Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 47.

Una semana luego de los acontecimientos de nuestra fiesta de diecisiete, me encontraba caminando rumbo al apartamento de mi novio.

¿Sobre su estado? Pues ya lo habían dado de alta así que deben imaginarse que está bien. Tiene algunos dolores cuando se acuesta, pero de resto sigue siendo el mismo Honguitochico sexy y bonito de siempre. ¿Se imaginan si hubiese perdido la memoria, como pasan en esas series de televisión con trama dramática, cuando el protagonista tiene un accidente de tránsito? Hubiésemos tenido que volver a recordar todos los momentos que tuvimos, creando nostalgia y melancolía a los televidentes para que se mantuvieran pegados a la pantalla, para luego hacerlos llorar como bebés en un final mucho más nostálgico y melancólico, tal vez matando a dicho protagonista de una enfermedad, o separándolo de su pareja por razones estúpidas.

Suerte que nuestras vidas no son series de televisión. Y muchas gracias a Dios que tampoco es una novela en Wattpad. Quizás con qué cosa desesperada hubiese corrido la autora para ponerle fin de una vez por todas.

Como sea, ese no es el punto aquí. En la semana han pasado varias cosas, así que es momento de ponerles al día.

Para empezar, Sabrina y Bradley terminaron. Y esta vez no fue porque confundieron a ningún hermano. De hecho, fue la misma Sarah Carpenter quien, en una llamada que le hice a Sabrina la cual ella contestó, me contó que había sido porque en el justo momento en que iban a hacer... cosas (en mi habitación, cabe destacar), Bradley le confesó que le había sido infiel un par de días antes, con una persona cuyo nombre Sarah no quiso decirme pero que, según las páginas de chismes en Instagram, había sido Paris Berelc.

Que perrita resultó ser la tipita, ¿eh? Primero y que salía con Jake, y ahora Bradley. Aunque bueno, uno nunca puede creer en estas cosas (para empezar porque no se sabe de dónde carajos los fan sacan tanta información de nosotros) sin consultar a los acusados antes. Y no he logrado comunicarme con Bradley en todo este tiempo, pero sinceramente no creo que eso sea cierto y a lo mejor la razón por la que terminaron es una cosa menor como que Bradley tiene SIDA y no se la quiso contagiar a Sab, por lo que no tuvieron relaciones...

Bien, tal vez mi definición de "cosa menor" no es la misma a la que aparece en Google, pero ustedes me entendieron.

La segunda cosa, o el segundo problema que ocurrió, fue que me enteré de que mis dos mejores amigas colombianas se habían peleado... de nuevo. Curiosamente, estas dos peleas pasaron cuando yo no estaba con ellas. Quién sabe, quizás yo soy un ser pacífico que transmite paz y tranquilidad a las personas para que no se maten a golpes y palabras... Bah, a quien engaño. Me encanta ver el mundo arder, como Elmo.

Pero hablando seriamente, me molesta un poco que se hayan peleado sin yo saber las razones, puesto que ninguna quiso decirme y los que estaban presentes son muy cobardes como para contármelo sin que ellas les den permiso de antemano. Así que en conclusión, desconozco todo acerca de su pelea, aunque ya me haga una idea bastante cercana. De todas maneras hoy Antonella se quedaría en mi casa con la excusa de que Néstor saldría con unos amigos y a ella le daba miedo que le saliera Santino (ese tipo de Líbranos del Mal) por la noche. Dios (o el Diablo) lo bendigan, porque gracias a él y al trauma que le tiene podré sacar la detective entrometida que llevo en mi interior e interrogarla.

Y ahora cambiamos a noticias más felices. ¡Erick y mi mamá regresaron de su viaje a Miami! ¿Y cuál es la razón por la que esté tan happy? Pues porque aparte de que volvieron... Bueno, para explicarlo necesito un buen...

Flashback.

De nuevo volví a oír la puerta del baño de visitas cerrarse con fuerza. Bajé el libro del Ladrón de Cunas de mi vista y agudicé el oído, pendiente por si algo más pasaba.

—¿Escuchaste eso? —cuestionó Froy, entrando a mi habitación.

—Ya es la tercera vez en el día —me levanté y ambos nos acercamos a la puerta entreabierta con cautela.

—Por eso vine. No creo que tu mamá sufra de reflujo o tenga un delicado intestino delgado... ¿o sí?

—No, idiota. Mamá nunca ha tenido ninguno de esos problemas, si está entrando tantas veces al baño es porque o algo que comió le cayó mal, o...

Ganso y yo nos observamos.

—¿Crees que haya funcionado, Pato?

—No lo sé. Pero de ser así...

Aunque la quisimos reprimir, una sonrisa se nos formó en la cara. Si existía la posibilidad de que lo que hicimos antes de que ellos se fueran hubiese funcionado, mi mamá podría...

La puerta del baño volvió a sonar, y antes de que pudiésemos pensarlo mejor y ser más discretos, mi hermano y yo salimos y nos topamos de frente con mi madre, quien se estaba secando la boca con un pañuelo y que al vernos se detuvo a mirarnos extrañadamente.

—¿A ustedes nadie les dijo que quedarse mirando de esa forma a una persona es de mala educación? —dijo.

—No, yo no tuve una madre que me lo dijera —sonriente, Froy respondió.

Mi madre rodó los ojos. —Pues considérame tu madre ahora, y te digo que mirar así a las personas es de mala educación.

El chico acentuó la sonrisa, y aunque bajó la mirada, no la borró de su rostro. —Okay, mami.

—¿Qué hacías en el baño, mami? —pregunté yo, como quien no quiere la cosa, ustedes saben.

—Pues... lo que hacen las personas en los baños, supongo.

—¿Supones? ¿Cómo que supones?

—¡Sólo supongo! —exclamó frustrada—. ¿Por qué el interrogatorio, a ver? ¿Qué se traen ustedes dos?

Volví a compartir miradas con mi hermano. Ambos parecíamos tener en nuestras caras la maldita sonrisa del Grinch, por lo que entiendo la inquietud de mi mamá.

—Creemos que estabas vomitando —dijimos al unísono.

Reaccionó como si la hubiésemos picado con un alfiler, pero intentó disimular su sorpresa. Claro que no heredé de ella mi habilidad de actuar, por lo que pudimos saber que lo siguiente que dijo fue una mentira:

—Claro que no, estaba haciendo... ¡mis deberes de fémina!

—¿Deberes de fémina?

—¡Ya saben! ¡La regla y todo eso! ¡Sí, eso! ¡La menstruación! ¡Tengo mucha, abundante, menstruación! ¡Estornudo y se me sale por todos lados, como una caña averiada! Es por eso que he entrado al baño tantas veces. Ya... ya saben, por la menstruación...

—Nath, no había una prueba tradicional pero aquí traje otra más moderna a la que tienes que hacerle pipí encima ¡y te dice hasta cuantas semanas tie...! tienes. Eh... hola, chicos.

Ah, y por eso también.

—Hola, Erick —Froy y yo le sonreímos ahora a él—. ¿Cómo estás?

—Eh... ¿bien? Nath, ¿por qué nos están mirando así?

Mamá tenía los dedos en su sien, negando. Suspiró.

—Ya para qué ocultarlo —murmuró—. Pues se lo diremos así, sin dramas: creemos que...

—¡¡Están embarazaaadooooos!! —hicimos un baile raro, sacudiendo las manos y moviendo el trasero mientras cantábamos—.Oh, sí. Ajá. ¡Lo hicimos, lo hicimos! ¡Oh, sí! ¡Ajá! ¡Lo hicimos! ¿Qué hicimos? ¡Lo hicimos!

—¿Qué pasa aquí? —preguntó Diego con el ceño fruncido, bajando las escaleras.

—¡Están embarazados! —exclamamos re felices y contentos.

Diego arrojó a otro lado la toalla y se puso a nuestro lado a bailar con nosotros de la misma manera, sólo que él estaba en calzones.

—¡Oh, sí! ¡Ajá! ¡Lo hicieron! ¿Qué hicieron? ¡Lo hicieron!

—¿Qué fue lo que hicieron, exactamente? —preguntó mamá.

—Pues... —en ese momento, nuestra sonrisa se congeló.

Erick atrás de mamá estaba confundido por nuestra manera de actuar. Mamá, en cambio, encarnó una ceja.

[...]

—¡No puedo creer que le hayan hecho agujeros a los condones! —gritaba mamá al tiempo que lanzaba chanclas a diestra y siniestra.

—¡No solo eso! —decía Froy—. ¡También cambiamos las pastillas por tabletas de menta! ¡Esa fue idea de _____, y fue una de las mejo...! ¡Auch!

—¡No seas pendejo! —Me sobé la mano luego de pegarle—. ¡Ay, mentira, mamá! —Esquivé una chancla al viejo estilo Matrix, pero como yo no soy Keanu Reeves, me caí de culo—. Au.

—¡Ustedes dos...! ¡Están locos, de remate! ¡Ambos!

—Mírale el lado bueno, Nath —dijo Erick, quien nos veía junto con Diego desde la cocina, riendo—. Seremos una familia de locos de remate.

Fin del flashback

Pues sí, gente. Como lo escucharon... ¿o leyeron? ¡No importa de qué manera lo hayan interpretado, la verdad es que mi mami y el papi de Froy están embarazados! ¿Y gracias a quien?

A estos nenes.

Sí, así es. Todo este tiempo había sido un complot entre Froy y yo para lograr este objetivo, y hemos quedado bastante satisfechos con el resultado. Mamá tiene dos semanas de embarazo, según el test que Erick le compró, y mis amigos y yo no podríamos estar más felices y entusiasmados por el nuevo integrante de esta banda de locos.

Volviendo al presente, me encontraba justo frente a la puerta de mi novio, por lo que le di unos golpes para que abrie...

—¡Auch, _____! —y de repente Peyton estaba delante de mí, tomándose la nariz—. ¡Eso dolió!

—Oh, perdón... Espera, ¿cuándo substituiste a la puerta?

—¿La substituí? ¡Claro que no la substituí! ¡Llevo casi cinco minutos de pie frente a ti, esperando a que hicieras algo que no fuese reírte tú sola viendo a la nada! —chilló—. En serio, amiga, creo que deberías visitar unos cuantos psicólogos.

Debo admitir que me sonrojé un poco. Dios, cuando haga estos segmentos de "poniéndose al día con Sarcastichica" tengo que hacerlo en un lugar privado.

Sacudí la cabeza y le pasé por un lado a Peyton para entrar al departamento que compartía con Amir y mi novio que, como siempre, estaba hecho un desastre.

—¿Y Corey? —pregunté.

—Con la otra —me giré como el exorcista—. Ay, sólo bromeo —rodó los ojos—. Está en su habitación, actuando como si fuese el emperador y nosotros sus malditos esclavos.

—¿Es por eso que estás de mal humor?

—Por eso y porque Rowan está con ese tal Andrés.

—¿Con Andrés?

—¿Tú tampoco lo conoces? Pues que raro, porque el otro día me dijo que tú andabas con él. Al parecer todo el mundo es amigo de Andrés, que en mi opinión es un muy mal amigo porque ¿qué buen amigo sólo va a visitarte una vez al mes?

Guardé silencio unos segundos, para ver si en realidad estaba bromeando o no. Como se veía demasiado serio, celoso y preocupado, rodé los ojos con diversión.

—Peyton...

—¿Qué?, ¿qué pasa?

—Andrés es la menstruación.

Parpadeó.

—¡¿Qué?! ¡¿Me estás diciendo que ese tal Andrés siempre fue...?! —Cerró la boca—. Ou. Bueno, eso tiene sentido.

—Tú verdaderamente eres gay —negando con la cabeza, entré en la habitación de mi novio.

Lo encontré acostado en su cama, con su laptop sobre el regazo y tomando de una taza de seguramente jugo de naranja. Me sonrío cuando notó mi presencia y yo le devolví el gesto. Desde que supe que podía perderlo algo en mí cambió. Ahora cada vez que lo miraba por primera vez en el día me entraban ganas de correr, abrazarlo, llenarlo de besos y decirle lo mucho que quería tenerlo conmigo para siempre y nunca dejarlo ir. Decirle lo mucho que lo amaba.

Pero claro, para conservar mi papel como la novia que tiene los pantalones en la relación y no se presta para tales cursilerías, sólo le di un sutil beso en los labios.

—Hola, Sarcastichica —murmuró, dejando su laptop de lado.

—Hola. ¿Cómo te sientes?

—Mejor, ahora que te veo —sonrío al notar mi sonrojo—. ¡Ah, que los volúmenes al fin dan resultados! —Le pegué suavecito en el hombro, por idiota. Hizo una pequeña mueca—. Sí, sí. Mejor me callo. ¿Por qué estaba peleando Peyton?

—Pues porque aparte de que dice que los tienes de esclavos, creía que Andrés, el amigo que visita a Rowan una vez al mes, era real.

—Ah, pobre idiota.

—¿Tú que hablas, Corey? —encarné una ceja, divertida—. Que yo recuerde tú dejaste de hablarme por unas semanas creyendo que en mis cuatro días de período te engañaba con un chico llamado Andrés.

—Oye, los hombres somos idiotas. Celosos, e idiotas. Las mujeres deberían buscarse un nombre femenino para que nosotros no pensemos mal. No sé, ¿Ester? ¿Mabel? ¡Hasta Andreína es mejor que eso!

Solté una carcajada al ver sus intentos de defenderse. Se veía tan tierno así, cruzado de brazos y con sus labios haciendo un ligero puchero... Él se dio cuenta de que lo acosaba visualmente, porque preguntó:

—¿Qué tengo? ¿Qué pasa? ¡¿Me salió un granito?! —se escandalizó.

—No... no es eso. Es que mirándote así, me recuerdas esa noche que nos escapamos de Diego...

—¿Querrás decir «La osa» Diego? —reí asintiendo.

—Sí, ella misma. Pero hablo de luego, cuando nos escapamos y nos sentamos en la acera. Tú... dijiste algo...

Corey no perdió tiempo en responder.

—Si es por lo que dije, no le des importancia. No fue nada.

—No me mientas, claro que lo fue —sentencié, mirándolo a los ojos con el ceño fruncido. Era una pregunta que había estado carcomiéndome por dentro desde esa vez que hizo el comentario—. ¿De verdad piensas que eres inferior a mí? ¿Por qué?

—No es...

—¡Sí lo es! —Exclamé, cosa que lo hizo sobresaltarse y hacer una mueca de dolor—. Lo siento, Honguitochico. Soy una brusca, eso lo sabemos... Pero dices que no lo tome enserio... No puedes pedirme eso. Y llámame dramática, pero la manera en la que lo dijiste... como si eso te doliera más que lo del accidente... Tú eres superior a mí en muchos sentidos, te lo puedo jurar. Eres encantador, noble, una de las mejores personas con la que literalmente he tenido el placer de haber chocado en la vida. Puedo pasarme el día entero diciendo cualidades de ti, y aún así tendría para seguir haciéndolo por semanas. ¿Por qué piensas eso? No, reitero: ¿qué es lo que piensas de ti, que te hace pensar que eres menos que yo?

Guardó silencio. No sé si fue por lo intenso de mi mirada, o porque se sentía demasiado apenado como para mirarme a la cara, pero bajó la cabeza y se puso a jugar con sus manos distraídamente.

—No lo entiendes —murmuró.

Bufé con frustración.

—Y si tú no me explicas, menos lo haré —al no recibir respuesta, insistí—: Piensa un segundo en lo que eso me hace sentir, ¿sí? No me gusta que mi novio se sienta insignificante a mi lado. Es más, mi deber como novia es hacerlo sentir grande. Como un rey... Mi rey.

Por fin, pude observarlo a los ojos de nuevo. Y me pregunté qué era lo que pasaba en su cerebro en este momento. Que era lo que perturbaba esos hermosos ojos azules, y si yo era la razón. No quería ser la razón. Lo amo mucho como para ser la razón.

—Soy un cobarde —soltó—. No soy capaz de hacerle frente a Diego. No soy capaz de hacerle frente a nadie. Nunca le he hecho frente a nada. Las cosas que me pasaron, siempre fueron gracias a las acciones o influencias de otras personas, nunca por mí mismo. Las únicas veces que he podido hacer algo por mi cuenta; ser fuerte y afrontar alguna cosa, es cuando estoy contigo, Sarcastichica —dijo, y yo lo observé confundida—. Tú... de alguna manera tú logras sacar a ese chico decidido y atrevido que está dentro de mí. El que está seguro de sí mismo y no se preocupa por lo que dirán los demás... Sabes, antes de conocerte yo aparentaba estar tranquilo por fuera, como si todo estuviese normal... Pero no. Cada palabra era calculada, cada risa era fingida, no estaba cómodo rodeado de gente tan única y especial... Sentía que estaba fuera de lugar, que no tenía personalidad, rodeado de todos los locos personajes que son nuestros amigo. Sólo fingía que era como ellos... Hasta que llegaste tú.

—¿Por qué? ¿Qué fue lo que cambió con mi llegada?

No entendía nada. La verdad, sí me había dado cuenta que en algunas fotos su sonrisa no era genuina o que a veces, antes de conocernos y ser lo que somos ahora, Corey era un poco sobreactuado en unos momentos y genuino y sincero en otros, pero pensé que todo eso era sólo fiebres momentáneas que le daban, como la fiebre de la cursilería o la fiebre de la idiotez (esa le da cada cinco segundos). No pensé que el problema tuviese raíz. No pensé que siquiera existiese un problema. No hasta que él dijo eso.

—Yo no lo sé —Corey encogió los hombros—. Lo que sí sé es que contigo descubrí mi personalidad. Dejé de fingir, de pensar antes de hablar. Empecé a actuar por mi propia cuenta... A hacer lo que quería... Encontré mi estilo. Y todo gracias a ti.

Todo esto era mucha información para procesar en tan poco tiempo. Me tomó desprevenida y más que aclarar mis dudas, me hizo preguntarme muchas más cosas acerca de él. Pero antes de que pudiera enterrarlo con mi avalancha de cuestiones, Corey continuó.

—Hace unos meses me di cuenta de que esto sólo pasa cuando estoy contigo o pienso en ti. ¿La vez que casi terminamos y me fui con Sophie? Todos los meses que estuve ahí volví a ser el mismo de antes. Volví a fingir que estaba bien, que no dudaba de mí mismo... hasta que ella intentó besarme y se lo impedí. Porque pensaba en ti. Pasa también cuando hay demás personas, sobre todo con Diego (a sabiendas de que quiere matarme). Vuelve el Corey de siempre, con miedo y sin poder dar la cara, y no tienes idea de cuánto me enfurece no poder defender lo que tenemos. No poder gritarle en su puta cara que yo me acosté con su hermana... —al decir esto se sonrojó, sonriendo con inocencia—. Perdón, no así pero tú me entiendes... —soltó un suspiro—. Y a todo esto te preguntarás por qué me siento inferior a ti... Bueno, apartando todo lo que acabo de decirte, creo que es porque más que inferior a ti, me siento dependiente de ti. Siento... siento que sólo puedo ser como soy estando contigo. Y yo...

—Tienes miedo de que si alguna vez esto... termine, yo...

—Tú te lleves mi personalidad contigo —culminó. Y fue como si me hubiese abofeteado.

Ahora sí, poco a poco las cosas iban aclarándose en mi mente. No completamente, pero sí algo para que me ayudase a entenderlo mejor, y entender su posición.

Él se siente inferior a mí porque cree que de mí depende que sea como él verdaderamente es. Piensa que yo hago reaccionar su personalidad, sus cualidades que lo resaltan del resto, sus virtudes que lo hacen único como persona, y que si por alguna razón yo llego a irme de su lado todo ese mecanismo colapsará y no quedará nada más que una corteza que por fuera se ve bien, pero que por dentro le falta algo vital.

—Cuando descubriste que sí tenías personalidad, eso te gustó —murmuré, lentamente—. Y cuando descubriste que yo era la que lo causaba, te asustaste porque pensaste que sin mí ella no estaría más. Por eso no me dijiste que te habían contratado para una serie en Londres. Tienes miedo de que no pueda ir contigo, y que vuelvas a pasar por lo mismo que pasaste con Sophie.

Corey asintió algo sorprendido por ver que yo ya sabía.

—Tu madre y Baylee me hablaron del tema —me apresuré a explicar.

—Sí, eso imaginé. Y llámame dramático por pensarlo de ese modo, pero es la verdad —encogió los hombros—. Puede que ahora estemos bien entre los dos, que nada malo pase por mucho tiempo, pero puede llegar un momento en el que de un segundo a otro todo lo que tenemos se vaya a la mierda, nos separemos, y cuando me dejes me quedaré vacío. Yo...

—No serás más Honguitochico...

Corey asintió.

—Porque tú te llevarás mi estilo.

Al decir esto, levantó la mirada y pude ver de nuevo sus ojos, ahora de un azul brillante a causa de su humedecimiento. Al observarlo de esta forma mi corazón dio un vuelco y tomé sus manos entre las mías, ambas estaban temblando. Las entrelacé fuertemente y dejé un beso en ellas, como si esta acción pudiese reconfortarlo, sacarle todo ese miedo y todas esas dudas, porque eso es lo que yo quería.

—Gracias por confesarlo —susurré honestamente—. Estoy entendiendo varias cosas por ello. Y quiero decirte, Corey, que aunque me sienta halagada por ser tan importante para ti, esa dependencia no es buena. Ninguna dependencia lo es. Mira a Rowan, no puede pasar un día sin comer arepas o entraría en depresión. Y eso es malo a la larga, ¿sabes? Imagina lo gorda que se pondrá.

Aquello le sacó una risa. Yo sonreí. Eso era justo lo que quería ver.

—Si nos lo proponemos podremos hacer que tu Honguitochico interior ya no sea más eso y se convierta en Corey Shain Fogelmanis, el hermoso chico del que estoy enamorada, que no dejará de ser él mismo independientemente de lo que pase entre nosotros. Porque nada va a pasar entre nosotros, ¿entiendes?

—Pero si yo tengo que irme, y tú no puedes venir conmigo...

—Si lo superamos una vez, lo haremos una segunda. Y así cuantas veces nos toquen. Ambos seguiremos siendo Honguitochico y Sarcastichica, por siempre y donde sea que estemos.

—¿Eso crees, _____?

—Síp, eso creo. Y tú también deberías creerlo, así como yo creo que eres el chico más perfecto en el núcleo del mundo, sin importar que a veces sea un idiota, bobo, inmaduro, cobarde o inoportuno. Todo eso forma parte de lo que eres, de tu estilo, y eso es más que genial porque si no fuese todas y cada una de esas cosas yo no estaría enamorada de ti tan pendejamente como lo estoy ahora.

Le sonreír con cariño y él regresó mi gesto. Y de repente dio un tirón de nuestras manos, jalándome hacia adelante y haciendo que nuestros labios se fundieran en un beso en el que dejó claro quién tenía el control. No nos hubiésemos separado de no ser por Peyton, que igual de inoportuno que su mejor amigo, entró sin tocar y con mi teléfono (pues había dejado mi bolso en la mochila) en manos.

—Antes de que se empiecen a atragantar con la saliva: ______, Antonella dice que ya está en tu casa y que te apresures porque tu padrastro la sentó a ver la trilogía de Toy Story y no quiere llorar cuando... ¿Andy? Si, cuando Andy juegue por última vez con los juguetes... Pero Anto, eso es imposible. ¿Quién no llora en ese momento y se siente un idiota por abandonar sus jugue...? ¡Okay, okay, le diré! ¡No me grites! —Rodó los ojos y me miró con aburrimiento—. Que te apures, pues tampoco quiere estar escuchándome hablar pendejadas.

Suspiré y observé a Corey, quien sonriéndome encogió de hombros.

—Ve, antes de que venga ella y nos mate por no dejarte ir.

—¿Nos? Me suena a estadio, hermano. Ella no vino a verme a mí —sentenció Peyton indiferente, a lo que mi novio y yo le observamos frunciendo el ceño.

—Llévate tu amargura a otro lado, Meyer. Pareciese que quien está con Andrés eres tú y no Rowan.

—¡Yo no estoy ni estaré con ningún Andrés! ¡Y apúrate antes de que esta mujer reviente tu celular! —y como la diva que es pero que niega ser, dejó la habitación.

Me giré hacia Corey con una mueca de derrota, levantándome de la cama.

—Puedes venir conmigo, si ya no te sientes mal...

No terminé de decirlo cuando él ya había saltado de su cama y corría al closet para cambiarse. Cuando estuvo listo, tomó mi mano firmemente y antes de salir, se giró ante mí y dijo:

—Por cierto —me robó un largo y significativo beso—. Yo también estoy pendejamente enamorado de ti.

Sonreí como estúpida y como no pude decir nada, sólo caminé.

—Y ahora que lo recuerdo... —se llevó un dedo al mentón, fingiendo estar pensativo—. Ha pasado una semana entera, y alguien aún me debe mi regalo de cumpleaños.

Me sonrojé cuando recordé qué era el regalo, específicamente. Traté de ocultarlo aclarando mi garganta.

—No sé de qué regalo hablas, Honguitochico...

—Sí, hazte la que no sabe. Igual no te exigiré nada. No pasará mucho tiempo para que empieces a desear este cuerpecito.

Reí, al tiempo en que me despedía de Peyton y ambos dejábamos el apartamento.

—No te quedes despierto esperando, ¿eh? No quiero que te trasnoches.

—Sí, sí. Veremos quién ríe de último, Sarcastichica. —apretó el botón del ascensor y comenzamos a bajar—. Y aquí un spoiler: seré yo.

Sonreí observándolo de reojo. Mi intuición me decía que esta etapa de inseguridad en él la superaríamos rápido, juntos, y que al final los dos terminaríamos, como siempre lo hacemos, riendo a carcajadas. 

N/A: Son las 2:36 de la madrugada. Acabo de terminarlo justo ahora, y no pude resistirme a publicarlo porque no quería dejar que pasara muchísimo más tiempo del que ya ha pasado. 

Qué de cosas. Releyendo esta historia, recuerdo que actualizaba cada dos o tres días, y ahora lo hago una vez cada erupción solar :'v

Pero, ¿saben algo? Creo que la razón por la que no he tenido "inspiración" para esta historia, es porque mi cerebro se rehúsa a ponerle un fin definitivo. Así que aplazo la idea de escribir para así aplazar la fecha de culminación de A nuestro estilo, y con ella toda la trilogía con la que me embarqué mi gran aventura en las aguas misteriosas de Wattpad. 

Perdonen mi melancolía, chicas, pero hoy estoy de esa manera; oyendo las canciones que escuchaba hace un par de años mientras escribía Al Estilo de Disney Channel (en este momento le toca el turno a Easy Love, de R5), viendo fotografías de nuestro bebé Corey cuando era un hongo enano, flacucho y hongulesco, y releyendo la trilogía, pensando en cómo darle un buen cierre, y creo que por ahora voy bien. 

Porque sí, ya le faltan muy pocos capítulos para terminar. No sé cuantos, pero son pocos. Y no, de antemano digo que no habrá cuarta temporada. Este será el final final de la aventura. Pero no se depriman, que no será el fin de algunos personajes de la misma. De hecho, por lo que me pude dar cuenta en los comentarios (pues los leo todos toditos), algunas pensaron que Just Froy y ANE estarán entrelazadas, y la verdad es que sí. Buuuuuut eso es todo lo que diré porque soy malvada y me encanta generar suspenso :D

Y ya basta de hablar de eso. Mejor vayamos con el capítulo. Quiero que me digan qué fue lo que más les gustó del mismo, y lo que piensan acerca de lo que pasó. Saben que ADORO leer los comentarios, aunque no los responda todos. Y por supuesto no se olviden de votar, o Elmo y Santino irán hasta sus casas y les jalarán las patas :))))

Aquí va una pregunta: ¿Quién de ustedes se ha releído la trilogía Estilo, cuántas veces y por qué? Quienes respondan se ganarán una dedicación de los siguientes capítulos que vendrán :3

Las amo, niñas. Y si están viendo esto a esta hora, ¡váyanse a dormir, hijas de su madre! Las ojeras no son bonitas, créanme, se las dice la reina de ellas. 

Con todo el love del mundo, se despide xlexluthorx. 


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro