꒰ ⌗ De mudanzas y finales de historias ! ꒱
—Bangchan, ayuda a Felix con sus cajas.
El mayor de los hermanos bufo al escuchar a su padre Alfa, pero aún así no tardó en entrar a la casa después de haber metido algunas maletas dentro del camión de mudanzas. Subió al segundo piso y caminó sin detenerse hasta llegar a la habitación de sus dos hermanos Omegas, encontrándose solamente al mayor de los dos.
—¿Terminaste? Vine por las cajas.
Felix pegó un pequeño brinco ante el susto ya que no había notado la presencia de su hermano mayor, un poco extraño si lo pensaba, pues gracias al embarazo su olfato era más sensible de lo normal al ser mitad lobo.
—Gracias, pero no necesito tu ayuda. —Le sonrió sarcásticamente.
Bangchan ni siquiera iba a preguntar por qué éste estaba sentado en el piso junto con las cajas, pero no pudo burlarse cómo buen hermano al ver cómo no se podía levantar por el mismo del duro suelo.
—¿Seguro? Yo veo que esa panza de siete meses te está estorbando un poco. — Se burló.
—Cállate.
El Omega lo intentó, una, dos, incluso tres veces más pero nunca logró ponerse de pie.
Resignado, estiró su mano al Alfa y solo pudo ver cómo este se reía mientras lo ayudaba a levantarse sin ser brusco para no lastimarlo. Aun así, para nada en el mundo Chan se esperó el golpe en su brazo una vez que su hermano estuvo de pie.
—¡Auch! ¿Y eso por qué fue?
—Te reíste de mí, a ver si tú pudieras pararte como con dos kilos de más concentrados en el estómago.
—Eres demasiado rudo. — Se sobó en el lugar maltratado. —Por eso Changbin terminó contigo.
—No me terminó, yo terminé con él. — Se cruzó de brazos.
—Lo que digas.
El mayor tomó las dos últimas cajas que quedaban en la habitación mientras Felix tomaba su mochila con algunas cosas que había estado comprando para su cachorro y ambos tomaron camino a las escaleras de la casa.
—Tienes suerte de que aún decidiera ayudarte con la mandarina después de la golpiza que le diste después de enterarte que te había puesto los cuernos.
—Es su obligación, es su hijo al final de cuentas. — Se encogió de hombros.— Y deja de decirle mandarina a mi cachorro.
—¿Por qué? Comes muchas mandarinas por antojo, además aún no sabemos si es niño o niña.
—Quiero que sea sorpresa para cuando nazca, ya lo había dicho.
Llegaron al primer piso, donde encontraron a sus padres cargando aún con algunas cajas para llevarlas afuera.
—Me desespero, quiero saber que es, pero tú te niegas. Estoy en mi derecho en decirle mandarina. — Felix sobó su gran vientre y rodó los ojos.
—Lo que sea, pero a cambio te tocará cambiarle los pañales.
—¿Qué? ¡No! Que asco.
—Tienes que ser un buen tío.
Ambos hermanos pararon de golpe al ver a sus otros tres hermanos pasar a su lado con prisa a quien sabe a qué parte.
—¡No corran! — Jisung gritó desde afuera.
Felix y Bangchan se miraron por unos segundos, pero terminaron encogiéndose de hombros y mejor siguieron con su camino.
Por otro lado, los mellizos y el menor de la familia entraron al baño del primer piso, no olvidando cerrar la puerta para que no los descubrieran.
—¿Están seguros de esto? — Seungmin realmente no quería.
—¿Siempre quisiste atascar el retrete con una pelota? — Hyunjin preguntó.
—No importa si era una pelota, cualquier cosa servía. Quería ver si realmente pasa lo mismo como en las películas.
—Sigo insistiendo que no es una buena idea...
—Miedoso. — Dijeron ambos alfas.
—No soy miedoso, solo no quiero meterme en problemas otra vez por su culpa.
Soltó un jadeo al ver cómo el menor les hacía un caso omiso a sus palabras y arrojaba la pelota al retrete y le jalaba a la palanca.
Los tres vieron como la pelota dio vueltas por un rato hasta que se quedó atascada en el hoyo. Pero de ahí no pasó nada más.
—No funcionó. —Hyunjin dijo extrañado, estaba seguro de que funcionaria.
—Tal vez deberían tirar de la palanca de nuevo. — Seungmin sugirió, ya se había rendido ir en contra de sus hermanos.
Jeongin volvió a jalar la palanca, esta vez obteniendo que el agua se desbordara de la taza del baño.
—Vaya, entonces si es real.
Empezaron en entera en pánico al ver que el agua no dejaba de salir, así que rápidamente salieron del baño y cerraron la puerta.
—Aquí no pasó nada, ¿entendido? — Los mellizos asintieron.
Para no ser vistos cerca del baño corrieron a la salida, encontrándose con su padre Omega.
—¡Les dije que no corrieran! — Les regañó. —Suban ya a la camioneta.
Los tres hicieron un gesto de saludo militar y salieron de una vez por todas de la casa.
Jisung suspiró rendido, no tenía remedio con esos tres.
Miró desde la sala como la casa estaba vacía, aún quedaba uno que otro mueble, pero los de mudanzas vendrían por ellos unos días después, lo más importante estaba ya empacado.
Miró con nostalgia el lugar, realmente le daba tristeza despedirse de esa casa, fue la primera y única casa desde que se unió a Minho, sus cinco cachorros habían crecido dentro de esas paredes y le dolía dejar todo.
Sintió una mano en su cintura y sonrió al reconocer el aroma característico de su Alfa.
—¿Listo? Ya está todo y los niños están en el auto esperando para irnos.
—Sí, solo estaba viendo la casa por última vez.
Minho apoyó su barbilla en el hombro de Jisung y también dió un vistazo. Sonrió.
—Hicimos muchos recuerdos aquí. —Jisung ladeó su cabeza para apoyarla con la del Alfa.
—Que nostalgia. Recuerdo cuando jugaba con los cachorros a qué yo era su Anpanman.
Estuvieron unos segundos en silencio admirando el lugar hasta que Minho se separó del menor.
—No hay que ponernos tristes, ¿sí? En la nueva casa los chicos podrán tener su cuarto propio, aquí ya no íbamos a caber por la llegada de nuestra nieta. En la otra casa hay un gran patio que todos podemos disfrutar, estoy seguro de que hasta el viejo Goori lo hará.
—Lo sé.
—Además, esos recuerdos están en nuestro corazón y nunca se irán de nosotros, los atesoraremos hasta el final.
Jisung sonrió y se abrazó a su esposo para dejarle un pequeño beso en los labios.
—Tienes razón. —Minho le regresó el beso y se separó del otro.
—Te esperaré en el auto, ¿bien? Tómate tu tiempo.
El Omega vio como Minho se alejaba y se metía al auto, no pudo evitar reír al escuchar los gritos de Bangchan reclamándole algo a los mellizos.
Suspiró y le dio una última vista a la casa, se volteo y tomó la puerta de la entrada.
—Adiós, dulce hogar.
Y cerró la puerta.
Pero no debía estar triste, pues, aunque estaba terminando una historia, una nueva estaba por comenzar.
꒰𝓣𝓣𝚊𝚎 ♡︎... ꒱
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