El auto está detenido, lo único que puedo escuchar son nuestras respiraciones por el silencio inhóspito que nos invade. No pienso dirigirle la palabra, no me siento bien, como para hablar, pero su voz lo rompe

-Alicia, ¿me permites manejar?

Le frunzo el ceño con mi mirada de desprecio. Decido no responder y arranco el auto. Quiero detenerme en un bar.

-Ni se te ocurre hacer esa parada.

-¿ah?, ¡es enserio! ¡deja de leer mis pensamientos! ¡maldita sea!

-No te detendrás, seguirás tu camino, tienes que cumplir la orden de tú madre, o todos estarán acabados.

-¿Quien dice que yo podre dirigir toda está mierda?, ¡Ah!

-Yo se que si, así que sigue directo el camino.

-¡Deja de arme ordenes!

Mis lágrimas no logran contenerse, necesito llorar. Necesito sacar todo esto dentro de mi.

Siento la calidez de mis lágrimas recorren mis mejillas. Me limpio con una de mis manos.

Necesito llegar pronto, necesito mi cálida cama.

Al llegar al departamento de mi madre, entro a mi habitación, me recuesto sobre mi cama, cierro mis ojos dejándome llevar por Morfeo, mis ojos ya no se sienten pesados.

Mis párpados se abren con fluidez dejándome en un escenario completamente familiar. Un escenario que solía vivir a diario con mis padres cada verano.

Aun puedo sentir la brisa del mar sobre mi rostro, extraño tanto aquellos momentos en familia y la playa los tres juntos, sin ningún problema ni diferencias de creencias. Hay dios, como me gustaría volver a vivir lo mismo. Veo a mi madre y a mi padre juntos de la mano, ambos se abrazan yo los observo feliz me tiró sobre la arena para observar el cielo, pero luego todo de ennegrece el día soleado desaparece como arte de magia y la tormenta aparece con fuerza.

Grito desesperadamente

-¡Mami! ¡mami!-mi llanto no cesa, me levanto y corro, pero no la alcanzo a ver, todo es poco visible, tampoco veo a mi padre. El viento me empuja, no alcanzó a agarrarme de algún árbol, el viento me quiere llevar pero escucho la voz de un hombre a lo lejos, que dice mi nombre.

-Alicia, Alicia... despierta Alicia

Abro mis ojos y divisó mi alrededor y hay esta, ese hombre la mano derecha de mi madre, el espécimen raro que me pone nerviosa y al parecer no es una pesadilla, es todo real.

-Así que soy un espécimen raro, y te pongo nerviosa.

-Por favor, deja de leer mi mente, en serio.

-Enserio, ¿porque te coloco nerviosa?

-¡No lo se, me pone nerviosa el solo hecho de que leas mi mente, eso no es normal!

-Recuerda, yo no pertenezco a este mundo, así que no soy como tu.-el se levanta, colocando sus manos en sus bolsillos.

-No me lo creo, quizás es solo mera coincidencia...

-No cariño, aquí la coincidencia no existe, si quieres te muestro es coincidencia.-me lo dice sacando sus manos haciendo signo de comillas.

-¿Que cosa?

-Cuán real es mi poder y mi misión y porque has sido escogida tu.

-Mmm... No lo se.

-Son solo 2 horas, para cuando sea la hora de volver aún nos quedará tiempo para que arregles tus cosas.

-Ok, ok .- Me levanto y quedo enfrente de él, su mirada me intimida y mis mejillas se ruborizan. El toma mis manos y las sostiene firmemente. Escucho sus palabras.

-Aférrate con fuerza, no me sueltes. Ya que viajaremos a la velocidad de la luz o creo que más.

-¿Hacía donde?

-Hacía mi planeta natal.

-Guau... ok vamos.

-Quedaras en shock.

-Si... claro.

El me mira de reojo, esbozando una sonrisa y en segundos cierra sus ojos, mueve sus labios, no alcanzo a leer sus labios, por último el me pide que cierre mis ojos.

-Nos dirigiremos hacia la nube de Magallanes su galaxia vecina. Ahí está nuestro planeta, una gran máquina voladora.

-¿Porque lo llaman planeta?

-Porque hay nací y crecí, no somos una raza de seres normales, como las suya, somos superiores.

-¿Así?, ¿que tan superiores?

-Así.

Todo se ilumina, miró hacía el suelo y ya no estamos en la tierra, estamos en el espacio a una velocidad inimaginable. Veo las estrellas y planetas, asteroides, lunas. Todo es increíble, todo es real, no una mentira. El oxígeno no me falta, es como si estuviese dentro de una burbuja de aire, él aprieta mis manos, haciéndome sentir segura. Pero todo se irrumpe en segundos, mi cabeza da vueltas, mi cuerpo lentamente se va sintiendo liviano como una pluma, siento que no podré sostenerme más de él. Y nuevamente vuelve la pesadilla, pero aún más dramática y trágica. Mi cuerpo siente un escalofrío y mis piernas tiemblan.

Grito nuevamente.

-¡No...!

-Que manera de despertarse princesa.

-¿disculpa?, ¿Ya llegamos?

-Si querida.

Me levanto de un sobresalto, pero el sol me molesta, cubro mis ojos con mis manos, tratando de hacer sombra. Pero la sombra de alguien me más me tapa. Miro sus ojos y son de un azul profundo atrapantes, mi mirada los sigue, pero al darme cuenta es el, el espécimen raro. Mis mejillas se ruborizan. Decido levantarme observo mis ropas y no están, lo que traigo puesto es un vestido blanco liso y largo estilo griego. Diviso mi entorno y todo se me hace ajeno. Escuchó unos murmullos, no veo nadie, solo a Él, miró el suelo y veo a unas personas agachas, sus brazos están estirados y sus manos extendidas, sus cabezas agachadas. Ahora logró oír lo que dicen. Viva la princesa Pachamama. Mis ojos se abren como plato, preguntándome ¿dónde está esa princesa?, no creo que se refieran a mi. Esto e s una locura y otra de mis pesadillas.

-No Alicia, no es una pesadilla y mucho menos una locura.

El se me acerca toma mi mano izquierda se acerca a ella haciendo una reverencia y plasma un beso casto sobre mis nudillos. Mi estómago se empieza a sentir raro, las mariposas comienzan a cobrar vida propia danzando dentro de mi estómago. Dejándome perpleja.

Princesa Pachamama, ha vuelto, al fin la estábamos esperando.

-Es en serio, ¿Dónde, está esa princesa?

Su mirada y esa maldita sonrisa que me atrapa se muestran ante mi al levantar su rostro.

-La princesa, está enfrente de mí, justo en este momento, es más he besado sus nudillos.

No me lo puedo creer, mi nombre es Alicia, y pertenezco a la tierra y soy completamente normal. Mi nombre no es Pachamama, están todos equivocados. Todas estas personas visten túnicas blancas estilo griego y el lugar no es moderno, todo es rustico y natural. 

-¡En donde estoy...!

Continuará...

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