquier momento.

Me recargue en mi Papá para acomodarme.

—Es más seguro un avión que un auto —trató de de animar.

—Es menos probable un accidente de avión que uno de auto, pero tienes más posibilidades de sobrevivir a uno de coche —aclare— y en estos momentos vamos en un avión.

—Solo respira de acuerdo —aconsejo papá abrazándome.

Me coloqué mis audífonos y mi antifaz, me quedé dormido antes de despegar.

—Ya llegamos Jens —me despertó papá.

—Cinco minutos más —murmuré.

—Anda Jens levántate no te puedo cargar como cuando eras pequeño —dijo mientras besaba mi frente.

—Si no te has dado cuenta tengo la misma estatura —le recordé.

Él soltó una pequeña risa pero se negó a cargarme así que tuve que levantarme y caminar.

El abuelo ya estaba esperándonos, ese hombre seguía igual desde que tengo memoria, no envejecía.

—Abuelo —corrió Jake para abrazarle, el hombre lo cargó sin ningún esfuerzo.

Mire a papá para negar decepcionado, él solo negó divertido.

—Jens mírate estás tan... —miró mi estatura la cual era la misma— tan guapo como siempre.

—Creció tres centímetro —animó Pa.

—Solo es mi cabello —sonreí, mi abuelo me abrazo fuerte.

Nos subimos a su camioneta para ir a la casa de la abuela, otra de las razones por las que no me gustaba era porque vivían en una granja, me gustaban los caballos pero tenía una guerra con las gallinas.

En el auto me quedé mirando a mi Pa, él no se parecía a su padre si no a su madre.

El padre de mi Pa era completamente canadiense y su madre había nacido en México pero crecida en Estados Unidos, mi padre había nacido en Canadá y crecido en Estados Unidos y básicamente no había tenido mucho contacto con su parte latina cosa que aunque no dijera le molestaba un poco.

Mis padres habían tomado la decisión de no criarnos en estatus de etnia, religión y patriotismo, lo sé suena confuso pero básicamente crecimos sabiendo que somos personas iguales a las de cualquier parte del mundo, valiendo lo mismo pues el nacer en un país diferente a otro no te da mas valor.

Crecimos sabiendo que podíamos amar a cualquier persona, sabiendo que podíamos estar conformes o no con nuestro cuerpo, crecimos sin religión... y es ahí donde mi abuela se molesto, así es mi abuela era la persona más religiosa que conocía.

Llegamos a la casa de la abuela, era noche lo que solo significaba una cosa... la cena.

—Abuela —gritó mi hermano en mi oído.

El pequeño básicamente saltó sobre mi para bajarse y correr a mi abuela para abrazarle.

Mi papá hizo casi lo mismo, baje cansado, se me habían dormido ya la pierna.

—¿Cómo está mi príncipe hermoso? —preguntó la abuela besando sus mejillas llenándolas de labial.

—Hambriento —aseguró.

—Eso lo sabía así que porque no vas a lavarte las manos y sentarte para cenar —dijo la abuela.

Mi hermano no dijo más y salió corriendo.

—Donovan —me miró— no alimentan a este niño o que —dijo atrayéndome a ella para abrazarme— no te preocupes cariño tres días con la abuela y te regresaré con un par de kilos más.

Mire a Pa en busca de ayuda.

—Mamá está bien de peso —la calmó pa.

—Ayer le di a Gary un hueso con más carne que este niño —aseguró.

—Yo también te quiero abuela —sonreí.

Ella besó mis mejillas efusivamente.

Entre a la casa, ahí estaba mi primo Caleb, era apenas un par de meses menor que yo, el chico estaba con un par de kilos de más y no lo culpo, con la cantidad de comida con la que lo alimentaba la abuela era imposible no estarlo, aún así el chico no los aparentaba.

—Cal —dije chocando puños.

—Don —contestó abrazándome.

—Caleb tal vez deberían intercambiar dietas —murmuró la abuela.

—Claro Abu, pero si no como eres la primera en regañarme —negó riendo.

Mi primo me atrajo en un abrazo para llevarme a la mesa.

—Ni te preocupes por ella —sonrió— yo si te veo bien chico, ya casi me alcanzas.

—Seguro que si —sonreí, era obvio que no.

Llegamos a la mesa donde ya estaba la mesa preparada con toda la comida.

Mi abuela sirvió un plato enorme lleno de comida... más de la que comía en una semana.

—Si quieres más te sirvo sin problema —sonrío.

—Gracias —murmure.

Ella se sentó para extender las manos y rezar antes de que empezara la comida.

—Si no rezan no comen —miró a mis padres, y ahí estábamos rezando para comer, suceso que solo pasaba dos o tres veces al año.

Yo no conocía la familia de mi papá, porque decidieron que su hijo no sería parte de su familia amando a su mejor amigo.

Cuando mis padres decidieron salir con su familia  lo hicieron al mismo tiempo, tenían planes de reserva por si las cosas no salían bien.

Cuando mi Pa se lo dijo a su madre tenía miedo de perderla, no lo culpo tenía todas las de perder con una madre súper religiosa, pensaba que esa noche sería la última vez que vería a su madre, que sería renegado... que no lo aceptaría por no cumplir "la orden de Dios"... pero lo que le dijo aquella noche me hizo ver que algunos solo lo usaban como excusa.

Aquella noche la abuela le dijo a su amado hijo:

"Tranquilo hijo, dios odia el pecado no al pecador y amar no es pecado, puedes amar a quien tu corazón decida amar y estará bien porque eso es lo que él quiere, que nos amemos los unos a los otros, mi amor por ti nunca se definirá por la persona que ames"

Así era y así fue, mi papá se fue a vivir con mi Pa y los abuelos al ser sacado de su casa por sus padres, desde ese momento la abuela fue una mamá para ambos.

Desde ese momento sé que el amor no está definido por ninguna barrera social.

¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué capítulo hoy si no toca? Pues ya tendrán capítulo semanal de APOM espero le den mucho amor 🥰

Les dejo este dibujito de bebé Jens para que admiren su hermosura 🥰 así los ve cuando votan y comentan 👌🏼🥰