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16. Razones

—Llegan tarde —se quejó HanNa cuando entramos a la casa, la cual se veía completamente diferente de cuando nos fuimos. Todo desplazado, la mesa del comedor, los sofás, la televisión. Sentía como si hubiera entrado a una dimensión desconocida—. Mi mamá estará aquí pronto.

—Iré a ducharme —les dije.

—Dejé toallas nuevas y algunas cosas en la habitación de invitados —HanNa hizo un gesto con la cabeza al cuarto de atrás—. Ahora, Geumjae, ven a probar el estofado que hice.

—Espera, tiempo fuera. ¿Estás cocinando? —le pregunté con miedo en mi garganta. Sentí otra punzada de Geumjae en el costado, pero no pude contenerlo—. ¡Hyung, la última vez que comí algo que ella hizo, me dio diarrea!

Mi hermano levantó el puño hacia mi cabeza como si quisiera golpearme. Claramente no lo hizo.

—Yoongi. Ve a ducharte.

Mientras iba a la habitación, me reí escuchando a HanNa decir que trabajaría muy duro para no matarme. Situada en la cama se hallaba una caja que contenía un montón de cosas como cepillo de dientes, hilo dental, hisopos, gel de baño y todo lo demás que pudiera necesitar una persona. Sabía que ella no había ido a la tienda, así que seguramente solo tenía estas cosas por ahí, por si acaso. A veces ser un poco loco era útil.

El agua de la ducha corrió sobre mí, agradable y caliente. Lavé y acondicioné mi cabello, mientras mi mente trató de reproducir cada uno de los detalles del momento de mi encuentro con Ji NaHee. Su olor, su toque, su sonrisa, sus ceños.

La idea de estar en la ciudad con el único objetivo de tal vez encontrarla, fue sinceramente lo que me trajo aquí. Y sé que lo he dicho incontables veces: un montón de cosas -y sentimientos- pueden haber cambiado en cinco años, especialmente después de las incontables cartas que recibí de ella.

Porque sí las recibí. Leí todas y cada una. Pero no las respondí.

Después de unos minutos conseguí escapar de mis pensamientos, cuando oí llamar a la puerta delantera. Apagué la ducha, me sequé, y me puse un par de vaqueros y una camiseta blanca en la invitada era recibida.

—¿Alguien fumó aquí? —preguntó la madre de HanNa, Jin Kiyung, en su particular voz alta atascada de juicio que viajó por los pasillos.

—¿Qué? ¡No! Entra, mamá.

—Huele a humo —dijo la mujer con altiva decepción.

En la otra habitación, la señora se quejó sorprendida cuando se enteró de mi regreso a la ciudad. <<Bien, supongo que es hora de la gran entrada>> Tomé una profunda respiración y chasqueé de nuevo la banda en mi muñeca. <<No importa lo que la gente piense de mí. No soy la misma persona que era cuando me arrestaron. Sus opiniones no me definen.>>

Todo era un sermón espiritual que la doctora Khan me dijo cuando estuve en el grupo de ayuda, y sorpresivamente, ese parloteo me dio la fuerza para salir del baño y enfrentar a más personas de mi pasado.

—¿Todavía intenta matar gente cuando está alcoholizado? —preguntó la señora Jin en voz alta cuando doblé la esquina.

—Hoy no. —contesté, poniendo una brillante sonrisa falsa. <<Fíngelo hasta que lo logres, hombre. Solo una cena y luego estarás en un tren de regreso a Paju>>—. Jin Kiyung, es bueno verla. —Me acerqué al asiento vacío junto a ella en el sofá, pero se negó, colocando su bolso en el espacio a su lado.

—Pensé que íbamos a ser solo nosotros —masculló ella en tono enfadado—. También que me llevarían a un restaurante. —Esta vieja fruncía el ceño mucho más de lo que sonreía, y aunque tenía los ojos de NaHee, no tenía su amable espíritu. HanNa miró a mi hermano en busca de apoyo.

—Creímos que sería mejor tener una cena más íntima. No se preocupe, suegra. Su hija ha puesto todo su esfuerzo para esta noche, cocinó una gran comida. Pase al comedor,ya hay una botella de vino abierta en la mesa. —Intervino Geumjae con una gran sonrisa salvando el día. Me pregunté si su sonrisa era tan falsa como la mía.

Antes de poder sentarnos a comer, hubo otro golpe en la puerta. Cuando HanNa abrió, mi estómago se tensó al ver a su hermana pequeña de pie, sosteniendo varias botellas de soju.

Cada vez que entraba a una habitación, mi mente se derretía un poco.

<<Mantén el muro arriba, Yoongi>>

—¿Todavía tienen espacio para uno más? —preguntó, sonriendo.

—Sí, por supuesto, podemos hacer espacio —respondió la chica mayor corriendo a poner otro plato.

La madre de ambas resopló sin vergüenza mientras se acercaba al comedor. —Es sumamente desagradable aparecer en la casa de alguien sin previa invitación y preguntar por un asiento extra en la mesa. Que maleducada te has vuelto, NaHee. Igualita a tu padre.

—Es bueno verte también, mamá —masculló NaHee con descaro a modo de saludo.

Mi mirada permaneció en NaHee, y sus ojos encontraron los míos. Me dio una pequeña sonrisa, la cual no soporté, por lo que tuve que romper el contacto y buscar refugio en mi mente. Estar de vuelta aquí, cerca de ella, era mucho más difícil que cualquier cosa que haya tenido que hacer.

Y he hecho un montón de mierda difícil.

Todos nos sentamos a comer, mi asiento justo al lado de la suegra de mi hermano que parecía más nerviosa de lo normal. Geumjae sirvió vino para todos. Fui rápido para levantar mi copa y tomar un buen trago.

—¿Deberías estar bebiendo? —preguntó la insidiosa señora.

—No, probablemente no —me encogí de hombros terminando mi primer copa y vertiendo otra. Todos empezamos a comer la repugnante comida de HanNa, la cual tuve que masticar cinco veces más de lo normal solo para tragarla, pero no me quejé.

—¿Cómo te va en el nuevo corporativo, Geumjae? Tu padre debe estar muy orgulloso.

<<Aquí vamos>> pensé. La madre de las chicas era directora de una agencia de modelos; se codeaba con personalidades importantes como actores y cantantes, así que una de sus cosas favoritas acerca de mi hermano era que su padre le había dado un exitoso trabajo como abogado donde el nepotismo le hacía relacionarse con personas todavía más influyentes, y vendía su alma por cantidades desbordantes de dinero.

Geumjae se aclaró la garganta, limpiándose la boca con una servilleta.

—De hecho renuncié.

Levanté una ceja, sorprendido. —¿En serio?

—Desde hace tres meses.

—¿Qué? —igualmente sorprendida pero casi al punto del desmayo, la madre de HanNa se volvió hacia ella—. ¡¿Pero cómo?! ¿Por qué no me dijiste sobre eso?

—No me pareció que tuviera que hacerlo, mamá. Es su vida.

—Pero, ¿por qué? ¿Por qué renunciaste? —le cuestionó a Geumjae.

—No era feliz —contestó él, apretando la mano de su prometida. Se sonrieron el uno al otro y por un momento lo vi: el amor que Geumjae dijo que siempre sintió—. Dejar la firma me dio la oportunidad de alcanzar mis otras pasiones.

—¿Cómo qué? .

—La docencia, señora. Tocar mi guitarra, dar clases de música.

—Pero eso no es un trabajo. ¿Por qué querrías abandonar tu puesto por algo que no te dará de comer?

—Mamá. ¿Sabes que yo trabajo dando clases de arte a niños, verdad? —mencionó NaHee.

—Oh, cariño —La vieja la miró con menosprecio—. Trabajas donde fríen pollo, una tienda de muebles y una farmacia. Enseñarles a los niños pobres a jugar con barro no es un empleo formal. Cubrir un par de horas en el centro comunitario por menos del mínimo no es realmente algo por lo cual estar orgullosa.

Seguía siendo una perra, ya veo.

—Creo que la música es muy importante —agregó Geumjae, metiéndose en la conversación—. Es divertido. Los chicos lo disfrutan. Pagan buen dinero, también. Es algo que me encanta. Y la vida es demasiado corta como para no hacer lo que amas.

—¡Cierto, cierto! —me burlé, bebiendo más vino—. Es por eso que la señora Jin y yo bebemos tanto vino. —Sonreí, guiñandole un ojo a la mujer, amando cuán incómoda la dejé.

—Mis alumnos le agradarán, son muy talentosos. Ya los verá en el recital de mañana.

—¿Mañana? ¿Que no dijiste que mañana íbamos a ir al teatro? —JIn Kiyung se dirigió a HanNa.

—No... Dije que iríamos a un espectáculo.

—No se preocupes, suegra. Será divertido. Además, después de la función, podemos pasar por la sala de recepción para la boda el próximo mes.

—¡¿Cómo?!

HanNa comenzó a toser con dureza, tratando de aclarar su garganta. —¿Alguien quiere más vino?

—¡¿Qué quieres decir con que la boda es el próximo mes?!

—¿No le dijiste? —Inquirió Geumjae, frunciendo el ceño a su novia.

—¿Decirme qué? —escupió la amada suegra.

—M-me olvidé —tartamudeó HanNa. Oh, vaya. Sentía como si estuviera viendo una mala comedia desarrollándose frente a mí.—. Mamá, de-decidimos mover la fecha para el próximo mes. ¡Pero no te preocupes! No tienes que hacer nada más que aparecer.

—No. La boda es el año que viene. Pensé que esperábamos hasta que terminaras tu maestría, HanNa. Dijiste que tu ascenso estaba a la vuelta de la esquina. Además, yo soy la que paga la boda. ¿No crees que tenía derecho a saber esto? ¡Ya dimos el pago inicial en la sala del hotel! ¿Y ahora dices que encontraste una nueva ubicación?

—Te devolveremos el dinero. Fue un cambio de última hora.

—¿Cambio de última hora? No estoy entendiendo, HanNa. Dame una buena razón por la que tenemos que apresurar esto. Hay tantas cosas por resolver. Flores, pastel, la comida. Vestidos, invitaciones, todo. No hay suficiente tiempo.

—No necesitamos todas esas cosas, mamá. Iremos a registrar el matrimonio pronto y ya está; lo mantendremos simple.

Cada tanto atrapé a NaHee mirando en mi dirección, y cada vez que me daba cuenta, ella apartó la mirada. La situación se estaba tornando particularmente tensa, honestamente no presté mucha atención a la conversación sucediendo en la mesa; preferí enfocarme en NaHee y yo tratando de evitarnos el uno al otro.

—Hemos planeado tu boda soñada desde que tenías cinco años, HanNa. ¿Y ahora simplemente no te preocupas por los detalles? ¡No! ¡De ninguna manera! Teníamos un plan, señorita. Nos apegaremos a él. Además, ¡Geumjae ni siquiera tiene un trabajo en este momento!

—Le enseña arpegios a pubertos, no olvidemos eso. Y tiene un concierto mañana. —me involucré en la conversación con una sonrisa, lo que hizo a NaHee reír; y yo morí por el sonido.

¿Por qué tenía que ser tan hermosa? Una gran parte de mí realmente esperaba que al volver a la ciudad ella no siguiera luciendo tan...tan ella. <<Dios, no ha cambiado en absoluto. Sigue siendo la única que se ríe de mis malos chistes.>>

—No entiendo cuál es la prisa. Deberían postergarlo hasta el próximo año como lo planeamos —continuó su madre con el sermón.

—Los planes cambian, mamá. Está bien.

—Dime por qué. ¿Por qué ahora? Este es un cambio tan radical; no lo entiendo. ¿No piensas que deberías de estar más enfocada en el hecho de que Geumjae está desempleado? ¿Cómo incluso van a hacer que les alcance el dinero para esta casa? ¿Siquiera pensaron en ello? Los impuestos de una casa de este tamaño, en este vecindario, deben de ser altos. Les dije a ambos que no compraran un lugar tan grande, pero no quisiste escuchar. ¿Cuál es el plan entonces?

—Mamá, escucha...

—¡Mamá nada! ¿Piensas pasar tu matrimonio manteniéndolo sólo porque tiene un sueño frustrado? ¿Esa es la vida que quieres vivir? ¿Con un hombre que no puede hacer dinero?

—Señora, por favor. Cálmese. Nosotros hablamos y creemos que...

—¡Tenías un gran trabajo, por el amor de Dios! ¡Llama a tu padre ahora mismo y dile que te consiga uno nuevo!

—Mamá, la decisión fue tomada. No hay nada por hacer.

—No es lógico. ¿Te estás escuchando? Suenas como tu hermana.

NaHee resopló un pequeño aliento de sus labios. —Estoy aquí, mamá.

—¿Y? Es cierto. Siempre has sido la llama salvaje que no se puede extinguir. Todo el tiempo haciendo y diciendo estupideces. No has tomado una buena decisión en toda tu vida, NaHee. Pero, HanNa, tú eres la dócil. Eres la que tiene una buena cabeza sobre sus hombros, ¿por qué ahora actúas como si no tuvieras sentido?

Observé los ojos de NaHee ponerse llorosos y morderse la lengua para no responder. Me encontraba listo para confrontar a la vieja por hablar de ella de esa manera, pero me detuve cuando vi a NaHee mover ligeramente su cabeza hacia mí para no hacerlo.

<<Como quieras. Eres una tonta por dejar que te siga hablando de esa forma.>>

¿Qué me importaba de todas maneras? No era mi trabajo pelear sus batallas.

—Mamá. Ya basta por favor.—suplicó la novia de mi hermano.

—¿Y qué pasará cuando tengan hijos? ¿Eh? ¿Qué va a pasar entonces, HanNa? Todo por lo que has trabajado. Tu carrera. Tu éxito. ¿Qué dirán tus compañeros del bufete de que tengas un esposo que se dedica a hacer obras de caridad y no tiene un centavo que ofrecerle a su familia?

La maldita se mantuvo preguntándole una y otra vez. Me sentí enojado en nombre de mi hermano, en nombre de NaHee y mal por HanNa. Su cara se veía roja, su madre la colmó hasta que sus nervios colapsaron.

—¡LO AMO! —golpeó la mesa con ambas palmas sacudiendo la vajilla. — ¡Lo amo, mamá! ¡¿Qué importa si nos casamos en un mes o unos años?! ¡Me casaría con él hoy mismo si pudiera!

—Ay, por favor.—se mofó la señora Jin rodando los ojos.

—¡¿Qué importa si no puedo enviar a mi hijos a escuelas privadas?! ¡Ni siquiera sé si podremos tenerlos! ¡No me importa el trabajo! ¡No me importa nada! ¡Yo quiero estar con Geumjae!

—Que ridiculez. De saber que esto pasaría jamás te habría dejado acercarte a él.

Su hija mayor abrió la boca para volver a hablar, pero las palabras de Geumjae vinieron primero, silenciando la habitación.

—Tengo cáncer.

Espera.

<<¿Qué?>>

<<No.>>

Mi corazón cayó hasta mi estómago, y sentí el ácido subiendo por mi garganta conforme él seguía hablando.

—Nos enteramos hace algunos meses. Hemos estado lidiando con la situación por un tiempo sin saber muy bien cómo darles la noticia a los demás. Tuve una cirugía para extirpar el tumor, y empezaré mi primera quimioterapia pronto, pero...

—Lo siento. Necesito que cierres la boca—lo interrumpí. —. Ve despacio, ¿quieres? ¿Qué carajo estás tratando de decirnos?

Mi sangre hirvió. No sé cómo no volqué la mesa, me sentía al borde de una crisis. Mis dedos se clavaron a los costados de mi silla, ya que mi cuerpo empezó a temblar. ¿De qué demonios hablaba? Geumjae no tenía cáncer. Geumjae se encontraba sano. Siempre fue saludable. Mi hermano era el único en nuestra familia que no era un desastre. No podía estar enfermo—. ¿Estás jodidamente bromeando?

No.—Dijo simplemente.

<<¿No?>>

Los ojos de NaHee se entristecieron por la noticia, y casi se acercó para tomar mi mano, pero negué con la cabeza. Geumjae continuó hablando, yo me puse de pie desinteresado en su explicación. No quería que dijera una maldita cosa más porque sus palabras en ese momento eran demasiado dolorosas.

Necesitaba aire. Mucho aire.

Salí por la puerta del patio. Una ráfaga de viento frío se abalanzó hacia mi cara, y solté una exhalación de agonía. Mis manos agarraron la baranda mientras contemplaba el cielo oscurecido, tomando respiraciones profundas, intentando todo lo posible por no desmoronarme.

Cerré mis ojos y tiré de la banda en mi muñeca una vez.

<<Esto no es real...>>

No podía abrir mis ojos.

<<Él está bien. Sólo nos está molestando. Es lo que siempre hace.>>

Tiré de la banda en mi muñeca por segunda vez.

<<No es real. Esto no es real.>>

La puerta corrediza se abrió, de inmediato escuché pasos acercándose. Geumjae se apoyó en la baranda junto a mí.

—Eres un hijo de puta.—le dije.

—Muchas gracias, yo también te aprecio.

—Me tendiste una trampa.

—No quería que te enteraras de esta manera, pero la verdad es que no sabía cómo decírtelo.

—¿Qué tipo?

—¿Qué?

—¿De qué tipo es el...el...?

—Colon.

<<Mierda.>>

—Y... —Mi voz salió en primera instancia, pero luego se fue apagando. Sentía como si debiera decir algo, excepto que no sabía cuáles eran las palabras correctas. Es más, ¿existen palabras correctas en una situación como esta? Ni siquiera era capaz de respirar bien, sentí que me estaba ahogando. Y mi bendito hermano lo que hizo fue sobarme la espalda como acto de consuelo.

—Tienes que tomar aire, Yoongi. Te estás poniendo morado.

Inhalé. Con mucha fuerza y mucha desesperación. Mis dedos sujetaron la baranda con más fuerza.

—Tenemos que ir a ver al doctor Kim. No creeré nada de esto hasta que ese anciano me lo diga en la cara. —El viejo Kim era nuestro médico. Geumjae y yo siempre íbamos con él cuando éramos niños. Era un buen amigo del padre de Geumjae, aunque yo no tuviera dinero o asistencia médica para ir a un hospital, el doctor Kim siempre me recibió y sanó de forma gratuita. Era un tipo raro, hosco y frío, pero un buen hombre, y el único médico en el que confiaría para que me dijera la verdad sobre el diagnóstico de mi hermano.

—Yoongi. —La voz de Geumjae se suavizó—. Ya he hablado con el doctor Kim. Además, él no es oncólogo.

—Confío en él —gruñí con los dientes apretados—. Sólo en él, Geumjae.

Se frotó la parte posterior de su cuello. —Está bien. Iremos a verlo mañana si eso te hará sentir mejor.

—Lo hará. Hasta entonces, dime todo lo que sabes. ¿En qué etapa estás? Es curable, ¿verdad? ¿Cómo nos deshacemos de esto? ¿Q-qué puedo hacer? ¿Cómo puedo ayudar? ¿Cómo podemos arreglar esto? —<<¿Cómo te arreglo?>>

—Es la tercera etapa —<<Eso no es bueno>>—. Pero por ahora estamos esperando. Como dije, tuve una cirugía para remover el tumor y dos ganglios linfáticos. Empezaremos con la quimioterapia en una semana y tenemos que darle tiempo para ver si funciona. La quimio ayudará a detener cualquier célula potencial que pueda haberse extendido en otra parte de mi sistema.

—¿Qué pasa si se extiende en otra parte?

Se quedó callado.

No.

No.

No.

Me mordí la lengua. —Deberías habérmelo dicho.

—Lo sé.

Maldita sea, estaba a punto de soltarme a llorar como un bebé. Quería patear algo. Quería gritarle al cielo.

Quería a mi hermano sano.

Nos giramos hacia la casa. Por el ventanal vimos a HanNa gritarle a su madre mientras que ella le gritaba de vuelta. NaHee intentaba lo mejor que podía para neutralizar la situación, pero no tuvo suerte en absoluto.

—¡No puedes casarte con una persona que tiene cáncer, Han Na! ¡Estás pensando con el corazón en lugar de la cabeza!

Qué maldita horrible cosa para decir a una persona.

—Dios. Su madre está demente. Olvidé lo loca que es. Ella en realidad hace parecer a HanNa una ser humano normal

—Es difícil, eso seguro —Geumjae agachó su cabeza un poco y se quedó mirando sus zapatos—. Pero, no está completamente equivocada.

—¿Cómo?

—HanNa por fin está atravesando su estado de pánico. Se mantuvo tranquila la mayor parte del tiempo, pero ahora finalmente está viendo el panorama completo y se está apresurando a casarse conmigo, en caso de que suceda algo. Sólo en caso de que las cosas vayan mal.

—Hyung..,

—No me malinterpretes, quiero ser su esposo, más que nada, pero... —Sus palabras se desvanecieron y miró hacia su casa, la cual parecía que se encontraba a segundos de la explosión.

Quería profundizar más en sus pensamientos sobre casarse con su chica, pero podía decir por su lenguaje corporal que no se hallaba de humor.

La conversación en el interior de la estancia debe de haber golpeado su punto de ebullición, porque Jin Kiyung salió furiosa. Llorando rabiosa, HanNa comenzó a limpiar ansiosamente la mesa del comedor, rompiendo platos en el fregadero y reorganizando las sillas mientras NaHee retrocedió observando.

—Eh, ¿deberíamos de ir a ayudarle? —pregunté

Mi hermano sacudió su cabeza. —Es parte de su proceso. Sólo deja que suceda.

Tiré de mi banda una vez más. O dos veces. Tal vez quince.

—¿Sabes lo que es una locura? Yo fumo y tú tienes cáncer.

—Lo que es tuyo es mío...

—Y lo que es mío es tuyo —contesté.

—Si te hace sentir mejor, no puede darte cáncer de colon por fumar. Pero deberías de dejar de fumar.

Resoplé ante su voz paternal. Luego tragué el sentimiento desolador y me aclaré la garganta. —Escucha. Tal vez debería quedarme por aquí un tiempo. Ya sabes, por cualquier cosa. La verdad es que no tengo nada importante que hacer en Paju todavía.

—¿Si? —preguntó, agachando la cabeza y sorbiendo su nariz.

—Sí. No es gran cosa. Podría incluso ir a ver a mamá pronto. Ver cómo lo ha estado haciendo.

—Mejor que no —respondió tajante—. Ha estado...inestable. Me he limitado a sólo llevarle comestibles los fines de mes.

—Eso es mañana, ¿no? Puedo llevarlos yo.

—No sé si es una buena idea, Yoongi. Ella dijo cosas que no debería haber dicho. Tú estás limpio, eres otra persona. Además, con lo que acabas de descubrir... no quiero que haga algo que te haga recaer.

—Está bien —le aseguré—. Puedo manejarlo.

—¿Estás seguro?

Me reí y lo empujé. —Amigo. Tú eres el que tiene cáncer, y estás aquí parado preocupándote por mí. Detente. Has cuidado de mamá y de mi toda nuestra vida. Es mi turno. ¿De acuerdo? —Cuando la palabra cáncer salió de mis labios sentí que moría.

—Está bien —Suspiró, cruzando sus brazos—. Tengo un par de cosas que hacer mañana después de que vayamos a ver al viejo Kim, pero HanNa puede llevarte.

—¿Haría eso?

—Si le pregunto, sí. Pero no te sorprendas si tienes que hacer algunas paradas en el camino.

Nos miramos. Hubo un silencio pesado, nostálgico; dos corazones aferrándose.

Me encogí del hombro izquierdo. Él se encogió del hombro derecho.

Nos quedamos ahí, observando a su prometida destruir la casa entera antes de que la arreglara otra vez, y durante ese tiempo me pregunté si yo era lo suficientemente fuerte como para hacer frente a todo esto. A la mierda mi incomodidad por enfrentar mi pasado; el presente es lo que me tenía cagándome de miedo.

De pronto una cabeza de mechones marrones se asomó carraspeando la garganta.

—Eh...¿Geunjae?—llamó la dudosa voz.—HanNa te busca.

Por un momento los ojos de NaHee buscaron los míos, pero no se quedaron conmigo por mucho tiempo. Esperó un microsegundo antes de volver al interior de la casa sin esperar a que su cuñado le respondiera.

—Andando.—instruyó mi hermano suspirando.

—De acuerdo.

Mientras le veía encaminarse a la habitación con su novia, me encontré con la espalda de NaHee terminado de barrer la loza hecha añicos. Sorprendentemente no me carcomió la necesidad de abrazarla buscando consuelo; al contrario, me encontré furioso con ella. No estaba seguro de por qué.

<<¿Por qué me evitas?. ¿Por qué no te defiendes?. ¿Por qué no puedes mirarme?>>

Mis labios temblaron, y mis manos por las ganas de tocarla también.

<<NaHee. Mi hermano tiene cáncer.>>

<<Tú no lo sabías, ¿verdad?>>

<<Por favor dime que no.>>

Gracias por seguir leyendo; estaré actualizando más seguido. 

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