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4. ksj + kth

If i could i would fall for someone good

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Kim Taehyung no cabía en sí de los nervios y la alegría de volverlo a ver, pero, para su causa, compuso esta expresión suya de completo hastío y se dirigió a la zona de desembarco a esperar. Ni siquiera se había esforzado por lucir bien, solo jeans y un suéter negro que hacía maravillas con su piel ligeramente bronceada y los rizos oscuros de tal largo que enmarcaban su rostro.

Podía reconocer sin ser petulante que era atractivo, ni falta hacía que lo compruebe con las miradas que le echaban al pasar. Pero no se pensó tampoco como irresistible y no era la atención de extraños la que deseaba realmente. Por eso se concentró en observar la salida de los pasajeros del avión que llegó desde Japón.

Tuvo que reprimir una risotada cuando vio a dos mujeres ruidosas descender del avión, una gateando por lo que solo podía ser su estado de ebriedad feliz y la otra terriblemente avergonzada y disculpándose por su acompañante, con que era su primera vez en un avión. Taehyung las observó andar, viendo que sus rasgos delataban su extranjeridad, y curioso escuchó los distintos acentos de las mujeres.

Seguramente, pensó, ni siquiera provenían del mismo país. No solo sus acentos, también sus ropas desencajaban con la sobriedad con la que vestían en su mayoría. Tan distraído estuvo viendo a las muchachas, ahora en la lucha por caminar recto sin tropezar, que se sobresaltó cuando sintió dos manos cubrir sus ojos y una voz, que podría haberlo hecho derretir como a un caramelo al sol, le dijo:

—¿Quién soy?

Si el corazón fuese libre, estaría ahora saltando de un lado a otro, correteando y chillando de gozo ante el calor del otro cuerpo, ante la sonrisa que percibió en la melodiosa voz y ante el toque seguro con que lo apresó como si no quisiese dejarlo ir jamás. Pero el corazón es presa de una fuerte defensa, y Taehyung se deshizo del agarre con brusquedad.

—Bienvenido —saludó con la cordialidad de su educada crianza—. Espero haya tenido un buen viaje.

El hombre a quien esperaba con impaciencia sonrió como si supiera del efecto causado, pero entendiendo la reserva del muchacho. Kim Taehyung era un jovencito decididamente terco, así también iluso y soñador. Y culpable.

—¿Seokjin? —Llamó su esposa, corriendo hasta él y echándose en sus brazos aliviada de llegar a tiempo—. ¡Te extrañé demasiado, cariño!

Enroscó los brazos en torno a Yerim, completamente aturdido del recibimiento, pero enseguida desvió la mirada a su hijastro que estaba concentrado en fingir que no le importaba que su madre esté besuqueándolo de esa manera frente suyo.

—Yerim, mujer, para ya que avergüenzas a tu hijo.

—Oh, lo siento —se disculpó apenada, sonriendo a su hijo que se encogió de hombros—. Taehyung-ah, ¿te importaría ir por el coche y esperarnos en la entrada en lo que recogemos las maletas de Seokjin?

—Okay —se marchó de prisa, sintiendo que la mirada de su padrastro lo persiguió hasta la salida.

+

Esa noche, la cena familiar fue tan aburrida como todas y Taehyung lamentó no hacer caso de la invitación de Jeon Jungkook de ir por allí a tomar algo. Pero no había querido ser tercera rueda entre Jungkook y su pareja, Jung Hoseok, por lo que se excusó con que su madre quería que se quede a cenar. No era una mentira, pero en cualquier otra circunstancia habría sido él mismo quien llamase a Jungkook para no quedarse en casa un sábado por la noche.

—Antes prometí no hablar del buen semestre que tuvo Taehyung en la escuela —Yerim sonrió tras su copa, mirando divertida a su esposo—, pero fue muy bueno. Estoy orgullosa.

—Mamá... —reclamó sin ganas realmente de detenerla. Sabía que sería inútil.

—Te felicito, campeón —Seokjin, compadeciéndose, volcó el tema a su trabajo.

Pudo entonces enfocarse en lo alegre que volvían la sonrisa de su padrastro aquellas arruguitas en torno a sus ojos. También, como había sido cuestión de percatarse ya hace un par de años, el número de cabellos canos se acrecentó en las patillas de Seokjin. Pero no por esto se veía menos atractivo. Él había visto fotos de Seokjin en su juventud, y aunque a su edad no era especialmente llamativo, podía jurar que pasado los veinte años su padrastro solo se dedicó a agitar corazones y robar suspiros de todos. Hasta hoy, ya casi rozando los cincuenta.

—Taehyung-ah, ¿todo en orden?, ¿sí?, perfecto, trae el postre, por favor —pidió su madre de pronto, sacándolo de sus pensamientos.

Parpadeó topándose con los ojos oscuros de Seokjin que brillaron divertidos al ver su molestia por ser mangoneado. No obstante, no pudo negarse. Y aunque se apresuró a dejar el comedor, no fue lo suficientemente rápido para evitar ver a su madre abalanzándose sobre su padrastro. Había sido cosa de toda la cena soportar las insinuaciones y las sonrisas de su madre para Seokjin que, complacido, correspondía.

Reprimió un gruñido y cambió de parecer respecto a quedarse hasta el final de la velada. Por lo que dejó el postre, diciendo que estaba demasiado cansado, y se marchó a su cuarto. Su madre no se esmeró en pretender que le importara y Taehyung casi se quedó allí para contrariarla.

Esa noche se aseguró de irse a dormir con los auriculares al máximo volumen, temiendo que pudiera filtrarse algún sonido de las actividades de su madre con Seokjin. No que los culpara, su padrastro llevaba más de medio año fuera. Seguro el reencuentro ameritaba una noche especial, ¿no?

+

Taehyung estuvo algo desorientado hasta que enfocó el reloj y vio que eran las 04:56. No supo qué lo despertó, pero sintió sed y bajó a la cocina. La alfombra retuvo un poco el sonido pesado de sus pasos, pero los escalones chirriaron de igual modo. Al no encender las luces, tuvo que sostenerse de la pared para no chocar con nada, y agradeció poder esquivar los bordes de los muebles ya que iba descalzo.

Parpadeó cuando la luz del refrigerador le dio de lleno en el rostro y se apresuró a tomar la jarra de jugo helada. Sabía que le dolería el estómago por la mañana, pero deseaba tanto beber algo dulce y fresco que se zampó dos vasos completos antes de suspirar satisfecho.

—Lo lamentarás por la mañana —dijo la voz de Seokjin, desde el marco de la puerta.

Taehyung se felicitó porque no derribó la jarra ni dejó caer el vaso ahora vacío. Sopló el flequillo de su rostro fuera, limpiándose con el dorso de la mano la boca antes de encarar a su padrastro.

—Lo sé.

Kim Seokjin sonrió en las penumbras de la cocina y Taehyung tuvo este impulso absurdo de correr lejos. Como si se tratara de un monstruo o un fantasma de algún thriller de sábado por la madrugada en televisión. Pasando por un escalofrío, decidió moverse y no quedársele viendo al torso desnudo de su padrastro. Un camino de vello oscuro descendía desde su ombligo hasta perderse en el pantalón pijama de corte bajo.

—Aguarda, quiero —Seokjin señaló con el mentón y Taehyung le sirvió un vaso antes de entregarlo—. Gracias.

Se bloqueó observando cómo la garganta de Seokjin trabajaba en favor de pasar el jugo, aunque la mirada de su padrastro le taladraba. Luego, no pudo separarse del hombre cuando invadió su espacio personal para dejar detrás de él el vaso sobre la mesada. Y tampoco se apartó, cuando debería haberlo hecho, una vez que Seokjin se enfocó en él y ya no usó la excusa del jugo para retenerlo en la cocina.

Estaba petrificado.

—Has cambiado —dijo Seokjin, levantando una mano para acariciarle el mentón a Taehyung, que supo que tendría la aspereza de la pobre barba que le crece—, pero sigues siendo suave, delgado y hermoso.

—No...

—Claro que sí —lo interrumpió Seokjin, deslizando su mano hasta su garganta y presionando sus dedos para retenerlo allí, cerca y sin escapatoria; sintió el tacto frío y se erizó—, no podía esperar a verte y cuando lo hice me encontré con un rostro maduro, pero de ojos brillantes. Alegres, como pocas miradas que me dirigen últimamente.

Suspiró ante el cálido y afrutado aliento de Seokjin, que golpeó su rostro y acompañó el sonrojo nacido de aquellas palabras. Su mutismo divirtió al mayor, porque volvió a sonreír. Una sonrisa completa, de arruguitas en torno a los ojos y cejas curvadas.

—Es tarde, volveré a la cama.

—¿Vas a escabullirte de mí? ¿Olvidas que tenemos algo pendiente que resolver?

—Mamá podría despertar si... —el condicional fue en lugar de una afirmación de lo no dicho, pero lo que se sabía que sucedería.

—Serás silencioso, ¿verdad, bebé? ¿Callarás tu placer mientras me hundo en ti?

Lo haría. La realidad de que guardaría silencio con tal de que Seokjin lo toque, lo tome entre sus brazos y lo arrastre al cuarto de invitados o a su propia cama —donde tendría que ser absolutamente cuidadoso con sus gemidos— desencadenó su excitación. Una fiebre súbita y sin otro origen que la distancia cada vez menos presente entre sus cuerpos lo calentó y abrigó ante el desolado pensamiento de que esto era incorrecto y humillante.

La mano en su garganta cayó hasta su codo, de donde lo sujetó para conducirlo. La posesiva sujeción no permitía que se pierda en sus pasos, que vacile de marchar tras su padrastro. Pero Taehyung sabía que era libre, que si dudaba era apenas porque temía que si mostraba cuánto lo deseaba, Seokjin se burle de él. Lo use a ventaja para despojarlo de cualquier sensación de control y poder.

No era dueño de nada, entendió, al ceder sumisamente al capricho de Kim Seokjin. Pero era voluntaria la rendición.

Sería en su cuarto. Allí, en la habitación donde todavía quedan vergonzosos rastros de recuerdos de juegos y juguetes que son colección de días y tardes y noches entretenido solo o con amigos. En la cama donde pasó su infancia y vive su adolescencia.

—Espera —dijo, cuando tuvo que apresurarse a hacer a un lado la ropa tirada en el suelo y los zapatos que apestaban un poco.

Enrojeció más al darse cuenta de que, de hecho, su cuarto era una bomba de fragancias a hormonas, a desarrollo y a marihuana. Esto último, más evidente por el frasco que tuvo que esconder de Seokjin, aunque este se lo arrebató para inspeccionarlo.

—Tendrás que responder por esto más tarde —dijo su padrastro, ejerciendo una autoridad hipócrita que consiguió enfadar a Taehyung tan solo un instante, porque luego añadió con menos rigidez—; Quítate la ropa y ponte de rodillas con los codos en la cama.

Así hizo.

No era la primera vez. Lo había hecho con Min Yoongi mientras su padrastro estaba de viaje. Y tampoco era la primera vez que Seokjin lo veía desnudo. Ellos habían tenido toda una tarde de exploración antes del viaje. Pero no más allá de caricias y oral.

—No tengo condones —confesó mientras Seokjin le masajeaba los hombros que estaban tensos de anticipación.

Una mano se enredó en su cabello, tirando hacia arriba para ver a Seokjin, que se cernía sobre él como amo y señor. Pero la gentileza de la sonrisa del mayor desentonó con su postura y le dio algo de confianza para pedir un beso que fue gustosamente otorgado.

—No te preocupes, quiero que sientas cómo te lleno, que escurra por tus muslos.

—Oh... —le quemaban las mejillas, y tuvo que removerse cuando sintió su miembro gotear—. De acuerdo.

Seokjin soltó su cabello, ahora tomando sitio detrás de él. Repasó con sus manos la espalda, trazando su columna y jugando con las cosquillas de Taehyung. Bajó la boca para besarle los hombros, el cuello y morderle la nuca hasta que lo sintió estremecerse. La piel de gallina se hizo obvia bajo los labios de Seokjin, que abrió la boca para lamer y probarlo. Distrayéndolo y persuadiendo a que se relaje.

—¿Lubricante?

—Uhm, sí, bajo la mesa de noche.

Su padrastro fue por la botella, riendo cuando vio que estaba gastada hasta menos de la mitad. Se desnudó con diligencia y regresó junto a Taehyung, que lo devoró con la mirada. Era grande, a medio erectar todavía podía notar cuán grueso y enorme era Seokjin en comparación a Yoongi. Solo rogaba porque fuera fácil llevarlo.

Seokjin se sentó en la cama, junto a él y Taehyung llevó sus manos al muslo de su padrastro donde esperó que su mirada le trasmitiera al otro lo que quería. Por si no fue efectivo, también se relamió.

—¿Has practicado? —Se mofó Seokjin, seguramente recordando el bochornoso momento de Taehyung cuando no pudo tragar todo el semen—. Vamos a averiguarlo, supongo.

Abriendo un poco más las piernas, dejó que Taehyung se arrastre hasta estar en medio de ellas. Sostenido de la cadera de Seokjin, enterró la cara, su nariz picando entre la oscura cubierta de vello alrededor del miembro. Aspiró el intenso aroma y rascó con los dientes antes de bajar hasta el pesado saco de Seokjin, para jugar con sus bolas y llevárselas a la boca. Fue cuidadoso de no herir la sensible zona, pero no se privó de mojar y chupar los testículos hasta que pudo sentir el sacudón del miembro justo sobre su mejilla.

Algo de presemen se había filtrado ya y lo dejó allí. Sabía que a su padrastro lo encendería más verlo sucio de su gozo. A él le gustó hacerlo también, dejar que su orgasmo empape a Seokjin tal cual si así pudiera marcarlo. Lo repetiría. Pero ahora no se entretuvo demasiado en bordear el pene porque quería mostrarle al mayor lo que había aprendido con Yoongi.

Lamió a lo largo, mojando la extensión del miembro hasta que podía estar seguro de que no existía tal suavidad en otra parte que no sea esa. Reconocía el sabor y el aroma, incluso si fue una única vez antes del viaje de Seokjin. Y cuando pudo tragar hasta la mitad, también tuvo memorias de cómo esforzó su boca a que lo acepte, los labios tirantes, a su lengua a aplanarse para darle cabida hasta el tope.

Un molesto eco de asco surgió cuando Seokjin levantó las caderas para ir más adentro, y abrió los ojos para enfocarlos en el rostro complacido del padrastro.

—Bien hecho, campeón —dijo. Y sonó exactamente igual a cuando le enseñó a andar en bicicleta sin rueditas, al modo en que celebró que sea elegido para un acto escolar o temprano en la cena al felicitarlo por sus resultados en el semestre—. Eso es, bebé, no dejes de ver mientras me lo haces.

Se esmeró el doble por la arenga, y por fin tragó todo. Segundos en total quietud para obligarse a respirar con normalidad y permitir que su garganta se relaje. Solo que no era este el plan de Seokjin, que lo tomó del cuello y lo sostuvo en su sitio mientras él mismo se movía. La fricción fue agresiva y perdió cualquier concentración y calma cuando comenzó a asfixiarse.

Era un tanto dificultoso toser en torno a un pene, pero lo consiguió y salivó al punto de que sentía caer baba por su barbilla. Le lagrimearon los ojos que, obedientes, no se despegaron del rostro encantado de su padrastro. Ni siquiera cuando Seokjin acabó y le inundó la boca.

Se sintió victorioso.

Seokjin le ayudó a levantarse, dándole un abrazo apretado tal vez como agradecimiento por la mamada, antes de recostarlo sobre la cama. Quedó atravesado, con las piernas fuera de la cama, boca abajo. Rescató una almohada cuando supo lo que seguía, la deslizó debajo de sus caderas, elevando el culo. Seokjin aprobó la pose antes de darle una palmada.

—Te ves precioso, pequeño y dispuesto.

Dos manos grandes le separaron las nalgas segundos antes de que un rostro se sumerja entre ellas. A Taehyung no le habían comido el culo antes, Min Yoongi era un poco tiquismiquis, pero desde ahora no volvería a hacerlo con nadie que no esté dispuesto a hacerlo. Aunque dudaba que sintiese arder, morir, como ahora cuando Seokjin bordeó su apretada entrada, lamiendo la rugosa piel para disuadirle a que se afloje. Seguido, le pidió que apriete y suelte, mientras poco a poco lo mojaba y le metía la punta de la lengua.

—Así, tensa y relaja —indicaba Seokjin, a la vez que empujaba un dedo—, oh, por favor, cómo de hermoso eres, bebé.

Abriendo más las piernas, Taehyung volvió a apretar en torno al dedo de su padrastro y a la lengua escurridiza que de tanto en tanto bajaba a mojar sus testículos. Cuando fueron dos dedos, estuvo rogando porque siguieran adelante, que era suficiente preparación.

—Ya, ahora... —demandó con voz quebrada, sintiéndose un tonto por tener que suplicar así. Pero Seokjin lo premió mordiéndole una nalga—. ¡Aish!

—Shhh, campeón, ¿no querrás despertar a mamá mientras me tienes dentro?

—Pero no... ¡Ah! —Jadeó cuando Seokjin lo penetró, enterrado casi hasta la mitad, sin avisarle—, ah, ah, aguarda, para...

Seokjin, por toda respuesta, se dejó caer más. El peso de su padrastro en el borde de la cama hizo que Taehyung sintiera su propio cuerpo caer un poco, y tal vez ayudando a que aquella cosa enorme que había rellenado su boca antes ahora le violara el intestino. No era exagerado, en absoluto. Dolía mucho y se acaloró por el calambre que le trepó desde la cola y por toda la espalda.

—Calla —mandó Seokjin con molestia, bajando su cuerpo hasta que pudo rodear a Taehyung con los brazos. Llevó una mano a la boca de su hijastro, bloqueando sus quejidos mientras iniciaba un vaivén tentativo y veía la resistencia del jovencito—, dijimos que serías silencioso, ¿o quieres que me vaya?

Negó y Seokjin lamió una lágrima que vio escapar de esos acuosos ojitos. Absorbió un suspiro lastimero de Taehyung, y provocó un gemido cuando le succionó la lengua y ayudó a que por fin respire cuando se levantó en sus codos. No se preocupó por el temblor del menor, ni mucho menos cómo este se removía para alejarse.

—No podemos detenernos ahora —advirtió, clavando los dedos con fuerza en los hombros de Taehyung, y se estaba moviendo a mitad de la oración, demasiado perdido en sus propias sensaciones—. Sí, sí, oh, mierda...

El canal de Taehyung, aun adolorido y ardiendo, parecía querer consumir por completo a su padrastro porque tal como había practicado antes con sus dedos, el ano se apretaba para llenarse y se soltaba para permitirle a Seokjin salir. Y fue un ritmo constante, apenas incómodo para el padrastro por tener que hacer equilibrio en el borde de la cama.

No era como imaginó. En nada se asemejaba a las fantasías donde el hombre maduro se esforzaba porque los dos estuvieran pasándola estupendo. Pero no era un llorón, podía con esto. Deseó a su padrastro por tanto tiempo que notando lo bruto que era, lo egoísta, aun tomaría lo que este le ofrecía sin protestar.

Así que se encaramó mejor sobre el colchón y atajó el implacable golpeteo de Seokjin. Practicó respiraciones hondas, que fueron cruciales para que al fin las penetraciones no le parezcan puñaladas al intestino, y no pasó mucho cuando el mayor se detuvo.

—¿Qué...? —la vez que Taehyung obtenía placer en aquel saqueo impiadoso, Seokjin se había alejado, dejándolo vacío y confundido—. ¿Qué ocurre?

Seokjin se sentó donde estuvo antes, cuando Taehyung le hizo el oral, y esperó a que la mente de su hijastro caiga en cuenta de qué pretendía. Cuando sucedió, el rostro de Taehyung se iluminó y se apresuró a seguirlo, haciendo un mohín al ver que Seokjin no lo quería de frente.

—Abre tus piernas y siéntate dándome la espalda —dispuso a su hijastro tal como lo quería, casi derramándose al ver cómo entraba en aquel pequeño agujero—, dios mío, me matarás.

—No, no antes de que llegue —sonrió Taehyung, pegando su espalda al pecho de Seokjin y torciendo el cuello para verlo a la cara—. Te quiero.

—Y yo, bebé —Seokjin lamió su boca, metiéndole la lengua luego para ahogarlo en un beso sensual—, te extrañé y deseaba tanto que casi dejé mi proyecto a medias por tomar un vuelo y venir a ti. No podía alejar mi mente del recuerdo de aquella vez...

—Mentiroso —dijo Taehyung, pero la intensidad de la mirada de su padrastro contradecía su acusación.

Cuando se ajustó a la nueva posición, se movió hacia arriba, haciendo círculos con su cintura para provocar reacciones en el mayor, que lo sostuvo en un gesto posesivo. Taehyung cerró los ojos, fascinado por cómo las caricias de Seokjin atendían sus puntos más sensibles, sus pezones, su pecho, la ligera contracción sobre su abdomen cuando decidió pasear por allí sus dedos, rasguñando suavemente y por último, enroscando los dedos en su erección, que se alzaba orgullosa y se balanceaba con su sube y baja.

—Todo para mí, mi bebé —Seokjin alzó las caderas, encontrando a Taehyung, quien oyó el suspiro entrecortado del otro junto con cuando el sonido de sus pieles húmedas tan putamente erótico que quiso que sonara por toda la casa.

Pero en su lugar, ayudó a la mano de su padrastro a acelerar el movimiento en su pene. Seokjin también ocupó su otra mano, yendo hasta el tierno saco de su hijastro para tirar de él y hacer que este se sacuda, apretando su canal hasta que le fue difícil desplazarse. Sin embargo, una vez hecho el camino no hubo dolores para Taehyung, sino un roce frenético a sus terminaciones nerviosas que lo hacían delirar.

—Más —demandó Taehyung, y Seokjin invirtió su esfuerzo en masturbarlo, besando su cuello, sus hombros, mordiendo su lóbulo—. Más, papá...

Nunca Taehyung le decía papá, nunca. Lo conoce desde los cinco, y a sus dieciséis era un poco tarde para comenzar a reconocerlo así. Y Seokjin entendería que ese apelativo ahora solo era detonante, por lo que, por puro morbo, exigió que este lo repita.

—Sí, vamos, hazlo para papá —apretó la base del pene de Taehyung hasta que este se arqueó y oprimió su culo, estrujándolo, y cuando lo soltó y acarició insistentemente por fin se liberó.

—Pá... —El gemido se elevó por el cuarto, opacando el gruñido satisfecho de Seokjin cuando fue empujado también al orgasmo y descargó todo de sí en el canal de su hijastro.

Cayendo los dos de espalda, Seokjin se apresuró a besar a Taehyung con la urgencia del hambriento. No parecía que recién hubieran acabado de coger, porque se pegaron uno al otro al punto de que les sofocó el calor. Mas era evidente que deseaban volver a trepar los dos en un placer inenarrable donde nada más que el orgasmo los rescate de esa adictiva pasión. Los meses separados acrecentaron las ganas de acabar lo que no pudieron aquella vez antes del viaje, y lo cierto es que también les indicó que no sería cuestión de una vez como pactaron. Lo harían una y otra vez, y otra, y tantas más, comenzando desde ya...

Pero pasos sonaron por el pasillo y un golpe tímido espantó cualquier lujuria cuando Yerim llamó:

—¿Taehyung-ah, todo en orden?


FIN.










Nota:

Anaka, sé que no me diste cap nuevo, pero cada tanto hago limpieza de borradores y tengo el jintae desde hace rato empezado. Entonces, estaba yo aburrida y luego apareció Noah y me motivó a concluirlo. No, no te estoy metiendo presión para que hagas nada, sabes que eso lo haría en tu muro o por privado jaja

Aclaro: NO es pedofilia, ni siquiera estupro porque a los dieciséis años ya hay suficiente madurez sexual para tales relaciones, al menos, según dicta la ley. Oh, y técnicamente no es incesto, tampoco.

Otra aclaración: No estoy aprobando ni desaprobando este tipo de relaciones, es ficción y en ella, quieran o no, hay una libertad impresionante.

Cada quién sabrá qué consume, ¿vio?

Para el próximo no sé si hacer Jinkook o 2seok, i don't know
Pero sí sé que será más fluff jaja

:)

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