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Capítulo 2

*Actualidad*

—A ver, ¿Cuál crees que deba llevar? ¿Este? —me enseñó un vestido negro —¿O este? —ahora un vestido rojo.

—Mmmm... el negro —dije, pero ella me miro decepcionada —Con los dos te ves preciosa, Nicky —Estaba irritado, me tenía escogiendo vestidos desde hace tres horas y la ventana se me está haciendo apetecible para tirarme de cabeza.

—Aiden, tengo que estar perfecta, es mi primera cita después de mucho tiempo y... —oh no, iba a llorar.

—¡Ey! tranquila —me acerqué a ella y la abracé —Vas a estar perfecta, sé que esto es muy difícil para ti —dije colocándole un mechón pelirrojo detrás de su oreja; sus ojos verdes me miraban con tristeza, llenos de recuerdos desagradables.

—Es la primera vez que salgo de verdad con un chico que no quiere solo estar entre mis piernas —dijo entre sollozos —No tienes ni idea la cantidad de hombres con los que he estado Aiden, y él... es importante para mí —No voy a negar que siento un ligera preocupación, tengo ese instinto y esa necesidad de protegerla; es una chica muy noble, con un gran corazón, pero le costaba confiar en las personas y si sale con este chico es porque se la ganó y no sé si preocuparme más o relajarme, no quiero que jueguen con ella, no quiero que vuelva a sufrir como en ese burdel donde la tenían trabajando día y noche.

—¿Estás segura de dar este paso ahora? —le pregunté preocupado —No conozco a ese chico y no sé qué podría pasarte.

—Ya hemos hablado de esto, Aiden —dijo triste —Nos conocemos desde hace cinco años creo que ya deberías de confiar en mí.

—¡Confío en ti, Nicole! —le dije frunciendo el ceño, molesto —, ¡lo que no confío es en ese hombre! —suspiré, intentando calmarme —, podría hacerte daño... —ella me miro con una sonrisa y me abrazó.

—Gracias por preocuparte por mi —susurró —, pero estaré bien, tranquilo —dijo separándose de mí.

—Está bien —dije y sonrió.

—¡Bueno! basta de sentimentalismo —reímos —me tengo que vestir que queda una hora para que venga a buscarme —sonreí, me encantaba verla tan feliz.

Salí de la habitación, dejando que terminara de arreglarse. Y decidí a que esta noche saldría, era viernes y me iría a Beauty's a pasarla bien, después de dos años lejos de mi gente, por fin podía hacer vida normal, no me iba a quedar en casa solo y deprimido.

Esperé a que Nicky se fuera para irme. No cogí el coche, el bar quedaba a unas pocas cuadras y quería aire fresco.

Llegue al pub, mirando todo alrededor, estaba igual a como lo recordaba.

—Hola, Mary —Salude a mi drag favorita al verla en la barra. Siempre espléndida.

—¡Hola! ¡Mi cielo! —dijo emocionada al verme con su acento español—, dichosos los ojos que te miran —se acercó dándome un beso en la boca, siempre nos saludábamos así —¿vas a querer lo mismo de siempre?

—No, cariño. Esta vez dame una cerveza.

—Marchando, precioso —cogió un botellín y la abrió para después dármela.

mi mente es mi peor enemiga, siempre clavándome dagas de recuerdos que me atraviesan sin piedad, recordándome lo inútil que me siento, odiándome a mí mismo hasta el punto de querer acabar con mi vida, acabar con este sufrimiento que me avasalla constantemente, por eso de vez en cuando necesitaba una distracción de la monotonía.

Observo en una de las esquinas del Pub, cómo dos personas se inyectan un líquido que conozco a la perfección. Mi cuerpo lo sigue deseando, reaccionando con escalofríos que me recorre toda la espina dorsal. Intento ser fuerte, luchando contra lo que tanto me costó soltar, sé que, por mis antecedentes, no debería de frecuentar sitios así, pero es mi forma de escape, aunque tuviera que luchar más.

Respiro profundamente, dándole un trago a mi bebida. Miro hacia el otro lado, una pareja gay besándose y manoseándose. Recuerdos nostálgicos me abrasan, por un momento imaginando que somos Dominic y yo, como antes, dos parejas enamoradas que solo quieren ser felices.

Mi corazón sigue esperándolo, esperanzado de que algún día aparecerá, pero una parte de mí, que quiero enterrar bien hondo, me dice que ya no está en este mundo. Por eso me acuesto con cada hombre que se me cruza, para opacar su recuerdo, aunque no sirva de nada cuando este solo. Inmediatamente mis ojos se me nublan y se me hace un nudo en la garganta. Las manos me sudan y me tiemblan, imágenes de Dominic siendo degollado por mi padre pasan por mi mente como disparos, uno tras otro, haciendo que las náuseas aparezcan y lágrimas salgan de mis ojos que rápidamente los limpié. Inhalé y exhalé intentando calmar mi respiración, no quería tener un ataque aquí.

Sentí que alguien se sentó a mi lado, interrumpiendo mis pensamientos y calmando mis temblores. Miré y era un chico con una sudadera negra, estaba tapado con su capucha, impidiendo que le vea el rostro.

—Una cerveza, Mary, por favor —dijo con un acento inglés cautivador. Miraba para todos lados como cerciorándose que nadie lo mirara, conocía ese acto.

—Claro que sí, guapo misterioso —le dijo Mary que enseguida le trajo su bebida —aquí tienes.

—Buena noche, ¿no? —comencé a decirle, él iba hacer con quien olvidara por hoy el recuerdo de Dominic, pero no volteó ni siquiera la mirada, simplemente se quedó ahí quieto tomando su cerveza —antes venia por aquí muy a menudo es el mejor sitio para relajarse —volví a decir.

—¡Como vuelvas a hablarme, te mato! —amenazó, sin ni siquiera mirarme.

—Está bien, está bien —dije poniendo mis manos en alto —homosexual reprimido —susurré por lo bajo.

—¡¿Qué has dicho?! —se levantó de su asiento. Por fin pude mirar su rostro. Su pelo azabache me hizo recordar a Dominic, lo único distinto eran sus ojos verdes que me miraban con furia, a simple vista se ve como un hombre que impone respeto, daba miedo con esa mirada sombría y llena de odio, pero a mí no me afectaba, sabía manejar a este tipo de hombres, son los que siguen ocultándose dentro del armario por miedo a salir; me he topado con muchos y a la mayoría me los he follado. Después de dejar las drogas, este era mi vicio, el sexo. Ayudaba mucho a olvidar, aunque sea temporalmente. Sexo sin compromiso.

— He dicho... —me levanté encarándolo, acercándome peligrosamente a su cara —homosexual reprimido. ¿Quieres que te lo diga más claro o.... —le mire de arriba a abajo —... que te lo demuestre? —Jamás había visto a una persona ponerse tan roja, es increíble.

Su pecho subía y bajaba de la furia, me miraba analizándome toda la cara, sus nudillos estaban blancos de tanto que los apretaba y en un segundo me tomó desprevenido, sentí sus labios chocar con los míos mientras me cogía del cuello con sus dos manos. Su lengua, con sabor a cerveza y tabaco, jugaba con la mía, su olor a perfume masculino inundaba mis fosas nasales, haciendo que me extasiara por completo. Nuestros labios encajan a la perfección, mi piel estaba erizada y aparecieron esas mariposas molestas en mi estómago, hacía años que no sentía algo como esto, solo Dominic podía hacer que sintiera todas estas sensaciones, pareciendo un puto adolescente. Iba a quitarme, pero él se adelantó separándose de mi bruscamente y sin mirarme salió corriendo fuera del bar dejándome atolondrado.

—Madre mía, chiquillo —hablo Mary —hasta a mí me puso a cien.

A mí me acojonó.

—¿Viene mucho por aquí? —le pregunté a Mary.

Sentía un dolor en el pecho, esa sensación de que has defraudado a alguien y no me gusta, no quiero esta sensación porque no le debo nada a nadie, el me abandonó, se fue, todos se fueron, me dejaron tirado...

—Frecuentemente, si, pero nunca dijo su nombre —dijo, y no habló más, Mary no hablaba sobre sus clientes, así que no le iba a sacar más información.

—Me voy, ponlo en mi cuenta como siempre.

—Claro, cielo —me bajé del taburete y salí del local para irme directo a casa.

Cuando salgo un viento frio me pega en la cara, meto mis manos en mis bolsillos de la sudadera para darme calor y en eso me percaté de aquel hombre, con porte intimidante, apoyado en su moto exhalando su marihuana y observándome. Detrás de él estaban algunos de su gente en sus respectivas motos, ellos nunca iban a solos a ningún lado, se protegían entre sí.

—Hola, animalillo —dijo Byron.

—¿Me andas siguiendo? —dije molesto y ya me estaba entrando dolor de cabeza. No quería tener que aguantar a nadie ahora mismo.

—Es un sitio público, puedo estar aquí —ruedo los ojos, poniéndolos en blanco.

—Quedamos en que me dejarías en paz.

—Te deje en paz dos años, desapareciste. No supe nada de ti hasta hace dos días. Solo estoy cuidándote, sigues perteneciendo a los Dangers y nos cuidamos entre sí.

—Sé cuidarme solo —digo para después caminar hacia la dirección de mi casa, pero escucho fuertes pasos detrás de mí y un jalón en mi brazo derecho haciéndome dar la vuelta.

—Es tarde Aiden, déjame acompañarte —me mira con ojos brillosos. ¿A qué venía esto ahora? —, sé que te prometí que te dejaría ir, pero también me prometí a mí mismo que te cuidaría —me acaricia la cara suavemente. Verlo después de dos años me recordaba mi pasado con los Dangers, todo era una fiesta que podía durar hasta una semana; drogas, alcohol y orgías era el día a día. Pero Byron se enamoró de mí, quiso sacarme de ese mundo y prometió que me cuidaría y velaría por mí. Pero escapé.

—Está bien —suspiré resignado, no iba a dar su brazo a torcer. Me dio su casco de la moto, subiendo él primero y luego yo. Lo agarré de la cintura y recosté mi cabeza en su gran espalda, sintiendo su calor en medio de este ambiente tan frio y condujo hasta mi casa, con su gente siguiéndonos, pero a mitad de camino todos se dispersan, quedando solo nosotros en la carretera.

Llegamos en menos de dos minutos a mi edificio, me bajé de la moto al igual que él.

—Gracias por traerme —dije devolviéndole el casco. Se me queda mirando por un largo rato, haciendo que me pusiera nervioso —¿Qué? —le pregunté.

—Nada —se acerca a mi poniendo su mano en mi mejilla acariciándome y acercándose a mis labios —. Te eché de menos, animalillo —susurró —. Dos años sin saber de ti, ¿Sabes lo exasperante que fue eso? —dijo cogiéndome la barbilla para que lo mirara —¿Dónde te habías metido? —preguntó. Pregunta que no iba a responder.

—No voy a hablar de eso —dije en un susurro mirando sus labios deseosos de besarme. Y sin previo aviso lo hizo.

Y no sé cómo, de un momento a otro, ya estábamos tirados en la cama como Dios nos trajo al mundo. Las manos de Byron me recorrían por todo el cuerpo hasta llevarlas a mis nalgas y apretando con rudeza, típico de él.

—Grita, gime para mi —dice después de ponerme boca abajo, susurrándome al oído. Prepara mi entra y posiciona su gran pene. Le encantaba follarme duro, le encantaba que gritara cuando me follaba, cosa que conseguía sin ningún esfuerzo.

Siento como entra con fuerza haciendo que me estremezca y arqueé la espalda, un grito de placer sale por mis labios. La imagen de Dominic de repente pasa por mi cabeza, besándome y acariciándome como tanto me gusta.

—Si, así, cariño —mis gemidos, que más bien eran gritos, retumbaban en las paredes. Byron era rudo, posesivo y controlador nada comparado con mi ex que era delicado y me tocaba con amor.

¿Por qué siempre tiene que aparecer él en mi mente? ¡Mierda!

Solo me deje hacer lo que quiso conmigo; me cogía de las muñecas, teniéndome prisionero del placer que me daba. Sentía que ya mi orgasmo venia en camino y él también se dio cuenta porque me dio más fuerte haciendo que la cabecera de la cama golpeara con fuerza la pared, su mano cogió mi cuello haciendo que me excitara más y el orgasmo saliera con fuerza. Sentí como él también se acababa dentro de mí y bajaba la intensidad de sus embestidas, apoyándose sobre mí y respirando con dificultad.

Me giró la cara hacia él para que pudiera besarlo.

—El mejor —me dijo, para después acostarse en la cama y en menos de un minuto cayó en un profundo sueño. Menos yo, el insomnio me atacó de nuevo.

—Aiden —escuché a alguien llamarme. No le hice caso, y me tapé la cara con las sábanas, la luz del sol me molestaba en los ojos, haciendo que mi dolor de cabeza se intensificara. Otra vez el dolor de cabeza —Aiden —volvió a llamar, pero esta vez moviéndome para despertarme, no sabía cuándo me había quedado dormido, pero no fue mucho porque me acuerdo de que ya estaba amaneciendo.

—¿Qué pasa, Nicky? —pregunté sin sacar mi cabeza de las sábanas.

—Tienes una carta —dijo sin más. ¿Me despertó por una maldita carta?

—¿Y? déjala en la mesa ya la leeré.

—Es importante, Aiden —volvió a decir —, cuando la veas lo entenderás —Me salí debajo de las sábanas y miré a Nicky. Sus ojos, horrorizados, estaban puestos en el hombre que tenía dormido a mi lado.

¿No se fue?

Volví a mirar a mi amiga que tenía una carta en sus manos.

El corazón se me paralizó al mirarla.

Me incorporé rápidamente cogiendo la carta con manos temblorosas y me la quedé mirando. Llevaba la marca de mi familia, un ave fénix de color rojo, con nuestro apellido "Russell". Marca que nos tatuaban de niños en la espalda.

"Un Russell siempre resurge de las cenizas como un ave fénix, nuestra eternidad debe ser plasmada en nuestro cuerpo para que todos vean que sangre es la que recorre por nuestras venas" era lo que mi abuelo recitaba cuando nos tatuaban. Quien veía este símbolo sabía que eras un Russell. Yo lo tenía, aunque no debería, era un exiliado del clan, me habían echado y cuando pasaba eso marcaban con un hierro ardiendo la marca para borrarla, sin ningún tipo de anestesia, quedando una cicatriz donde estuvo la marca para siempre. Es la carta que he estado temiendo siempre, temiendo que me citaran para quitarme mi símbolo y quitándome me identidad como Russell.

Abrí la carta y la leí. Me quedé congelado, mi corazón empezó a bombear como si se me fuera a salir del pecho.

No era una carta de citación.

Era una carta de invitación para un funeral...





Aiden actualmente


*****

Holaaaa 

Aquí les dejo el cap 1, voten y comenten que les pareció. ¿Qué opinan de Byron? ¿Qué opinan de Nicky? 

BESOS Y ABRAZOS 

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