Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 54 [FINAL].

—Es una linda boda... pero tú eres una bola de estrés ahora mismo.

Volteé los ojos al escuchar a Mich. Por más que estuviera razón, no me agrada que me lo recuerde. Tengo un dolor de cabeza que debería darle a uno de esos muñecos cabezones que ponen en el auto, no a mí. Y ni siquiera ha empezado bien la cosa.

—Se suponía que yo solo tenía que ser la dama de honor pero Victoria, la organizadora, decidió enfermarse a último momento y ahora tengo que encargarme de todo —suspiré, girándome y así mirarlo a la cara. Estaba en sus mejores fachas, digno como sólo él. Y se lo dejé saber—: Demonios, Michael, si tuviera sesenta años como tú, diría que estás para comerte.

El hombre que fue mi director se echó a reír.

—Uno, no tengo sesenta años. Y dos, muchas gracias. Ahora, volviendo con lo de tu organizadora, eso no es su culpa, ¿o sí? —sonrió para luego saludarme con un beso en la frente.

—Pues no. De hecho ha dejado casi todo listo, pero ya sabes que siempre surgen problemas a último momento y tengo yo que resolverlos.

Eso es culpa de mis hermanos y mi novio. Y se los dije: les dije que no tocaran la fuente de chocolate antes de que la boda siquiera iniciara. ¿Pero me hicieron caso? No. Los niños querían probar cómo sabían las fresas con esa fuente de la forma de un candelabro, sabiendo que no es la forma de la fuente la que da el sabor, sino el chocolate.

Ahora tengo una fuente averiada, una mesa sucia y tres idiotas bañados en chocolate tratando de limpiar su traje raspando la crema con las fresas, para luego comérselas.

Es que los mato, en serio.

—¿Algún problema en el que te pueda ayudar? —preguntó Mich, tan atento como siempre.

—No, yo mandé a alguien a resolver uno. Pero sí me ayudaría bastante que llamaras a los productores de El Ladrón de Cunas para ver si me quedé con el maldito papel. Si te soy sincera, esa es la fuente de mi estrés hoy. Ya pasó mucho tiempo, Mich, ¡mucho! Si no quedé, al menos quiero que me lo digan.

Mich me observó sonriendo con compasión. Pasó una mano por mis hombros y me acercó a él en un abrazo. —Entiendo que estás teniendo muchas dudas con respecto a eso, _____. Pero yo no puedo hacer nada, son ellos los únicos que te llamarán y dirán su conclusión. Pero si te sirve de algo, en la página oficial de la película aún no han dicho nada. Pero se corre el rumor de que están decidiéndose entre Amandla Stenberg ​y tú.

—¿Amanda quién?

—Amandla, la chica que hizo a Rue en Los Juegos del Hambre —explicó. Asentí como una idiota, recordando que ella había estado el mismo día de mi audición.

—Es un hecho —suspiré—. Estoy frita. Ella tiene muchísimo mejor currículum y talento del que yo tendré en toda mi vida.

—Hey, no digas eso —Michael dejó la bebida que traía en una mesa y me sostuvo por los hombros, mirándome muy serio—. Jamás menosprecies tu talento comparándote con otras personas, porque así no vas a llegar muy lejos. Debes estar segura de quién eres y de lo que puedes dar. Y créeme cuando te digo que puedes dar mucho, ¿okay? Mucho. La llamada llegará, _____, e independientemente del resultado que sea, jamás debes sentirte menos que alguien. Tú, querida y muy loca personita, eres la chica más talentosa que he visto en mi vida.

[...]

A pesar del sueño que tenía mi madre de casarse en una iglesia, al final hubo un cambio drástico de planes cuando tuvimos un problema de horarios. Al parecer todas las benditas Iglesias de la ciudad estaban ocupadas para este día, y mis padres no querían cambiar de fecha, por lo que decidimos hacer el matrimonio y la fiesta en el castillo de la Bestia. Esa fue la mejor opción, pues la final mi madre solo quería sentirse una princesa cumpliendo su sueño, ¿y qué mejor que un castillo para eso?

—¿Cómo me veo?

La observé entrar al vestíbulo del castillo con la boca abierta. Lo primero que pensé es que era una princesa de Disney, con su hermoso vestido blanco, sencillo pero elegante, con una cinta rodeando su cintura para disimular su panza ya creciente. La falda caía con una abertura para ver sus piernas, y sus zapatillas eran doradas. Traía el cabello arreglado en un moño bastante natural, con una diadema del mismo color que sus zapatillas, y que sostenía el velo que rodeaba su rostro. Decir que se veía completamente bella era muy poco. Diosito, no me quejo de mi apariencia pero, ¿no pudiste hacerme parecer más a ella que al idiota de mi padre? Porque joder, te pasaste con el frasquito de belleza cuando la creaste, ¿okay?

—¿Alguien va a decir algo? —exclamó, con una risa nerviosa.

Cierto, que no sólo estaba yo: tenía a mi lado a mis hermanos Diego y Froy, a mi primo Carlos y a mi Hongo andante también, obvio. Ellos serían los damos de honor, como decidimos llamarles. Llevaban todos unos esmóquines color marfil satinado y camiseta blanca, con un moño azul rey en su cuello. A Diego, Froy y Corey tuvieron que cambiarle los esmóquines a último momento. Fue una suerte que la empresa a la que les alquilamos los trajes tuviesen unos disponibles y fueran demasiado rápidos en entregarlos, porque no hubiese dejado de recordarles esa cagada si salían así de sucios en alguna foto. Estaba igualmente el amigable señor Luis, el taxista que nos recogió a mis primos y a mí al llegar a Los Ángeles hace un año, y el actual jefe de mi madre. Él la llevaría al altar.

También estábamos las damas de honor, conformadas por Andrea, Katherine, Antonella y su servidora. Nosotras llevábamos vestidos amarillos, parecidos al que Bella usó en la escena del baile de la película original de La Bella y la Bestia, pero en versiones cortas, por encima de la rodilla.

—Te ves preciosa, tía —dijo Carlos, con la voz ahogada—. Creo que voy a llorar y arruinaré todo mi maquillaje.

—¿Llevas maquillaje? —Corey preguntó.

—Andrea me obligó a ponerme un poco de polvo. Dice que podría extraer manteca de mi frente con tanta grasa.

Todos hicimos una mueca, más no comentamos nada.

—Y no me equivoco —dijo mi prima, mirando a mi madre con ojos brillantes—. Tía, eres la mujer más bella en esta sala.

Los demás asintieron, dándole la razón. Mi madre sonrió. Ella también tenía los ojos brillantes... más bien, toda ella parecía brillar, y no me refiero al brillo de las piedras en su diadema. Mi mamá tenía un aura alrededor que resplandecía y solo hacía que se viera más bella. Supuse que ese era el brillo de la felicidad. Que en ese momento, segundos antes de entrar al salón rumbo a casarse con el hombre de su vida, ella era la mujer más feliz del universo. Y eso solo me hizo a mí más feliz.

—Gracias, chicos —dijo, con voz suave pero enérgica—. De verdad, gracias. Pero, ¿puedo hablar un momento con mis hijos? Antes de entrar.

—Pero ya es la hora —indicó el señor Luis.

—Sólo serán unos segundos.

Empecé a caminar tras ella, pero nos detuvimos un segundo, como por inercia. Giré y vi que Diego y Froy seguían ahí parados, como si mamá no hubiese dicho nada.

—¿Qué hacen ustedes dos ahí? —inquirió, haciendo que los dos se observaran dudosos—. ¡Vengan acá! ¡¿Es que todavía tengo que decirles que ustedes dos, idiotas, son mis hijos?!

—No hacía falta el insulto —Froy hizo un puchero, pero avanzó de todas maneras.

Un poco alejados del grupo, mamá nos observó a cada uno con una ligera sonrisa adornando sus labios rosa suave.

—A partir de hoy, vamos a ser oficialmente una familia. Y digo oficialmente, porque nosotros ya éramos una familia desde el primer momento en que _____ y yo llegamos a tu casa, Froy... y estuvimos completos en el momento en que tú apareciste, Diego —los miró a cada uno correspondientemente—. Y no se me ocurre algo más que decir que... que los amo, a los tres... a los cuatro —corrigió, tocándose un momento la panza y sonriendo un poco más—. Que los voy a amar por siempre, más que a mí misma. Que son lo más importante en mi vida, y no importa que no sean mis hijos de sangre ustedes dos, idiotas, porque en mi puesto tienen el mismo lugar que tiene _____ o que tendrá este bebé que viene en camino, ¿les quedó claro?

Mis dos hermanos asintieron, ambos con lágrimas en los ojos. De hecho, los cuatro estábamos de esa forma. Mamá abrió los brazos y los tres corrimos a hundirnos en un abrazo que aunque sólo duró dos segundos, para todos fue profundo y eterno.

—Gracias, mamá —dijo Ganso, limpiándose una lágrima que caía por su mejilla—. Yo también te amo. ¡Los amo! Aunque llamarnos idiotas estaba de más.

—Eso, no necesitamos que nos lo recuerdes... —Diego sonrió—. Haber venido hasta acá y buscarlos fue la mejor decisión que tomé en mi vida, de verdad.

—Por favor, ya paren, o yo sí que voy a terminar arruinando mi maquillaje y pareciéndome a Charlotte LaBoff de La Princesa y el Sapo. —sollocé, ahogada por tanto feeling.

Ellos ríeron y nos dimos un último abrazo antes de regresar con el grupo.

—Ya estamos listos —avisé al portero del lugar, que abriría las puertas hacia el salón. Luego me giré hacia todos—. Es hora de entrar, primero las damas y damos de honor, así que cada quien con sus parejas, rapidito. Y ni se les ocurra caerse en el trayecto.

—Papacito no promete nada —dijo Anto, señalando a Froy—. Tiene pies muy torpes.

—Eso es cierto —él asintió, parándose junto a Katherine—. Pero trataré de dar mi mejor esfuerzo.

—Más te vale —advertí—. No quiero que nada salga mal, ya bastante me asustaron con eso de la fuente, ¿eh? Como sea, por último saldrán ustedes dos —les dije a mi madre y al señor Luis—. ¿Preparados?

—¡Totalmente!

—Bien, en ese caso, todos en posición.

—¡Si, comandante! —exclamaron todos.

Rodando mis ojos, fui hasta el inicio de la fila que habían armado, donde Corey me esperaba en su lindo trajecito de gala y su peinado de acorde a la ocasión. ¿He dicho que con esmoquin se ve completamente sexy? Porque lo hace.

—¿Lista, Sarcastichica? —preguntó, ofreciéndome su brazo por donde pasé el mío—. Estás a punto de ver cómo el maquiavélico plan que armaste con Froy tiene éxito, ¿cómo te sientes?

—Sólo tengo que decir que tenemos planeado usar en toda la fiesta las camisetas que hicimos con su ship, que para nada fue dinero mal gastado —dije, conteniendo una sonrisa.

—¿Te has dado cuenta de que todo ship que te inventas, es ship que perdura? Excepto tal vez Amir y Mel... o Amir y Katherine...

—Creo que ahí el problema fue Amir, que le va tan bien en el amor como a ti conduciendo —reí por el mini empujón que me dió—. Oye, yo sólo estoy diciendo la verdad... pero los otros sí han funcionado, y esto es la prueba de ello.

—¿Sólo la boda de tus padres? Porque yo llevo viendo otra prueba de eso desde hace mucho...

—¿Quiénes? ¿Diego y Antonella?

Él negó, sonriendo mientras se acercaba para suavemente dejar un beso en mi frente.

—Tú y yo —respondió.

Le miré. Sentí que un montón de gallinas drogadas estaban teniendo una pelea en mi estómago y como mis mejillas se calentaban más de lo normal. ¿Es que Honguitochico podía ser más hermoso? Estaba por responderle algo, pero justo en ese instante, mi primo Carlos gritó "¡Dejen de hablar y abran esas putas puertas!" y el portero no tuvo más opción que hacerle caso.

Así, avanzando por el largo pasillo rumbo hacia el encuentro con un sonriente Erick, bajo la mirada de todos nuestros amigos, familiares (la tía Rosa vino con su esposo) y conocidos, me sentí completamente feliz y emocionada. Nada de tristeza o temor. ¿Por qué? Si mi madre estaba a punto de casarse con el mejor hombre que pudo haber conseguido. Tenía a los dos mejores hermanos del mundo, avanzando tras de mí, igual de sonrientes, y uno nuevo en camino. Los mejores amigos mirándome contentos desde sus asientos. Y al mejor novio de toda la historia junto a mí, que me ama tanto como yo a él. En ese momento comprendí que ¿qué carajos importa si no logro conseguir ese papel? ¿Qué importa si no consigo algún papel relevante en mi carrera y no pueda cumplir mi sueño de ser una actriz valorada? No importa nada mientras siga teniéndolos a ellos en mi vida.

De esa manera, ya me siento completa.

[...]

—Pensé que estabas bromeando cuando dijiste eso —Corey se echó a reír, al vernos salir a Froy y a mí con las camisetas del ship de mis padres sobre nuestra ropa formal.

—Cariño, yo no bromeo con estas cosas, y lo sabes.

—Exacto, Corey, además —Froy hizo poses de diva—. No puedes negar que se nos ven espectaculares. Eso sin decir que ya las podemos lucir con toda la libertad del mundo porque ¿sabes qué? ¡Se casaron! ¡Es oficial! ¡¡Lo hicimos!!

Y chocamos palmas él y yo. Honguitochico se echó a reír.

—Los felicito, pero si me permites, Froy, quiero sacar a mi novia a bailar. ¿Puedo?

—Ahora que soy oficialmente su hermanastro, puedo negarme a esa petición —dijo Froy, pensativo—. Pero sería una falta de respeto a mis creencias ser el tipo de hermano que no deja salir a su hermana con su novio (como Diego, ejem). Así que claro que puedes ir a bailar con ella, Corey. Tienes mi bendición.

—Oh, Ganso, muchas gracias por ser considerado —dije con sarcasmo, pero como suele ocurrir, él ni lo notó.

—¡De nada, Pato! —exclamó sonriendo—. Igualmente, yo debería ir con Sabrina ahora. Quiere que baile con ella. Le he dicho que yo no sé bailar, pero es testaruda. Entonces nos vemos luego, ¿vale? ¡PATO!

Sonreí. —¡GANSO!

—¡¡CUACK!! —gritamos los dos.

Froy se perdió entre la gente luego de eso. Me giré hacia Honguitochico, que me miraba entre asustado y divertido.

—Están locos —declaró.

—Porque tú eres el chico más normal del planeta, ¿cierto? —comenté mientras de la mano lo llevaba a la pista de baile.

—No, pero al menos si soy un poco más normal que ustedes dos.

—Honguitochico, por favor no me hagas relatar una lista sobre cada locura que has hecho desde que te conozco, pasaríamos toda la fiesta en ese plan.

—¿Sabes, Sarcastichica? Tienes toda la razón, así que mejor demos por hecho que todos aquí estamos de manicomio ¡y vayamos a bailar! —exclamó, sacudiendo los hombros en plan "cha-cha-chá."

Y yo no me negué.

Estuvimos bailando casi toda la velada, intercambiando de parejas y comiendo como gordos cuando los camareros pasaban con comida. La mejor música sondaba en todo el castillo, dirigida por mi querido Néstor, que de verdad tenía futuro como DJ. En un momento de la fiesta, a la pareja de recién casados le tocó hacer el vals típico de las bodas. Fue hermoso porque la canción que sonó fue Beauty and the Beast, totalmente acorde a la temática de la boca. Erick estaba emocionadísimo.

Yo me divertí como nunca. Pasaba de bailar con Corey a perrear con Antonella, Peyton (sí, él sabe perrear) y Sabrina. De brincar y girar en el mismo sitio con Froy y Rowan, a echarme unos buenos pasos de hip hop con Diego. Con mis primos, mamá, Erick, Mich, ¡incluso saqué a bailar al señor Luis y a su esposa! Decir que no disfruté la boda de mis padres hubiese sido una completa mentira. Y cabe destacar que todo esto fue sin una sola gota de alchohol en el cuerpo. ¡Solo a base se zumito de naranja, señores!

Cuando llegó el momento de cenar, dieron un banquete de alta gama (nada comparado con la comida que hace Meyer), al que no presté mucha atención. Estaba un poco nerviosa debido a que dentro de unos minutos tendría que dar un discurso para mis padres. La suerte era que tenía a Froy de mi lado, y ambos habíamos escrito algo bastante bonito para ellos.

—Más les vale que lo valoren, ¿eh? —les dije tras levantarnos.

—Sí, vean que hicimos un esfuerzo es escribirlo nosotros mismos y no bajar un discurso de internet —me siguió mi hermano.

Ambos subimos las escaleras hasta un pequeño escenario con su micrófono. Las risas brotaron un poco cuando quienes no nos habían visto con nuestras camisetas se dieron cuenta de ellas. Ganso se aclaró la garganta.

—Así es, nosotros teníamos todo esto pensado —dijo, sacando más risas—. Desde el comienzo, ¿cierto, Pato?

—En efecto, Ganso —le sonreí—. Pero el crédito no es sólo para nosotros, porque creo que el destino jugó mucho a nuestro favor. Digo, lo admitimos: hicimos muchas cosas para tratar de emparejar los de por vida...

—Como abrirle agujeros a los condones de mi padre... —más risas. Mamá se llevó una mano a la cara y Erick se sonrojó—. O la más sana que fue hacernos estas camisetas con su ship.

—Exacto, pero, ¿saben por qué hicimos todo eso? Porque... Froy y yo fuimos testigos del momento en que se vieron. La verdad es que ellos dos sólo eran unos completos desconocidos que habían hablado un par de veces por internet para alquilar una habitación. Muy bien pudieron haber hecho los trámites formalmente y mi madre seguiría siendo eso; una inquilina. Pero... muy bien recordamos ese momento en que ambos se vieron, eso fue...

—Amor a primera vista —dijo Froy por mí—. Para quien no crea en él, debemos decirles que en efecto, existe. Y esa pareja de ahí es eso mismo —los señala, sonriendo—. Saben, yo... crecí sin una madre, aunque nunca me hizo falta porque mi papá cumplió los dos papeles a la perfección...

—Por dos —alcé la mano.

Froy continuó. —Pero tampoco voy a negar que cuando Nathalia llegó a nuestras vidas y empezó a hacer cosas simples como peinarme el cabello... a preocuparse por sí ya había comido o si me sentía bien, o incluso cuando me regañaba por mi habitación desordenada (que quiero aclarar que es culpa de Diego, ¡no mía!)...

—¡Eso es... cierto! —gritó mi otro hermano desde su mesa.

—Simplemente sentir ese cariño de madre hacia mí es una cosa que no cambiaría por nada —siguió Ganso, mirando con algo de pena a mi madre, que a estas alturas ya estaba llorando a moco vivo—. Y hoy estoy muy feliz, porque sé que ese cariño no se va a acabar nunca, porque el amor que los dos se tienen es interminable. Trato de ser positivo la mayoría del tiempo, pero sé que esa clase de amor se ve muy poco. Si les soy sincero, hasta ahora solo he visto dos casos, incluyendo a ustedes dos, papá y mamá. Pero no pierdo la esperanza. ¿Quién la perdería, mirándolos a ustedes dos?

—Definitivamente nadie —dije, con un suspiro—. Estoy completamente de acuerdo con todo lo que dijo mi hermano. En especial la parte de que ese amor no se consigue muy a menudo. Es extraño pero no imposible. Les hablo por experiencia propia, creo —reí, viendo en la dirección de mi novio, sentado con su familia que también había sido invitada—. Encontrar el amor verdadero es difícil. Algunas personas tardan años, si no es que nunca lo encuentran. Pero ahí está, en algún lugar. Yo encontré al mío. Y mi madre también lo hizo. Estar contenta por ustedes dos es decir muy poco. Así que sólo brindemos, ustedes con si licor y mi hermano y yo con nuestros zumitos, por nuestros padres y su larga vida juntos, como marido y mujer y como familia. ¡Salud!

—¡Salud! —dijeron todos a coro, seguidos de muchos aplausos.

Mamá y Erick se levantaron rápidamente a abrazarnos, dando las gracias entre lágrimas por ese discurso. Yo me negaba a llorar porque temía arruinar el maquillaje (sí, así de fresa soy), pero se me hizo muy difícil cuando se nos unió Diego, Antonella, Katherine, mis primos... todos aquellos a los que considero una familia.

—¿Hola? —la voz de Corey resonó por todo el salón. Los aplausos se detuvieron, todos nos giramos hacia él, que estaba en el mismo escenario. ¿Qué hacía ahí?—. Yo... supongo que también quiero hacer un brindis por mis suegritos, por la linda boda y por la familia que son. Quiero decir que... su historia de amor muy al estilo de una película de Disney Channel me hizo recordar algo y es... que la mía también lo es —sonrió, dirigiendo sus ojos azules a los míos—. Quiero cantar algo, si me lo permiten, pero no voy a mentirles; esta canción es como un himno que nos representa a Sarcastichica y a mí. Es nuestra canción —encogió los hombros—. Quiero cantarla hoy porque siento que también puede gustarle a ustedes, y así motivarlos a encontrar la canción que defina su historia de amor. Saben que toda película de Disney tiene una canción que la representa, que resume su toda toda su historia a la perfección... es eso. Encuentren su canción, cómo lo hicimos Sarcastichica y yo.

Todos aplaudieron, para animarlo. Yo seguía preguntándome de qué canción hablaba. Tenía un vago presentimiento pero, ¿pensaríamos en la misma él y yo?

—Esta canción la cantamos una vez a dueto —dijo, y una enorme sonrisa apareció en mi rostro en ese mismo instante. Sí, era la misma. Significaba lo mismo para él que para mí—. Ese fue el comienzo de todo, y en ese tiempo ninguno de los dos le daba mucho significado. Solo era algo que habíamos cantado y ya. Pero... ahora es diferente. Es nuestra canción, y hoy que (perdóname lo diabético que va a sonar) el amor abunda en el aire, quiero dedicartela a ti, mi Sarcastichica.

—Este marica me va a hacer llorar —murmuró dramáticamente Antonella—. Pero es que es muy bello, ¡no lo supero!

Reí ante el comentario, pero la verdad era que tenía toda mi vista puesta en ese chico flacucho y todo guapo que es mi novio, que comenzó a cantar segundos después de que pusieron la melodía que cada vez que la oigo me abofetea con un montón de nostalgia. Y esta vez no era la excepción.

Oh... For the way you changed my plans. For being the perfect distraction. For the way you took the idea that I have of everything that I wanted to have, and made me see there was something missing... oh yeah... —Corey cantaba de una manera casi angelical—. For the ending of my first begin, and for the rare and unexpected friend —tras decir esto, ambos sonreímos—. For the way you're something that I never choose, but at the same time something I don't wanna lose. And never wanna be without ever again...! You're the best thing I never knew I needed! So when you were here i had no idea. You're the best thing I never knew i needed! So now it's so clear I need you here... always.

Bajó y caminó hacia mí. Tampoco le tomó mucho porque yo estaba casi al pie del escenario, pues inconscientemente había estado avanzando hacia él. Con micrófono en una mano, me tomó de la cintura por la otro y nos acercó.

My accidental happily —susurró, con nuestras frentes juntas—. Ever after, oh oh oh... The way you slime and how you comfort me, with your laughter... —ambos reímos en esa parte, luego cogió mi mano para hacerme dar un giro—. I must admit you were not a part of my book, but now if you open it up and take a look. You're the beginning and the end of every chapter... oh oh!

Ahora estábamos bailando, abrazados, él sin dejar de cantar y yo sin dejar de sentirme en las malditas estrellas.

You're the best thing I never knew I needed, oh! So when you were here I had no idea. You're the best thing I never knew i needed... that I needed...!
So now it's so clear i need you here always...

Corey se separa de mí, para comenzar a cantar con más fuerza y pasión, sin dejar de verme a los ojos. Sé que sigue la parte que más me gusta, y sé que cuando termine, voy a terminar llorando como una perra.

Who'd knew that I'd be here (who'd knew that I'd be here, oh oh)
So unexpectedly (so unexpectedly, oh oh) Undeniably happy...! Hey! Said with you right here, right here next to me...!! Oh! Girl you're the you're the best thing I never knew I needed (said I needed, oh oh). So when you were here I had no idea... You're the best thing I never knew I needed... oh! So now it's so clear I need you here always... Now it's so clear... I need you here... always.

Y sip, cuando terminó y sus ojitos hermosos me sonrieron, ya yo estaba llorando como María Magdalena. A la mierda el maquillaje, yo sólo quería abrazar a Honguitochico como si la vida se me fuera en ello. Él pareció leerme el pensamiento, porque sin importar los gritos y aplausos de la gente, acortó la distancia entre nosotros y me rodeó con sus brazos.

—Katie, como tu padre te digo que lo que hizo Farkle fue hermoso y que les doy mi bendición —escuché decir a Erick tras nosotros.

—Cariño, no interrumpas, ¿no ves que estaban a punto de besarse? Acabas de arruinar el momento.

—¡Y ya cumplí mi primera tarea como papá! —aplaudió—. ¡Arruinar momentos románticos de mi hija intencionalmente!

Corey y yo no pudimos evitar rodar los ojos y reír al mismo tiempo. Pero no le hicimos caso a mis padres. ¿Que acaban de arruinar el momento? Un poco, pero no por eso íbamos a detenernos: nuestros labios se juntaron de esa forma lenta, tierna pero a la vez sexy que me gusta tanto, y de nuevo volví a sentirme en las malditas estrellas.

—Te amo —susurré contra sus labios.

—Yo también te arrecho —respondió, de la misma forma.

Íbamos a volver a besarnos, pero nos volvieron a interrumpir. Aunque esta vez no eran mis padres o alguno de mis muchos idiotas amigos. Era Mich. Y venía gritando mi nombre desde lo lejos.

—¡Revisa Instagram, revisa Instagram! —chillaba, agitando su teléfono en el aire.

Mi novio y yo arrugamos el entrecejo. Parecía un loco, pero no por eso no le hicimos caso. Luego de compartir una mirada extrañada, él y yo sacamos nuestros teléfonos celulares y abrimos la aplicación. En la barra de actividad, además de los me gusta, los comentario y las menciones en alguna publicación de los fans, había una mención que resaltaba de todas:

Warner Bross.

Miré a Corey y él a mí.

—No puede ser —susurré.

—Sí puede ser —dijo, con una enorme sonrisa—. ¡Claro que puede ser!

—¡Quedaste! ¡Quedaste! —escuché que alguien lo decía tras de mí. No supe si era Mich, mi madre, o algún otro de la fiesta. A este punto no escuchaba nada.

Con un dedo tembloroso, accedí a la mención. Rápidamente me llevó a la publicación de la página oficial de la compañía, donde anunciaban la cara oficial de Amanda en El Ladrón De Cunas...

Y era mi cara.

—¡Lo hiciste, Sarcastichica, lo hiciste! —sentí a Corey sacudirme los hombros y reír como un loco.

—¡Mi amor, felicidades! ¡Esta es mi niña súper estrella! —ahora era mi madre.

—¡Marica, lo lograste! ¡¡Te vas a lengüetear al papacito de Richard Madden!!

—¡Antonella!

—¡Pato, lo conseguiste! Oh, estoy tan orgulloso.

—Orgulloso estoy yo. ¡Mi hermana va a ser una súper estrella!

Así, uno a uno fueron felicitándome, abrazándome, llenando mi cara de besos y lágrimas de orgullo y felicidad. Pero yo me sentía congelada, las cosas pasaban demasiado lentas a mí alrededor y todo se escuchaba lejano. Sólo una cosa había en mi cabeza. Efectivamente, me había quedado con el papel. Le gané a todas esas chicas talentosas con las que había competido. Mich, Corey, todo el mundo tenía razón en decirme que era la mejor y que los directores del casting me elegirían. Mi vida estaba a punto de cambiar en este maldito instante, yo estaba a punto de caminar por un sendero desconocido completamente. Y en lo único que pensaba era en Corey. En Honguitichico.

Lo miré. Lucía tan feliz, tan alegre y orgulloso. Él también tenía lágrimas en los ojos, pero no dejaba de festejar, saltando junto a mis amigos de Girl Meets World.

Tuve un flashback en ese momento. El comienzo de todo. Ver su cara desde arriba contraída en una mueca de dolor por el golpe que acaba de recibir gracias a una loca que no sabía patinar, cuando aún tenía el cabello al estilo de un hongo y ese rostro de niño adorable que todavía conserva, sólo que con facciones más maduras ahora. ¿Cuánto tiempo había pasado? Muy poco. ¿Cuánto tiempo nos restaba? Eso no podía decirlo. ¿Qué nos esperaba a futuro? Era inexacto. Ahora más que nada porque ¿qué significaría este salto? ¿Para mí? ¿Para ambos? ¿Para todo lo que me rodea?

—Sé lo que estás pensando —dijo él, parado frente a mí—. Estás dudando de lo que va a pasar a continuación, porque estás abrumada. Pero todo va a estar bien, ¿sabes por qué?

Le miré.

—¿Por qué?

La sonrisa que Corey me regaló, me hizo sentir más tranquila.

—Porque somos Sarcastichica y Honguitochico. Todo, al fin y al cabo, nos sale bien, porque hacemos las cosas del modo correcto: a nuestro modo...

—A nuestro estilo —murmuramos al unísono.

Me abrazó. Yo lo abracé.

Mis preocupaciones desaparecieron en ese momento... porque lo tenía a él, y él tenía toda la razón.

FIN

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro