Maratón 4/4:

A mamá le encantó todo lo que tenía que ver con la película; vestuario, peinado, maquillaje, trama, libreto, elenco, personajes, escenas. Quedó totalmente encantada y se emocionó demasiado cuando Alex le dijo que dentro de unas semanas viajaríamos a Washington D.C para firmar algunas escenas. Ella se apuntó de inmediato, junto con Erick, quien no dejaba de fanboylear cuando Debby Ryan hacia alguna que otra toma.

—¡Es Jessie, es Jessie, es Jessie! ¡Es Jessie, Froy, es Jessie! —chillaba.

Era tanto así que no podía contenerse y mamá terminó sacándolo del set con la excusa de salir a tomar un té (debo reclacar que Froy y yo teníamos también nuestros ataques de fan.)

Esa misma noche después de acabar, Froy y Erick nos acompañaron al edificio para ayudarnos a llevar las cosas de mamá para la casa de mi amigo, la cual quedaba a diez minutos del apartento.

—No es el castillo de Disney, pero es aceptable —dijo Erick mientras sacaba las llaves del bolsillo y abría la puerta.

Era una casa tan común que se me hizo raro que personas como Froy y Erick Gutierrez pudiesen vivir aquí. De dos pisos, con paredes color crema y muebles normales a juego, en la primera planta estaba la cocina, la sala-comedor y el baño de visitas. Era grande, algo donde cómodamente podrías hacer una fiesta de unas cincuenta personas solamente en la parte de abajo. Había una escalera donde pasabas al segundo piso, que constaba de tres habitaciones y un segundo baño de visitas.

—Cada habitación tiene su baño privado, por lo que no usamos mucho esos —indicaba Erick a mamá mientras cargaba sus cosas (mamá iba a replicar en cuanto a eso, pero Erick no cedió).

—Excepto cuando pasan una serie que le guste —me susurró Froy—. En ese caso o va al baño mas cercano a la sala o hace pis en una botella de coca-cola vacía.

—Iugh.

—Lo sé, es traumante. Vivo con eso a diario.

Con una mueca en la cara, me detuve justo al momento en que lo hicieron mamá y Erick, delante de una puerta blanca frente a otra. La última indicaba con letras rojas y fluorescentes que aquél era el cuarto de «Froloyolo», otro apodo más que se suma a la lista de Ganso.

—Y aquí es donde dormirás —indicó Erick a mamá, abrió la puerta y esperó a que ella pasara.

—Que caballero —halagó ésta tras entrar y echarle una mirada.

Yo la iba a seguir, pero justo cuando me proponía hacerlo, la caballerosidad de Erick se drenó y terminé besando a la puerta cuando me la cerró en la cara.

—Auch.

—¿Y qué dices, Pato? —preguntó Froy, que se mordía el labio para no reir—. ¿Quien besa mejor?, ¿la puerta o Corey?

Sacándole el dedo, abrí la puerta con una mano y con la misma me sobaba la nariz después. La habitación era normal también, de cuatro paredes color blanco, una cama de una plaza, frente a dos puertas, que seguramente eran el baño y el armario. Mamá miraba por la ventana tras la cama y Erick... bueno, Erick la miraba a ella.

—Tienen una hermosa vista —murmuró mi madre.

—¿Y me lo dices a mí? —suspiró el hombre, posteriormente dándose cuenta de que su hijo y yo estábamos ahí. Sin siquiera sonrojarse pero evidentemente avergonzado, dijo—: Oh, hola. No los vi. Katie, ¿por qué tienes la nariz roja?

Comprobé que mi pokee face fue buena cuando Erick dejó las cosas en la cama, sacó su teléfono y apuntó su cámara hacia mí.

—No te muevas, le enviaré esto a la página de Instagram de Girl Meets World para que le saquen provecho —y tomó la foto.

Froy a mi lado me dio una mirada de disculpa. Por otro lado, en vez de molestarme, eso me dio risa y lástima a la vez. Y se preguntarán; ¿por qué la lástima? Bueno, siento pena por Froy, que tiene un padre más loco que él, pero siento muchísima más lastima por mamá, que va a tener que soportar a estos dos personajes ahora que vivirá con ellos. Ja, pobrecita.

—¡Oh, mira, _____! —exclamó Froy, con el trasero mirando al techo, ya que tenia su cabeza metida bajo la cama y parecía que sacaba algo.

—¡Ah, si! —Erick, copiando la acción de su hijo, se puso en cuatro patas y ayudó a Froy.

De pronto estábamos mamá y yo viendo para nada disimuladamente sus bien levantados traseros hasta que se levantaron con las manos en la cintura, mirando sonrientes la colchoneta que había tendida en el suelo.

—Mira, para que te quedes a dormir —me dijo Froy.

—Cuando quieras, Katie —añadió Erick.

—Oye si —mamá sonrió maliciosamente, a sabiendas de lo que yo pensaba acerca de su martirio viviendo con los Gutierrez—. Eso seria una gran idea.

Ay no.

[...]

Dos semanas después las cosas iban de bien a mejor con la película: trabajábamos mucho, si, pero al hacerlo con amigos, es más bien como un juego. Bradley se la mantenía haciendo estupideces, lo cual es normal, pero a eso le añades una pizca de Jason Dodley y otra de Froy Gutierrez y lo que obtienes es una explosión de la máquina de hacer waffles... literalmente.

—Aquí no pasó naaada —dijo Froy aquella vez, cubierto de masa para waffles, haciendo como Skipper frente a George, que intentaba inútilmente mantenerse serio.

Mi amor no correspondido (ejem, Zendaya, ejem) cada que nos aburriamos y no teníamos nada que hacer, se ponía a cantar y hacia que yo le siguiese el paso. Un día Jason cogió una guitarra y junto con Zen y Debby cantamos On Puporse. Bradley le envió el vídeo a Sabrina, quien advirtió que nos acusaría de Copyrigth pero que a la vez lo lanzó por sus redes sociales.

La pasábamos tan bien juntos que hasta podría decir que empezaba a querer a Brec.

T la kreist, we.

Ok no, a esa perra la sigo odiando.

Por otro lado, Zendaya y Jason tenían muy buena química en el set, al igual que Froy y yo, por lo que George mencionó que deberíamos hacer una sesión de fotos para una revista de la cual no recuerdo su nombre, pero que seria para publicidad de la película. Todos accedimos y a los dos días ya estaba siendo mimada por los peluqueros y maquillistas, próximamente sentada al lado de mi co-estrella fingiendo que me mataba de la risa (lo cual de verdad hacia) para la cámara.

—Y entonces, ¿qué pasa si hay un tsunami en África? —preguntó.

Yo no podía contener mi risa, pues hace media hora que me estaba diciendo chistes que estoy segura que Amir no aprobaría.

—¿Cho... chocolatada?

—No; millones de vidas perdidas. Es increíble que te tomes este asunto de ese modo, _____ —y me miró como si no hubiese persona más mala en el mundo.

A pesar de haber estado descojonándome de la risa estas semanas, en el interior sentía un vacío (no, no era el hambre) por la falta de Corey. La camiseta que me había dejado cuando se fue ya se le estaba acabando su olor. Además, no hablar ni saber lo que hace me tiene loca. Como habrán notado, ese consejo que me dio Katherine no sirvió para un carajo (Kathe, te amo) porque Blake me dijo que al día siguiente en que salió con Corey, el mismo parecía más molesto que antes y nadie entendía por qué.

BLAKIE: No supimos nada. Simplemente llegó al set con una cara de pocos amigos y ni siquiera saludó. Nadie se atrevió a preguntarle. Sophie estuvo con él todo el tiempo; incluso le compró un libro para que se calmasd, pero no sirvió en lo absoluto.

Esa Sophie me ponía cada vez más nerviosa. Siempre que le preguntaba a Blake u Olivia por Corey, me decian que andaba con Sophie, salió a almorzar con Sophie o habla con Sophie. Nada más falta que me digan «Fue al baño con Sophie». Y para colmo de males, en el instragram u otras redes siempre subían fotografías juntos (más Sophie, obviamente). Sé que le dije a Corey que una foto no importaba nada, pero de verdad, de verdad, de verdad esa chica no me daba buena espina.

Cambiando a temas más interesantes, acompañar a mamá en la casa de los Gutierrez no fue tan loco como lo pensaba. Al parecer si puedo soportar a Froy varios días seguidos sin colapsar. La verdad, me gustaba más estar en su casa que en mi apartamento, pues me sentía sola ya que Rowan prácticamente vive con Peyton (ni me pregunten qué es lo que hace allí, porque la última vez que mencioné algo mi mano no volvió a ser la misma tras semejante mordisco). Me hubiese quedado con Sabrina o Mel, pero una estaba demasiado ocupada con su nuevo álbum y la otra estaba igual o peor que Rowan, pero en el piso de Amir (y ojo: no son novios).

Además, los días con Froy y su padre eran más amenos. En las mañanas nos despertaba Erick gritando a todo pulmón que acaba de empezar La Casa de Mickey Mouse, y corría a la sala. Luego al rato se asomaba un Froy adormilado disculpándose por tanto ruido, para después correr detrás de su padre ya que a él, secretamente, también le gustaba Mickey Mouse. No me sorprendió lo unidos que son, que prácticamente viven para el otro, porque me sentía identificada: así es la relación con mi mamá.

Hoy se cumplían dos semanas desde que mamá se mudó y consiguió empleo en el restaurant de la señora Nacha, por lo que me quedé sola con Froy y su padre, viendo La Bella y la Bestia animadas en la televisión de la sala.

—¿Sabían que el libro favorito de Bella, era Aladino? —comentó Erick, sentado junto a Froy, sin dejar de ver la pantalla.

—¿De donde sabe eso, señor Gutierrez?

—Ya te dije que me puedes llamar Erick, Katie —él había desarrollado la costumbre de llamarme como el personaje que interpreto en GMW—. Y lo descubrir por un regalo del cielo: Youtube.

—Pasa tres horas de su día sentado en la computadora viendo curiosidades de Disney —explicó Froy comiendo palomitas—. Es su hobbit favorito.

—Nutrirme de información no es un hobbit, Froy —replicó su padre.

Froy estaba a punto de responder, pero en ese instante mamá, quien ya tenia una llave de la casa (como yo), acababa de pasar.

—Buenas, buenas —saludó yendo directo a la cocina, dejando unas bolsas que traía en manos.

El único que se levantó a recibirla fue Erick, sin importarle que en ese momento pasaban la escena de Bella y Bestia bailando, la cual comentó que era su favorita.

La relación de ellos dos podría clasificarse como un "amor cliché", ya que se notaba que uno gustaba del otro y viceversa, pero ninguno decía nada y actuaban como si fuesen solo amigos, pero ellos no tenían los dotes actorales de nosotros, por lo que Froy y yo nos dimos cuenta desde un principio que ambos sentían una atracción mutua. Incluso mandamos a hacer las camisetas de "She's my best sister Pato" y "He's my best brother Ganso", pero las teníamos bien escondidas.

La película estaba por terminar (Gastón apuñaló a Bestia) cuando siento la mirada de Froy clavada en mí. Giré mi cabeza en su dirección y en vez de desviar la vista como yo creí que haría, se acercó más, entrecerrando los ojos. Yo no sabia qué rayos estaba haciendo hasta que habló:

—¿Qué pasa con Corey?

—¿Qué? —inquirí, me había tomado por sospresa su pregunta.

—Que qué pasa con Corey —repitió—. No sé, siempre estás hablando sin parar de él. Es como: «Blah, blah, CUACK, Corey esto» o «Blah, blah, CUACK, Honguitochico lo otro, CUACK».

—No digo «Cuack».

—Oh, si, disculpa —se aclaró la garganta—. «Blah, blah, CO-CO, Honguitochico, CO-CO» —corrigió cacareando—. El punto es que llevas dos semanas acá, pero no he escuchado su nombre ni una sola vez. ¿Qué pasa?

—Es una historia muy larga, Froy —suspiré.

—¿Ves a nuestros padres? —los señaló por encima de mi hombro, yo asentí—. Esos dos estarán así por un buen rato, lo suficiente para que me cuentes toooodo.

Lo observé. Froy me miraba expectante, con sus ojos de un color azul más claro que los de Corey escudriñandome. Me dije a mí misma que si quería desahogarme con alguien, la mejor opción aparte de mis amigas y mi madre, seria el mismo Froy. Además sería un buen pago por la confianza que me tuvo él al contarme su historia, así que abrí la boca para soltar la sopa cuando el timbre sonó.

—Voy yo —dije rápidamente.

Me levanté dispuesta a irme, pero mi amigo sentado en el sofá me tomó por la muñeca e hizo que diese media vuelta, logrando que lo encarara.

—No te librarás de mí, Pato —aseguró, para luego soltarme.

No me estaba escapando de Froy ni mucho menos (bueno, no tanto). Fue simplemente un repentino impulso por abrir la puerta. Tal vez seria porque me gustaba el sonido del timbre (era una melodía parecida al inicio de las películas de Disney, así de grande era la obsecion de Erick) o a lo mejor se debía que quería estirar las piernas luego de tres horas en el sofá, pero corrí a atender.

Un chico miraba con una ceja alzada el timbre. Primero pensé que era el repartidor de pizza, pero recordé que no habíamos pedido pizza y entonces lo observé con más detalle: era alto, moreno y de pelo color chocolate, como el mío. Cuando notó mi presencia, estuvo unos segundos observándome antes de hablar.

—¿Aquí vive Nathalia Córdoba? —preguntó.

—Eh... si —giré lentamente mi cabeza hacia adentro, pero sin dejar de ver de reojo al tipo—. MAMÁ, ¿SE PUEDE SABER POR QUÉ HAY UN CAMERON DALLAS ENFRENTE DE MÍ Y TE ESTÁ BUCANDO?

Estaba loca si no admitía que se parecía grandemente a Cameron Dallas. Así de guapo es.

—¿Qué dices, hija? —mamá llegó a mi lado—. ¿Quien me bus...? —entonces reparó en el chico y su expresión de absoluta sorpresa me dio a entender que lo conocía.

—¡¿José?! —exclamó, pasmada.

¿Eh? ¿Quién es José? ¿El que te cogió y se fue? No, no lo creo. No puede ser otro chiste más del estúpido de Froy.

—¿Cameron Dallas, dices? —el rey de Roma acababa de aparecer—. ¡Pero si es idéntico a Shawn Mendes!

Ahora si que se le safó el último tornillo que le quedaba.

—¿Bromeas? —chillé—. ¡Es Cameron Dallas en persona, por Salazar Slytherin!

—Helga Hufflepuff es mejor y claramente es Shawn Mendes, ¿que no lo ves, Pato?

—¿Qué pasa aquí? —todo el mundo ignoró a Erick.

—¿José? —repitió mamá, que parecía incrédula y a la vez a punto de llorar—. ¿Como...? ¿Por qué estas tan joven?

—¡Slytherin es la onda y se parece a Cameron Dallas!

—¡Es igualito a Shawn Mendes y Hufflepuff es la mejor casa!

—SHE KNOW SHE BAD THOUGH! —canté.

—I KNOW I CAN TREAT YOU BETTER! THA HE CAN! —cantó Froy.

—¿Por qué estan cantando ahora? ¡Esto no es High School Musical! —volvimos a ignorar a Erick y seguimos cantando canciones al azar hasta que Cameron Dallas levantó las manos.

Fue como si hubiese usado algún poder. Todos nos callamos de golpe, incluso mamá guardó silencio, pero sin dejar de observarlo. Aquél tipo nos miró a todos y bajó las manos con cautela, metiéndolas en los bolsillos de su jean negro y suspirando.

—No soy Cameron Dallas y mucho menos Shawn Mendes —dijo para Froy y para mí—. ¿Usted es Nathalia Córdoba? —le preguntó a mamá nuevamente.

Ella asintió de manera lenta, con los ojos verdes aun brillandole a causa de las lágrimas retenidas. El chico se giró lentamente hacia mí.

—Y tú eres su hija, ¿no? —inquirió—. _____ Córdoba.

—Así es —me crucé de brazos, frunciendo el ceño—. ¿Y tú eres?

Estuvimos escaneandonos mutuamente. Aparte de parecerse a Cameron Dallas (Froy está mal), me resultaba vagamente familiar. Luego, y de repente, se le dibujó una débil sonrisa en su guapo y moreno rostro.

—Me llamo Diego Ortiz —dijo—. Y soy tu hermano.

N/A: ¡Lectoras hermosas y divinas!

Primero que todo, ¿cómo estan? Espero que bien.

Bueno, tengo millones de excusas que poner (el colegio, bloqueo de escritor, etc) pero mejor les dejo ésta hermosa maratón de cuatro capítulos, con un final interesante. Al fin se sabe quién es ese Diego Ortiz, ¿eh? (Bueno, más o menos) ¿Alguna leyó el elenco antes de esto y lo notó? ¿Quién pensaron que era? Tendrán muchísimo más de él (mucho, de verdad, acostumbrense a verlo) en los siguientes capítulos donde, si la inspiración está de mi lado, comenzará lo bueno.

¿Qué opinan de Erick? ¿De Nathalia? ¿Cómo se los imaginan? (Yo, no sé si por mi obsesión por las novelas de Telemundo o qué mierda, los veo como Danna Garcia y Eugenio Siller). Acostumbrense también, porque lo verán bastante. ¿Qué pasará con Rowan y Peyton? ¿Se dejarán de esas estupideces o no? ¿Y a Corey? ¿Qué será lo que le ocurre? (yo creo que es ya no tener el peinado de honguito). ¿Melanie y Amir? ¿La película de la Rayis? ¿Su relación con Corey? Demasiadas preguntas, poquísimas respuestas.

No les había preguntado en general pero, ¿qué opinan de todas las portadas de la saga Estilo? Eso es la magia del photoshop, we. Demasiado bueno, lo recomiendo para hacer una buena portada.

Bien, ya no tengo más que decir, so, se despide x_girlmeetslove_x.