41. inquebrantable (Final)
Infinity – The Spacies
— ¡Te odio! —exclamé, al tiempo que me levantaba de un brinco del sofá, donde minutos atrás había estado luchando por librarme de él. Y es que ya no soportaba, el estomago me dolía, respirar costaba y las lagrimas estaban asomándose sobre el borde mis ojos. Definitivamente Kyan no entendía que por más tiempo que hayamos pasado lejos las cosas en algo si seguían igual: yo no toleraba las cosquillas y él parecía ensañarse con eso. Así que, si iba a huir lo haría.
— ¡Ven!, no seas cobarde. —Sus pasos se escuchaban cada vez más cerca de mí. Y no quería volver a ver, sino más bien, fijar la vista en el camino y así evitar tropezar y caer. Abrí con rapidez la puerta de cristal que daba al jardín y seguí corriendo, tratando de llegar hasta la verja que daba a la arboleda que se hallaba atrás de la casa. Esa era mi misión. Entonces, cuando me encontré rodeada de un sinfín de inmensos arboles, me situé detrás de un grueso tronco que me servía como el escondite perfecto—. ¡Emily! —Llevé ambas manos a mi boca, sallándola y así evitar que la risa me delatara. De pronto se detuvo, entonces lo observé comenzar a mover su nariz como si estuviese ¿olfateando? Lo escuché reír—. ¿Ya te había dicho que tu aroma es tan singular y delicioso? —Fruncí el ceño, ¿y eso qué?—. Pues sí, lo es y en este momento tu aroma me está guiando hasta ti.
— ¡Demonios! —murmuré, entonces al verlo andar en mi dirección, retrocedí, quebrando unas ramas en el proceso, fue en ese momento que me vio y más tardé en entender lo que ahí pasaba cuando Kyan ya venía corriendo velozmente en mi dirección. Giré torpemente pero de un segundo a otro yo ya me enraba atrapada entre sus brazos que me sujetaban de la cintura.
—Te tengo, bonita.
— ¡Suéltame!, ¿sí?, ya no huiré, lo prometo. —Entonces cuando me hallé libre, di un paso hacia atrás y volví a correr.
Y no tardé ni dos segundos cuando sentí todo de cabeza. La sangre se acumulaba en mi cabeza, mi cabello colgaba y solo podía ver cómo me llevaba a cuestas de regreso a la cabaña. Entonces, comencé a removerme a exigirle que me bajara pero su única respuesta era sonoras carcajadas que me enfurecían, ¿qué se creía?, ¿Qué podía usar su fuerza bruta para someterme? Pues estaba equivocado. Sin embargo, cuando creí entraríamos a la cabaña, mi sorpresa fue que siguió andando hacia quien sabe dónde, afuera hacia un frio terrible, pues el invierno ya se había asentado sobre nosotros.
— ¿Adonde me llevas? —Silencio—. ¡Ey!, tengo mucho frio, me va a dar una pulmonía sino me reguardo del frio —dije quejándome, pero era como si no hubiese dicho nada pues él seguía andando, adrentandose en la arboleda, el viento soplaba, anunciando que la nieve estaba por caer. Entonces luego de un rato, se detuvo. Me bajó con habilidad de su hombro, sosteniéndome de mi cadera con firmeza, pues estaba mareada.
— ¿Te sientes mejor? —preguntó al notar como dejaba de aferrarme su chaqueta. Asentí con la cabeza y si un paso atrás, ignorando el hecho que aun sentía que la cabeza me daba vueltas. Crucé mis brazos y lo miré retadora.
—Si me enfermo, será tu culpa... —Pero al fin de cuentas logró que salieras de la cabaña, refutó mi consciencia. Bufé, todo había pasado porque yo me negaba a salir, Kyan quería mostrarme un sitio que había descubierto y a mí no se me apetecía salir, entonces todo comenzó, él me atacó con cosquillas y yo huí, sin saber que estaba haciendo justo lo que él quería, ¡argh, como lo detestaba!
—Deja de resonar y date la vuelta y mira... —Rodé los ojos y giré sobre mis pies, de inmediato mi boca se abrió con asombro—... esto era de lo que hablaba, ¿verdad que es hermoso? —susurró sobre mi oído, enviando ondas de calor que me recorrieron de pies a cabeza y tenía mucha razón el paisaje que tenía enfrente era hermoso. ¿Todo eso había en ese lugar? Un pequeño lago yacía justo enfrente, a unos cuantos metros de distancia, el agua era quieta, su claridad y cristalino era reflejada por los rayos del sol que se derramaban sobre sí, develando su hermosura, volviéndolo una imagen etérea.
—Es hermoso... —murmuré, acercándome a Kyan, pasando una de mis manos por detrás de su espalda y acomodando mi mejilla contra su pecho, cerca de su corazón.
—Sabia que te gustaría... —Acunó mi barbilla y me besó, con suavidad y lentitud, delineando mis labios, amasándolos con parsimonia. Pero aquel beso que comenzó como algo dulce e inocente pronto salió de proporción, pues nuevamente el deseo y la necesidad se coludieron, envolviéndonos en esa tan espesa bruma, en esa marea de la cual difícilmente podíamos escapar, ilesos. Regresamos a la cabaña y ahí, en la estancia, volvimos a hacer realidad aquella unión, que nos acercaba hasta las estrellas y nos liberaba hasta caer y sumergirnos en las aguas del placer. Hacer el amor con Kyan siempre había sido algo mágico, indecible y demasiado real.
Durante los días que permanecimos en esa casa, Kyan me narró la forma en que se había dado cuenta y todo fue gracias a Luck y Laura. Cuestión que aunque no me pareció extraña si me sorprendió, pues jamás pensé que ellos fueran capaces de pasar largos meses averiguando sobre la persona que había estado detrás de todo aquello. Y bueno, estaba sumamente agradecida con ellos, pues de no ser por su ayuda y persistencia quizá en ese momento no hubiese estado de aquella forma junto a Kyan.
Asimismo, ese mismo día me enteré de muchas cosas, como: que mis padres se habían coludido con Kyan para llevarme con engaños a aquella casa, ¡exacto! Todo había sido una treta de Kyan para recluirme y así lograr reconciliarse conmigo. Y no podía quejarme u enojarme, sabía que de otra forma no hubiese sido posible arreglar todas las cosas, que mis barreras cayeran y por fin me permitiera sentir, sin miedo. Hablamos, pasamos largas horas charlando; contando lo qué había sido de nuestras vidas. Y era tan satisfactorio darnos cuenta que pese a la lejanía, al dolor que ambos llevábamos a cuestas, ningún segundo estuvo exonerado de que pensáramos en el otro. Kyan estuvo presente en mi vida casi como el aire y con él había sido igual.
— ¿Qué piensas? —preguntó, acariciando mi espalda, mientras yo trazaba círculos sobre su firme pecho. Deposité un beso sobre su piel y alcé la cabeza para verlo, lo amaba tanto, siempre iba a ser así.
—En que gracias a mis amigos, tú y yo estamos así, ahora —respondí. Sonrió, ambos entendíamos la magnitud de lo que mis amigos habían hecho por nosotros.
—Dame un poco de crédito a mí también... —murmuró, observando mis ojos y labios de hito a hito. Sonreí como tonta, así como, sentí como mis mejillas se ruborizaban. El deseo nuevamente nos estaba embargando.
—No lo digo por eso —repuse. Asintió con la cabeza. Kyan también había hecho muchas cosas, como enfrentarse a su padre por ejemplo, contarle todo, consiente que podía apoyarlo o no, para terminar el arreglo de una vez por todas. Y aun tenía muy presentes sus palabras:
—No podía seguir atado a una mujer que había arruinado mi vida, que me había arrebatado lo más puro y hermoso que tuve jamás. No podía permitirle que se saliera con la suya. —Sus ojos estaban rojos, su voz entre dolida y furiosa, pero a la vez tranquilidad y felicidad se diluía en sus facciones—. Luego que me enteré de todo... pasé los peores días de mi vida, sentía que no podía siquiera acercarme a ti, que no te merecía. Pero entonces Luck me hizo ver que eso justamente era lo que Larissa quería, alejarnos. Y por eso, luego que te busqué, hice todo lo que estaba en mis manos para desenmascararla. No podía perder tiempo, porque todos esos segundos sin ti en mi vida eran como envenenar poco a poco mi sangre. Sentía que moría.
—Creo que nunca voy a entender el porqué ella hizo todo eso —murmuré. Kyan hizo una mueca con sus labios.
—No lo sé, hay gente que está muy enferma de odio. Pero de lo que si estoy seguro es que jamás podre perdonarla. —Y lo decía con mucha seguridad, su voz impregnada de odio y rencor. Pero no pude decir nada, pues el mismo sentimiento lo albergaba, la diferencia estaba en que yo quería seguir mi vida sin tanto odio a acuestas, quería superarlo, quería enterrar el pasado, no manchar el presente ni estropear el fututo por culpa de las acciones que gente inescrupulosa hizo contra mí, quería perdonar si era necesario. Pero justo en ese momento no pude.
—Hay que dejar de pensar en ella, ¿sí? Tú estás aquí ahora, conmigo... eso es lo único que me importa —dije, acariciando su rostro, apartando sus cabellos regados sobre su frente. Besó mi palma.
—Tienes razón. Hay que disfrutar el presente, y en este momento mi presente ere tú, bonita.
Aun recordaba cada una de las palabras que había usado para contarme todas las bajezas que había descubierto de ella. Y aun no podía creer que una persona fuera capaz de llegar a tanto. Ella había sido la estaba detrás de los mensajes, ella había sido la había atentado contra mi vida... ¿hasta dando había sido capaz con tal de alejarme de Kyan? Sin duda alguna que ella estaba enferma y me apenaba, me daba lástima. Era la verdad, sentía mucha pena por ella. Pues, ¿de qué había valido que hiciera todo eso? Si al final siempre regresé con Kyan, si al final el amor que ambos sentíamos había sobre pasado todo, había triunfado. ¿Para qué tanto odio? Ahora ella estaba sola y yo tenía el mundo delante mío, la felicidad de nuevo a mi alcance.
—Tierra llamando a Emily... —Giré mi rostro sonriendo. Era la quinta vez que me perdía en mis pensamientos, pero era inevitable, era tanta información que no lograba que se asentara en mi cabeza.
—Lo siento... —murmuré apenada. Observé como una de sus cejas se alzaba al igual que una de sus comisuras de los labios.
—Solo espero que estés pensando en mí —comentó. Rodé los ojos.
—No todo gira a tu alrededor, cielo —reviré. Sus gestos se endurecieron, amaba hacerle ese tipo de comentarios.
—Quizá no todo, pero suficiente con que tu vida si... —Iba a responder pero entonces, besó mis labios, callándome. Entonces añadió—: porque tú mi vida, eres el centro de mi universo.
El fin de semana regresamos a Campbell, mis padres y amigos ya sabían que nos habíamos reconciliado, por lo que, debíamos regresar de una buena vez. Sin embargo, mientras íbamos de regreso a nuestro hogar, algo muy significativo vino a mi mente.
—Kyan... —Giró su cabeza para verme—... ¿qué pasará con nosotros? En una semana me regreso a Londres —comenté, sintiendo de nuevo el miedo. Sus pestañas aletearon.
—Pues nada, si es necesario me iré contigo. Es tu sueño y tú eres el mío, no veo el caso que estemos separados —respondió.
— ¿Qué? No, no es necesario... —dije, intentando persuadirlo. Negó firmemente con la cabeza.
—Me iré contigo, punto.
Los días siguientes pasaron muy rápido, tanto que dentro de un par de día tenía que regresar a Londres. Y estaba feliz, muy emocionada a decir verdad, Kyan si iba a viajar conmigo. Y aunque tendríamos que buscar un empleo, eso era lo de menos, estaríamos juntos, como siempre debió de ser. Esa noche, mi familia había organizado una fiesta de despedida para Kyan y para mí. Y aunque quise persuadirlos me fue imposible. Así que, no me quedó de otra que aceptar ese gesto. Y la cena fue estupenda, mis amigos estaban presentes, los padres de mi novio, no podía pedir más, me sentía plena y muy feliz, sin embargo, todos esos sentimientos estaba a punto de sobrepasar el límite que creí, jamás, iba a lograr cruzar, siquiera rozar.
Observé como Kyan se situaba cerca de la persona que estaba poniendo la música, lo miré expectante, no sabiendo qué tenía en la cabeza. Kyan siempre había sido un enigma para mí, y aunque consideraba que lo conocía muy bien, siempre lograba sorprenderme, y en esa ocasión no fue diferente.
—Hola, hola... si, si funciona —dijo, hablándole al del sonido. Solté una risita, él siempre se miraba tan relajado, aun hablando enfrente de mucha gente, él lo hacía ver como algo normal—. Buenas noches —saludó, recibiendo lo mismo—. Bien, sé que muchos se han de estar preguntando que qué hago aquí y pues la respuesta es que ni yo mismo sé. —Todos los presentes reímos—. No, es broma. La verdad es que, lo que estoy a punto de hacer debí de haberlo hecho desde hace mucho tiempo, sin embargo, ¿por qué no hacerlo ahora?
— ¡Vamos hombre! —El grito de Luck me sorprendió, así como alimentó mi curiosidad, ¿acaso él sabía las intenciones de Kyan? Obviamente que sí se las sabia. Kyan agachó la cabeza, sospesando las palabras, entonces, cuando la levantó de nuevo, su mirada la fijó en mi, atrapándome como siempre sucedía. Alejándome del planeta tierra.
—Emily, quizá nunca te lo dije pero desde la primera vez que te vi... me cautivaste. Me cautivaste a tal grado que no lograba sacarte de mi cabeza, entonces, para empeorar todo resultó que éramos vecinos. —Soltó una corta risa—. Y yo en esos días no podía comprender cómo era posible que todo eso me estuviera pasando, ¡Dios!, eras imprudente, demasiado caprichosa... pero eres la mujer más genuina que he conocido jamás, la que me pone en mi lugar aun sabiendo que puedo molestarme, porque así eres tú, sincera y que no puede vivir con dobles intensiones. Y te amo porque tú viste en mi lo que nadie había visto, ni siquiera yo, porque tú, por alguna extraña razón, perseveraste y esperaste por algo que me aterraba mostrar.
»—Y ahora sé que con nadie más yo iba a lograr abrir mi corazón, así como tú abriste el tuyo para mí. Y sé amor que no soy perfecto, sé muy bien toda la historia que hay detrás, pero ¿sabes qué? No me importa, yo lo único que quiero es a ti en mi vida, yo lo único que quiero es despertar cada día y ver tus hermosos y limpios ojos, ver tus sonrisas, escuchar tus risas ligeras. Yo te quiero a ti, Emily. Con todo y tus imperfecciones, te quiero a ti porque para mí eres perfecta. —Las lágrimas brotaban de mis ojos a torrentes, el pecho me brincaba debido a los golpeteos frenéticos de mi corazón. Entonces, cuando creí que nada más podría sorprenderme, lo vi, poco a poco acercándose, hasta estar frente a mí y así bajar hasta quedar sobre una de sus rodillas.
»—Emily, yo ya no concibo una vida sin ti a mi lado, porque ahora más que nunca estoy seguro que te amo y amaré siempre, aun después que mis días acaben... así que, ¿me harías el honor de casarte conmigo? Prometo nunca más hacerte derramar un helado...
—Tonto —murmuré, con mi voz rota. Su sonrisa se ensanchó.
— ¡Les dije que esta mujer es difícil! —Todos rieron—. Entonces, ¿aceptas casarte conmigo? —De inmediato una reluciente sortija apareció frente a mí, su mano acarició la mía, a la espera de mi respuesta.
— ¿Tenias que pedírmelo de esta forma, verdad? —reproché divertida.
—No podía ser de otra forma... —Moví la cabeza de arriba abajo.
—Si, por supuesto que sí. —En ese momento marqué el punto final a aquellos capítulos duros y decisivos de mi vida. Entonces, decidida a comenzar de nuevo, porque la oportunidad la tenía frente a mí, di uno de los pasos más importantes de mi vida; me abrí al amor, a un amor inquebrantable.
FIN
N/A: Muchos dicen que los finales felices son un cliché, y bla, bla, bla. Pero yo creo lo contrario, ¿desde cuando ser feliz o intentar serlo es un cliché? Bueno, cada quien con su pensar xD. Espero amarán el final tanto como yo 😍. Así que, nos vemos en un con el epílogo.
¡Gracias por leer! ❤
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