No sabia qué ponerme. No siempre le doy rodeos a estas cosas pero hoy conoceré a los que trabajarán con Corey en su nueva película y quería verme... no, no sé como quiero verme.
¿Fresca, sin mucha ropa? ¿Femenina, me pongo una falda, quizás? ¿Ruda, con una chaqueta de cuero? ¿Vestido o jeans? ¿Por qué ahora pienso en ponerme un vestido? ¿Y por qué no puedo ponerme un vestido? ¿Por qué la gente discrimina los vestidos? ¿Usar vestido me convierte en una
Barbie? ¡No! Pero entonces, ¿por qué me debato entre elegir jeans o un vestido? Tal vez sea porque me gustan los jeans, pero... ¿cual es la diferencia entre un Jean y un vestido? Creo que los jeans están sobrevalorados. O sea, no porque uses un jean en vez de vestido te hace menos femenina. ¿Y por qué quiero ser más femenina? ¿Desde cuando yo, _____ del Mar Córdoba, me considero femenina? ¿Será porque ahora me gustan más los vestidos? No, no me gustan más pero si un poquito... Aguarden, ¿cual era la razón por la estoy debatiendo principalmente?
Últimamente estoy muy indecisa.
Finalmente opté por usar un vestido informal que le tomé "prestado" a Rowan de su armario. Era color gris, con tirantes, cuello redondeado y llegaba hasta encima de las rodilas. Simple. También cogí "prestadas" las botas negras de Sabrina y el collar que Antonella me había "regalado" (aunque ella no lo sabe) el día antes de irse. Me hice una trenza simple de tres cabos y di por finalizada mi apariencia poniéndome rímel.
—Uh, que linda —dijo Bradley, que estaba aquí acompañando a Sabrina. La misma lo miró con una ceja alzada—. No mas linda que mi hermosa y linda, y hermosa y linda novia. —sonrió nerviosamente.
—Así me gusta —la rubia asintió y volvió a comer galletas.
Rowan y Peyton dejaron de ver caricaturas para mirarme unos momentos.
—Bella como una camella —dijo Peyton y yo rodé los ojos con una sonrisa.
—Ese vestido me parece familiar —Rowan entrecerró los suyos hacia mí.
«Es porque es tuyo», pensé, mas no lo dije.
Sabrina se fijo en las botas.
—¡Oye, esas son mis botas! —y luego miró mi cuello—. ¡Y eso es de Antonella!
De repente se escucharan toques en la puerta y una voz gritó: —¡La pizza!
—¡Uh! ¡Salvada por la campana! ¡Adios! —y corrí lo más rápido posible hacia la puerta, lo que ocasionó que casi me llevara a Corey por delante.
—Wow, tranquila, Sarcastichica. Casi me atropellas... de nuevo.
Le dediqué un mirada seria pero se jodió cuando inevitablemente me eché a reír. Cerré la puerta haciéndole caso omiso a los gritos de mis amigas, tomé la muñeca de Corey y lo llevé casi corriendo hasta el ascensor, en el cual se formó un silencio algo incómodo.
Y cómo no, si llevamos casi cinco días sin hablarnos. Ni siquiera por mensaje o cuando vamos a grabar. La gente del estudio ya empieza a sospechar pero nosotros siempre hayamos la manera de cambiar el tema. Sé que soy una estúpida porque a Corey solo le faltas pocos días para irse y yo, en vez de pasar tiempo con él, lo evado y eso está mal, pero ¿que puedo hacer? Todavía estoy molesta por lo que dijo.
Corey se metió las manos en los bolsillos de su jean y se relamió los labios para hablar con la vista clavada en las puertas del elevador.
—Sé que me dijiste que esperara en el ascensor, pero...
—No, no. Si no llegabas seguro me dejaban desnudas esas locas —reí.
Corey hizo una mueca.
—Mierda. Yo siempre apurando las cosas...
—¡Corey! —le pegué en la cabeza por cochino y él rio mordiéndose el labio para ocultar la sonrisa traviesa que se formaba en el rostro.
—Auch.
Él estaba riendo. Yo, en cambio, mantuve mi vista baja y seria. Ya no estoy tan molesta con él, pero no me parece bien que hable como si nda hubiese pasado. O sea, dijo que estaba haciendo berrinches. No estaba haciendo berrinches. ¿Por qué creía que lo estaba haciendo? Yo sólo quería acompañarlo porque lo quiero, eso no es berrinche, a mi parecer. Este tema teníamos que hablarlo. Si creía que lo iba a dejar pasar estaba equivocado.
Pedimos un taxi y Corey le dio la dirección al chofer.
—¿Adonde vamos? —pregunté mirando el celular.
—Iremos al restaurant del señor Luis, ahí acordamos vernos.
Bueno, por lo menos veré a mis abuelitos-no-abuelitos. Tal vez le envíe un mensaje a Carlos para vernos.
—¿Y quienes irán?
Corey me miró.
—Eso es una sorpresa. Pero primero iremos a caminar tú y yo un rato. Creo que tenemos que hablar de lo que pasó el otro día...
Asentí. Admito que ya ganó un punto por eso, pues pensé que lo había olvidado. Aunque ahora que lo pienso, es Corey. Él no olvida nada importante... excepto el arreglarse el cuello.
—¿Por qué nunca te dejas el cuello como es? —le reclamé cuando el taxi nos dejó en una calle próxima al restaurante de los Figueroa.
Corey, con las manos en la cintura, puso los ojos en blanco mientras yo le acomodaba el cuello.
—Listo —sonreí al ver mi objetivo logrado.
—Gracias, mamá —dijo él, y yo le pegué—. Eso es violencia.
—Eso es para que aprendas que aquí la única con derecho a usar el sarcasmo soy yo, ¿entendido?
—Veo tus labios moverse más no oigo nada salir de tu boca —me sacó la lengua, haciendo que yo rodara los ojos—. Por cierto, ese labial te queda lindo.
—Mejor callate y vamos a hablar.
—Uno ya no puede halagar para que su novia no lo regañe fuerte ahora —bufó detrás de mí y yo sólo lo ignoré.
Un dia de estos, él va a volverme loca... literalmente y más de lo que ya estoy.
Fuimos a una cafetería de la zona y pedimos unos cafés (lo cual es estúpido porque dentro de un rato iremos a comer). Tomamos una mesa al lado de la ventana, por lo que veíamos pasar a los carros y peatones. Corey tomó de su café, posando los ojos en mí. Yo hacia lo mismo también, y nos quedamos así por un rato hasta que ambos cortamos el silencio hablando al unísono:
—¿Que?
Alzamos una ceja.
—Me debes un refresco.
—No, tú me debes un refresco.
—Ya deja de copiarme.
—¡Eh, no me copies cuando yo te diga que dejes de copiarme!
—Agh.
Y cruzamos de brazos dejándonos caer en nuestras sillas... Okay, esto fue raro.
—Y bien... —Corey se removió en su silla—. Supongo que debo pedirte perdón, ¿no?
Jugué con el café.
—¿Por la pelea? —asintió.
—No te hagas la que no sabe —rió un poco—. Sé que te fuiste molesta ese día y también que fue culpa mía. No debí llamarte berrinchuda. Entiendo tu punto. Pero no sé qué me pasó. En parte estaba celoso por lo de la foto...
—La de Froy, Peyton y yo.
Corey asintió.
—Sé que no sientes nada por Froy, que me quieres a mí. Pero la manera en la que lo veías... —aspiró entre dientes—. Además, la gente está comenzando a sospechar y me invadieron de preguntas en ese mismo instante. Me llené de celos y...
—Te desquitaste conmigo —terminé por él, sintiéndome horriblemente mal.
Es increíble como las personas crean idioteces solo por una estúpida fotografía. Mis amigas lo hicieron, las fans lo hicieron e hicieron dudar a Corey también. Ahora me sentía mal porque fue mi estúpida cara de "enamorada" el origen del enojo de Corey y él estaba mal por eso, y yo me siento mal si él está mal. La pelea que tuvimos fue gracias a mi estupida curiosidad de saber si Froy era un Jason Grace en la vida real o algo. No porque Froy me gustara y lo estuviese viendo "enamorada".
El ojiazul tomó un sorbo de su té lentamente, para luego dejarlo en la mesa y mirarme.
—Lo lamento, _____, yo no quería...
Lo interrumpí.
—No tienes por qué disculparte por eso, Honguitochico. Es bueno que sepas que aquí al que arrecho eres tú. Así esté mirando a otro como pendeja o algo. Además, sabes que si estoy medio estúpida —ambos reímos—. También entiendo que no quieres que vaya contigo para no afectar mis grabaciones, así que gracias por eso —le tomé de la mano por sobre la mesa.
Corey sonrió y acarició mi mano con su pulgar.
—Trataré de aprovechar el tiempo que me quede contigo —aseguró—. Y cuando me vaya a Vancouver, hablaremos por Skype.
—Si, lo haremos —le sonreí—. Por cierto, quiero una foto tuya con un alce colgada en tus redes.
Mi novio rio.
—Tengo una con un camello, ¿por qué no un alce?
Cuando terminamos con nuestros cafés, Corey pagó la cuenta y salimos del local para caminar lo que restaba hasta el restaurant del señor Luis tomados de las manos. Extrañaba tanto su tacto que me sentía como la primera vez que lo hacia.
—¿Me dirás por fin quienes son tus compañeros? —le miré desde su hombro, ya que mi cabeza descansaba ahí.
—Por supuesto, ya estamos a unos metros así que okay —accedió—. Quienes trabajarán conmigo son...
—¡PRIMITAAAAAA!
—¿Será que alguna vez podrá Carlos Andrés Córdoba Alonzo dejar de ser tan inoportuno? —miré al cielo frustrada.
Carlos, que llegaba con una gran sonrisa y los brazos abiertos, fue rediciendo su paso lentamente y borrando su sonrisa de la misma manera. Se llevó una mano al pecho.
—Ouch. Yo también te quiero —me sacó la lengua, acción que yo imité.
Corey posó su mano en el mentón, dándole apariencia de ese meme del velociraptor. Me preguntaba qué pregunta estúpida estaría por decir.
—¿Se han dado cuenta que sus iniciales son C.A.C.A?
Y ahí, damas y caballeros, tienen su respuesta.
¿O tal vez seria una pregunta? *inserte carita pensativa de whatsApp*
Mi primo miró con una pokerface a Corey.
—Si, ya lo sabia. Gracias —rodó los ojos y me miró— ¿No hay un abracito para tu primo?
Esta vez fui yo quien rodó los ojos, pero aun así lo abracé. Nos habíamos visto la semana pasada, pero como siempre, cada vez que nos veíamos Carlos me daba un abrazo de oso. Era una rutina de él.
—¿Donde está Andrea? —le pregunté cuando nos separamos.
Carlos hizo un gesto con la cabeza al interior del restaurant.
—Está...
—Aquí —Andrea salió justo en ese momento y nos dio un abrazo a mí y a Corey—. ¿Como están?
—Bien —respondimos los dos—. ¿Y uste...?
—______ DEL MAR CÓRDOBA ALONZO —Guillé salió con una escoba en mano y delantal rosa en la cintura. Me apuntó con la punta de su escoba—. ¡TÚ! ¡Tú tienes que responderme unas cuantas preguntas, señori...!
—No, no le estoy montando cuernos a Corey con Froy y si, si seguimos siendo pareja.
—Cogelmanis sigue fuerte —Corey pasó una mano por mis hombros y besó mi mejilla. Yo reí rodando los ojos al escuchar a Guille soltar un suspiro exagerado.
—¡Vaya! Pensé que iban a terminar a causa de Froy y que Corey dejaría a _____ embarazada y...
—¿Que? —mis primos, mi novio y yo fruncimos el ceño.
Guille nos miró como: «¿yo acabo de decir eso?».
—Rumores que hay en internet —respondió encogiéndose de hombros y todos soltamos un «ah».
Mi primo avanzó unos pasos y le paso un brazo por los hombros a Corey, dejando unos golpecitos algo fuertes en el hombro de mi novio.
—Ya yo estaba por matar a mi queridisimo amigo Corey —Carlos rio, pero Corey sonrió nervioso.
—Si, jaja. ¿Y si entramos? —preguntó y yo asentí rápidamente.
—Andando.
Sonreí al ver el local. Todo estaba tan lleno que parecía mentira si les dijese que hace unos meses, a esto no se le acercaba ni una mosca. Ahora, estaba abarrotado de gente, y a Corey le costó mucho poder localizar a sus amigos. Incluso casi nos dábamos por vencidos de no ser porque una mano se agita a nuestra dirección desde las mesas del fondo.
—¡Corey, aquí! —gritó alguien.
Corey inspeccionó el lugar y, cuando vio quien era la persona que lo había llamado, sonrió ampliamente y tomó mi mano para avanzar entre la multitud.
—Nos vemos luego —me despedí de mis primos mientras me alejaba.
—¡Estaremos en la cocina! —gritó Andrea.
—¡Yo llamaré a Ryan! —Carlos se fue tras Andrea.
—¡Los estaré vigilando, chicos! —Guille hizo un ademán de advertencia.
Rodé los ojos y corrí para estar al mismo paso que Corey y dejara de arrastrarme. Caminamos por entre las mesas hasta llegar a una casi al final, donde habían sólo tres personas que nos sonreían. Un chico y dos chicas.
—¡Chicos! —saludó mi novio—. ¿Como están?
—Muy bien, bro. ¿Y tú? —el chico me miró—. Tú eres _____, ¿no?
—Si —sonreí—. ¿Y tú no eras el baterista de Limonate Mouth?
El chico de cabello largo sonrió. —El mismo. Michael, un gusto.
—El gusto es mío.
—______ —Corey me jaló para presentarme a la primera chica, que era morena—, ella es Olivia. Liv, _____.
—Que onda, mujer. Tú eres la que le ajusta las riendas a éste hombre, ¿no? —la chica sonrió.
—Corrección, Olivia: soy la que le ajusta los cordones a éste niño porque no sabe ponérselos él solo.
—¡Oye! —chilló Corey y todos rieron, pero una risa sonó más que las demás.
—¡Oh, eres tan divertida! —dijo la última chica, rubia.
Corey sonrió aún más y tomó de mi mano nuevamente para llevarme hasta aquella chica, que estaba sentada contra la pared, viéndonos sonriente. Extendió su mano hasta mí para darme un apretón amistoso. Su sonrisa irradiaba amabilidad hacia mi persona y se notaba que era buena chica.
Solo eso bastó para darme cuenta que ella y yo no nos llevaríamos bien.
N/A: Dejaré esto, y me iré. Las amoooooo. ¡Adioj!
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