Capitulo 24
Observaba de forma atenta las líneas isoeléctrica que se formaban en aquel monitor de eventos cardiacos, elevación y descenso era el mismo ritmo que llevaban las líneas formando pequeñas figuras, marcando un valor entre 0.12 s y 0.20 s pulsaciones, lo que significaba algo bueno, al menos eso fue lo que le dijo una de las enfermeras; la cual ahora mismo estaba cambiando el suero del brazo derecho.
En su mirada solo se mostraba seriedad y dolor, no importaba si eso era algo bueno, o si ya estaba estable, no estaría bien hasta que no la viera desconectada de esas maquinas.
Eso era lo que pensaba Randy, sentado en una silla de madera aun lado de la cama. Sosteniendo entre sus dos manos, la suave mano de su madre Jo, aquella amable mujer y una de las personas mas importantes de su vida que actualmente yacía dormida, sin indicios de querer despertar.
Su atención estaba completamente en ella, mirando de ves en cuando las pulsaciones en la maquina por alguna irregularidad, y su pecho que subía y bajaba de forma lenta antes sus débiles respiraciones, empañando su mascarilla; muy atento por si en algún momento.. dejaba de hacerlo. En la habitación solo eran ella y el, así lo sentía, incluso ignoro por completo a la enfermera que le hablo preguntando si quería algo de comer ajeno a cuando esta abandono el cuarto.
Todo estaba en silencio, lo único que podía escucharse eran las pulsaciones de las líneas Isoeléctrica cambiando de trayectoria, y de la maquina respiratoria que proveía oxigeno a su madre.
En estos momentos, mientras acariciaba la mano de su madre con su pulgar, se hacia una única pregunta, ¿Cando fue que todo se complico?, realmente; y de corazón, pensaba que las cosas estaban yendo bien, sus madres tranquilas, el con sus amigos y volviendo a usar la mascara, todo normal.. pero la realidad es dura. Y ahora se lo estaba haciendo saber. Frunció el seño, ¿por qué ella?, otra pregunta que no tenia respuesta en este agobio de preocupaciones.
Recordaba el momento cuando el villano DarkBlade la hizo uno de sus caballeros, fue uno de los momentos mas horribles de su vida, creyendo que la perdería. Y ahora, nuevamente, ella esta pasando por otra situación donde su salud se ve involucrada, ¿Porqué?, eso era lo que no entendía.
Su mamá no había hecho nada malo, era una mujer increíble, trabajadora, atenta a su familia, amable y querida por todos.. entonces... ¿porqué ella es la que tiene que pasar por estas cosas?, ¿porqué no mejor el?.
La vida tiene una rara forma de tratar a la gente buena, quizás es cierto lo que dicen, "Dios le da las mejores batallas a sus mejores guerreros", patrañas, simplemente estupideces. ¿Por qué no se lo da a los peores para probar si son dignos o algo así?.
Ya estaba divagando, eso es todo lo que podía hacer ahora para distraerse, pero no serbia, de alguna forma todos sus pensamientos regresaban a ella, solo a ella. Como todo hijo no le gustaba ver a la mujer que lo crio, en ese estado y mucho menos en un lugar como este, quería llevársela a casa. Quería verla bien, quería abrazarla y decirle cuanto la amaba.
Sintió su labio temblar, y se mordió, con mucha fuerza en un intento de desechar los pensamientos negativos. Apretó sus dientes, podía sentir sus ojos picar y como su vista poco a poco era nublada por las lagrimas, una por una se fue desbordando, deslizándose por su mejilla, cayendo sobre el dorso de la mano de Jo. No quería llorar, nunca le gusto hacerlo, por el simple hecho de no querer preocupar a nadie.
Pero ahora, eso era lo único que podía hacer para tratar de calmar la angustia, y de tratar de olvidar el miedo. Llorar parecía ser la única forma de liberar las penas de aquel terrible momento. De pronto, el sonido chirriante de las bisagras lo alerto, la puerta poco a poco fue abierta indicando la llegada de alguien.
Al cuarto había ingresado Miranda, la mujer de cabellos morados al igual que el, tenia un rostro sereno, pero sus ojos hinchados y su maquillaje levemente corrió daba indicios de que la calma era lo que menos tenia ahora.
En sus brazos traía un par de emparedados y dos bebidas en lata; no era sorpresa ya que no era secreto que la comida del hospital no era buena. Y su madre lo conocía bien como para saber que en un momento así, no comería.
Volteo la cabeza, con su manga se seco las lagrimas; esperando que ella no lo viera, mientras su mamá se sentaba a su lado, en el borde de la cama y acariciaba su mano por encima. Eso hizo que volteara hacia ella, encontrando en esos ojos azules como los de el, calma, era todo lo que necesitaba. Ambos sabían lo que sentía el otro; son madre e hijo después de todo. Le sonrió, una pequeña sonrisa para indicarle de que estaba bien. Cosa que ella pareció captar al momento de extenderle uno de los emparedados.
Al verlo la reacción fue inmediata, su estomago soltó un fuerte gruñido en forma de queja, quería ser alimentado. No era para menos, digamos que lo estuvo descuidando en lo que resto del día, no recordaba haber ingerido algo en ese día. Se concentro en el entrenamiento de Ladybug y Chat noir, y después en esta situación, si.. estaba hambriento ahora que por fin lo notaba.
Otro gruñido, y por fin hizo caso, extendió su mano hacia el emparedado, agradeció a su madre, y comenzó a quitarle el papel plástico. Era un emparedado de jamón y queso, con lechuga, tomate, en pan cortado de forma triangular. Era uno de los muchos que podían conseguirse en maquinas expendedoras, muy ricas.
― No comas muy rápido, amor. ―hizo caso a su madre, mastico de forma lenta y trago de igual forma. Miranda asintió complacida por eso, y ella de igual forma le quito el papel plástico para comer también, pues ella no se salvaba del hambre― Hable con Su. ―eso capto por completo su atención, deteniéndose a centímetros de darle otra mordida a su emparedado― Fue un ataque de ansiedad.
Escucho atentamente lo que dijo, y lo sorprendió, eso.. eso no podía ser posible, ¿su mamá sufría de ansiedad?, ¿Cómo fue que no noto algo así?. Apretó con fuerza su comida, molesto por se tan despistado en ese momento, estaba concentrado en otras cosas, que descuido de ella... eso.. eso era terrible.
― Debido a este ataque, la presión sanguínea de su cuerpo bajo de repente lo que causo que el flujo de la sangre al cerebro disminuyera, eso le provoco un desmallo. Y al momento de la caída, sufrió un fuerte golpe en la parte de la cabeza. ―señalo la cabeza de Jo, donde estaban aquellas vendas. Pero Miranda pudo percatarse de los gestos de su hijo, sabiendo exactamente lo que pensaba― No es tu culpa Randy. ―no lo era, para nada, ella no lo culpaba, y el tampoco debía hacerlo.
― Siento que si... la descuide, debí haberme quedado con ella. No se como arreglar esto.. no se que hacer..
― Hijo mírame, Randy mírame. ―no tuvo de otra cuando Miranda lo agarro de las mejillas y lo hizo girar― No es tu culpa.. ―sus palabras fueron serías y sinceras a la ves, no dejando dudas que pudieran cuestionarse. Y es que tenía toda la razón del mundo, había cosas que simplemente no se podían controlar― Si quieres culpar a alguien, cúlpame a mi, a pesar del estado de Jo, me centre en el trabajo, creyendo ciegamente que ella estaría bien en casa.
Negó, no podía culparla a ella, era obvio que su trabajo era importante, y además a pesar de eso, sabia que siempre se tomaba el tiempo de al menos mandar un mensaje para verificar el estado de Jo. En verdad, todo era culpa de el, de eso no había duda. Cerro sus ojos, ante las caricias que su madre daba a sobre su cabello, algo que hacia siempre para tranquilizarlo; lo recordaba, siempre que era niño. Dormir en su regazo mientras su cabello era acariciado.
― Lo único que queda ahora, es esperar, y confiar en que Jo se recupere, que abra sus ojos, y de esa forma, podemos darle todo el amor que se merece.
― Puedo curarla.. ―Randy soltó de golpe, abriendo sus ojos mostrando seguridad. Claro que no había olvidado su poder, el "arte de curar", poder que lo a salvado en varias ocasiones tras cada lucha, y en cada momento que lo necesito, como puede ser en este caso.
― Lo se.. conozco de lo que eres capaz, pero ahora.. te pido que seas paciente. Aunque cures a tu madre, no significa que despierte. Hijo, esto va mas haya del daño físico, tu madre esta herida en el ámbito psicológico. ―Miranda suspiro, dándole un beso en la frente― Por ahora dejemos que las cosas avancen por si solas, que Jo este a su ritmo, y cuando ella quiera despertar, la recibiremos con amor.
― La quiero lejos de aquí.. ―Miranda asintió levemente y solo lo abrazo por el hombro. Ambos, en silencio, observaban "descansar" a Jo, que era lo unico importante en toda esa habitación para ellos.
Por la ventana del cuarto, el cielo anaranjado poco a poco se iba oscureciendo por completo, y las luces de la calle y de los edificios de Paris, se hicieron presente, era difícil de creer que estuvieron todo el día en ese lugar.
Comía un emparedado, un poco viejo e de aclarar, ¿pero que se puede esperar de la comida de hospital?, al menos era comestible.
Bueno en verdad no era tan malo, estaba siendo muy duro con la comida, era tolerable, es la mayor crítica que podría hacerle; además era de jamón con queso y lechuga un pequeño punto extra.
Estaba apoyado en la ventana, el viento de la noche lo relajaba un poco, con su celular en mano viendo algunas cosas para poder distraer la mente. Dio otra mordida a su emparedado, lo que estaba viendo en verdad.. era el programa web de Chismorreo, aquel que solía dirigir Heidi, y no era por nada, simplemente le daba mucha calma escuchar a su amada, el verla entusiasta, y mucho mas el escuchar todo lo que decía. Como que sus historias lo regresaban de nuevo a Norrisville.
Había muchas cosas que olvido, como que a Delgadillo le gustaba vestirse de bebé vaquero luego de las clases, o que hacían los tacos con partes muestras de animales. O hasta el conserje, comiendo la goma de mascar de las bancas. Asqueroso, simplemente asqueroso, y quizás no debió recordar esas cosas mientras comía, ahora el era es asqueado, por lo que envolvió el emparedado en su envoltorio y se lo guardo en la chaqueta, será para después.
Siguió escuchando, cada palabra que decía Heidi, cada historia, se la imaginaba en su cabeza. Se veía a si mismo recorriendo los pasillos de la secundaria Norrisville, divisando cada escena de la que era narrada. Y se sentía.. extrañamente completo, era una agradable sensación. La sonrisa que se había formado en su rostro; después de todo lo que paso en este día, era prueba de ello.
Después de un tiempo; un par de horas para ser precisos, los golpes provenientes de la puerta capto su atención, esta fue abierta dejando ver a una enfermera. Era una mujer joven, quizás unos veinti tantos, su cabello era negro atado en un rodete y su rostro estaba levemente decorado con un poco de maquillaje. Tenia las mejillas sonrojadas, su labio temblaba un poco, y sus manos apretaban con fuerza su falda. Estaba nerviosa, seguramente era nueva en esto, una pasante pobremente.
― Di-disculpen, el horario de visitas termino hace rato, y el hospital solo permite que un familiar se quede para el cuidado del paciente. Asi que por favor les pido que decidan quienes de los dos se quedaran, gracias. ―estaba en lo correcto, tenía nervios, el tono de su voz la delataba. Pero aun así, ambos asintieron y le agradecieron cosa que pareció sorprenderla, y de cierta forma la alegro, retirándose con una sonrisa. ¿Tan mal la habían tratando a esa pasante como para que se sorprendiera por un poco de amabilidad?, si, su opinión sobre los hospitales no cambiaba.
― Yo me quedare. ―Miranda fue la primera en decirlo, y ya se lo esperaba, por mucho que le gustaría quedarse ella era la mas apta por si algo pasaba. Asi que solo pudo asentir ante lo dicho.
― ¿Necesitas que te traiga algo?. ―Randy pregunto a lo que Miranda solo movió su cabeza hacia los lados
― No te preocupes, tengo algunas cosas en mi consultorio, ropa extra, cepillo de dientes y demás. Es bueno ser precavida en horarios extensos. por la comida no pasa nada, puedo ir por un poco cuando quiera. Así que por nosotras no te preocupes. En cambio tu..
― Estaré bien. ―fue su rápida respuesta. como toda Mamá no estaría tranquila con su hijo solo. A pesar de que sea un Ninja con poderes mágicos que puede sacar cualquier tipo de arma de su traje. Eso de cierta forma le gustaba.
La verdad no estaba conforme con irse y dejarlas ahí, quizás sea una de las cosas mas difíciles que le haya tocado hacer. Pero aun así, se despidió con un beso en la frente, y de la misma forma con Jo, prometiéndole que vendría a verla apenas saliera el sol.
Cuando dejo la habitación la expresión de Miranda decayó, se sentó en aquella silla, y sujeto la mano de su amada, apretando levemente, entrelazando sus dedos, colocando su otra mano, sobre el vientre de Jo, acariciando de forma suave.
― Jo.. ―Miranda murmuro el nombre de su amor, en un tono bajo, mientras su mirada no se apartaba de su hermoso rostro.
No se había ido, cuando cerro la puerta detrás de el se quedo quieto, escuchando con sus sentidos mejorados como su madre decía el nombre de su Mamá. Son momentos como estos en donde la impotencia mas lo invadía, apretaba sus puños con fuerza, coraje es todo lo que podía sentir. Quería hacer algo, pero la situación era mas de lo que podía pensar.
El sonido de pequeñas pisadas lo saco de sus pensamientos, pequeñas pisadas que solo le podría pertenecer a un animal alado, y no se equivocaba. Al final del pasillo, frente a una ventana se encontraba una pequeña paloma.
El animal en cuestión destacaba por su llamativo color blanco, si era completamente blanca, y tenia los ojo de color azul. Ladeo su cabeza cuando sus miradas se cruzaron, parecía como si lo estuviera analizando. Era raro el comportamiento del ave, usualmente saldría volando por ver a un humano, aunque este en cuestión se mostraba curioso. Llevo su mano hacia su chaqueta y saco el emparedado que anteriormente se había guardado, le quito el envoltorio, y agarro un trozo que aplasto entre sus dedos, que luego lanzo hacia la paloma.
Que ni lenta ni perezosa comenzó a picotear y en un abrir y cerrar de ojos el trozo de emparedado se volvió en nada. Ahora su atención regreso a el, la paloma movía su cabeza, como si esperara algo. Alzo la ceja por eso, pero al final le dio lo que pedía, le lanzo el emparedado por completo y el animal lo sujeto con sus garras para salir volando por la misma ventana abierta de la cual había entrado.
Fue un tanto.. .curiosa esta situación, pero lo mejor era no darle tanta importancia como se esperaría. En cambio simplemente cerro la ventana por donde se fue aquella paloma y siguió su camino. Avanzo por esos blancos pasillos, de un aroma característico, cruzándose con algunos cuartos de pacientes cuyas puertas estaban abiertas, dejando a la vista su interior, trato de mirar lo menos posible, no le gustaba para nada ver a gente en ese estado. Llego hasta el elevador y presiono el botón, se cruzo de brazos, viendo por la pantalla una flecha de color roja que marcaba hacia abajo.
Cuando la flecha se detuvo las puertas se abrieron, ahí adentro se encontraba un hombre sentado en una silla con una expresión que demostraba completo aburrimiento.
― ¿Arriba o abajo?. ―señalo hacia abajo, un tanto incomodo por la mirada del tipo. El suspiro, pero asintió desganado, cundo entró presiono el botón correspondiente y las puertas se cerraron.
El silencio en ese pequeño espacio, era uno de los más incomodo que había pasado en su vida. Sólo se escuchaba el elevador bajando y la respiración muy exagerada del tipo.
Fue un completo alivio cuando se detuvo y las puertas se abrieron, se despidió del tipo y sin esperar respuesta de su parte salió a las apuradas, respirando con exageración. El espacio libre se sentía bien.
Aunque realmente había demasiado espacio, y silencio, el piso principal del hospital estaba casi vacío; a excepción de alguna que otra persona sentada en la silla de espera próximos a ser atendidos. Se encamino hacia la recepción, en donde se encontraba aquella mujer mayor de cabello rubio, como siempre atado en un rodete. Colette sonrió, aparto su mirada de su ordenador y levanto su mano en forma de saludo hacia aquel chico de cabello morado, quien no dudo en devolver el gesto de igual forma, con una pequeña sonrisa.
― Bonne nuit pequeño Randy, ¿ya te vas? ―asintió como repuesta― De acuerdo, debió de ser un día muy largo para ti.. para ellas, siento lo que a pasado, y les brindo todo mi apoyo. ―agradecía esas palabras, en esto momentos era algo muy reconfortante.
― "¡Meow!" ―el repentino maullar capto inmediatamente su atención. Asomándose por debajo del escritorio un par de orejas se dejaron ver, moviéndose de forma curiosa, hasta que los vio, unos orbes azules que lo miraban fijamente. Marietta, su pequeña gatita había asomado su cabeza, haciendo sonar su cascabel con cada movimiento― Meow ―otro maullido, y la gatita salto a las piernas de Colette y de ahi al escritorio.
― Ella te extraño.
― Gracias por cuidarla. ―Collette sonrió al ver que la pequeña gatita de pelaje blanco y negro maullaba de lo mas feliz, acercándose hacia Randy para recibir mimos de su parte. Extraño a su dueño.
Acaricio detrás de las orejas a la pequeña gatita recibiendo ronroneos de su parte. Obviamente no pudo tener a la gatita en la habitación con su madre en ese estado, los doctores y enfermeros no se lo hubieran permitido, así que Collette le hizo el favor de cuidarla, de esconderla mientras tanto, preferible eso a dejarla fuera o algo así.
Abrió su chaqueta y metió a Marietta dentro, la cerro y solo observo como esta se acurrucaba, cerraba sus ojitos, y ronroneaba suavemente. La abrazo contra su pecho y se despidió de Colette para cruzar aquellas puertas automáticas que se abrieron a su paso.
Miro hacia arriba, leyendo las enormes letras sobre la entrada que decían el nombre del hospital, "hospital Lariboisière". Bufo, puede que sea uno de los mejores hospitales, pero eso no significaba que este tranquilo con respecto a dejar a sus madres ahí. Acomodo mejor a Marietta, se puso la capucha, y coloco sus auriculares para comenzar su caminata.
La canción "Comme un bateau" resonaba en sus oídos, dándole un toque mas de película a su andar, miraba los edificios, aquellas estructuras le eran muy llamativas, no había ninguna que no le gustara. Paris era un lugar del cual no puedes cansarte de explorar, todo es una experiencia nueva. Incluso los locales, te metes en uno y ya no podrás salir sin curiosear los demás. Al igual que ahora, prefería caminar siempre que pudiera, o andar en bicicleta, maravillarse con su entorno de una forma mas personal.
Mas en la noche, las calles siendo iluminadas por las farolas, el silencio, y la casi inexistente gente rondando por ahí, era una sensación de calma, tranquilidad, de paz, le gustaba mucho, mas en un momento como ese donde solo quería relajarse. Donde se ponía a pensar. Que no quería estar solo...
Estaba en el puente de las artes, con su mano extendida iba tocando aquellos candados que representaban el amor simbólico de muchas parejas. Se detuvo cuando llego a uno en especifico, un candado de color azul marino metalizado, el candado de sus madres. Recordaba bien el día que lo pusieron ahí, fue luego de pasar su primer semana en Paris, el lo coloco ahí con ellas, en simbolismo de su amor como pareja y el amor que le tienen a el como madres, ese candado significaba su unión como familia.
Una diminuta sonrisa se formo en sus labios, acariciando entre sus dedo aquel candado, no tenia pensado ir ahí, simplemente fue una coincidencia. Sus pies lo guiaron sin siquiera saberlo.
― Las cosas estaban mucho mejor antes.. ―no podia dejar de pensar en eso. Puede que sea bueno que este superando su pasado, y que este dispuesto a hacer las cosas como antes, pero.. al menos cuando estaba de necio, sus madres estaban bien.
― Yo soy Andre, el heladero del amor en Paris!. ―Randy dejo de prestarle atención al candado y volteo hacia la dirección donde sonaba ese canto. Ahi se encontró con un hombre que empujaba un carrito de lo mas feliz― Son mis helados, de enamorados, de corazón feliz!. ―inexplicablemente el hombre tenia una vibra alegra bastante contagiosa.
Algo característico era su apariencia, usaba una camiseta manga corta blanca con rayas azules oscuras, pantalones y zapatos oscuros. También, usa una boina azul oscura en la cabeza, una bufanda roja fina alrededor del cuello que ata en la parte delantera y un delantal azul.
― Eh?. ―aquel hombre, Andre, dejo de cantar su canción cuando se topo con el. Detuvo su carrito, y sus ojos parecieron brillar de la emoción por verlo― Un alma joven, Bonne nuit mi morado amigo, ¿no gustas uno de mis mágicos helados?. Andre estaba por irse a casa, pero no hara daño atender a mi ultimo cliente, los helados de Andre están para todos.
― ¿Helados.. mágicos?. ―recordaba escuchar algo así, Andre el heladero, era bastante famoso entre las personas enamoradas. Mas con sus helados, que según dicen, son muy especiales. La verdad no sabe a que se refieren con eso, pero.. si eso significaba poder comer esa golosina en estos momentos, no le importaba mucho.
― Asi es mi pequeño amigo. ―una gran sonrisa apareció en su rostro cuando lo vio acercarse― Dime, ¿crees en la magia?.
― ¿Magia?. ―inevitablemente las imágenes de las esferas malignas, los trokeados, su poder Tengu, traje y demás cosas llegaron a su mente― Si.. se puede decir que si. ―la respuesta pareció gustarle a Andre que rápidamente destapo todos sus helados― ¿Puedo saber a que se refiere con magia?.
― Los helados de Andre, han unido el corazón de varias parejas en Paris. ―señalo muchas fotos encima de su carrito, incluso una donde se encontraban Ladybug y Chat noir― Mis helados derriten corazones. Soy el heladero del amor. Y algo me dice mi amigo, que debía llegar a ti, no estas pasando por un buen momento. Andre puede sentirlo en tu mirada, así que deja que por esta noche, mis maravillosos helados sean tu confort.
Randy puso una mirada de incredulidad ante eso, quería creer que solo era una coincidencia. No le había dicho nada a este hombre, pero de alguna forma supo que la situación no era buena. Sorpresa, nervios, y algo de precaución, era lo que sentía. Pero.. no parecía malo, pero estaría alerta por las dudas.
― ¿Puedo saber tu nombre mi estimado pelimorado?. ―la pregunta lo saco de sus pensamientos.
― O si.. soy, Randall. ―Andre asintió, y termino de destapar todos sus helados, para observarlos seriamente, y de forma muy concentrada― ¿Ocurre algo malo?.
― Siempre que Andre ve a una pareja, o a una persona cuyo corazón esta lleno de amor, los sabores vienen a mi de forma inmediata. Pero tu mi amigo Randall, me tienes un tanto confundido, tu corazón, muestra amor, si, pero es un amor pasado que te causa dolor... es un poco difícil, una situación a la que Andre nunca se a enfrentado. ―Andre acaricio su pequeño bigote, pensando seriamente en que hacer, sus helados le hablaban, le decían que sabores necesitaba para la combinación, pero a la vez, se mezclaban― Solo puedo dejar que los helados, hablen por mi.
Y para su sorpresa, Andre se coloco una venda a los ojos, era extraño, ¿podía trabajar asi?, al parecer si. Ya que de un momento a otro agarro un cono y comenzó a poner bolas de helado de diferente sabores. Incluso la galleta fue perfectamente colocada. Cuando termino se saco la venda, y observo su creación detenidamente, para asentir, satisfecho.
― Si, si, Cereza, arándano y mora, una combinación nueva, llamativa. Especial. ―El solo podía ver un cono de helado con colores bastantes interesantes, pero no podía ver mas haya de eso. No podía ver lo especial que le veía Andre, aunque quizás eso era algo obvio. Pero el realmente.. se veía complacido con ese helado.
Incluso cuando lo tuvo en sus manos, no veia mas que una deliciosa golosina de atrayente color, pero no iba a comentar nada, no quería ser grosero ni tampoco quería romper la ilusión del hombre. Además, es helado, mas mágico que eso no puede ser.
― Puedo ver la confusión en tu rostro mi querido amigo, pero debes saber que los helados de Andre funcionan de maneras diferentes, al igual que el amor. Hay muchos tipos de amor!, y cada uno puede significar una cosa. ―habia que admitirlo, la actitud positiva del hombre era bastante contagiosa, incluso diria que lo animo en tan solo unos pocos segundos. Agradeció, y saco su billetera para pagar el helado.
Al principio Andre no quiso aceptarlo, que era un regalo por ser su ultimo cliente de la noche, pero le pidió que lo haga. No se sentiría cómodo consigo mismo si no lo hacia. y así se despidió del Hombre, agitando su brazo viendo como se iba con su carrito de helados, cantando su canción.
Bueno, de nuevo estaba solo, pero esta ves con una deliciosa golosina.
La cual iba a degustar con todo el placer del mundo. Sentado en la unica banca del puente con la mirada fija en el agua, llevándose la primera cucharada a la boca, maravillado completamente por su sabor, no sabia si en verdad estos helados tenían una magia en el amor como dice Andre, pero que su sabor era mágico, no lo dudaba ni un poco.
― Un peu comme un bateau!, Qui trouve son équilibre Entre les vagues et le chaos ―cantaba a todo pulmón, siendo su voz lo único que se escuchaba en aquel solitario puente. Movia su cabeza al ritmo de la música, se llevo un trozo de helado a la boca y poco a poco lo fue comiendo― Un peu comme un bateau!, Maman dit que malgré les épreuves Il faut continuer à sourire Sourire à la vie.. ―aquel fragmento de la canción le dio en que pensar, recordando que era algo que sus madres le enseñaron desde pequeño. Dentro de su chaqueta Marietta ronroneaba, en un profundo sueño la gatita parecía disfrutar del cantar de su dueño.
EL tiempo paso, no sabia cuando exactamente es que estuvo sentado en aquella banca, el frio de la noche se hacia notar, y el helado había desaparecido por completo tras cada bocado. Ahora jugaba con la cuchara, haciéndola girar entre sus dedos, pensando en que hacer, no quería ir a casa, la soledad del lugar solo lo terminaría por deprimir, y eso es lo que menos necesitaba ahora.
Saco su celular, la música seguía escuchándose por sus auriculares, desbloqueo la pantalla, y entro a los chats, buscando entre ellos al primero que llego a su mente, mas bien, a la primera. Ahí estaba ella, en su foto de perfil, mirando la cámara con su rostro inexpresivo pero con una paleta en su mano. Era una foto que le había tomado por sorpresa. Sonrió, una sonrisa que demostraba el cariño que le tenia.
Se quedo observando la pantalla, al contacto, debatiendo en sus pensamientos si lo que estaba por hacer era lo correcto. No quería estar solo, pasar la noche en casa sin compañía; además de su gatita, seria muy.. deprimente. Se mordió el labio, quizás por un momento pueda ser egoísta. Aunque, ¿podría?, era mucho que pensar..
Pero todo fue resuelto cuando una pequeña patita se asomo de su chaqueta y empujo su dedo hacia el símbolo del teléfono. Marietta se había estirado, soltando un bostezo. ¿Casualidad?, ¿Accidente?, no creía en eso. Quizás la pequeña se había dado cuenta de su indecisión y solo actuó.
Acaricio su pequeña cabecita, y esta se volvió a dormir. Trago saliva, observo como la foto de perfil se ensanchaba y debajo la imagen del teléfono moviéndose.
El tono de llamada se escuchaba entre el silencio. Hasta que de pronto.. hizo conexión.
― ¿Randy? ―la voz se escucho como un pequeño susurro en su oído, provocando un fuerte escalofrió que recorrió su cuerpo.
― Hola.. Kagami, a pasado rato... ¿Cómo estas?. ―cerro sus ojos, se dejo caer en la banca, su cabeza apoyada en el respaldo, dejando que el alivio invadiera su cuerpo. Estaba tranquilo al escucharla.
― Randy.. es bueno escucharte. ―podía escucharlo en su tono siempre serio, había alegría, emoción― No e hecho mucho, la escuela, clase de esgrima, y de ves en cuando e salido con Luka y Juleka. ―si, los tres se han hecho un poco mas cercano por sus interacciones― Pero aun asi... yo... yo te extraño Randy. Pasar el rato contigo eran una de las cosas que me gustaban.
Guardo silencio, pero en su rostro se podía notar que estaba sorprendido. Sus ojos estaban abiertos enormemente, y su boca levemente, de verdad, de las cosas que menos esperaba es que Kagami. Su amiga, y una chica a la cual le cuesta expresarse, aunque puede ser muy directa, dijera abiertamente que lo extraño. Sintió sus ojos picar, y su labio temblar, le llego al corazón.
― Yo.. yo también te extraño. ―confeso tras un rato de silencio― A todos, a Luka y Juleka también, quiero pasar el rato con ustedes.. es solo que. ―paso su mano por su rostro― Las cosas de Ninja me tienen ocupado, y el hecho de que debo entrenar a Ladybug y Chat noir no me ayuda mucho.
― Lo entiendo, se cuan importante es todo. Simplemente no te sobre esfuerces.. no quiero volver a verte mal, ¿me oyes Cunningham?, tu salud es lo primero. ―asintió feliz, aunque ella no pudiera verlo― ¿A sucedido algo mas en estos días?. ―ante la pregunta, su rostro decayó. Su animo regreso a ser el mismo― ¿Randy?. ―pregunto al no recibir respuesta
― No mucho..
― ¿Seguro?, Randy te conozco, se cuando estas mal.. ¿Qué paso?.
El tono de voz de Kagami era de preocupación, cerro sus ojos, y su mano tembló. Realmente lo conocía, no podía evitar sentirse vulnerable ante ella, a pesar de ser solo llamada. Entre sus madres y Kagami, nunca podía actuar, siempre salía a flote lo que realmente sentía, y en ese momento era miedo.
― De-de hecho. ―su voz salió temblorosa cosa que noto Kagami inmediatamente― ¿Puedo.. verte?.
― ¿Quieres decir ahora?, me gustaría.. pero es tarde Randy, y no se si mi madre..
― Kagami... no puedo estar en casa, no quiero estar solo ahora... no puedo. ―eso fue todo lo que necesito escuchar para saber que las cosas no estaban bien― ¿Crees que pueda...
― Dejare la ventana abierta, ire preparando la cama. ―Kagami se escucho firme, no dejando paso a ninguna palabra mas, y colgó. Quedo mirando la pantalla de su celular fijamente hasta que esta se bloqueo, pero sonrió, una diminuta sonrisa.
Guardo su celular en su bolsillo, se puso la capucha, y cerro los ojos. Viendo por ultima ves el cielo nocturno, descansaría un momento. Se relajo, todo lo que había a su al rededor era silencio, quizás el sonido de algún grillo, o del agua moviéndose. Pero todo era relajante de alguna forma.. ¿será esto lo que necesita?, ¿tiempo a solas?, no.. se conocía muy bien, y esta solo es lo que menos quería.
Los ronroneos de Marietta en su pecho, era como una pequeña canción de cuna, poco a poco se fue sintiendo en confort, como si en cualquier momento se quedaría dormido ahí mismo.
Pero de pronto el ambiente cambio, un fuerte viento azoto la zona provocando una sensación de alerta, seguido de un fuerte escalofrió. Abrió sus ojos. Su entorno era un infinita oscuridad, siendo lo único visible la banca donde estaba sentado y el mar frente a el. Su respiración se volvió agitada, y su cuerpo estaba en alerta.
Era como si todos sus sentidos le pidieran a gritos estar alerta, ¿alerta de qué?, eso era lo que no podía comprender, ni la situación en la que se encontraba, ¿será un akuma?, ¿será una alucinación?, ¿alguna obra del hechicero?, ¡tantas cosas!. Pero nada concreto, se iba a poner de pie, quizás si trataba de alejarse todo podría pasar.
Hasta que el puente tembló, fuertes olas golpeaban la madera del mismo, el choque de la madera contra el agua resonaba, crujidos, y pedazos del puente se desprendían. Se sujeto de la banca, y apretó su pecho donde estaba su gatita, todo temblaba, y el agua se movía de forma violenta. Fuertes vientos se hicieron presente haciendo que cerrara con fuerza los ojos.
Del Mar una imponente figura se hacia presente, ante su visión levemente borrosa. Poco a poco aquella figura salía, el agua caía de su cuerpo, y su apariencia era mas visible. Era una bestia, no había otra palabra para describirlo, era como una extraña combinación de una enorme serpiente con cabeza similar a la de un dragón y pequeños cuernos a los lados. Sin embargo, no era un dragón.. no, mas bien era un monstruo marino.
Aquella gigante bestia, resoplo por sus fosas nasales, gruñía con hostilidad, una de sus enormes patas se apoyo encima del puente, destruyendo algunos de los candados que ahí estaban puestos. Su cuerpo estaba estático, no se movía para nada, aunque intentara con todas sus fuerzas ponerse su mascara para al menos pelear, el sudor bajaba de su frente. Solo podía observar como el ser acercaba poco a poco su enorme boca, enseñando sus colmillos, cerro los ojos con fuerza...
Nada.. silencio total, abrió los ojos de golpe. Examino su entorno, exaltado y respirando con dificultad, estaba sentado en la banca, los faros estaban presente, el puente estaba intacto, y el agua estaba tranquila.
Se llevo la mano a la cabeza, ¿fue una alucinación?, se pregunto Randy muy confundido por todo, Marietta en su pecho seguía durmiendo, si la gatita no mostro signo de estar asustada.. ¿entonces la respuesta es un si?, lo mas probable es que se haya dormido por un corto tiempo y lo haya soñado.
― Estuve mucho tiempo a fuera.. ―se llevo una mano a la cabeza. El viento de la noche ya podía sentirse― Sera mejor que me vaya. ―se puso de pie, lanzo la cuchara del helado a un bote de basura, y comenzó a caminar hacia la zona mas oscura, donde un resplandor rojo se mostro seguido de tela negra envolviendo algo.
■■■■
Tranquilidad, era lo único que había en aquella habitación de decoración Japonesa. Con una taza de te en su mano, Kagami Tsuragi yacía recostada en su cama, disfrutando de su momento a solas, prestando completa atención a la revista de modas que tenia con ella. En verdad este tipo de cosas no eran de su agrado, pero tenia la intención de aprender mas sobre como se comportaban los adolescentes "normales", según ella. Solo, para terminar por quedar decepcionada, estaba peor que antes.
Con mucho desagrado dejo la revista sobre la mesita de noche, disgustada por haber comprado algo así pensaba en botarlo por la mañana. Sostuvo la taza de te con fuerza y dio un largo sorbo. Dejando que el sabor del te verde la relajara, un poco amargo pero gratificante. Relajo sus hombros y recostó su cabeza en el respaldo de la cama. Miro el techo, tenia pequeñas decoraciones de dragones. Aquellas criaturas mitológicas le fascinaban desde pequeña.
Volteo de nuevo a su mesita de noche, a su teléfono, hace rato que el la llamo.. y desde entonces no a vuelto a saber nada. Como en todo este tiempo.
Es como el inicio, su vida regreso a ser monótona, estudiar, ir a clases, y presentarse a eventos importantes. Extrañaba pasar ratos con Randy, era lo único divertido en su rutina. Sonrió al recordar a ese pelimorado como entrenaban, y sus ocurrencias, su mejor amigo era único. Aunque ahora puede decir que tiene a Juleka y a Luka, los hermanos góticos son bastantes interesantes, y su relacion de momento paso de ser conocidos a una amistad temprana. No es que le moleste eso. Agradecía poder tener mas personas cercanas.
Dejo la taza, se acomodo su Yukata de color rojo y negro, y presto atención a la ventana. Fue avisada cuando una brisa se coló en el cuarto. Y ahí lo vio, parado en medio de esta, su traje negro, su bufanda roja, y su pequeña gatita en brazos. Ninja estaba ahi. El en mascarado bajo a la pequeña quien inmediatamente salto a la cama, subiéndose sobre una almohada para bostezar y seguir durmiendo.
Ellos se quedaron viendo, los ojos de Ninja estaban fijos sobre los de ella, y solo.. asintió, fue suficiente para el. Quien a paso lentos se fue acercando, se subió por la cama, hacia ella... y la abrazo, recostándose en su pecho, a lo que Kagami los cubrió con la manta.
― ¿Cuánto a pasado desde la ultima ves que viniste a dormir conmigo?. ―acaricio su cabeza, si, no era la primera ves que el se quedaba y dormía con ella de esa forma― En esa noche de tormenta, me hiciste compañía.
― Mi madre esta en el hospital..
No necesito escuchar mas, ni preguntar nada, lo abrazo con fuerza y fue correspondida de igual forma. El solo culto su rostro. Este era uno de los momentos en donde Randy no podía mostrarse fuerte, donde sus verdaderos sentimientos salían sin que el lo quisiera. Podía sentir su cuerpo temblar, y sin poder evitarlo, lloro. El se puso a llorar y ella solo podía darle consuelo. Estaría aquí para el.
― Tranquilo Randy.. todo saldrá bien. ―susurro Kagami, en un tono casi maternal. No era la primera ni será la ultima ves que lo viera así. Es un momento intimo entre los dos. Y como todas las veces, le brindaría su compañía.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro