Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10. La tormenta

Las cosas cambiaron en un parpadeo; y toda prueba de mi cercanía con Min Yoongi desapareció.

No hubo más mensajes nocturnos, ni visitas sorpresa en la madrugada. Su voz se fue. No había hora en la que no me preguntara dónde se encontraba, si había comido, si estaba a salvo.

Las ocasiones en las que pasé por su piso, no se hallaba allí. Cada vez que llamé, fue directamente al correo de voz. Geumjae dijo que no había sabido nada de su hermano tampoco. Él no lo había visto, y se sentía tan aterrado como yo.

Cuando le dije a mamá que no iba a renunciar al bebé, me gritó, y siguió adelante con sus amenazas; canceló su plan de pago para mi universidad. Tuve que pedir el depósito del apartamento que había rentado para independizarme y con ello cubrir las primeras citas médicas. Han Na, en solidaridad conmigo, también se fue de casa y me llevó con ella. Geumjae nos recibió con los brazos abiertos, él me permitió mudarme con ellos a su pequeño apartamento mientras trataba de encontrar mi equilibrio.

Cada noche él y yo conducimos en torno a los diferentes lugares en que Yoongi podría haber estado. Hablamos con sus conocidos, pero siempre aparecíamos un minuto demasiado tarde. Estaba en las fiestas y reuniones en los callejones, pero siempre parecía desvanecerse. Su amigo Woosung nos dijo que Yoongi había estado bebiendo mucho últimamente, pero que incluso cuando lo encontró consumiendo metanfetaminas con regularidad, no fue capaz de hablar con él.

—Voy a mantenerme más pendiente de él —prometió—. Si me encuentro con él de nuevo, se los haré saber.

Sentí un nudo en el estómago.

¿Qué pasa si Yoongi cruzaba una línea?

¿Y si no podía volver de este dolor que sentía?

Todo era mi culpa.

Debo confesar que si hay algo que detesto es recibir llamadas telefónicas a mitad de la noche. Escuchar el retumbar del teléfono a esas horas siempre ha sacudido mis nervios, porque no hay forma de que se puedan recibir buenas noticias a las tres o cuatro de la mañana.

Por desgracia, tuve demasiadas de esas llamadas durante los últimos meses, todo por culpa del chico que robó mi corazón a los trece años. Cada vez que sonaba el teléfono, mi mente se trasladaba a las peores situaciones posibles: una enfermedad, un accidente, la muerte. Algunas noches incluso me quedaba con los ojos pesados, a la espera del momento en que por fin llegara aquella fatídica llamada.

Antes, cuando sentía que me faltaba el aire, yo sólo marcaría su número en una urgente necesidad de sólo escuchar su voz, sólo para asegurarme de que estaba bien. Y algunas veces, muy pocas en realidad, él respondía.

—Estás bien, Ji NaHee —decía.

—Estoy bien. ¿Tú estás bien? —respondía, antes de quedarme dormida con el sonido de su respiración.

Ahora ya no habíamos hablado en absoluto. Había bloqueado mi número y el de todos nuestros conocidos. Cuando me preocupaba, no lo podía llamar. Cuando me sentía asustada, sus sonidos no se escuchaban en la otra línea. Así que esa noche, cuando el teléfono sonó, tuve miedo. Más miedo que nunca.

—¿Ji NaHee? —dijo una voz ajena en mi teléfono celular, no la de Yoongi, a pesar de que su nombre fue el que apareció en mi pantalla.

—¿Quién es? —pregunté.

—Es Woosung... amigo de Yoongi. Yo... —Dudó—. Mira, estoy afuera de un bar, y me encontré con Yoongi. Él no está haciendo bien. No sabía a quién llamar.

Me senté en la cama, completamente despierta en cuestión de segundos. —¿Dónde están? —su amigo me dio la información, y salí a toda prisa de la cama, en busca de un lápiz y papel para garabatear todo— . Gracias, Woosung. Llegaré pronto.

—Escucha, es posible que desees traer a Geumjae también.

Me apresuré al dormitorio de Geumjae y Han Na y golpeé la puerta. Mi corazón latía con fuerza contra mi caja torácica, y me mordí la lengua para no gritar. Mi cuerpo no paraba de temblar mientras esperaba oír la voz de Geumjae. Cuando abrió la puerta y habló, tomé una respiración dolorosa. Él sonaba tan parecido a Yoongi, que casi me tiró hacia atrás.

—¿NaHee? ¿Qué pasa? —preguntó Geumjae, alarma y alerta llenando su tono. Sabía igual que yo que una llamada tarde en la noche, cuando Yoongi estaba deambulando y consumiendo sustancias de nuevo, probablemente significaría lo que tanto habíamos estado temiendo—. Él está...

—No sé —contesté. Sin embargo, le dije todo lo que sabía, y estábamos fuera del apartamento en cuestión de minutos.

Cuando llegamos a la zona de bares, Woosung se hallaba de pie en la intersección del callejón menos iluminado que pudo encontrar, mientras que Yoongi yacía tumbado en un escalón. Sus ojos se veían apenas abiertos, y se le caía la baba por la comisura izquierda de su boca. A pesar de la poca luz, nuestra sospecha de que estuvo involucrado en una pelea, parecía ser cierta.

—Maldición —murmuró Geumjae, acercándose a su hermano para de inmediato revisarle el rostro magullado y sacudirlo un poco. —No reacciona. ¿Qué ha tomado? —le preguntó a Woosung.

—Estuvo pinchándose un poco de heroína en la tarde, luego estaba aquí bebiendo con unos hombres extraños, y creo que tomó algo de cocaína hace un rato. Pero no sé en realidad.

—¡¿Por qué no llamaste a la policía ?! —grité. Corrí a Yoongi, y traté de levantar su cuerpo. Se encogió ante el movimiento, y empezó a vomitar a mis pies.

—¿La policía? ¡¿Estás loca?! No quiero meterlo en problemas, usualmente Yoongi puede manejar esta mierda. Es mi amigo, no podía llamar a la policía porque... Mira, no sabía qué hacer, así que los llamé a ustedes.

Había conocido a este chico Woosung durante un tiempo. Yoongi no tenía mucha gente que llamara amigo, pero él era uno de los pocos raros que hablaba bajo un aspecto agradable. No obstante, no estaba de acuerdo con él esa noche. Un amigo real, un verdadero amigo, nunca deja caer a alguien tan profundamente sin siquiera extenderle una mano.

—Deberías haber llamado a una ambulancia.—susurré, enojada. Asustada. Enfurecida y asustada.

—Habría sido lo mismo, lo hubieran llevado a la estación.—pude reconocer un atisbo de pánico en la voz de Woosung

—Ayúdame a llevarlo al auto —le ordenó Geumjae. Ambos lo pusieron en el asiento trasero, y subí de nuevo allí con él—. Podría volver a vomitar de nuevo, NaHee. Es posible que desees sentarte al frente.

—Estoy bien aquí —contesté.

Geumjae agradeció a Woosung, y se alejó hacia el hospital para verificar a Yoongi. Nunca lo vi así, y me encontraba a segundos de perder la razón.

—Mantenlo despierto. —dijo Geumjae. Asentí mientras mis lágrimas cayeron a las mejillas de Yoongi. Luego le habló a su hermano a través del retrovisor:—Oye, tonto, Tienes que permanecer despierto, ¿de acuerdo? Mantén los ojos abiertos, Yoon. Tu chica está asustada y yo también.

Acomodé su cabeza en mi regazo, me sentía aterrorizada de que si Yoongi cerraba los ojos, no los abriría de nuevo. Todo su cuerpo estaba empapado de su propio sudor, y cada inhalación lucia dolorosa. Cada exhalación, agotadora.

Él de pronto rió débilmente. —Hola.

Mis labios bajaron. —Hola, Yoongi.

Su cabeza se sacudió de un lado al otro, pero de inmediato se desvaneció de nuevo. —No. No, Yoongi. Yoongi. Por favor, abre los ojos. Estás bien, Yoongi, Estás conmigo.

Su respuesta fue un quejido que nació desde su pecho.

<<¿Qué te ha pasado esta noche, Yoongi?>>

<<¿Qué fue lo que te hizo ir tan profundamente hacia la oscuridad?>>

Hice una pausa, sabiendo la respuesta. Fui yo.

Yo le hice esto a él.

Hice que lo persiguieran sus sombras.

<<Lo siento, Yoongi.>>

Las palabras de mamá resonaban en mis oídos y mente mientras bajaba la mirada a sus ojos medio abiertos. "Él es un adicto. Y un alcohólico. Está enfermo, y jamás va a mejorar. Lo tienes tan idealizado que no te das cuenta de la escoria que es. Va a arrastrarte hasta el fondo y va a consumirte. Tienes que renunciar a él. Es una causa perdida. Geumjae y tú son sus facilitadores. Permiten que esto siga y sólo va a empeorar."

—¿Por qué? —susurró Yoongi, volviendo a caer.

—¿Qué?

—¿Por...qué...lloras? Duermo pa-para soñarte. ¿Por qué i-incluso en...mis sueños...lloras?

—Ya no voy a llorar, te lo prometo. Sólo mantén los ojos abiertos.

—No llores. No puedes.—tosió y se quejó del dolor— No llores. Tú rompiste m-mi m-maldito corazón.

Más las lágrimas llenaron mis ojos mientras lo sujetaba en mis brazos. El cielo tronó, y empezó a llover. 

Rápidamente la llovizna se convirtió en una tormenta torrencial.

—Mantén tus ojos abiertos, Yoongi. Es todo lo que te pido. — Eché un vistazo a la parte delantera del auto, donde Geumjae se limpiaba la cara. Sabía que ver a su hermano en la forma que estaba tenía que ser lo más difícil que hizo nunca.

Sabía que el corazón de Geumjae tenía que estar roto al igual que el mío.

—Cierra la puta boca. —murmuró, tratando de empujarse a sí mismo del asiento trasero.— Llévame de vuelta.

—Tranquilízate, Yoongi. Todo está bien —dijo Geumjae.

—No. Llévame de vuelta —gritó, saltando de mi regazo y sacudiendo el volante, haciendo a Geumjae cambiar de dirección el auto

—¡YOONGI, ESPERA!

—¡LLÉVAME DE VUELTA!

—¡YOONGI, NO!

Los dos tratamos de impedírselo, conseguir que se controlara a sí mismo, conseguir que se calmara, pero antes de que pudiera, Geumjae perdió el control.

El auto dio un brusco giro a la izquierda. Y todo se volvió negro.

Holis. Pues con la novedad de que he andado mega enferma, en cama, sintiendo que me muero y sin ganas de nada. Peeeero, una amiga ya me dijo de cosas y aquí me tienen, subiendo actualizando. 

Tomen agua, pónganse cubrebocas y no se enfermen.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro